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Jueves 25 de Abril de 2024 |
 

Conceptos fundamentales en el estudio del cambio.

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La metáfora orgánica: el enfoque clásico del cambio social. El modelo del sistema: El nacimiento del concepto de cambio social. Conjunto de cambios: aumento de la complejidad de los conceptos dinámicos. Vicisitudes de la deia de progreso. La dimensión temporal de la sociedad. Modalidades de tradición histórica. Tradicionalismo y antitradicionalismo. La Modernidad y más allá. La personalidad moderna. La globalización de la sociedad humana. Los movimientos sociales como fuerzas de cambio. Las revoluciones.

Agregado: 29 de JULIO de 2003 (Por Michel Mosse) | Palabras: 12213 | Votar | Sin Votos | Sin comentarios | Agregar Comentario
Categoría: Apuntes y Monografías > Historia >
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    2 PARCIAL

    CAPITULO 1- TEMA 15

    CONCEPTOS FUNDAMENTALES EN EL ESTUDIO DEL CAMBIO

    La metáfora orgánica: el enfoque clásico del cambio social

    Comte dividió el sistema de su teoría en dos partes separadas: estática social y dinámica social. La estática social estaba concebida como el estudio de la anatomía de la sociedad humana, de las partes que la componen, como un cuerpo humano (órganos, esqueleto, tejidos, etc), mientras que la dinámica social se concentraba en la fisiología de los procesos que operan dentro de la sociedad, como las funciones corporales (respiración, circulación, etc), que producen como último resultado el desarrollo de la sociedad.

    El legado metodológico de esas primeras ideas fue la oposición de dos tipos de procedimientos que Comte los describió como la búsqueda de las leyes de coexistencia (porque determinados fenómenos sociales proceden o siguen a otros de forma invariable). El estudio moderno del cambio está muy influido por estas concepciones.

    El modelo del sistema: El nacimiento del concepto de cambio social

    En el nivel macro, la totalidad de la sociedad (humanidad), puede concebirse como un sistema; en el nivel medio, los estados-nación y las alianzas políticas y militares regionales también son sistemas; en el nivel micro, las comunidades locales, las asociaciones, las empresas, las familias, etc, pueden considerarse como pequeños sistemas. Por lo tanto, para los teóricos de sistemas como para Parsons, la noción de sistema es universalmente aplicable.

    El cambio social es concebido como el cambio que acontece dentro del sistema social o que lo abarca. El concepto de cambio social implica 3 ideas: a) diferencia; b) diferentes momentos temporales y c) entre estados del mismo sistema.

    Dependiendo de lo que se considere que cambia, que aspectos, fragmentos y dimensiones del sistema estén implicados en el cambio pueden distinguirse diversos tipos de cambio como:

    1.      Distintos individuos y sus acciones.

    2.      Lazos sociales, lealtades, interacciones.

    3.      Papeles ocupacionales jugados por los individuos.

    4.      La frontera. Criterios de inclusión, condiciones de aceptación, paz o guerra, etc.

    5.      Los subsistemas

    6.      El entorno (las condiciones naturales, la localización geopolítica, etc.

    Sólo a través de la interacción emergen las características del conjunto del sistema: equilibrio o desequilibrio, armonía o lucha, paz o guerra, etc.

    Cuando el sistema se separa de sus distintos componentes implica los siguientes cambios:

    1.      cambio de composición, p.ej. migración de un grupo a otro, despoblación debido al hambre, dispersión de un grupo, etc.

    2.      Cambio de estructura, p.ej. aparición de desigualdades, emergencia de lazos de amistad, establecimiento de relaciones cooperativas, etc.

    3.      Cambio de funciones

    4.      Cambio en el entorno, p.ej. deterioro ecológico, terremotos, enfermedades, etc.

    A veces los cambios son parciales, sin mayor repercusión para otros aspectos del sistema. El sistema como un todo permanece intacto, al margen de pequeños cambios en su interior, p.ej. la fuerza de un sistema político democrático radica en su capacidad para afrontar los cambios, aliviar las quejas, etc, mediante reformas sin poner en peligro la estabilidad y continuidad del estado en su totalidad. Pero en otras ocasiones los cambios pueden abarcar todos o casi todos los aspectos del sistema, produciendo una mutación de conjunto que obliga a considerar el nuevo sistema como diferente del antiguo, p.ej. las grandes revoluciones sociales. Este tipo de transformación merece llamarse cambio de sistema.

    -          El cambio social es la transformación en la organización de la sociedad y en los modelos de pensamiento y conducta a lo largo del tiempo.

    -          Es una modificación o transformación en la forma en la que se organiza la sociedad.

    -          Hace referencia a las variaciones en el tiempo de las relaciones entre individuos, grupos, etc.

    En el cambio estructural con más frecuencia que en otros tipos de cambios, cuando cambia todo lo demás también tiene tendencia al cambiar.

    Normalmente cuando hay cambios en el nivel micro se producen cambio en el nivel macro porque el cambio social está mediado por los actores individuales.

    Conjunto de cambios: aumento de la complejidad de los conceptos dinámicos.

    El más importante es la idea de "progreso social", que describe la secuencia de los cambios interrelacionados. Ejemplos de procesos desde el nivel macro al nivel micro incluirían: industrialización, urbanización, globalización, cristalización de un grupo de amigos, crisis familiar, etc.

    CAPITULO 2 - TEMA 16

    VICISITUDES DE LA IDEA DE PROGRESO

    Las primeras raíces de la idea de progreso puede encontrarse en la antigüedad griega. Los griegos percibieron el mundo en un proceso de crecimiento, pasando por etapas fijas (épocas) y produciendo avance y mejora.

    La segunda fuente del concepto se encuentra en la tradición religiosa judía. El énfasis bíblico en las profecías y los profetas implica una imagen sagrada de la historia, guiada por una voluntad divina y por lo tanto predestinada y necesaria. El diseño de una historia que abarca a toda la humanidad está presente desde el principio y su culminación final es la "edad dorada" o paraíso.

    Ambas líneas de pensamiento, la griega y la judía, se unen en la tradición judeocristiana, que abarca toda la cultura occidental durante los siglos siguientes.

    Durante la Edad Media, se añadieron algunos elementos nuevos a la idea de progreso, se afirmaba que el conocimiento humano es acumulativo a través del tiempo y se enriquece y perfecciona. Lo que esto implica es que el conocimiento avanza de forma constante y gradual. Las utopías sociales definen la dirección en la que se supone que se mueve la humanidad.

    Un cambio en la idea de progreso se produce cuando llega la era de los descubrimientos geográficos. Se pone de manifiesto que las sociedades, las culturas y las organizaciones políticas no son homogéneas. Se hace evidente la tremenda variedad de formas sociales en las distintas partes del mundo, pero se pretende que esta variedad es debida a los diferentes estadios de desarrollo o de progreso que algunas sociedades han alcanzado. Los más primitivos son vistos como si pertenecieran a los primeros estadios, y mostrarían, a los más civilizados la imagen de su propio pasado; los más civilizados representan estadios superiores mostrando a los más primitivos su futuro. Se supone que hay una trayectoria común por la que discurren todas las sociedades.

    La época de la Ilustración aportó matices nuevos a la noción de progreso. Así el s.XIX, es denominado por algunos como la "Era del progreso" y por otros como el "triunfo de la idea de progreso". La idea de progreso impregna el sentido común, la literatura, el arte y la ciencia. Este espíritu romántico es acompañado por la creencia en la razón y en el poder humano. La ciencia y la tecnología parecen aportar la promesa de una expansión y un avance ilimitado. Todos los padres fundadores de la sociología tienen alguna versión del progreso.

    Saint-Simon y Comte se concentraron en el progreso del espíritu y vieron que los cambios se producen a través de tres etapas: teológica, metafísica y positiva. El último estadio es el de la ciencia. La ciencia positiva es considerada como el logro que corona el pensamiento humano. Marx hablaba de la utopía de la sociedad comunista y afirmó que se conseguiría mediante el empuje de las clases explotadas. Weber se dio cuenta de la poderosa tendencia hacia la racionalización de la vida social y consideró esta dirección como la que mueve la sociedad.

    La definición de progreso

    Siguiendo a Nisbet, puede definirse el progreso como la idea de que la sociedad ha avanzado lenta, gradual y continuamente desde la privación cultural, ignorancia e inseguridad hacia niveles cada vez más altos de civilización y de que el avance continuará a pesar de algunos retrocesos ocasionales, desde el presente hacia el futuro.

    El concepto de progreso puede ser dividido en varios componentes fundamentales: 1) hay una noción de tiempo irreversible, que fluye en forma lineal y que proporciona continuidad al pasado, al presente y al futuro. El progreso, por definición es el paso del pasado al futuro evaluado positivamente. 2) está la noción de movimiento direccional, en el que ningún estadio se repite y cada estadio posterior se va acercando más a un estadio final que a cualquier estadio anterior. 3) la idea de progreso acumulativo, que opera de forma gradual, paso a paso, o en forma revolucionaria a través de saltos periódicos cualitativos. 4) la distinción de estadios necesarios típicos (fases, épocas) a través de los cuales pasa el proceso. 5) el énfasis en las causas endógenas (internas) de los procesos, que aparecen como auto-propulsados. 6) el proceso es concebido como inevitable, necesario, natural, no puede pararse o desviarse. 7) la noción de mejoramiento, avance, la valoración de que cada estadio es relativamente mejor que el anterior, culminando en el estadio final que se espera produzca la satisfacción completa de los valores apreciados como la felicidad, la abundancia, la libertad, etc.

