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Estado Judio

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Muy completo análisis sobre la situacion del Estado Judio duarante la Segunda Guerra Mundial.

Agregado: 28 de MARZO de 2002 (Por Guido Glucksmann) | Palabras: 7973 | Votar | Sin Votos | Sin comentarios | Agregar Comentario
Categoría: Apuntes y Monografías > Historia >
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    RESURRECCION DEL ESTADO JUDíO

    La situación antes de la guerra

    Cuando hablamos de la Guerra de Liberación de Israel, nos referimos a la que estalló en la Tierra de Israel un día después del 29 de noviembre de 1947, en que las Naciones Unidas resolvieron la partición del país en dos estados: uno judío y otro árabe. Sin embargo, cabría encararla como parte y prolongación de la guerra por la independencia del pueblo judío, que se inició prácticamente después de la segunda guerra mundial y concluyó con el advenimiento del Estado y el rechazo de los ejércitos árabes invasores.

    El origen de la Guerra por la independencia debe buscarse en los años en que las autoridades británicas en Palestina dieron a publicidad el "Libro Blanco", que limitaba cruelmente los derechos judíos a inmigrar y asentarse en el país. Durante la guerra, Gran Bretaña cerró las puertas de Israel para los refugiados del exterminio, que querían huir del infierno nazi de Europa y arribaban en pequeñas barcazas de intrépidos inmigrantes llamados "ilegales". Pocas de esas barcazas tocaron puerto seguro. Algunas fueron hundidas por los nazis o se perdieron en las profundidades del mar, por causas desconocidas. Pero las que llegaron a la costa fueron capturadas por los británicos, que deportaron a sus pasajeros a la Isla Mauricio, en donde se los confinó durante los años de las guerra.

    Las autoridades británicas tampoco veían con agrado los pedidos de los judíos de Israel o los aceptaban a regañadientes y después de muchas vacilaciones. Gran Bretaña ignoró los clamores de los judíos en la Europa ocupada por los nazis, no los salvó de su destino amargo.

    Solo al terminar la guerra y cuando se revelo en todo su horror la tragedia de los judíos de Europa, la población hebrea de Israel, con el apoyo de todo el pueblo judío, se lanzó a la lucha contra las restricciones del "Libro Blanco". Ya que las autoridades británicas se negaron enérgicamente a permitir la inmigración de siquiera un número reducido de refugiados, los judíos de Israel se vieron obligados a traerlos desconociendo la prohibición. Los británicos querían desarmar a la población hebrea, pese a saber que las armas estaban destinadas principalmente a la defensa propia contra los provocadores árabes. Querían destruir también, la administración independiente de la población judía de Israel y dañar las atribuciones de las entidades elegidas y consagradas.

    Las medidas contra los judíos se fueron agudizando: se acrecentaron las persecuciones contra los barcos de inmigrantes "ilegales", los británicos aumentaron los efectivos de su ejercito en Israel, arrestaban a los miembros de la Haganá(defensa) y de los dos miembros de resistencia subterránea que se habían separado de ella (Etzel y Leji)y asaltaron mucho Kibutzim con el pretexto de buscar armas ilegales.

    Por otra parte las agrupaciones de resistencia intensificaron su lucha contra los ingleses: atacaron campamentos militares, cometieron actos de sabotaje contra instalaciones del ejército y del gobierno, dañaron vías férreas y puentes.

    Cuando la lucha se prolongó y se hizo más grave, el gobierno británico comprendió que no podría administrar el país, a menos que fuese al precio de muchas victimas humanas y de perdida de bienes por ambas partes. Por lo tanto el gobierno de Londres resolvió transferir el problema palestino a las Naciones Unidas. Allí, la mayoría se pronunció a favor del reclamo judío (no como esperaban los británicos).

    El fuego se extiende

    La noche del 29 de Noviembre de 1947, se supo que el plan de Partición había obtenido la mayoría necesaria para la creación del Estado judío, pero nadie sabía lo que les esperaba el día siguiente.

    El 30 de Noviembre por la mañana, los árabes de Israel empezaron a hostigar a sus vecinos judíos, les prendieron fuego a sus propiedades, las saquearon, dando muerte a cualquiera de los judíos que se les cruzara indefenso en el camino.

    Esos actos, constituían el anticipo de una guerra e exterminio declarada por los árabes, cuyo objetivo no solo era impedir la instauración del Estado Judío, sino liquidar también a la población hebrea.

    LA PRIMERA ETAPA: EL ENEMIGO A LAS PUERTAS DEL PAIS (Dic. 1947-Abril 1948

    La defensa de barrios y caminos

    Los ataques árabes, iban dirigidos a dos objetivos principales: Los barrios limítrofes en las ciudades con población mixta; los caminos que unían los centros poblados por judíos pero que cruzaban zonas dominadas por los árabes.. Con el correr del tiempo también trataron de hostigar las localidades judías aisladas, con la esperanza de arrasarlas. Las batallas en los suburbios con población mixta tenían un carácter de "Guerra minúscula". Ésta, desarticuló el ritmo de vida, perjudicó seriamente los hogares o los bienes de muchos judíos y causó no pocas bajas. En ninguna parte, sin embargo, los árabes atacantes fueron capaces de conquistar o destruir algún barrio, como se lo proponían, ni de derribar las posiciones defensivas parra irrumpir en el coraz'on de las ciudades hebreas.

    Hasta fines de abril de 1948 las batallas de libraron continua o intermitentemente, sin que se definieran a favor de un bando o del otro.

    Mucho más graves fueron los ataques árabes a los medios de transporte judío en las carreteras, tanto por sus consecuencias como por el peligro que entrañaban. Si hubiesen impedido por completo las comunicaciones con Jerusalén, con el Neguev y la Galilea, los habitantes de esas comarcas habrían quedado expuestos al exterminio.

    Los árabes lo sabían y por ello lanzaron a dicho frente a los mejores efectivos. Pero tambien la Hagana lo sabia y mando a sus unidades adiestradas.

