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TRABAJO PRACTICO DE LATIN
COLEGIO NACIONAL DE BUENOAS AIRES
06/2002
Eurípides
Eurípides debió nacer entre los años 484 - 480 en Salamina. Fue hijo de un comerciante acomodado y de una mujer noble, aunque muchos comediógrafos, al burlarse de él, pregonaran que su madre fue verdulera. Poco se sabe de él, pasó la mayor parte de su vida escribiendo teatro, lejos de todo cargo político. Fue contemporáneo de Sófocles, y muy niño como para conocer a Esquilo. Murió en 406 a.C. en la corte de Arquelao en Pela de Macedonia. Sófocles honró su muerte dirigiendo vestido de luto los coros de Atenas. En su tumba pueden leerse estos versos: "Tumba de Eurípides es Grecia entera; sus huesos guarda la tierra de Macedonia, en la cual recibió el fin de su vida. Su patria fue Atenas, Hélade de Hélade. Después de que mucho a las Musas sirvió, de muchos también la alabanza disfruta"
Eurípides debió escribir cerca de 75 tragedias, de algunas de ellas tenemos notica de sus títulos e incluso de algunos fragmentos, pero el hecho es que sólo se han conservado 18 de las que podemos clamar la autoría por parte de Eurípdies. Estas obras son:
Alcestis (Άλκηστις)
Apolo había dicho a Admeto que en el momento en que fuera a morir, podría
impedirlo si otra persona se ofrecía a morir por él, es su esposa Alcestis esta
persona. Cuando Admeto va a morir, Alcestis, triste pero dispuesta al
sacrificio, se despide la sus hijos y de la vida, y muere. Admeto va entonces
al Palacio de Heracles (Hércules) y le cuenta lo sucedido. Heracles comprende
todo y viaja hasta el infierno para enfrentarse a Tánatos (Thánatos, la Muerte)
y consigue que Alcestis sea devuelta a la vida, y a su marido, Admeto.
En esta obra debería destacarse el contraste existente entre Ademto, el rey de
Tesalia, y su esposa Alcestis ya que, ella, entre heroidicidad y razocinio se
opone al marido siempre dubitativo como bien demuestra en las conversaciones
con su padre que llega a decirle que buen remedio ha hallado para no morir si
convence a la mujer para que lo haga por él. Pero de pronto aparece Heracles
(Hércules) para solucionar el problema y rescatar a Alcestis después de debatir
con la Muerte (Thánatos).
Medea (Μήδεια)
Jasón, esposo de Medea y padre de sus hijos, va a repudiarla y a
casarse con la hija de Creonte, rey de Corinto. Medea, enfurecida, colérica y
clamante de venganza más tarde, clama ruegos y amenazas al insensible Jasón.
Una vez que se da cuenta Medea de que nada puede hacer, planea y ejecuta su
venganza a pesar de que Jasón ha tratado de convencerla diciéndole que lo hace
por su propio bien, ya que se encuentran en tierra extraña y casarse con la
hija del rey es la mejor solución pues aportará grandeza a los hijos que tienen
ambos: Medea y Jasón. Pero Medea se venga, simula haber sido convencida por
Jasón y envía a sus hijos con ricos regalos para la novia al palacio de
Creonte. Pero esos regalos tienen un conjuro: quien los vista o toque morirá, y
asá sucede: mueren Creonte y su hija. Pero Medea va más allá y para engrandecer
la desgracia de Jasón, mata a los hijos de éste, que son los suyos propios.
Es, seguramente, la obra maestra de Eurípides. Medea es la mujer enfurecida por
el repudio del marido que trama un crímen para vengarse. Jasón, por su parte,
es la figuta del hombre insensible, aberrante y oportunista que, ante las
recriminaciones justificadas de Medea, sólo sabe engañarla con demagogia. Es,
por otra parte, la primera obra en la que una figura femenina alcanza tal
grandiosidad y magnanimidad, sin embargo, la obra no gustó, y se tuvo que
conformar con el tercer premio del certámen al que fue presentada.