    Este último punto nos hace darnos cuenta que el progreso siempre es relativo , dependiendo de los valores que se toman en consideración. El mismo progreso puede ser concebido como progresista o no, dependiendo de las preferencias. Estas difieren entre las personas individuales, los grupos, las clases y las naciones. Lo que unos consideran progreso puede no serlo para otros.

    No debe caerse en el relativismo absoluto. Hay varios grados donde los valores son relativos. En un extremo encontramos medidas de progreso con las que coincidirán la mayoría de la gente, que pueden tomarse como lo más parecido a criterios absolutos de progreso, p.ej. medicina, comunicaciones, etc. Otro criterio absoluto podría ser el alcance del conocimiento.

    Por otra parte hay otras áreas donde los criterios de progreso son más cuestionables. En el s. XIX y XX, la industrialización, la urbanización, etc, eran tratados como sinónimos de progreso. Ahora se ha reparado en que se ha ido demasiado lejos (polución, agotamiento de recursos, etc). También se ha hecho evidente que el progreso en un área puede a menudo acontecer a costa del retroceso de otra. La democratización, la apertura de las sociedades, etc, están acompañadas por el crecimiento del desempleo y la pobreza. Durante un largo período de tiempo, pensadores como Tomás Moro o Marx, han creído que es posible salvaguardar el progreso en todas las dimensiones de la sociedad para todos sus miembros al mismo tiempo. Han dibujado las imágenes de las sociedades perfectas, de las utopías sociales.

    Otros conscientes de las incompatibilidades de las diversas dimensiones de progreso propusieron criterios más concretos. Seleccionaron aquellos aspectos de la vida que para ellos tenían una importancia superior.

    El mecanismo de progreso

    Al hablar de la agencia del progreso podemos distinguir tres estadios consecutivos en la historia del pensamiento social. Los primeros pensadores creían que la fuerza motriz del progreso era lo sobrenatural. Las deidades, los dioses. Pensadores posteriores coloraron esta idea en el dominio de lo natural. Esta consideración condujo a la conclusión de que se necesitaba una adaptación como la única reacción humana concebible. Los pensadores modernos se inclinan a considerar a los agentes humanos (individuales y colectivos) como productores y constructores del progreso.

    La diferencia fundamental que divide la noción de progreso mecánico, automático de la noción de progreso, es que la primera postula por lo extrahumano, la segunda se concentra en la gente y en sus acciones. La primera afirma la necesidad de progreso, en la segunda el progreso puede ocurrir o no, dependiendo de las acciones que realice la gente.

    Si consideramos la manera de funcionar del sistema social que da lugar al progreso, hay dos imágenes. Una, la de los primeros evolucionistas, pacífica. La otra se centra en las tensiones internas, en los conflictos cuya resolución mueve al sistema en la dirección progresiva.

    El derrumbe de la idea de progreso

    La idea de progreso parece haber entrado en declive durante el s. XX. Cuando se intenta hacer un balance del s. XX, muchos observadores ya lo denominan "el siglo espantoso". Es un siglo que ha sido testigo del holocausto nazi, las dos guerras mundiales, extensión del desempleo, pobreza, etc. No ha de sorprender que se haya extendido la desilusión y el desencanto con la idea de progreso.

    Algunas tendencias intelectuales operan en la misma dirección. Nisbet, observando las principales premisas del progreso, afirma que todas ellas son atacadas por el pensamiento contemporáneo. Recientemente se ha observado el desplazamiento de occidente, el declinar de la fé en los valores y en las instituciones modernas altamente desarrolladas. Nisbet encuentra sus síntomas en la extensión del irracionalismo, el renacimiento del misticismo, el narcisismo típico de la cultura del consumo.

    Como consecuencia de todo ello, el concepto de progreso ha sido reemplazado por el concepto de crisis como lema del s. XX. Este concepto está en la conciencia común, en la que dominan las visiones pesimistas de las realidades sociales, no sólo en los países pobres y subdesarrollados sino también en los prósperos de primera fila. En este contraste la gente concibe la crisis como crónica, endémica y no vislumbran su eliminación futura.

    El concepto alternativo de progreso y su fuente principal, se encuentra en la ilimitada creatividad de los seres humanos, capaces de transmitir las innovaciones, aumentando el conocimiento.

    CAPITULO 3 - TEMA 17

    LA DIMENSIóN TEMPORAL DE LA SOCIEDAD: EL TIEMPO SOCIAL

    El tiempo como dimensión de la vida social

    Todos los fenómenos sociales acontecen en algún momento en el tiempo. La vida social se vive en el tiempo.

    El tiempo está ligado de forma aún más íntima a la idea de cambio social. La experiencia misma del tiempo y la idea del tiempo derivan de la naturaleza cambiante de la realidad. Es imposible concebir el tiempo sin referencia a algún cambio.

    Todo fenómeno social está relacionado con otros sucesos o fenómenos. No hay fenómenos o sucesos absolutamente singulares, únicos. Esto es cierto tanto para macroacontecimientos, para acontecimientos de tipo medio o para microacontecimientos. La guerra es seguida de un tratado de paz, la inflación por el descenso del nivel de vida, etc. Todo esto ocurre en el curso de la historia. A todos los niveles si tomamos cualquier hecho singular, siempre está situado en una secuencia mayor, precede o sucede a otros, acontece antes o después de otros. En otras palabras, todos los actos sociales están encajados temporalmente dentro de actos sociales mayores. Llamamos a esto estar permeados por el tiempo. Decimos que todo fenómeno o suceso tiene alguna duración, duran algún tiempo. En suma la secuencia y la duración, son dos aspectos fundamentales de la vida social, reflejo de dos aspectos cruciales del tiempo.

    Los fenómenos y los sucesos sociales son también irreversibles. Una vez que algo ha sucedido no puede ser deshecho. Es decir, la vida no puede des-vivirse. Heráclito expresó esto en la antigüedad en su famosa proposición de que uno no puede meterse dos veces en el mismo río. En palabras de un autor moderno: la acción en su repetición no puede ser siempre la misma.

    La irreversibilidad del flujo del tiempo implica la distinción entre pasado, presente y futuro. La distinción que hoy resulta obvia no es históricamente universal, está ligada a la invención de la escritura. Sólo entonces el pasado pudo ser recordado. En el sentido más estricto, la historia comienza con la escritura. El futuro pudo ser planeado y no solamente imaginado. Hablando de forma estricta, no hay presente porque los procesos sociales están en movimiento y en cualquier momento están pasando del pasado al futuro. Tal como ha expresado Barbara Adam: "Conocemos los hechos pasados por testimonios, percibimos los presentes directamente y conocemos los futuros sólo en nuestra imaginación.

    El tiempo en tanto aspecto del cambio social

    Para el estudio del cambio social, el tiempo no es sólo una dimensión universal, sino el núcleo, el factor constitutivo.

    El tiempo en relación con los cambios sociales, puede aparecer de dos formas. Primero, puede servir como estructura externa para la medida de sucesos y procesos, ordenando el flujo caótico para beneficio de la orientación humana y de la coordinación de las acciones humanas. Este es el tiempo cuantitativo, determinado por relojes y calendarios, que nos permiten identificar la velocidad, los intervalos y la duración de los acontecimientos sociales.

    Cuando más compleja es una sociedad, mayor es la importancia del ordenamiento y la coordinación temporal. En la sociedad moderna, ninguna organización podría funcionar sin contar con el tiempo. Cuando se inventan y desarrollan aparatos para medir el tiempo, todos los cambios sociales pueden ser cronometrados, localizados dentro de una estructura externa. A esto nos referimos cuando hablamos de acontecimientos en el tiempo.

    Cuando consideramos cualquier proceso social, vemos que manifiesta varias cualidades temporales:

    1.      Son de forma característica más largos o más cortos.

    2.      Van más deprisa o más despacio. P.ej. la inflación galopante y la lenta emancipación de la mujer.

    3.      Están marcados por intervalos rítmicos o fortuitos, p.ej. las oleadas de prosperidad económica y la decadencia.

    El cálculo del tiempo

    La medida del tiempo exige una escala y unas unidades. Estas pueden constituirse por referencia a sucesos repetitivos que señalan intervalos y a sucesos únicos que marcan el comienzo de la escala. Los sucesos naturales proporcionan los puntos obvios de referencia y el más simple de ellos es el ciclo astronómico, la sucesión del día y la noche y la sucesión de las estaciones.

    Otras unidades de tiempo reflejan experiencias sociales. Este es el caso de la semana y sus orígenes sociales. El fundamento para la determinación de la semana se halla en el ritmo de los mercados y de las ferias. También refleja la necesidad biológica de descanso, el establecer un día para el ocio, para las necesidades espirituales, etc.