    La lucha más sangrienta se libró en el camino a Jerusalén. Allí fue notable el apoyo de los británicos a los árabes: no permitían que los acompañantes hebreos de los convoyes a Jerusalén portaran armas. En muchos casos los británicos no se limitaban al mero hostigamiento pasivo, sino que ayudaban activamente a los atacantes árabes, pues los defendían contra los refuerzos judíos que acudían a proteger el convoy.

    Los árabes atacan con apoyo británico

    También en el Neguev los árabes trataron de interrumpir las comunicaciones entre los poblados hebreos y de aislarlos, hasta conseguir su exterminio. Los combatientes judíos no podían limitarse a la defensa de una sola carretera principal, sino que debían proteger todos los caminos y atajos que unían a las localidades pequeñas... y lo hicieron. Tuvieron numerosas bajas, pero los árabes no lograron aislar por completo ni exterminar a ninguna de esas localidades.

    Los miembros del Palmaj en la Galilea fueron los primeros que pasaron de la defensa a la ofensiva y se adelantaron a sus camaradas del resto del país: la liberación de la Galilea precedió a la de otras regiones. También allí se pagó un alto precio por el triunfo.

    Los árabes también interrumpieron la conexión entre la Ciudad Nueva de Jerusalén y la Antigua, sitiaron el barrio judío de la Ciudad Vieja,, y la Haganá no pudo acudir en ayuda de los pocos defensores. También en esta ocasión contaron con la ayuda de los británicos, que reconocieron a la "Guardia Nacional" árabe como una fuerza militar "legal" y le suministraron armas y municiones. Al mismo tiempo les vedaron a los hebreos el uso de blindados.

    En febrero, el tercer mes de la campaña, creció aun más la desigualdad a favor de los árabes que recibieron armas en cantidad ilimitada y cientos de soldados para el "Ejercito Salvador": Este ejército atacaba sin reparos incluso a la luz del día, mientras que los luchadores hebreos estaban obligados a hacerlo en las penumbras, para cuidarse de los británicos que gobernaban aún el país.

    ¿Advendría el Estado Judío?

    En marzo prosiguieron los ataques árabes a los medios de transporte hebreo, y la ayuda de los británicos se hacía más notable. La falta de armas y municiones se acentuaba; los árabes, en cambio, recibían refuerzos en abundancia.

    Es cierto que durante los cuatro meses, desde que empezaron las hostilidades, procuraron abrirse paso hasta la costa varios barcos con inmigrantes "ilegales", pero todos esos navíos fueron capturados por los británicos, que deportaron a sus pasajeros a Chipre. La única excepción fue el buque "Naciones Unidas", que entró a Naharia con sus 537 pasajeros.

    También desde el punto de vista político había empeorado la situación de los judíos: Los Estados Unidos se retractaban de su apoyo a la Resolución de la O.N.U., en vista de la oposición árabe, y proponían un fideicomiso en vez de la creación de dos estados independientes.

    Parecía que los hebreos de Israel habían perdido la partida y que es estado Judío no anvendría.

    Pero precisamente ese mes, la Haganá acentuó su fuerza, aunque todavía clandestinamente: constituyó unidades más grandes y ultimó los preparativos para una movilización general de todos los hombres aptos para portar armas, hasta los 35 años de edad.

    También las instituciones directivas de la población hebrea y del movimiento sionista (el Consejo Nacional y la Agencia Judía) se mantuvieron firmes en el deseo de llevar a la practica la Resolución de la O.N.U, y proclamaron la formación de un "Gobierno Judío Provisional" y de un "Consejo Provisional del Pueblo". La totalidad de la población hebrea los respaldó y prestó su apoyo.

    LA SEGUNDA ETAPA: DE LA DEFENSA A LA OFENSIVA (ABRIL DE 1948- 15 DE MAYO DE 1948)

    La evacuación de los ingleses

    La evacuación de los ingleses de Israel signó la segunda etapa de la Guerra de la Liberación. A raíz de la misma los judíos y los árabes se alistaron unos frente a los otros, prontos para medirse sin la mediación de terceros. Sin embargo, los ingleses a medida que se marchaban, hacían todo lo posible para ayudar a los árabes y perjudicar a los hebreos: planearon la evacuación de tal modo que fuese factible transferir a los árabes las posiciones estratégicas importantes, las instalaciones de la Policía, los puestos de guardia que custodiaban los caminos principales.

    Solo desde el momento en que los ingleses empezaron a irse, la Haganá pudo entregarse de lleno a reclutar efectivos, organizarlos en grandes unidades, adiestrarlos sin temor a que la descubrieran, obrar según criterio propio, destinar el número de hombres y armas necesarias sin cuidarse de interferencias perjudiciales.

    Uno de los primeros resultados de la evacuación inglesa fueron los arribos de grandes embarques de armamentos comprados por la gente de la Haganá en el exterior, que antes no se podían traer debido a la vigilancia británica en los puertos y aeródromos.

    El 2 de abril las fuerzas de la Haganá ejecutaron la Operación "Iftaj" destinada a depurar la Galilea Oriental de elementos hostiles y a protegerla contra una invasión desde Siria y el Líbano. También habia que librar los caminos del Norte de Tiberíades, hacia los poblados de la Alta Galilea.

    Operación "Najschón"

    La segunda operación de envergadura se denomino Najschon. Tuvo por meta franquear el camino a Jerusalén y romper el cerco mortificante.

    Comenzó el 4 de abril de 1948 y duró diez días consecutivos; tomaron parte 1500 hombres.

    El 13 de abril se rompió el cerco a la Jerusalén judía y se alcanzó la meta principal de la Operación. Los habitantes de la ciudad, que habían soportado un sitio difícil y estuvieron expuestos casi al hambre y la sed, acogieron a la gente del litoral con lágrimas de alegría. Los convoyes que trajeron comestibles, combustible, armas y municiones liberaron a Jerusalén de una larga pesadilla. Se trataba de la primera Operación de tanto alcance, planificada, con unidades agrupadas bajo un mando único; durante la presencia de los británicos, no había sido posible hacerlo.

    La alegría del triunfo se vio enturbiada el mismo día: el convoy al Monte Scopus -que llevaba médicos, enfermeras, profesores y estudiantes a los centros científicos y al hospital en la colina- fue victima de un crimen horrendo. Setenta personas fueron asesinadas y el camino al Monte Scopus quedo semibloqueado, a partir de entonces, para los vehículos hebreos.