Hipólito
(Ιππόλυτος)
Hipólito es un joven que repudia el amor, vive dedicado a
la caza, sin embargo, suscita una gran pasión en su madrastra, Fedra. Hipólito,
gracias a que lo dice una criada, se entera del amor de su madrastra hacia él y
se muestra insultante con ella. Fedra, rechazada, se ahorca, pero antes de
morir escribirá que Hipólito ha deshonrado a su padre, Teseo, manteniendo
relaciones con ella. Teseo, enfurecido, no cree las explicaciones de su hijo y
lo echa de casa, entonces Hipólito cae bajo las ruedas del carro que lo llevaba
y queda gravemente herido. Aparece la diosa Artemis (Diana) quien cuenta a
Teseo la verdad. Llevan a Hipólito a su hogar y muere a brazos de su padre,
pues hallábase profundamente herido.
Esta obra presenta el problema de la exacerbada pasión humana, que consigue
magnificarse con la oposición Hipólito / Fedra: uno es casto y seguidor de
Diana, la otra es fervorosa y libidinosa. También es el contraste entre el
deber y el placer en que de nuevo se oponen Fedra (placer) e Hipólito
(apenlando a la virtud y al honor de su padre). Es el cuadro de una mujer que
se venga de un amor que no le corresponde, aunque el público ateniense mejor lo
viera como la pugna entre Artemis y Afrodita.
Hécuba ( Εκάβη)
Vencida Troya, los troyanos son prisioneros de los
griegos, incluida Hécuba, la viuda del rey Príamo de Troya. Hécuba conoce la
noticia de su hija va a ser sacrificada en el túmulo de Aquileo y además, le
traen el cadáver de su hijo, aún niño, que ha sido asesinado. Intenta hablar
con Odiseo (Ulises) y con Agamenón, pero nada consigue. Finalmente se le vaticina
su futuro: que morirá convertida en la perra de Agamenón y de su hija Cassandra
y que ambos morirán a manos de Clitemnestra.
Aquí Eurípides se conmociona con la situación de los vencidos en la guerra de
troya, y a la vez critica la mano cruel de los vencedores. Es una tragedia
sanguinaria en la que destacan las interveciones de Odiseo (Ulises) y Agamenón
y los lamentos de Hécuba. Todas las desgracias futuras aumentan el infortunio
de la anciana viuda de Príamo que, a pesar de tramar venganza por la muerte del
hijo a manos de Polidoro, nada consigue. Todo esto es una historia plenamente
humana, no aparecen los dioses.
Las Troyanas
(Τρωιάδες)
Continúa Eurípides con la anciana Hécuba como
protagonista. Esta vez se trata del triste tema de las mujeres troyanas que,
una vez perdida la guerra, se ven como esclavas en manos de los griegos.
Destaca un paramento de Helena justificándose cuando se reencuentra con su
marido Menelao, y otro episodio en que se nos muestra un Odiseo (Ulises) cruel,
que manda matar al hijo de Héctor y a Andrómaca.
No cabe duda de que la finalidad de esta tragedia es mostrar la
crueldad de los vencedores en la Guerra de Troya (los griegos) y la
triste suerte - la esclavitud - de los vencidos.
Electra
(Ηλέκτρα)
Después que Clitemnestra asesine a su marido Agamenón, entrega a su hija
Electra a un campesino para evitar que tenga descendencia noble que quiera
vengar el crímen. Electra pues vive en en el campo, pero no mantiene relaciones
con su esposo, un hombre honrado. Orestes (hermano de Electra) llega a la casa
de Electra acompañado por su hermano Pílades y cuando al fin los hermanos se
reconocen, planean la venganza sobre la madre y el nuevo marido de ésta:
Egisto. Orestes siente remordimientos, pero su crímen es expiado.
Eurípides trata de dar lógica a un tema ya desarrollado por Esquilo y por
Sófocles. Este intento de hacer lógica la tragedia se lleva a cabo mediante la
no aparición de los dioses. Electra mata ella misma a su madre, Clitemnestra,
en un epidio de gran fuerza y dramatismo. Pero más tarde, Orestes y Electra se
dan cuenta de la magnitud de su crimen y pesa sobre ellos el sentimiento de
culpa, aunque no llegan a arrepentirse. Se nos anuncia al final la expiación
del crímen. Esta es una tragedia de dolor y sufrimiento y de importante
conflicto moral: es justo que Clitemnestra expíe su crímen con la muerte, pero
aún así, eso no explica el matricidio.