    El tiempo en la conciencia y en la cultura

    Para la sociología es más interesante otra reflexión de las realidades del tiempo. La sociopsicológica o cultural, los símbolos típicos, los valores, las reglas y orientaciones referidas al tiempo y compartidas por grupos, comunidades, clases y otras entidades colectivas o sociales. Estos patrones culturales comunes se asientan en diversas áreas de la vida social, manifestándose en estilos específicos de conducta. Se ha constatado que no sólo las ocupaciones y las profesiones, sino también las clases sociales, el género y el grupo de edad están altamente diferenciados en sus perspectivas temporales.

    Cuando hablamos de orientación en el tiempo o de perspectiva temporal, han de distinguirse los siguientes aspectos:

    1.      El nivel de conciencia del tiempo. En un extremo, la preocupación obsesiva por el tiempo, por el paso del tiempo, por la falta de tiempo, etc y en el otro extremo la indiferencia con respecto al tiempo (el síndrome mañana).

    2.      La profundidad de la conciencia del tiempo. A veces sólo el tiempo inmediato es reconocido.

    3.      La forma o perfil del tiempo. Cíclico o lineal, p.ej. la concepción del tiempo en el hombre arcaico era cíclica, en ella el tiempo se despliega con el ritmo de la naturaleza. La visión lineal del tiempo comienza con la cristiandad.

    4.      El énfasis en el pasado o el futuro. La forma en la que los miembros del grupo se relacionan con el pasado y el futuro, esto es, su perspectiva temporal es en gran medida dependiente de la estructura del grupo y e sus funciones. La perspectiva del tiempo es una parte integral de los valores de la sociedad y los individuos orientan sus acciones en el presente y hacia el futuro, por referencia a los grupos cuyos valores comparten. Algunas sociedades o grupos miran hacia atrás: aprecian las tradiciones, se fijan en hazañas pasadas, etc; otros miran hacia delante, rompen con las tradiciones, ignoran el pasado, etc.

    5.      La manera de concebir el futuro. Puede verse como algo con lo que uno se topa pasivamente, o como algo que ha de construirse activamente. Lo primero sugiere anticipación y adaptación. Lo segundo planificación. Podemos hablar de orientación pasiva o fatalista (p.ej. los movimientos sociales revolucionarios). La historicidad, es el conocimiento consciente de que no sólo estamos formados históricamente sino de que formamos la historia, que la historia nos hace y que hacemos la historia.

    El factor tiempo puede penetrar la cultura de una sociedad, de una comunidad o de un grupo social, no sólo en la faceta general, sino también en la faceta mucho más específica de las reglas que regulan los distintos aspectos de la conducta humana. Estas reglas se encontrarán en la educación, la familia, la economía y dentro de los diversos papeles sociales, como los de profesor, director, estudiante, etc.

    Lo fundamental no es que algunas formas de vida social duren más que otras, sino que hay expectativas normativas que prescriben cuanto han de durar y cualquier alejamiento de tales normas está definido socialmente como desviación, provocando sanciones sociales.

    Al igual que todas las reglas sociales, la duración esperada influye en el pensar y en el hacer de los actores sociales. Cuando se espera que el lazo social, la pertenencia al grupo o el estatus, dure mucho, la gente se toma más en serio su apoyo, se compromete más, le dedica más recursos (tiempo, energía, etc).

    Si la duración es normativamente limitada, se pueden observar llamativas diferencias de conducta y de compromiso entre el período inicial, las fases intermedias y el tiempo próximo al final.

    Las funciones del tiempo social

    Se puede desarrollar una tipología:

    1.      La sincronización de actividades. Una gran parte de la vida social de toda sociedad es ocupada por la acción colectiva, por las cosas hechas por gran número de gente. Para que se dé la acción colectiva, la gente ha de encontrarse en el mismo sitio al mismo tiempo Cuanto mayor es la interdependencia de los actores, mayor es la necesidad de sincronización temporal.

    2.      Coordinación. Las acciones individuales no acontecen en el vacío. Gran número de ellas están relacionadas y conducen a un bien común. La división del trabajo es el más claro ejemplo.

    3.      Secuenciación. Los procesos sociales se producen por fases, los sucesos se suceden unos a otros en secuencias específicas, hay una lógica necesaria inherente a la mayoría de los procesos, p.ej. el niño tiene que empezar a ir a la escuela en un momento determinado, el campo tiene que ararse en una época, etc.

    4.      Actualidad. Algunas actividades sólo pueden emprenderse si determinadas oportunidades o recursos están disponibles. Hay momentos en los que los trenes, los autobuses, etc, llegan y no es posible utilizar el transporte público sin un mínimo de familiaridad con los horarios.

    5.      Medida. La duración de las diversas actividades pueden tener una importancia social decisiva.

    6.      Diferenciación. Es importante romper con la monotonía de la rutina vital intercalando diversos períodos con actividades variadas.

    La significación de todas estas funciones cambia con la complejidad de la sociedad humana, sus instituciones y organizaciones, las tareas y los desafíos a los que se enfrentan sus miembros.

    CAPITULO 4 - TEMA 18

    MODALIDADES DE TRADICIóN HISTóRICA

    La naturaleza procesal de la sociedad

    Las sociedades modernas están en cambio constante. Cambian en el macronivel de la economía, la política y la cultura y en el micronivel de las acciones individuales y las interacciones.

    La sociedad no es una entidad, sino un conjunto de procesos entremezclados a muchos niveles. No está constituida por una existencia en un momento singular del tiempo. Está constituida temporalmente.

    Si esto es así, entonces hay un movimiento constante desde el pasado hacia el futuro. Su presente es simplemente una fase transitoria entre lo que ha acontecido y lo que viene. La naturaleza de la sociedad implica que las fases anteriores están causalmente conectadas con la fase presente y la fase presente contiene las condiciones que determinan la siguiente fase.

    Este enlace del presente con el pasado es el fundamento de la tradición.

    El pasado de la sociedad desaparece. Sus fragmentos permanecen y proporcionan un especie de ámbito para las fases siguientes para la continuación del proceso. Esto ocurre por dos mecanismos causales. Uno es el material o físico y el otro el ideal o psicológico.

    El mecanismo material. Opera a través de objetos, artefactos, organizaciones, etc., producidos por las actividades de las generaciones anteriores pero que envuelven las acciones emprendidas por las generaciones presentes. Carreteras, monumentos, etc., conforman el medio material heredado en el que vivimos.

    El mecanismo ideal. Opera a través de las capacidades humanas en la memoria y en la comunicación. El pasado es preservado porque la gente recuerda fragmentos de él. El alcance de la memoria se amplia de dos formas. Primero, hacía sus contemporáneos, con quienes pueden compartir sus memorias y de quienes pueden aprender acerca de hechos pasados que no experimentaron personalmente. De esta forma se logra un depósito de memoria colectiva que se almacena en archivos, bibliotecas, etc.

    Aquí se hace obvia la importancia de la escritura como una de las invenciones fundamentales de la humanidad.

    A través del mecanismo ideal o psicológico, la gente hereda creencias pasadas, conocimientos, símbolos, normas y valores. Son almacenados, interpretados y aprobados por distintas agencias como la familia, escuelas, medios de comunicación, etc. Lo que nos llega del pasado está preseleccionado y mediatizado a través del tiempo. Los dos mecanismos material y psicológico interactuan.

    Monumentos antiguos, ciudades medievales y en general la mayoría de los objetos que encontramos en los museos, tienen por objeto ilustrar y enfatizar la belleza del pasado. En casos excepcionales también pueden servir como aviso de la miseria del pasado.

    A través de las rutas materiales e ideales, el pasado, aunque esté distorsionado, penetra en el presente. Puede decirse que existe en el presente en dos sentidos: objetivamente, cuando los objetos del pasado son conservados materialmente y subjetivamente cuando las ideas del pasado son recordadas y recibidas en la conciencia de los miembros de la sociedad.

    Existe una tercera vía. El pasado puede imaginarse. Puede ocurrir de forma inconsciente o puede hacerse adrede. Este es el caso de la tradición inventada. Las razones de tal invención puede varias: a veces se necesita para justificar o proporcionar legitimidad a acciones políticas presentes, fortalecer el espíritu nacional, etc.

    Pero la continuidad nunca es absoluta, la herencia es remodelada, distorsionada, modificada o enriquecida y cada momento posterior de la vida de una sociedad es diferente de cualquier momento anterior.

    El concepto de tradición

    Los contenidos de todo aquello que heredamos del pasado, de todo lo que nos es trasmitido en el proceso histórico acumulativo, es la herencia de la sociedad. En el nivel macro, lo que se hereda es una herencia histórica, en el nivel medio es la herencia del grupo, en el nivel micro, es la herencia personal.

    Para hablar de tradición, la conexión entre el pasado y el presente ha de ser más próxima, más íntima. Ha de implicar la existencia continua del pasado en el presente. Por tradición se entiende la totalidad de objetos e ideas que se derivan del pasado y que pueden encontrarse en el presente, todas aquellas que han sido destruidas, dañadas, abandonadas u olvidadas. Tradición significa aquí la herencia. Es algo transportado desde el pasado hacia el presente. En el caso de las ideas (creencias, símbolos, normas, valores, etc) tendrían que ser realmente consideradas y seguidas, habrían de influir en el pensamiento y la conducta y extraer su legitimidad del pasado.