    La retirada del enemigo en el Norte

    El 18 de abril finalizó la batalla por Tiberíades, de población mixta, con el triunfo de los judíos: los provocadores vencidos se retiraron, y también huyeron los civiles árabes de la ciudad; sus dirigentes los incitaron a hacerlo, con la promesa de que retornarían poco después para saquear los bienes judíos.

    En esos días los ingleses evacuaron también otra ciudad de las Galilea, con población mixta: Safed. Le entregaron a los árabes la estación de Policía situada en el monte Canaán, desde donde se domina la región. Pese a la superioridad numérica árabe, los judíos rechazaron los ataques. A los judíos les fue imposible desalojar al enemigo de sus posiciones fortificadas. El 12 de mayo la Estación de Policía del monte Canaán fue capturada por el Palmaj y se puso fin a la victoriosa campaña por Safed. Costó no obstante, numerosas víctimas.

    El 20 de abril, después de que los británicos hubieron evacuado por completo la ciudad concentrándose solo en torno al puerto, empezaron los combates decisivos por Haifa. Tampoco allí decidió la superioridad numérica o el armamento, sino la superioridad moral.

    LA TERCERA ETAPA: LA RESISTENCIA A LA INVASIóN (15 DE MAYO DE 1948- 9 DE JULIO DE 1948)

    La proclamación del Estado Judío y el ofrecimiento de paz

    El 15 de mayo las autoridades mandatarias anunciaron que abandonaron por completo la tierra de Israel y que se desinteresaban de lo que sucediera en adelante. No obedecieron la Resolución de la O.N.U. y no entregaron el gobierno en forma ordenada a los dos estados propuestos. Hicieron lo posible por fomentar el caos sin disimularlo mayormente y facilitaron la invasión desde los países árabes adyacentes. Estaban convencidos de que la población hebrea se desmoronaría militar, política y económicamente.

    Apenas se proclamó el final del Mandato británico sobre Palestina, cinco ejércitos árabes invadieron el país. Enseguida avanzaron hacia los centros de la población judía, convencidos de que lograrían una victoria fácil y rápida.

    El 15 de mayo la Dirección hebrea proclamó el advenimiento del Estado Judío, que recibió el nombre de Estado de Israel. Hicieron un ofrecimiento de paz, pero los países árabes no aceptaron sino que atacaron Israel desde todos los flancos.

    La primera tregua: nace el"Ejército de Defensa de israel"

    Al ordenarse la primera tregua, después de casi un mes de lucha (desde el 15 de mayo hasta el 11 de junio) los ejércitos invasores habían compelido a los efectivos del flamante Estado a que adoptaran medidas exclusivamente de defensa, en la mayor parte del país, sin poder emprender casi ningún contraataque planeado. Pese a ello, los hebreos no perdieron posiciones en ninguna de las superficies colonizadas o de los puntos vitales, salvo en pocas localidades aisladas. Por el contrario, en muchos sitios las fuerzas judías ensancharon los limites del joven Estado. En ese período de combates arduos se robustecieron y consolidaron las brigadas, cuya movilización se llevo a cabo ya sin temor y las cuales probaron su aptitud para resistir a los ejércitos superiores en número y en armamentos. También empezaron a crearse las primeras unidades de la Marina y la aviación israelíes, aunque no participaron concretamente hasta reanudarse la guerra, al terminar la tregua.

    Pese a las bajas sufridas y al asedio árabe contra varias regiones y poblados, los efectivos armados hebreos, después de la tregua, estaban prontos para pasar de la defensa a la ofensiva. A partir de entonces ya no se llamarían Haganá (defensa), sino Tzahal (Ejército de Defensa de Israel); el 27 de junio de 1948 prestaron juramento de fidelidad en solemnes ceremonias realizadas en todo el país.

    El joven ejército aprovechó la tregua para organizarse y afirmarse. Pese a los diversos intentos de "mediación" efectuados por los emisarios de la O.N.U. no se dudaba de que la lucha se readunaría y que el poderío hebreo seria mucho mayor.

    LA CUARTA ETAPA: LOS AVANCES TRIUNFALES (Del 9 de Julio de 1948 al 11 de Marzo de 1949)

    La ofensiva del "ejercito de Defensa de Israel

    El 9 de Julio finalizó la tregua y las fuerzas del Ejército de defensa de Israel iniciaron una ofensiva general, que se centró principalmente en dos frentes: en la Galilea y en el Valle de Ajalón.

    La segunda tregua: los desvelos de la O.N.U.

    La segunda tregua fue mucho más larga que la primera y duró desde el 19 de julio hasta el 15 de octubre de 1948, vale decir unos tres meses.

    En ese lapso los emisarios de la O.N.U. en Israel tramaron ardides inspirados por los británicos, con el propósito de perjudicar al Estado de Israel, reducir sus límites y su soberanía político-militar. Según el plan del mediador de las Naciones Unidas, Israel debía renunciar a todo el Neguev a cambio de una paz garantizada por el organismo internacional; además pondría el puerto de Haifa y el aeródromo de Lod bajo el control de la O.N.U., internacionalizaría la ciudad de Jerusalén, y supeditaría la inmigración a la supervisión de los representantes de la O.N.U., que decidirían si los judíos podrían o no ingresar al país.

    Al mismo tiempo, y mientras proseguía la tregua, los delegados de las Naciones Unidas asumieron por su cuenta el papel de gobernantes y prohibieron la llegada a Israel de barcos con inmigrantes "ilegales" o con armas de cualquier tipo. Sin embargo, y pese a las instrucciones precisas al respecto, no se molestaron en obstaculizar el arribo de armamentos a los puertos y aeródromos de los países árabes adyacentes.

    Nadie en Israel, por supuesto, se mostraba resignado a aceptar esos planes. Todos comprendían que para desvirtuarlos serían superfluas las negociaciones y vanas las conversaciones, que hacían falta hechos consumados y concretos. Israel se sentía atado por la tregua, no quería que el mundo lo considerase un país agresor, desobediente de las resoluciones de la O.N.U.