Orestes
(Ορεστης)
Después de matar a su
madre Clitemnestra, Orestes es víctima de la persecución de las erinias que
persiguen a los criminales. La locura le acecha y su hermana Electra le ayuda.
En Argos el ágora se ha reunido para juzgar a los dos hermanos cuando llega
Menelao (hermano de Agamenón) y su esposa Helena de Troya, también llega el
padre de Clitemnestra y de Helena: Tindáreo que pretende se castigue a los
asesinos de su hija. El ágora ha decidido condenar a muerte a los hermano por
el asesinato de la madre, pero entonces, Pílades, el gran amigo de Orestes,
consigue desviar el tema para que se juzgue a Helena, la culpable de la guerra
de Troya y, en consecuencia, de todas las calamidades posteriores. Orestes y
Pílades asaltan el palacio de Menelao y de Helena y secuestran a su hija
Hermíone, Helena logra escapar de la persecución. Más tarde, Apolo explica que
Helena ha sido salvada y colocada entre las divinidades y explica que Menelao
ha de interceder ante el ágora para que su sobrino Orestes no sea condenado, y
que después de ir a Atenas a purificarse, ha de casarse con su prima Hermíone
(la hija de Helena y Menelao), y que Electra se case con Pílades.
Sin duda alguna, la acción de esta tragedia es consecuión de la anterior. en un
primer momento se nos presenta a Orestes castigado por su propia conciencia
pues sabe que ha cometido un crímen terrible al asesinar a su madre. Se nos
muestra la culpabilidad y el remordimiento de la conciencia de forma magistral.
Cuando llega la noticia de que los ciudadanos han condenado a Orestes y a
Electra y parece que ya nada se puede hacer, aparece Pílades que, casi como un
"deus ex machina" propone la idea de juzgar a Helena, desviando el
tema sabiamente, y entonces desaparece la idea en Orestes de la culpabilidad y
torna a una febril venganza sobre Helena. Cuando pretenden matar a Helena,
aparece el deus ex machina Apolo para salvar la situación de forma pacífica, e
incluso propone una explicación muy moderna de la guerra de Troya: fue una
solución demográfica para un pueblo que ya era muy numeroso.
Ifigenia en Táuride
(Ιφιγένεια ηεν
Ταυρίδι)
Después de ser salvada por Ártemis (Diana) justo en el
momento en que su padre, Agamenón, iba a sacrificarla, Ifigenia es sacerdotisa
del templo de Ártemis en Táuride, lugar en el que la misma diosa la ha colocado.
En las inmediaciones del palacio reina el bárbaro Toante que obliga a Ifigenia
a inmolar a todo el griego que se acercara al lugar. Orestes, hermano de
Ifigenia, llega entonces a la Táuride ya que un oráculo le ha dicho que la
única manera de salvarse de las erinias es devolviendo la estatua de Ártemis a
la Ática. La estatua se encuentra en el templo donde es sacerdotisa Ifigenia.
El rey de Táuride al ver a Orestes ( que llega acompañado por su inseparable
Pílades) obliga a ifigenia a inmolarle. Los dos hermanos aún no se han
reconocido como tal y en un momento dado, Orestes narra a Ifigenia todas las
desgracias acaecidas en la familia. Cuando al fin los dos hermanos se han
reconocido, huyen de Táuride camino a Argos con la estatua de Ártemis, y esta misma
diosa será la que les proteja en su huida.
Aunque resulte un poco extraño, esta obra no plantea ningún conflicto moral o
psicológico serio, en realidad es sólo una trage dia de acción y peripecias en
la que gracias al ingenio y audacia de los tres (Ifigenia, Orestes y Pílades)
logran escapar del rey de la Táuride.
Obras
Áyax (Ayante)
Antígona
Las traquinias
Edipo rey
Edipo en Colono
Ifigenia es el tema perteneciente del ciclo de Micenas - Argos al que Eurípides ha dedicado tantas tragedias. A Ifigenia, la hija de Clitemnestra y de Agamenón que debiera ser sacrificada para que la guerra de Troya pudiera llevarse a cabo, Eurípides dedica dos tragedias: "Ifigenia en Táuride" e "Ifigenia en Áulide".