    El surgimiento y el cambio de la tradición

    Las tradiciones, entendidas como los objetos e ideas dotadas que la gente da un significado especial debido a sus orígenes en el pasado, están sujetas a cambio. Aparecen en determinados momentos, cuando la gente define determinados fragmentos del pasado heredado como tradición y son modificados cuando la gente selecciona unos e ignora otros; permanecen durante algún tiempo y pueden desaparecer cuando los objetos son abandonados y las ideas rechazadas y olvidadas. Un ejemplo son las tradiciones étnicas y nacionalistas en la Europa del Este tras un período en el que fueron suprimidas.

    El nacimiento de la tradición puede acontecer de dos formas:

    Por una razón o por otra, los individuos encuentran atractivos determinados fragmentos de la herencia histórica. Las referencias y las acciones individuales se vuelven compartidas y se convierten en verdaderos hechos sociales.

    La segunda ruta se produce a través de la imposición. Cuando lo que se considera tradición es seleccionado, enfatizado e incluso forzado por individuos con poder e influencia.

    Una vez establecidas, las tradiciones atraviesan varios cambios. Una dirección de cambio es cuantitativa, un cambio en el contenido de la tradición.

    La cuestión más importante es porqué se producen los cambios. Parte de la respuesta puede encontrarse en las cualidades psicológicas de la mente humana. Tarde o temprano toda tradición comienza a ser cuestionada, puesta en duda.

    Las tradiciones diferentes también pueden apoyarse entre sí. Depende en gran medida de la fuerza relativa de las tradiciones que compiten, la cantidad de apoyo que tienen por parte de agentes poderoso. Cuando las tradiciones que están en interacción son relativamente iguales en fuerza, puede darse la fusión de tradiciones diferentes, preservando los elementos centrales de todas, pero alterándolas al tiempo de forma perceptible.

    Las funciones de la tradición

    1.      La tradición es la sabiduría de generaciones. Ponen a nuestro alcance las creencias, normas, valores y los objetos creados en el pasado. Por tanto, la tradición es una especie de depósito de recursos que la gente puede utilizar en sus acciones corrientes para construir el futuro utilizando el pasado, p.ej. Modelos a copiar.

    2.      Dar legitimación a las formas de vida, a las instituciones y a los códigos existentes. De este modo, es una justificación común y poderosa afirmar que las cosas siempre han sido así. Fue Max Weber el que señalo el papel de la tradición al establecer los fundamentos de la autoridad, es decir, el poder reconocido y aceptado.

    3.      Proporciona símbolos persuasivos de la identidad colectiva. Las identidades nacionales con sus símbolos, himnos y banderas.

    Las tradiciones pueden a su vez tener consecuencias funcionales como las que acabamos de mencionar, pero también pueden ser disfuncionales:

    a)      Cualquier tradición puede evitar o restringir la creatividad o la innovación, proporcionando soluciones dadas de antemano a problemas contemporáneos.

    b)      Puede darse la tendencia a confiar en las formas de vida, en métodos de gobierno, en estrategias económicas tradicionales en lugar de en un cambio radical en las condiciones históricas. Apegarse a las viejas tradiciones por inercia. El resultado será la falta de efectividad y el descontento.

    c)      Algunas tradiciones pueden ser disfuncionales o dañinas debido a su contenido específico.

    Tradicionalismo y antitradicionalismo

    Las ideologías articuladas o los climas generales de opinión que favorecen la tradición pueden denominarse tradicionalismo. Puede admitirse que los períodos de desarrollo dinámico, coronados por el éxito, no favorecen la tradición. En esos momentos el cambio y no la continuidad es el tema dominante.

    La gente se orienta en general hacía el futuro y no hacía el pasado. Creen que construir el futuro requiere un rechazo activo y el alejamiento del pasado.

    La sociedad capitalista, industrial y urbana del s. XX, era notablemente antitradicionalista.

    En estos casos el antitradicionalismo adopta la modalidad de ignorar el pasado en lugar de cambiarlo.

    Los períodos de estancamiento, de decadencia o de crisis, tanto económica como intelectual, despiertan de inmediato a las tradiciones. En tiempos difíciles, la gente busca la ayuda en el pasado, el consuelo de un pasado más brillante y lo encuentra en la revitalización de las tradiciones. En estas épocas las tradiciones aparecen como útiles.

    Quizá, la postura ideológica más razonable hacia la tradición sea "la tradición del tradicionalismo crítico". Implica una actitud analítica y escéptica que hace balance de funciones en cada caso concreto, tomando en cuenta tanto el contenido de la tradición como las circunstancias históricas de su afirmación.

    CAPITULO 5 - TEMA 19

    LA MODERNIDAD Y MÁS ALLÁ

    La definición de la modernidad

    La sociología surgió en el s. XX, como un intento de interpretar y comprender la gran transición en la que estaba sumido occidente, de la sociedad tradicional al orden social moderno, urbano, industrial y democrático. La mayoría de las investigaciones desde entonces se han centrado en la sociedad moderna.

    Hay dos formas de definir la modernidad: histórica y analíticamente.

    La mayoría de los historiadores coinciden en que la modernidad surgió como consecuencia de las grandes revoluciones. Las revoluciones americana y francesa proporcionaron el entramado político e institucional de la modernidad: la democracia constitucional, el imperio de la ley y el principio de soberanía de los estados-nación. La revolución industrial británica proporcionó la fundación económica: la producción industrial por medio del trabajo libre en asentimientos urbanos, dio lugar al industrialismo y al urbanismo como nuevas formas de vida y al capitalismo como nueva forma de apreciación y distribución.

    Comte señaló diversos rasgos del nuevo orden social: 1) concentración de la fuerza de trabajo en grandes centros urbanos. 2) organización del trabajo, guiado por el beneficio. 3) aplicación de la ciencia y la tecnología a la producción. 4) la aparición de antagonismos latentes o manifiestos entre empresarios y empleados. 5) desigualdades sociales. 6) un sistema económico basado en la libre empresa y en la competición abierta.

    La sociedad tradicional frente a la capitalista pueden compararse siguiendo seis dimensiones: forma de propiedad, tecnología dominante, carácter de la fuerza de trabajo, medios de distribución económica, naturaleza de la ley, motivaciones dominantes.

    Aspectos de la modernidad

    Siguiendo a Kumar, debemos enumerar las características generales de la modernidad y después indicar sus repercusiones en diversas áreas de la vida más limitadas: la economía, la estratificación, la política, la cultura y la vida cotidiana.

    El primer principio de la modernidad es el individualismo. Se entiende por esto la ascendencia del individuo humano en lugar de la tribu, el grupo o la nación.

    1)      El individuo es libre para moverse entre los colectivos sociales, de responsabilizarse de sus propias acciones, tanto de los éxitos como de los fracasos.

    2)      Diferenciación. Es más significativa en la espera del trabajo, donde aparece a través de gran número de ocupaciones y profesiones. Pero también se manifiesta en la esfera del consumo, donde hay una asombrosa variedad de opciones.

    3)      Racionalidad. Despersonalización del trabajo en las organizaciones e instituciones. Este es el motivo principal de la teoría weberiana de burocracia y la organización burocrática es considerada en general como una de las características centrales de la modernidad.

    4)      Economicismo o dominación de toda la vida social por actividades económicas. Desplaza a un segundo plano posibles preocupaciones alternativas por la familia o los parientes que dominaban las anteriores sociedades primitivas.

    5)      Expansión. La modernidad tiene una tendencia inherente a expandir su alcance y esto es lo que quiere decir el proceso de globalización.

    La modernidad también se extiende con profundidad, alcanzando las esperas más privadas e íntimas de la vida cotidiana. (p.ej. las conductas religiosas, la vida sexual, etc.).

    Así en el área económica que es central para todo el sistema se observa lo siguiente:

    a)      Velocidad y alcance sin precedentes en el crecimiento económico.

    b)      Cambio de los productos agrícolas a los industriales como sector central de la economía.

    c)      La concentración de la producción económica en las ciudades y en las aglomeraciones urbanas.

    d)      Aprovechamiento de fuentes no vivas de energía para reemplazar la fuerza humana y animal.

    e)      Eclosión de innovaciones tecnológicas que abarcan todas las esferas de la vida social.

    f)        Apertura de mercados de trabajo libre y competitivo con un margen de desempleo.

    g)      Concentración de trabajo en fabricas y grandes empresas industriales.

    Este sistema remodela la estructura de clases y las jerarquías de estratificación de modo que:

    1)      La situación de propiedad y la posición en el mercado se convierten en los determinantes principales del estatus social (reemplazando a la edad, la etnia, el género, etc.).

    2)      Grandes segmentos de la población sufren el proceso de proletarización, se convierten en fuerza de trabajo no propietaria, obligada a vender su fuerza de trabajo como mercancía, sin participar en los beneficios que produce.

    3)      En el otro extremo, poderosos grupos de propietarios adquieren una riqueza considerable, por lo tanto las diferencias sociales se hacen más marcadas.