    Pero los egipcios se encargaron de hacerle el servicio a Israel y atacaron ellos.

    El armisticio

    El 24 de febrero de 1949 se firmó en Rodas el Convenio de Armisticio entre Israel y Egipto. El 23 de marzo, con el Líbano. El 3 de abril, con Jordania. El 20 de julio, con Siria. Irak nunca suscribió el armisticio pero retiró sus fuerzas de Israel.

    Esos convenios no fueron solo el fruto de los éxitos o reveses del Ejérciito de Defensa de Israel en la Guerra de la Liberación: si los límites hubiesen sido señalados según los logros hebreos, la situación de Israel en los diecinueve años subsiguientes habría sido mucho mas ventajosa de lo que fue en realidad. Pero el gobierno de Israel se vió obligado a firmar esos convenios, por efecto de la presión que ejercieron las grandes potencias y el Consejo de Seguridad. Debió renunciar a intereses vitales. En virtud de esos convenios la Franja de Gaza siguió en manos de Egipto, no obstante la derrota que sufrió en el campo de batalla; con el correr del tiempo, se volvió la base de las tropelías contra el suroeste de Israel. Lo mismo puede decirse de la cuña de Latrun, que permaneció en manos de Jordania y bloqueaba el camino a Jerusalén no obstante los solemnes compromisos de Ammán en el sentido de permitir el libre paso por esa ruta. En el norte los convenios de armisticio dejaron una punta de lanza sobre el río Jordan en poder de Siria, y varios parajes junto a la frontera fueron declarados "tierra de nadie"; ello causó dificultades a Israel, provocó litigios fronterizos y originó provocaciones sirias.

    Sin embargo, la situación de Israel después del Armisticio era mucho mejor que lo previsto por el plan de partición de la O.N.U., el 29 de noviembre de 1947: el territorio del país se agrandó; varias zonas pobladas por judíos que el plan de la ONU incluía en el Estado Árabe propuesto, retornaron a los limites de Israel; la nueva Jerusalén quedó en suelo israelí en carácter de vieja-nueva capital del país; el Neguev meridional pasó a formar parte del territorio hebreo, lo cual no estaba previsto originariamente; la continuidad territorial del Estado de Israel se preservó, pese a no concordar con el plan de la ONU, que preveía zonas del estado árabe incrustadas en dos o tres parajes de Israel, etc.

    Conclusión: las causas de la victoria

    Los éxitos se debieron a las ventajas de los luchadores israelíes y de su ejército sobre las tropas del enemigo. Esas preeminencias provenían de varios factores:

            Los ejércitos árabes no combatían por su vida ni por su libertad, sino que se los forzó a librar una guerra que les era extraña. Frente a ellos se erguía una población unida, que luchaba por su existencia, su libertad y su futuro, que libraba una guerra desesperada y creía plenamente en la justicia de su causa, Ello acrecentaba el valor de cada hombre en el campo de batalla.

            Las diversas fuerzas árabes que combatieron en la Tierra de Israel no acataban las ordenes de un comandante único ni tenían una idea común sobre los objetivos y planes de lucha. Las discrepancias y los desacuerdos entre los diversos ejércitos árabes y sus comandantes significaron ventajas importantes para los combatientes hebreos.

            El nivel del soldado hebreo fue infinitamente superior al nivel del soldado árabe (tanto desde un punto de vista intelectual, de su aptitud técnica y comprensión de los métodos de lucha, como desde el ángulo de la disciplina e identificación personal con las metas de la guerra).

            Los oficiales árabes aplicaban virtualmente copias mecánicas de los métodos extranjeros, aprendidos de los libros o enseñados por instructores importados, y no trataron o no fueron capaces de ajustar sus enseñanzas a las condiciones especiales de Israel. Los soldados israelíes, en cambio, sobresalían por su rapidez mental, por su capacidad para adaptar los planes de combate a las necesidades particulares de su propia guerra en cualquier caso, lugar o momento. También descollaron por su independencia de criterio e iniciativa personal, cada vez que les tocaba decidir solos; conservaban una noción clara del objetivo y no se desconcertaban cuando hacia falta modificar imprevistamente el plan de acción.

            La mayor parte de los efectivos árabes estaba compuesta por malhechores, mercenarios profesionales, o soldados reclutados contra su voluntad y sin saber para que se los enviaba a la guerra. Los hombres de Israel, en cambio, eran ciudadanos esclarecidos que se ofrecían voluntariamente o se los reclutaba con su pleno consentimiento; sabían que luchaban por todo el pueblo

    Esas ventajas -y otras cuyo enunciamiento se ha obviado- posibilitaron los éxitos del ejercito de Israel durante la Guerra de Liberación y sus triunfos sobre un enemigo mayor en número. También le permitieron salir airoso de las diversas pruebas a que fue sometido luego.

    A lo largo de las últimas cinco décadas Auschwitz -el tristemente célebre campo de exterminio nazi en el que murieron millones de seres humanos, en su mayoría judíos- se ha convertido en el símbolo por excelencia de la crueldad humana y de los extremos de la intolerancia. Miles de testimonios han dado la pauta para llevar a cabo innumerables investigaciones, ya la vez, han servido de inspiración para -a través de las artes- plasmar su significado de muerte y destrucción. 
    No obstante la contundencia de los hechos la memoria se desvanece con el paso del tiempo y con la desaparición de los protagonistas de este drama.En los últimos años se han intensificado las voces que claman que Auschwitz es una "mentira judía", que no existe la "responsabilidad colectiva" y que el Holocausto constituyó una masacre más en el largo historial de crímenes contra la humanidad. Sin embargo el legado de Auschwitz está a la vista.