Jarrón representativo del mito sobre Ifigenia.
Ifigenia en Áulide
(Ιφιγένεια η εν
Αυλίδι)
Las tropas griegas, comandadas por Agamenón, han quedado
inmovilizadas en la costa de la Áulide cuando pretendían llegar a Troya. El
adivino Calcante explica que tal inmovilidad se debe a que Agamenón había
prometido un sacrificio a la diosa Ártemis (Diana) y las naves no podrán
continuar su camino hasta que Agamenón sacrifique a su hija Ifigenia. En un
primer momento Agamenón se niega, pero más tarde y después de la intervención
de Menelao (el más interesado en que se lleve a cabo la campaña de Troya) que
le convence, Agamenón hace llamar a su hija. Ifigenia llega acompañada de su
madre Clitemnestra y de su hermano Orestes, aún niño. Ambas, la madre y la
hija, llegan convencidas de que se va a anunciar el compromiso entre Ifigenia y
Aquileo (Aquiles). Cuando se descubren las verdaderas intenciones de Agamenón,
se produce un conflicto. Ifigenia en un primer momento se niega, pero cuando es
consciente de lo inveitable de su muerte, se presta al sacrificio en un alarde
de patriotismo para ayudar a su pueblo. Cuando Agamenón va a clavar su cuchillo
sobre Ifigenia, la diosa Ártemis se la lleva y en su lugar coloca una cierva.
Esta tragedia, capítulo anterior a la de "Ifigenia en Táuride" es una
de las mejores obras de Eurípides. Ifigenia muestra un patriotismo admirable
cuando decide que sólo su muerte podrá llevar la gloria a los griegos, y se presta
a ser sacrificada. Pero la figura más interesante es la de Clitemnestra.
Eurípides que, durante toda su vida se había esforzado por dar una imagen de
Clitemnestra sanguinaria, vil, mezquina, malvada y maquiavélica, la hace
aparecer ahora como una madre lógicamente en contra del sacrificio de su hija,
una madre preocupada y humana. También se esfuerza Eurípides por mostrar a un
Menelao mezquino al que poco le importa la muerte de su sobrina si se lleva a
cabo la campaña de Troya (recordemos que Menelao es el marido de Helena que,
fugada con Paris a Troya, desencadena la guerra). De fondo, resuena la
grandiosidad del héroe, de Aquileo (Aquiles.)
Las bacantes
(Βάκχαι)
En Tebas, donce reina Penteo, se ha impuesto el culto a Dionisos. El rey está
preocupado porque las mujeres (entre ellas Ágave, su propia madre) se han
entregado al culto y al éxtasis orgiástico de las fiestas, y decide que ha de
poner solución. Como no puede luchar contra el dios Dionisos, decide
disfrazarse para espiar a las mujeres. Cuando estas se dan cuenta y lo
descubren, comienzan a desgarrar sus miembros y literalemte lo descuartizan. La
madre de Penteo, Ágave, participa del horrible crímen, pero no se da cuenta de
que es su hijo, aunque él sí. Cuando Ágave es consciente se lamenta de lo
sucedido, Dionisos aparece para arreglarlo todo, pero el final de esta tragedia
no se ha conservado.
Ésta es una tragedia intrigante en la que Eurípides muestra la locura de una
época de creencias miesteriosas y esotéricas. Pero es más que eso, es la
contraposición entre Penteo - la razón, el orden, la política - contra la
histeria masiva que impone Dionisos - el caos -.
Otras obras de Eurípides:
Las fenicias
(γοινίσσαι) : sobre la leyenda tebana que narra los inicios de las discordias
entre Etéocles y Polinices (hijos de Edipo).
Los heraclidas
(Ηρακλειδαι)
Las suplicantes (
Ικέτιδες)
Helena (Ελένη): donde existen notas que hacen pensar en la comedia
Ión (Ίων): donde aparece un mito poco conocido, tal vez
inventado por el autor.
Reso ( Ρησος): pone en escena un espisodio de la Ilíada,
pero no se tiene seguridad de que esta tragedia fuera escrita por Eurípides,
tal vez sea de un imitador suyo tardío.
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