    En el dominio político, los principales cambios incluyen:

    1)      El papel creciente del estado, que toma nuevas funciones al regular y coordinar la producción.

    2)      La difusión del imperio de la ley, que obliga tanto al estado como a los ciudadanos.

    3)      La creciente inclusividad de la ciudadanía, que proporciona categorías sociales más amplias, con derechos políticos y civiles.

    4)      La extensión de la organización burocrática racional, impersonal, como sistema dominante de gestión y administración de todas las áreas de la vida social.

    Debemos el concepto de organización burocrática a Weber.

    La personalidad moderna

    La personalidad moderna puede tener un conjunto de los siguientes rasgos:

    1)      Predisposición a las experiencias nuevas y apertura hacía las innovaciones y el cambio.

    2)      Predisposición a formarse y a sostener opiniones sobre una gran cantidad de temas de naturaleza amplia, pública, a buscar pruebas que apoyen las opiniones, a reconocer la diversidad de las opiniones existentes o incluso a valorar tal diversidad de forma positiva.

    3)      Una orientación específica hacía el tiempo; énfasis en el presente y en el futuro en lugar de en el pasado, aceptación de horarios y puntualidad.

    4)      Eficacia.

    5)      Planificación, esto es, anticipación y organización de actividades futuras, dirigidas a fines asumidos tanto en el dominio privado como en el público.

    6)      El sentido de justicia distributiva, es decir, la creencia de que las recompensas deben estar de acuerdo con las reglas, en lugar de al capricho y de que la estructura de recompensas debe estar de acuerdo en la medida de lo posible con la pericia y la contribución relativa.

    7)      Interés y alta valoración de la educación formal y la escolarización.

    8)      Respeto por la dignidad de los otros, incluidos aquellos de estatus y poder inferior.

    El desencantamiento con la modernidad

    El s. XX, es a veces denominado la era de la modernidad triunfante. Hay una fe generalizada en la razón, en la tecnología y en la ciencia como salvaguardias del progreso. Pero pronto se hizo obvio que la modernidad daba lugar a consecuencias ambiguas.

    En el s. XIX, se inicia la crítica de la sociedad industrial-capitalista y continua a lo largo del siglo XX.

    Quizá el tema más persistente es introducido por Marx en su idea de la alienación. Marx creía que los individuos eran libres, creativos y sociales, pero abandonaron estas virtudes naturales cuando surgieron condiciones históricas que no daban oportunidad al ejercicio de la naturaleza humana. Estas condiciones fueron engendradas por las sociedades de clases, pero sobre todo por el capitalismo moderno, que convirtió a las personas en fragmentos dependientes de la maquinaria económica. Privado del control sobre su trabajo y sus productos, el trabajador se convirtió en alienado. El hombre solo puede recobrar todas sus potencialidades humanas, cuando la alienación sea cicatrizada y esto requiere el derrocamientos de todas las condiciones sociales que la han producido y el establecimiento de una sociedad sin clases.

    Se vió que la alienación no solo se producía en el trabajo, sino en la política, la cultura, la educación, etc. El desalentador cuadro de la sociedad moderna al que se llega por esta vía alcanzó su apogeo con el trabajo de Erich Fromm y Marcuse.

    Otra línea crítica fue la expuesta por Durkheim y su noción de anomía. Hay circunstancias históricas en las que las reglas culturales pierden su fuerza. Esta es la anomía, la falta de normas, en las que la gente queda abandonada sin guía, sintiéndose desarraigada y perdida. La sociedad moderna promueve la condición de la anomía.

    Otra línea crítica discurre bajo la denominación de "sociedad de masas" o la decadencia de la comunidad. El énfasis radica en los efectos socialmente desintegradores de la industrialización, la urbanización y la democratización, tanto a nivel micro como macro.

    Estos críticos afirman que en la sociedad moderna la gente ha perdido sus identidades individuales y ha comenzado a ser tratada como agregados anónimos. Las distinciones individuales y los lazos particulares hacía el grupo se difuminan o se ignoran. Los lazos interpersonales de la localidad común, de la etnia, la religión o de la clase son cortados, los individuos están solos y desarraigados.

    Otra crítica es muy reciente y es la ecología. Numerosos autores se ocuparon del agotamiento de los recursos, de la destrucción del medio natural, e las repercusiones genéticas de la población humana. Algunos se ocuparon de los límites del crecimiento.

    Hay una interpretación que sugiere la diferenciación creciente entre el norte opulento y el sur subdesarrollado como principal eje de tensiones y conflictos en el futuro.

    Más allá de la modernidad

    Las consecuencias ambivalentes de la modernidad, positivas y negativas, dan lugar a varios puntos de vista teóricos acerca del futuro de la sociedad. Uno de ellos está arraigado en el clima optimista y progresista de la sociología clásica y sigue la estructura del evolucionismo. Afirma que las tendencias presentes, la mayoría de ellas beneficiosas, continuarán en el futuro y que simplemente la modernidad evolucionará en la misma dirección alcanzando formas más maduras y perfectas.

    Algunos autores sugieren un retorno a formas anteriores, tradicionales, de vida social, abandonados o destruidos por la modernidad.

    Giddens sostiene que es prematuro hablar de postmodernidad. Dice que en lugar de entrar en un período de postmodernidad nos estamos moviendo hacía uno en el que las consecuencias de la modernidad se están haciendo más radicales y universales que nunca. Pero no es una simple continuación de tendencias anteriores, sino que aparecen fenómenos nuevos que remodelan el mundo contemporáneo y nos introducen en un universo nuevo.

    Giddens comenta los rasgos de la alta modernidad bajo cuatro rótulos: confianza, riesgo, opacidad y globalización. La importancia de la confianza se deriva de la presencia en la vida moderna de sistemas abstractos cuyo funcionamiento no es transparente para la gente corriente pero de cuya fiabilidad depende la vida cotidiana, p.ej. el transporte, las comunicaciones, las organizaciones internacionales, etc.

    El riesgo significa incertidumbre acera de las consecuencias de las acciones propias. Así surge la inevitabilidad de vivir con peligros que están fuera de control, no sólo de los individuos sino también de las organizaciones mayores, estados incluidos.

    La globalización continua, es decir, las redes de las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales a lo largo del globo. Esto da como consecuencia la disminución del estado-nación.

    Los lazos sociales más primordiales y las lealtades del grupo, durante mucho tiempo suprimidas por los estados-nación, tienen tendencia a reaparecer. Al mismo tiempo las relaciones sociales se expanden lateralmente, y como parte del mismo proceso, vemos el reforzamiento de las presiones a favor de la autonomía local y la identidad regional.

    CAPITULO 6 - TEMA 20

    LA GLOBALIZACIóN DE LA SOCIDAD HUMANA

    Del aislamiento a la globalización

    Una de las tendencias históricas particularmente señaladas en la Era moderna es el movimiento hacia la globalización. Puede definirse como el conjunto de procesos que conducen a un mundo único. Las sociedades se vuelven interdependientes en todos los aspectos de su vida, político, económico y cultural. Ningún país es una isla autosuficiente. Numerosos sociólogos coinciden en que la sociología es sólo posible como sociología de la sociedad mundial.

    La sociedad pasada ha contemplado un heterogéneo mosaico de unidades sociales aisladas, diversificadas y plurales. Había múltiples entidades políticas separadas como tribus, reinos, imperios, etc. Había economías interdependientes, cerradas y había culturas indígenas que conservaban su identidad única.

    La sociedad presente muestra un cuadro completamente diferente. En el terreno político encontramos unidades supranacionales de diverso alcance: bloques políticos y militares, coaliciones, organizaciones internacionales, etc. También percibimos fragmentos de un gobierno mundial en evolución cuando algunas funciones de autoridad son ejercidas por agencias con competencia supranacional, p.ej. Parlamento Europeo, y hay una creciente homogeneización política.

    Si hablamos del terreno económico, se puede observar el papel creciente de la coordinación y la integración supranacional, los acuerdos económicos, regionales y mundiales, la división global del trabajo y el creciente papel de las corporaciones multinacionales y supranacionales. Algunas operan desde sus oficinas nacionales y otras han perdido sus raíces nacionales y operan a lo largo del mundo, p.ej. Pepsi-Cola.

    En el área de la cultura, contemplamos una progresiva homogeneización., Los medios de comunicación de masas y en especial la televisión, han convertido el mundo en una aldea global, donde todo el mundo está expuesto a las mismas experiencias culturales, unificando los gustos y preferencias. Los movimientos actuales de personas, las migraciones, el empleo temporal en el extranjero, el turismo, etc., proporcionan una familiarización directa, inmediata con modelos extranjeros.

    Aparece un lenguaje global, el inglés. La tecnología de los ordenadores, refuerza otra unificación: los mismos programas son usados en todo el mundo como modelo común para la organización y procesamiento de los datos.

    A partir de mediados del s. XX, la tendencia a la globalización, ha cambiado cualidad fundamental de los procesos históricos. Cualquier cosa que ocurre en cualquier lugar, tiene determinantes globales y repercusiones globales. Todos los procesos históricos tienen que ser estudiados en el contexto global.