     LA NEGACION DEL HOLOCAUSTO

    Es indiscutible que la historia siempre es interpretada en forma retrospectiva por las generaciones posteriores como un intento por comprender los procesos, sus causas y sus efectos. En el caso particular del Holocausto los esfuerzos sistemáticos por "revisarlo" son parte integral de una iniciativa que pretende incorporar la ideología nazi a la sociedad contemporánea. Quienes niegan el exterminio judío utilizan para sus fines los estereotipos antisemitas tradicionales y se manifiestan abiertamente en contra del Estado de Israel. A través de distorsiones, verdades a medias y mentiras, recrean un mundo en el que los nazis son las víctimas y los judíos son los villanos.Este movimiento se remonta a 1944, cuando algunos jefes nazis y guardias de las SS que formaban parte del engranaje de la maquinaria asesina comprendieron que la guerra estaba perdida y abandonaron Alemania. Encontraron refugio en Francia, Suecia, los Estados árabes y en diversos países de América del Sur, desde donde iniciaron una campaña para evitar que el nazismo fuese desacreditado. Pronto se convencieron de que para implementar el "Cuarto Reich" era necesario desvincular al nazismo de las atrocidades cometidas durante el Holocausto.

     En un principio intentaron minimizar sustancialmente la cifra de judíos exterminados, exoneraron al alto mando alemán -principalmente a Hitler- de la responsabilidad para más tarde afirmar que todo era una invención y que, incluso, los mismos judíos eran los autores de esa masacre. Paulatinamente extremistas franceses, americanos y británicos se fueron sumando a esta corriente. Con su libro Desenmascarando el Mito del Holocausto Paul Rassinier, quien había sido preso político en Buchenwald, fue de los primeros en intentar refutar sistemáticamente los datos y socavar las pruebas. Para finales de los sesentas casas editoriales de prestigio publicaban ya diversos libros que intentaban rebatir el asesinato de seis millones de judíos orquestado por los nazis.

     En 1976 el Dr. Arthur R. Butz, norteamericano, profesor de la Northewstern University escribió El Mito del Siglo XX en donde admitía la persecución de judíos pero desmentía su exterminio. La negación del Holocausto adquirió mayor fuerza a partir de 1977 con la fundación del "Instituto de Revisionismo Histórico", que bajo una fachada intelectual distribuye material antisemita. La negación del Holocausto se convirtió en una mezcla de extremismo, racismo y nacionalismo y sus adherentes adquirieron una legitimidad aparente en círculos intelectuales. Sin embargo ecos revisionistas también se escucharon entre individuos no asociados a grupos abiertamente antisemitas. En la década de los 90's somos testigos del fortalecimiento a nivel mundial de este movimiento que intenta rehabilitar el nazismo y crear un nuevo orden basado en la "supremacía aria".

     Sus argumentos

    A simple vista y eliminando el componente antijudío, los argumentos que utilizan estos "pseudo-intelectuales" parecen lógicos, internamente consistentes y razonables. Intentan ocultar su ideología fascista y antisemita al afirmar que su objetivo es simplemente poner al descubierto cualquier falsedad histórica. Parte de su estrategia consiste en reinterpretar la segunda guerra mundial sin centrarse exclusivamente en el exterminio de los judíos. Al referirse al Holocausto afirman que ningún judío murió gaseado. Tal es el caso de Robert Faurisson, profesor de literatura contemporánea de la Universidad de Lyon, quien afirma que "todo es una mentira y que las cámaras de gas no existieron". Muchos otros establecen que el Tercer Reich planeaba solucionar el problema judío a través de la emigración y no de la aniquilación. Aceptan que existieron campos de concentración, pero niegan que hubiese campos de exterminio. Las instalaciones de Auschwitz -agregan eran utilizadas para cremar los cuerpos de los prisioneros que morían por diversas causas" incluyendo el "bombardeo genocida" de los aliados. Reconocen que murieron "muchos" judíos durante la guerra, pero que se debió a las condiciones generales que imperaban en la contienda.
    David Irving -el más conocido exponente de esta corriente- en su libro La Guerra de Hitler concluye que el Fuhrer fue un líder débil que desconocía la Solución Final. Irving niega que las cámaras de gas de Auschwitz hayan sido utilizadas para exterminar judíos y afirma que los millones que desaparecieron viven en Medio Oriente escondidos bajo falsas identidades
    Diversos países cuentan con una legislación que contrarresta el influjo negativo de quienes niegan el Holocausto. En Alemania, Austria, Italia y Canadá, por ejemplo, la literatura de Irving está prohibida. Así mismo Ernst Zundel y James Keegstra, defensores de Hitler, fueron juzgados de acuerdo con el Código Criminal de Canadá y consignados por publicar material que "puede ocasionar daño al entramado social y promover la intolerancia".
    En los últimos 20 años corrientes antisionistas han utilizado dichas consignas. Comparan perversamente a los israelíes con los nazis y equiparan a los palestinos con los judíos de los campos de concentración al afirmar que "las víctimas se han convertido en victimarios". Dicha tesis carece de fundamento, ya que a diferencia del régimen fascista del Tercer Reich, en ningún momento el gobierno ni el ejército israelíes han implementado una política de exterminio contra la población palestina de la zona.

     La corriente alemana

    Existe, a la vez, una corriente de historiadores que intenta estimular el desarrollo de una identidad nacional germana que reivindique a los alemanes, eximiéndoles de su responsabilidad histórica. El Holocausto, afirman, es un hecho reprochable pero "natural" dentro de la evolución de la humanidad. Como tal, los alemanes no deben sentirse más culpables que los demás.
    La derecha germana, representada -entre otros- por historiadores como Ernst Nolte, aduce que los alemanes no fueron los primeros en cometer un genocidio ya que fueron precedidos por Stalin quien fue el creador de los campos de concentración. "Sería un error" -establece Nolte- "tomar en consideración sólo uno de los asesinatos en masa, cuando existe la posibilidad de un nexo casual entre ambos".

     

    Nolte justifica el que Hitler considerara a los judíos como enemigos afirmando que en 1939 Jaim Weizmann, líder del movimiento sionista, declaró que los judíos apoyarían a los adversarios de Alemania. A pesar de las evidencias sobre el proceso que llevó a la "Solución Final", el historiador considera las políticas antijudías como un producto de la guerra y no como un programa previamente elaborado.
    A su vez, Arno J. Mayer, profesor de historia europea en la Universidad de Princeton, sostiene que el exterminio judío fue una reacción ante la inminente victoria de los aliados. Los judíos eran los creadores del bolchevismo y como tales, debían desaparecer. Esta versión contradice la línea de argumentación utilizada consistentemente por los nazis de que los judíos fueron asesinados por ser racialmente impuros.
    Por su parte la izquierda radical, con Lenni Brenner a la cabeza, mantiene que los sionistas colaboraron con los nazis para fomentar el antisemitismo en Europa y lograr así la creación de un Estado judío.