    Descripciones clásicas de la globalización

    Hay tres descripciones teóricas de la globalización que ya pueden considerarse clásicas: la teoría del imperialismo, la teoría de la dependencia y la teoría del sistema mundial. Se ocupan principalmente de la esfera económica y están dirigidas a desentrañar los mecanismos de la explotación y la injusticia. Por tanto, tienen claras raíces marxistas y son de orientación izquierdista.

    El imperialismo, es considerado el último estadio de la evolución del capitalismo, cuando la sobreproducción y las tasas descendentes de ganancia exigen medidas defensivas. La expansión imperial (conquista, colonización, control económico sobre otros países) es la estrategia del capitalismo para defenderse de su colapso inmediato. Sirve a tres fines económicos: obtener una fuerza de trabajo barata, adquirir materias primas baratas y abrir nuevos mercados para los productos excedentes. Como consecuencia el mundo se convierte en algo dividido: un limitado número de metrópolis capitalistas son vistas como explotadoras de la inmensa mayoría de las sociedades menos desarrolladas o subdesarrolladas. Como consecuencia hay un abismo entre países pobres y ricos que cada vez se agranda más.

    La teoría de la dependencia, tiene sus orígenes en América Latina y refleja principalmente los problemas de América Latina. Está basada en el supuesto de que el subdesarrollo de los países hispanoamericanos, se debe no sólo a problemas internos, sino en gran medida a factores externos. A partir de aquí, apareció una teoría de dependencia más sofisticada que toma dos versiones ligeramente distintas: una es pesimista y la otra moderadamente esperanzadora.

    Gunter Frank enunció una visión pesimista del subdesarrollo permanente e irreversible de América Latina, de la explotación y del atraso. Esto se debería a diversas razones. 1) Hay unas relaciones completamente asimétricas entre las metrópolis capitalistas (especialmente EEUU) y los satélites dependientes. Los recursos sociales son explotados, y el producto excedente se lo apropia capital extranjero. 2) Este tipo de estructura económica permanente engendra un tipo particular de intereses creados en las elites (empresariales, políticas, etc.) del país dependiente. Llegan a establecer sus oportunidades de vida y de compra fuera de su propio país, en las metrópolis dominantes. De esta forma, las elites son puestas al servicio del capital extranjero, convirtiéndose en verdaderos ejecutores de sus planes y proyectos.

    Como consecuencia de esto surge la cadena de la dependencia. Las elites locales no se preocupan de la obtención de soberanía económica. La única fuerza social potencialmente capaz de romper la cadena es la clase humilde.

    Un cuadro ligeramente más optimista es el trazado por Fernando Cardoso. Afirma que el principal problema, es la falta de tecnología autónoma y de un sector desarrollado de bienes capitales.

    La condición de dependencia produce algunos efectos colaterales involuntarios o de efecto boomerang. La inyección de inversiones extranjeras crea islas de alta desarrollo, empresas modernas en medio del atraso y el tradicionalismo y sirven como ejemplo: educan a una clase obrera capacitada, preparan a una clase empresarial local. Las motivaciones empresariales nacen y se extienden, surge lentamente una clase media local y comienza la acumulación de capital local.

    Wallerstain bajo el nombre de "teoría del sistema mundial", distingue tres estadios principales en la historia: el primero es el estadio de los minisistemas, unidades económicas autosuficientes, relativamente pequeñas dotadas de una división interna del trabajo y de una estructura cultural singular. Estos sistemas predominaban en la época de las sociedades horticultoras y agrícolas.

    En segundo lugar los imperios mundiales: grandes entidades mucho más variadas que incorporan un número considerable de minisistemas. Estos se encuentran en economías agrícolas y tienen gobiernos militares y políticos fuertes, administración e impuestos. Estaban en permanente guerra y conquista imperial (China, Egipto, Roma, etc.).

    La época de la economía mundial o del sistema mundial surge alrededor del s. XVI. En ese tiempo aparece el capitalismo como sistema económico dominante. El estado es apeado como agencia reguladora y coordinadora y es reemplazado por el mercado. La única función que tiene el Estado es salvaguardar la actividad económica, la libre empresa y las condiciones favorables para el comercio.

    El sistema capitalista muestra un enorme potencial para la expansión. También dispone de poder político y recursos militares que le permiten extender su dominio. Los desarrollos en el transporte, la tecnología militar y las comunicaciones aceleran su avance a lo largo del mundo. La consecuencia es la desigualdad y la jerarquización de la sociedad global. Esta se diferencia en tres niveles: centrales, periféricos y semiperiféricos.

    Partiendo del centro, las sociedades avanzadas de Europa Occidental, el capitalismo se extiende hacía la semiperiferia y periferia. En el s. XX, la totalidad del globo se va incorporando gradualmente a un único sistema de interdependencias.

    Un enfoque reciente: la globalización de la cultura

    Las formas de vida locales, las normas y los valores, las costumbres y los usos parecen marchitarse bajo el impacto de las instituciones modernas occidentales.

    La sincronización cultural carece de precedentes históricos. La comercialización, mercantilización y masificación de la cultura, disminuye la calidad de los productos al mínimo denominador común y el resultado es una "no cultura" o un nuevo salvajismo. Pero también está la orientación opuesta. Intimamente ligado a la idea de modernización y a la de alcanzar a las sociedades más desarrolladas, está la predisposición a abrazar los modelos occidentales como medios para una emancipación social general o, al menos, como símbolos de avance civilizatorio.

    Ulf Hannerz propone la teoría de la "ecumene". Los flujos culturales dentro de la ecumene global no son simétricos o recíprocos. En su lugar la mayoría de ellos son unidireccionales, con una clara distinción entre el centro, en el que se originan los mensajes culturales y las periferias donde son adoptados. Las transferencias culturales de la periferia al centro están muy limitadas.

    Hannerz dice que puede haber cuatro escenarios posibles de la unificación cultural. El primero, el escenario de la homogeneización global, contempla la disminución total de la cultura occidental, en el que el resto del mundo adopta los estilos de vida occidentales. Cualquier especificidad nativa desaparece bajo la presión de occidente.

    El escenario de la corrupción periférica, señala una decadencia y distorsión de la cultura occidental en el curso de su adopción. El choque con la periferia distorsiona y corrompe valores superiores. Hay dos razones que explican esto: en la parte receptora, la falta de preparación cultural y de gustos sofisticados; en la parte emisora, la tendencia a vender los peores productos en los mercados periféricos.

    El cuarto escenario es el escenario de la maduración. Implica más diálogo e intercambio entre iguales. Aquí aparece una fusión entre elementos indígenas e importados. La diversidad de culturas permanece, pero todas son enriquecidas por el impacto del centro.

    El resultado ultimo es lo que Hannerz denomina mestizaje de la cultura. A lo largo de todo el mundo, las culturas muestran orígenes mixtos. Esto es producido por la continua interrelación entre el centro y la periferia.

    CAPITULO 19 - TEMA 22

    LOS MOVIMIENTOS SOCIALES COMO FUERZAS DE CAMBIO

    Los movimientos sociales entre los agentes del cambio

    El cambio social es producido por distintos agentes, pero entre todos hay uno que en la época moderna se ha vuelto más relevante. Son los movimientos sociales, quizás las fuerzas de cambio más potentes de nuestra sociedad.

    Muchos autores los ven como una de las formas principales a través de las cuales la sociedad se reconstruye e incluso llegan a afirmar que los movimientos de masas y el conflicto que general son los agentes primarios del cambio social.

    Algunos cambios pueden originarse desde abajo, en las actividades realizadas por gente corriente, con diversos grados de cohesión, otros pueden originarse desde arriba, en las actividades de las elites poderosas (gobernantes, mandatarios, etc.) capaces de imponer sus preferencias sobre los otros miembros de la sociedad.

    El resultado acumulado y combinado de las acciones dispersas individuales da como resultado tendencias que pueden dar lugar a movimientos sociales.

    La tipología del cambio puede ser latente o manifiesta.

    Definición de los movimientos sociales

    Los movimientos sociales tienen que comprender los siguientes componentes:

    1.      Una colectividad de personas actuando conjuntamente.

    2.      El fin que persiguen es algún cambio en la sociedad y tiene que ser definido de forma parecida por los participantes.

    3.      La colectividad es difusa, con un nivel bajo de organización formal.

    4.      Las acciones tienen un grado relativamente alto de espontaneidad.

    Los movimientos sociales se entienden como movimientos vagamente organizados que actúan de forma conjunta y de manera no institucionalizada, con el fin de producir cambio en su sociedad.

    El cambio social en tanto fin de un movimiento puede significar distintas cosas. El objetivo puede ser positivo, introducir algo que falta (un nuevo gobierno, costumbres, leyes, etc.) o detener, evitar o contrarrestar los cambios resultantes (p.ej. el deterioro medioambiental, las tasas de nacimientos, etc.).

    Los movimientos sociales pueden tener distintas categorías causales con respecto al cambio. El problema que entraña esta posición es que normalmente, para tener éxito, los movimientos sociales tienen que ocurrir en condiciones sociales favorables, han de encontrar una oportunidad favorable y solo son efectivos si se complementan con otros factores. Su presencia activa raramente es, si es que lo ha sido alguna vez, causa completa del cambio.