     LA SINGULARIDAD DEL HOLOCAUSTO

    ¿Es en efecto el Holocausto un evento singular en el devenir del hombre o es una más de las atrocidades cometidas en la historia de la humanidad?
    Hasta hace una cuantas décadas el Holocausto fue considerado un tema esotérico que sólo era discutido entre sobrevivientes y en pequeños círculos intelectuales. La naturaleza traumática de los acontecimientos y el abrumador sentimiento que evocaba, provocó que la humanidad optara por inhibir cualquier reflexión sobre sus antecedentes, sus alcances y sus repercusiones.
    La apertura de archivos nazis y la proliferación de testimonios propiciaron que el Holocausto se convirtiera en una "cuestión pública" expuesta a múltiples reinterpretaciones. Tanto en el contexto judío como en el no judío, el tema fue abordado a través de todas las disciplinas. A su vez este evento se convirtió, al igual que la creación del Estado de Israel, en elemento central de la identidad judía.

    Los Hechos

    Es una realidad que el asesinato masivo es tan viejo como la humanidad, pero las circunstancias particulares del Holocausto lo convierten en un evento singular. Se suele comparar el genocidio judío con atrocidades cometidas en el pasado o en el presente, pero esos otros crímenes masivos han tenido como origen conflictos étnicos o políticos, rivalidades entre mayorías y minorías fácilmente detectables.

     El proyecto del nacional socialismo se basaba en la visión de una comunidad "racial" la cual, en términos prácticos, demandaba la selección y el mejoramiento de los elementos considerados valiosos y la total eliminación de aquellos débiles, impuros o indignos. En este contexto la aniquilación de los judíos y su cultura representó un móvil fundamental, un pilar de la estructura nazi y una misión sagrada que se organizó calculando fríamente las ventajas que arrojaría en favor de la élite fascista-capitalista en el poder.

     El Holocausto fue planeado y ejecutado como "Solución Final" de un problema: la cuestión judía. Para lograr el exterminio total de un pueblo el Tercer Reich involucró a cada uno de los elementos del aparato burocrático y administrativo del Estado germano y se implementó la más avanzada tecnología. Para alcanzar su objetivo la maquinaria nazi adoptó diversas medidas concretas: a) se definió con precisión a las víctimas; b) se utilizaron los mejores procedimientos jurídicos para facilitar la total eliminación de los derechos de las víctimas; c) se integró un aparato logístico que incluía un sistema ferroviario y cámaras de gas y la participación de administradores, abogados, industriales, etc., dispuestos a colaborar en esa "gran empresa" y d) se buscó el apoyo de historiadores, filósofos y teólogos que fundamentaran ideológicamente el asesinato.

     El Holocausto trascendió los límites de la experiencia moderna y trastocó todo principio moral. Nunca antes en la historia de un Estado moderno y "civilizado" la aniquilación de un pueblo fue el elemento central de su política e ideología. Nunca antes, ni después, el asesinato masivo fue perpetrado en forma tan fría y eficiente. A pesar de que los judíos no representaban una amenaza para el Estado germano y que no podían ser percibidos como un bloque de poder colectivo, dada su ubicua distribución geográfica y la carencia de una base territorial o religiosa, cada uno era un objetivo en sí mismo. De hecho desde finales de 1944, cuando la derrota era inevitable, los alemanes continuaron utilizando su inmenso potencial de mano de obra y de recursos logísticos para destruir al judaísmo europeo, mismo que podía haber sido canalizado al frente para detener el avance de los aliados.

    El nacional-socialismo también fue para los judíos un hecho singular dentro de la larga historia de persecuciones antisemitas. Durante siglos los judíos sufrieron todo tipo de violencia, fueron expulsados y perseguidos, expuestos a conversiones forzadas. Para Hitler el judío, por su misma esencia, encarnaba el mal absoluto y por ende, la conversión no era suficiente para redimirlo. Había que destruirlo.

     RESPONSABILIDAD COLECTIVA

    Para Hitler la segunda guerra mundial fue una cruzada para crear una Europa judenrein, libre de judíos. Los nazis lograron exterminar a seis millones de judíos procedentes de 21 países europeos gracias a la cooperación que recibieron de los ciudadanos de las regiones ocupadas. Con excepción de Dinamarca, Finlandia y Bulgaria, los ejércitos alemanes recibieron apoyo para localizar, arrestar e inclusive asesinar a la población judía.
    Los polacos, con una antigua historia de antisemitismo y con una población judía que representaba el 10% del total, reaccionaron -en el mejor de los casos- con indiferencia. Gracias a su colaboración los nazis lograron asesinar a alrededor de tres millones de judíos.
    De acuerdo con el historiador Samuel Ettinger, los más eficaces cómplices de los alemanes en Europa oriental fueron los ucranianos y los lituanos, aunque también colaboraron los rumanos, los croatas, los húngaros y los eslovacos. Sus aparatos de seguridad se mostraban dispuestos a buscar sin descanso hasta descubrir a un niño judío oculto.
    También en Europa occidental los nazis gozaron de la cooperación de la población. En Francia, por ejemplo, los nazis se valieron de la ayuda del régimen de Vichy para deportar a 64,070 refugiados judíos.
    Existe además consenso entre historiadores y analistas del Holocausto de que los aliados tenían la capacidad para detener el asesinato masivo a través de un ataque aéreo directo, salvando así cientos de miles de vidas. Este era el imperativo moral. Sin embargo las grandes potencias rechazaron esta posibilidad, a pesar de que existen evidencias que demuestran que Churchill, Roosevelt y Stalin, tenían información que comprobaba la existencia de campos de exterminio.