    La tercera aclaración hace referencia al dominio en el que acontece el cambio provocado por un movimiento social. Una parte considerable de los cambios producidos por el movimiento son cambios en el movimiento mismo (de sus miembros, su ideología, sus reglas, etc.). los movimientos sociales son peculiares por esta conexión mutua íntima entre los cambios externos e internos: cambian la sociedad, cambiándose a sí mismos en el proceso, y se cambian a sí mismos con el fin de cambiar la sociedad de la forma más efectiva.

    Los movimientos sociales y la modernidad

    Solo en los s. XIX Y XX, los movimientos sociales se han vuelto tan numerosos, tan masivos y con tantas consecuencias para el curso del cambio.

    Hay diversas razones que explican lo sobresaliente y significativo de los movimientos sociales en el período moderno:

    1)      A primera vista se podría llamar el "tema Durkheniano", las concentraciones de grandes masas de gente en un espacio limitado, lo que acontece con la urbanización y la industrialización y produce una gran densidad moral de la población. Esto hace que haya mejores oportunidades para el contacto y la interacción. En suma, las oportunidades de movilización de los movimientos sociales son elevadas significativamente.

    2)      La siguiente característica típica de la modernidad es el aislamiento de los individuos en la "multitud solitaria". La experiencia de la alienación, de la soledad y de la falta de raíces.

    3)      El "tema marxiano" hace notar el crecimiento sin precedentes de las desigualdades sociales con jerarquías de riqueza, poder y prestigio que acompañan a la economía moderna capitalista. Esto produce una percepción de la opresión, la injusticia y la privación, lo que genera conflictos y hostilidades de grupo. La gente cuyos intereses creados están en peligro, está dispuesta a luchar contra aquellos que los amenazan.

    4)      El "tema weberiano" hace referencia a la transformación democrática del sistema político, abre paso a la acción colectiva de grandes masas de gente.

    5)      Otra característica podría ser denominada el "tema de Saint-Simon y Comte", es el énfasis en la conquista, el control y manipulación de la realidad, inicialmente de la naturaleza pero eventualmente también de la sociedad humana. La creencia de que el cambio social y el progreso dependen de las acciones humanas, que la sociedad puede ser modelada por sus miembros para su propio beneficio.

    La sociedad moderna ha experimentado una elevación cultural y educativa. La participación en los movimientos sociales demanda un cierto grado de conciencia, imaginación sensibilidad moral y preocupación por los asuntos públicos. La revolución educativa que acompaña la extensión del capitalismo y la democracia aumenta el cúmulo de miembros potenciales de movimientos sociales.

    La característica final es la emergencia de medios de comunicación de masas. Amplían el horizonte de los ciudadanos más allá de su mundo personal hacía la experiencia de otros grupos, clases y naciones.

    Esto tiene dos consecuencias: a) la apertura produce el "efecto demostración", es decir, la oportunidad de comparar la propia vida con la vida de otras sociedades. La percepción de desventajas injustificadas y el sentimiento de privación relativa producen un trasfondo psicológico que facilita los movimientos sociales. B) a través de los medios de comunicación de masas, la gente aprende las creencias políticas, las actitudes y las quejas de otros. Este sentimiento de causa común y de solidaridad, es otra precondición para la aparición de movimientos sociales.

    Tipos de movimientos sociales

    1)      Los movimientos sociales difieren en el alcance del cambio pretendido. Algunos tienen propósitos limitados. Denominamos a estos movimientos de reforma, p.ej. los movimientos pro y anti-aborto, que demandan determinados cambios en la legislación. Otros movimientos pretenden cambios más profundos que toquen los fundamentos de la organización social. A estos movimientos los denominamos radicales. En caso extremo, cuando los cambios pretendidos abarcan todos los aspectos centrales de una estructura social (políticos, económicos, culturales) hablamos de movimientos revolucionarios como el militarismo, el fascismo o el movimientos comunista.

    2)      Algunos movimientos sociales enfatizan las innovaciones, se esfuerzan en introducir nuevas instituciones, nuevas leyes, nuevas formas de vida. Es decir, quieren modelar la sociedad de acuerdo con un patrón nunca visto. Su orientación es hacía el futuro. Podemos denominarlos movimientos progresistas, p.ej. mov. republicano, progresista o de liberación de la mujer. Otros movimientos se dirigen al pasado. Buscan restaurar instituciones, leyes, formas de vida que ya fueron establecidas en el pasado, pero que fueron abandonadas en el curso de la historia. Los podemos llamar movimientos conservadores. La distinción entre movimientos progresistas y conservadores se puede alinear junto a la distinción política entre derecha e izquierda.

    3)      Los movimientos sociales difieren respecto a los objetivos del cambio pretendido. Algunos se centran en el cambio de las estructuras sociales, otros en cambiar a los individuos. Los movimientos orientados hacía la estructura toman dos formas: a) los movimientos sociopolíticos que intentan cambiar la política, la economía y las jerarquías de clase y estratificación. B) los movimientos socioculturales, que se ocupan del cambio de creencias, los valores, las normas, etc. Los movimientos cuyos objetivos son los individuos, adoptan dos formas: a) los movimientos sagrados, místicos o religiosos que luchan por la redención de sus miembros y por el renacimientos del espíritu religioso y b) la variante laica que busca el bienestar personal moral o físico de sus miembros. Algunos movimientos buscan el cambio en la modificación de las estructuras y otros en la modificación de las personas.

    4)      Los movimientos sociales difieren con respecto a la estrategia de acción. En algunos su intención primera es el control político. Cuando tiene éxito, el movimiento se convierte en un grupo de presión o un partido político, acceden a los parlamentos y los gobiernos. El Partido Verde en Alemania p.ej. Otros movimientos se encaminan a la afirmación de la identidad, a lograr la aceptación de sus valores o formas de vida, p.ej. grupos étnicos, feministas, gays.

    5)      Distintos tipos de movimientos dominan en distintas épocas históricas. Los movimientos que dominaban en las primeras fases de la modernidad estaban centrados en intereses económicos, los sindicatos, los movimientos de trabajadores, etc. En épocas recientes las sociedades capitalistas más desarrolladas son testigos de la emergencia de otro tipo de movimiento son "los nuevos movimientos sociales" p.ej. movimientos ecologistas, por la paz o los feministas. Se centran en los nuevos problemas sociales. Estos movimientos están más interesados por temas culturales que tienen que ver con la autonomía individual. Sus seguidores no están relacionados con ninguna clase específica sino que saltan por encima de las divisiones de clase tradicionales, representan problemas de vital importancia para miembros de clases distintas. Los nuevos movimientos sociales están descentralizados y toman la forma de redes extensas en lugar de organizaciones jerárquicas y rígidas.

    Dinámicas internas de los movimientos sociales

    En la dinámica interna de los movimientos sociales, se pueden distinguir cuatro estadios principales: orígenes, movilización, elaboración estructural y terminación.

    Todos los movimientos sociales se originan en unas condiciones históricas específicas. La estructura preexistente modela su ideología y su visión de futuro. El horizonte ideológico de una sociedad dada siempre está preestablecido. Según la teoría marxista, las fuentes del futuro, al igual que la fuente de cualquier idea, ha de estar en el pasado.

    Las normas, los valores, las instituciones, etc., son criticadas y desafiadas. Algunos movimientos se centran en las normas, considerándolas como medios ineficientes e inadecuados.

    Las desigualdades preexistentes, las jerarquías de riqueza, poder y prestigio, son el primer factor que motiva la movilización. Las diferencias jerárquicas producen tensiones entre la población, lo que motiva a la gente para que se una a los movimientos de protesta y reforma.

    Las condiciones y las tensiones son necesarias pero no suficientes para generar un movimiento. Tiene que haber una conciencia social. La gente afectada por las tensiones debe desarrollar cierta conciencia de su condición, una conciencia ideológica común. Entonces, muy a menudo, un suceso relativamente insignificante juega el papel de factor precipitador.

    Un suceso precipitador inicia la fase de movilización. Las primeras personas que se unen a la movilización son aquellas que están más afectadas, las que tienen una conciencia más aguda y las de mayor sensibilidad hacía los problemas centrales del movimiento. Tales personas se unen al movimiento por convicción y lo consideran como un instrumento para conseguir los cambios sociales deseados.

    Los diversos procesos dentro del movimiento no se producen necesariamente con armonía. Recalcar demasiado los lazos personales, las lealtades privadas entre los miembros del movimiento genera conflicto. La diferencia de oportunidades entre los miembros, los distintos intereses, a veces conducen a que el programa inicial del movimiento pase a un segundo plano.

    El último estadio de los movimientos sociales es su terminación. Hay 2 posibilidades: una optimista, el movimiento vence y por lo tanto pierde su razón de ser, desmovilizándose y disolviéndose. La otra pesimista, el movimiento no vence sino que es suprimido y derrotado.

    Dinámicas externas de los movimientos sociales

    Aquí de lo que se habla es del movimiento social en la sociedad y en particular su papel en las transformaciones estructurales.

    Normalmente para introducir innovaciones estructurales, el movimiento ha de derribar o al menos debilitar las estructuras existentes. Sólo después pueden empezar los esfuerzos constructivos.

    Hay dos modelos tradicionalmente opuestos de la sociedad, que están relacionados con dos enfoques opuestos en el estudio de los movimientos sociales. El primer modelo da importancia a la movilización de los actores: los movimientos sociales surgen desde abajo, cuando el descontento y la frustración de las poblaciones humanas exceden de un determinado límite: los movimientos sociales vistos como estallidos espontáneos de conducta colectiva y sólo más tarde se dotan de liderazgo, organización e ideología. Otra versión es que el movimiento social es considerado como una acción colectiva intencionada. El movimiento es controlado por líderes e ideólogos en un intento por alcanzar fines específicos. Los movimientos estallan cuando las condiciones, circunstancias y situaciones lo permiten.

    CAPITULO 20 - TEMA 23

    LAS REVOLUCIONES: LA CUMBRE DEL CAMBIO SOCIAL

    La revolución como forma de cambio

    Las revoluciones son las manifestaciones más espectaculares del cambio social. Señalan rupturas fundamentales en el proceso histórico, dan nueva forma a la sociedad humana desde dentro y remodelan a la gente. No dejan nada como antes, cierran épocas y abren otras nuevas. Con las revoluciones, las sociedades y sus miembros parecen revitalizarse. En este sentido, las revoluciones son signos de salud social.

    En comparación con otras formas de cambio social, las revoluciones se distinguen por 5 rasgos: 1) Producen cambios del más vasto alcance, tocando todos los niveles de la sociedad: la economía, la política, la cultura, la vida cotidiana, etc. 2) En todas estas áreas, los cambios son radicales. 3) Los cambios son muy rápidos. 4) Provocan reacciones tanto emocionales como intelectuales en los participantes y los testigos: entusiasmo, excitación, la recuperación del sentido de la vida.

    Las grandes revoluciones, la francesa, la americana y la inglesa, dieron paso a la modernidad. La revolución rusa y la china iniciaron el período comunista y las revoluciones anticomunistas de Europa central y oriental lo clausuraron. Por lo tanto, las grandes revoluciones parecen íntimamente conectadas con la modernidad.

    La idea de revolución: una ojeada a la historia

    El concepto de revolución en su forma moderna es relativamente joven. El término apareció en el s. XIV, pero con un significado mucho más general. En aquel tiempo significaba movimiento circular, dar vueltas. En el s. XVII, el término fue adoptado por la filosofía política. Significó cambio cíclico de gobernantes o de elites políticas en los estados emergentes.

    No es hasta el s. XVIII, con la revolución francesa, cuando el concepto moderno de revolución toma forma. Empieza a ser usado para la descripción de rupturas sociales. El s. XIX con su optimismo ilimitado por la expansión de la modernidad (industrialismo, urbanismo, capitalismo) fue también la edad de oro de la revolución que dominó tanto el pensamiento cotidiano como la teoría social y política. La sociedad era vista como sometida a un cambio necesario y progresivo, guiada por la razón y por la historia, siempre para mejor, hacía un orden futuro ideal. Las revoluciones eran consideradas inevitables.

    El mito de la revolución comienza a desmoronarse y quebrarse en el s. XX, la era de la modernidad decadente. Por alguna ironía, las revoluciones nunca terminan en lo que soñaron los revolucionarios, sino en todo lo contrario, dando lugar a más injusticias, desigualdad, opresión y explotación.

    El concepto moderno de revolución

    El concepto sociológico de revolución, denota movimientos de masas de utilizan o que amenazan usar la coacción y la violencia contra los gobernantes con propósito de forzar cambios básicos y duraderos en sus sociedades.

    Parece existir un consenso sobre los conceptos básicos del término revolución. (1) las revoluciones se refieren a cambios fundamentales, generales, que afectan al núcleo mismo del orden social. En este sentido, las reformas de las leyes, la administración, el reemplazo de gobiernos, etc., no cuentan como revoluciones. (2) las revoluciones implican grandes masas de gente movilizada y actuando dentro de un movimiento revolucionario. Los casos más característicos implican revueltas campesinas y levantamientos urbanos. Incluso los cambios más profundos, si son impuestos desde arriba por los gobernantes no contarán como revoluciones, p.ej. la perestroika de Gorbachov. (3) la mayoría de los autores parecen creer que las revoluciones implican necesariamente violencia y coacción.

    Este último punto es rebatible a la vista de la evidencia histórica de movimientos "revolucionarios" básicamente no violentos, sorprendentemente eficaces y de largo alcance como el gandhismo de la India o movimientos sociales en la Europa central y del este, que forzaron la caída del comunismo p.ej. la revolución política de Solidaridad. Los observadores contemporáneos han denominado estos últimos casos como revolucionarios.

    El curso de la revolución

    Las revoluciones conocidas históricamente son muy variadas, la inglesa, la americana, la francesa, la rusa, etc.

    Las primeras descripciones sociológicas de la revolución, intentaron establecer determinadas uniformidades entre las revoluciones. Se considera que todas tienen una serie de secuencias típicas:

    1)      Se ha dicho que todas las revoluciones son precedidas de una situación típica conocida como preámbulo revolucionario. La intensificación del descontento, de las quejas, de los desordenes debido a crisis económicas y fiscales. Estos cambios son experimentados de forma más dolorosa por las clases sociales en ascenso, en lugar de por los más oprimidos.

    2)      El siguiente nivel es el de las lealtades entre los intelectuales: la difusión de la crítica, los debates sobre la reforma, p.ej. a la Revolución Francesa, Voltaire, Rousseau, Diderot, etc., todos ellos dirigieron su ingenio contra la iglesia y el estado.

    3)      La creciente incapacidad del estado para gobernar, da como consecuencia una parálisis del estado. Esto da a los revolucionarios la posibilidad de tomar el poder.

    4)      El antiguo régimen se colapsa y se produce una euforia tras la victoria.

    5)      Las divisiones internas comienzan a aparecer entre los revolucionarios victoriosos.

    6)      Comienza el estadio del terror cuando los radicales intentan reforzar el orden y eliminar el antiguo régimen. La agitación social que sigue, proporciona a los dictadores y a los líderes militares la oportunidad de tomar el poder.

    Principales teorías de la revolución

    Hay cuatro escuelas importantes en la teoría de la revolución: conductista, psicológica, estructural y política.

    1)      La primera teoría moderna de la revolución fue propuesta por Sorokin en 1925. Su teoría puede considerarse como un ejemplo del enfoque conductista puesto que se centra en la "perversión revolucionaria del comportamiento de los individuos" y busca la causa de tal perversión en el dominio de las necesidades o instintos humanos básicos. La revolución está marcada por cambios fundamentales en el comportamiento humano típico.

    Una represión excesivamente fuerte de los instintos más importantes, o la represión de un gran número de ellos son indispensables para producir un estallido revolucionario. Es necesario que la represión se extienda a la gran mayoría de la población.

    Las revoluciones, sin embargo, no solucionan los problemas de los instintos suprimidos. Todo lo contrario: el caos revolucionario incrementa la dificultad de satisfacer las necesidades básicas. La gente comienza a implorar orden y tranquilidad.

    2)      Las teorías psicológicas se centran los motivos y las actitudes. Las revoluciones son causadas por un doloroso síndrome mental que se extiende sobre la población agravado porque afecta a mucha gente y que motiva una lucha colectiva para aliviarlo.

    El concepto de privación relativa es la diferencia entre la situación deseada y la intensidad con la que se siente dicha privación, en otras palabras, es la discrepancia entre los bienes y las condiciones de vida que la gente cree que tiene derecho, y los que esperan obtener realmente, dados los medios sociales a su disposición.

    La privación relativa solamente nace cuando comienzan a cuestionarse las condiciones existentes, cuando comienzan a definir lo que en justicia deberían tener y a percibir la diferencia entre lo que deberían tener y lo que tienen. La experiencia está íntimamente relacionada con la percepción de la injusticia, que surge de la comparación.

    Las revoluciones ocurren con mayor probabilidad cuando un período prolongado de desarrollo económico y social es seguido por un período de recesión

    3)      En las llamadas teorías estructurales, las revoluciones son el resultado de tensiones estructurales y de las relaciones entre los ciudadanos y el estado. Las causas de las revoluciones han de buscarse en el nivel social, en el contexto de las relaciones de clase y de grupo, en lugar de en las cabezas de los ciudadanos, en sus mentalidades o en sus actitudes. Theda Skockpol compara las revoluciones francesa, rusa y china y proporciona una descripción estructural general de las causas, así como de sus cursos y resultados. "Es la ruptura de la capacidad represiva de un estado anteriormente unificado, lo que crea finalmente las condiciones de la revolución. Las revoluciones se consuman por completo una vez que las nuevas organizaciones del estado, administraciones y ejércitos son asumidas por la población.

    4)      Las teorías políticas consideran las revoluciones como fenómenos inherentemente políticos, que surgen de procesos que acontecen exclusivamente en el dominio político. Son variaciones del proceso político normal en el que diversos grupos intentan realizar sus fines ganando poder.


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