     EL LEGADO DE AUSCHWITZ

    Desde una perspectiva histórica se han logrado estudiar los procesos que condujeron al Holocausto pero siguen siendo insuficientes los esfuerzos para comprender la dimensión del horror y los alcances del mal. El fin de la segunda guerra mundial y la liberación de Auschwitz no fueron suficientes para borrar las cicatrices de los campos de exterminio. Sin embargo, el recuerdo del dantesco escenario no debe conducirnos a aceptar como irremediable la fragilidad de la moral humana que conlleva insensibilidad al sufrimiento e indiferencia a la crueldad. Por el contrario, implica ejercer una clara conciencia sobre lo que puede significar el no asumir el pasado como antídoto contra futuras debacles.
    Hoy por hoy en diversas latitudes se manifiestan con vigor brotes de violencia inspirados en el ejemplo de la barbarie nazi. La falta de voluntad política por parte de la comunidad de Estados democráticos para acabar con estas lacras fomenta el resurgimiento de movimientos ultranacionalistas y xenófobos.
    Pero el legado de Auschwitz está a la vista. Ante los peligros de la amnesia histórica la Asamblea General de las Naciones Unidas en conjunto con la UNESCO han proclamado 1995 como el Año de la Tolerancia y el Consejo de Europa promueve una campaña contra el racismo y la intolerancia. Simultáneamente en sendos países del mundo se promueven legislaciones antirracistas a través de las cuales se busca neutralizar las manifestaciones de extremismo que pueden poner en riesgo la paz mundial.

     HOLOCAUSTO

    ORIGENES Y CAUSAS DEL ANTISEMITISMO NAZI
    A partir de que comenzaron a aflorar las atrocidades cometidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, numerosos estudiosos han intentado hallar las causas y orígenes del intenso antisemitismo que invadió a Europa por siglos y explicar, especialmente, el hecho de que el programa de la "Solución Final" propuesto por Adolfo Hitler hubiera sido acogido con tanto entusiasmo por una nación ilustrada como la alemana.
    Durante años, Alemania tuvo un contacto permanente con los judíos y, el antisemitismo en ese país, se diferenció de otros, no tanto por la virulencia de sus manifestaciones, sino por su concepción racista.

     

    El antisemitismo nazi que surgió en Alemania en el Siglo XX tiene orígenes muy antiguos que pueden ser estudiados desde diversas ópticas:

    IDEOLOGICA:

    Al igual que en muchos países europeos, los judíos en Alemania sufrieron, durante siglos, constantes persecuciones, matanzas y expulsiones que se debieron a actitudes estereotipadas. Algunas de estas datan de los inicios de la Era Cristiana y alcanzan su punto álgido durante la Edad Media.
    A pesar de que el antisemitismo nazi se desencadena a principios del Siglo XX, las bases de su ideología pueden situarse en el sentimiento antijudío medieval y más adelante con Martín Lutero quien, en 1542, publicó un libelo intitulado Contra los Judíos y sus Mentiras . En éste los acusa de ser usureros, parásitos y ajenos a la nación germana. En verdad, los judíos siendo extranjeros, no deberían poseer nada y lo que poseen debería ser nuestro. Sin embargo, tienen nuestro dinero y nuestros bienes, y se han convertido en nuestros dueños en nuestro país, en donde quiera que se hallen".
    A la vez, Lutero propuso una serie de medidas punitivas contra los judíos que incluían el quemar sus sinagogas, confiscar sus libros y expulsarlos de sus tierras. La filosofía luterana abonó el terreno para la propaganda antisemita y se convirtió en un tema clásico durante el mandato de Hitler.
    Siglos después, la filosofía alemana contó con exponentes como Johann Fichte quien, en 1793, afirmó que era necesario expulsar a los judíos del territorio alemán: Sólo hay un medio para protegernos contra los judíos: reconquistar la tierra prometida y enviarlos a todos allí.
    Para Fichte, los alemanes eran los únicos capaces de encontrar la verdad además de que llegó a proponer la idea de decapitar colectivamente a los judíos, actitud que se puede relacionar con la "Solución Final" que Hitler trató de implementar años después.
    Por su parte, Hegel también manifestó sentimientos antisemitas y consideró a los judíos como la antítesis de la Humanidad.
    A finales de ese mismo siglo, el conde Arthur de Gobineau propuso la Teoría de la Supremacía de la Raza Blanca. En su obra habló del ario, del superhombre nórdico germánico, estableciendo que, la mezcla de esa raza pura con otras inferiores, era lo que producía la decadencia de las civilizaciones.
    En 1808, el investigador alemán Fiedrich von Schiegel descubrió una relación entre varios lenguajes: el alemán, el holandés, el sueco, etc., y elaboró la hipótesis que afirmaba que estos idiomas derivaban de una protolengua ancestral llamada aria la cual, supuestamente, debía haber sido hablada por los arios . En base a esta teoría, otros pensadores concibieron la idea de la nobleza de los alemanes por constituir una raza superior.
    Posteriormente, Houston S. Chamberlain combinó estas teorías para hablar de la hegemonía nórdica. Publicó el libro "Los Fundamentos del Siglo XIX" en donde aseguró que los germanos eran los verdaderos creadores del destino de la Humanidad. Para él, "los judíos son maestros de la intolerancia, del fanatismo de la religión y del asesinato por religión, y apelan a la paciencia cuando se sienten muy oprimidos". En pocos años, este libro se convirtió en la Biblia de los alemanes gracias al apoyo del Kaiser Guillermo II.
    A mediados del Siglo XIX el compositor Richard Wagner escribió un libro en el que difamaba a los judíos, consideándolos incapaces de componer música aria al ser individuos que contaminaban el ideal de esta raza. En una carta que escribió al rey Luis II de Bavaria, Wagner dice: "Yo considero a la raza judía como el enemigo nato del hombre puro y de todo lo noble que hay en él. Y especialmente nosotros, los alemanes, nos hundiremos a causa de ellos, es cosa segura".

     

    Las creaciones de Wagner sirvieron como trasfondo musical a la Alemania de Hitler.
    A finales del Siglo XIX, Friedrich Nietzche propuso su teoría del super-hombre que se encuentra por encima de la moralidad, misma que sirvió para afianzar los conceptos sobre el ideal germano.
    La ideología nazi retomó las teorías anteriores para afirmar que los judíos eran por naturaleza una raza inferior y que, su composición genética, determinaba permanentemente sus escasas posibilidades y capacidades. Su líder, Hitler, afirmó que "en su nuevo lenguaje el judío siempre expresa sus ideas viejas; su naturaleza interna no ha cambiado. El judío puede hablar mil idiomas y siempre será judío. Sus características no cambiarán, siempre será el mismo judío".
    De acuerdo a estas ideas, ni la conversión ni la asimilación podrían cambiar al judío. había que exterminarlo.

     POLITICA:

    La historia de Alemania se caracterizaba por la falta de estabilidad en su forma de gobierno. Durante siglos, el país vivió en un estado de anarquía permanente en donde los judíos sufrieron expulsiones y matanzas.
    En 1343 los judíos perdieron sus derechos como ciudadanos bajo el gobierno del emperador Luis el Bávaro. Para 1384 fueron encarcelados en algunas ciudades alemanas y en 1388 los expulsaron colectivamente. Para el Siglo XV pocas ciudades alemanas otorgaron a los judíos el derecho de estadía permanente.
    Siendo que tanto la monarquía como la pretendida unidad nacional fracasaron, en el Siglo XVIII la nación se encontró dividida en 300 entidades políticas.
    Podemos decir que hasta este momento en Alemania no existía una conciencia nacional como en otros países, por lo que la población tendió a buscar una identidad propia. Se comenzó a crear un ideal mítico, con superioridad de sangre y de criterio. Los alemanes se consideraron el grupo predominante de la raza nórdica y así solucionaron su problema de identidad.
    La serie de derrotas militares que sufrieron contra Luis XIV y Napoleón, impulsaron a los alemanes a la formación de un Reich unificado. A principios del Siglo XIX surgió una nueva concepción de la nación germana, y los judíos y otros grupos minoritarios, no tuvieron cabida en ese ideal.
    Cuando a mediados de este siglo Alemania sufrió una transformación brusca y se convirtió en una potencia militar, los judíos fueron asociados con fenómenos de desintegración y desorden que resultaron como consecuencia lógica del cambio.
    En 1878 el reverendo Adolf Stocker, Capellán de la Corte de Guillermo II, creó el primer partido antisemita cuyo slogan era "Alemania Despierta!". Stocker consideraba que un odio común permitiría superar las oposiciones que fragmentaban a la sociedad alemana, por lo que abogó por lograr un país purificado de judíos, afirmando que "el judaísmo es una gota de sangre ajena al cuerpo germano y con poder destructivo".
    Para 1890 existían en Alemania diversos partidos antisemitas que fueron adquiriendo poder. Sin embargo, al desencadenarse la Primera Guerra Mundial, se originó una atmósfera de unión nacional necesaria para luchar contra el enemigo extranjero. Aun los judíos fueron considerados como alemanes y el antisemitismo se suavizó.

     

    Pero cuando se fueron perdiendo las esperanzas de ganar el conflicto se produjeron las primeras dificultades. Decayó la unión nacional, comenzó a intensificarse la tensión social y los alemanes buscaron nuevos culpables, eligiendo a los judíos.
    A pesar de que los judíos participaron activamente en el frente, el nombramiento de dos judíos para las organizaciones de Servicio de Materias Primas y para la Sociedad Central de Compras, provocó que fueran considerados explotadores del país en guerra. Las autoridades dudaron que los judíos estuvieran cumpliendo con su deber en el campo de batalla, por lo que realizaron un censo de los soldados de este origen, sin dar a conocer los resultados en ese momento. Prevalecía la idea de que los judíos se beneficiaban de la crisis y no participaban en la lucha, argumento que sirvió para la propaganda nazi.
    Para 1918, distintos comités antisemitas se habían creado, tales como la Liga Pangermánica, que afirmaba que los judíos eran "el enemigo mortal", así como Deutschvlkische Blatter, que adoptó la cruz gamada como enseña de su combate contra los judíos.
    En 1920 se fundó el Partido Obrero Alemán, que posteriormente se convirtió en el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, mejor conocido como el Partido Nazi.
    Al terminar la Primera Guerra Mundial, Alemania vivió uña situación de crisis. El Tratado de Versalles obligó a los perdedores a someterse a una serie de condiciones que para ellos resultaban humillantes. La sociedad tradicional se derrumbaba en el caos y la anarquía.
    La difícil situación económica provocó que muchos alemanes se encontraran en quiebra; había hambre, huelgas y protestas. Los alemanes aspiraban a tener una autoridad omnímoda para fortalecer sus estructuras políticas y crear nuevos mecanismos de defensa.
    Surgieron las reacciones contra los judíos por considerar que se enriquecían de la miseria general. El antisemitismo ganó terreno y para 1930 se comenzó a excluir a los judíos de diversos lugares públicos. Los tiempos estaban maduros para la llegada de Hitler.
    En la Alemania de ese momento se presentaron las seis condiciones básicas para que se produjera un Holocausto:

     1. Resentimiento generalizado.

    2. La existencia de una dictadura.
    3. La presencia de una burocracia que cumplía órdenes sin cuestionar.
    4. La posesión de una tecnología que permitía cristalizar las ideas.
    5. La presencia de un grupo que actuó como chivo expiatorio para justificar la crisis.
    6. La existencia de una minoría que fungió como víctima.

     A más de 40 años del derrumbe del Tercer Reich, muchos pretenden condenar al olvido los terribles acontecimientos que incidieron, no únicamente en el pueblo judío, sino en toda la civilización moderna.

     El nazismo es una consecuencia lógica de las ideas antisemitas prevalecientes por siglos, así como de las condiciones políticas de la Alemania de los 30's, aunadas a una sociedad en crisis, pero estos actos no hubieran sido posibles sin la colaboración de muchos países y de los miles de individuos que facilitaron la labor concebida por los nazis. También éstos se encontraban sensibilizados a la propaganda nacional-socialista debido a la introyección de lemas antijudíos tradicionales desde mucho tiempo atrás.

    El Holocausto no es obra de un hombre ni de una sola nación y, por ésto, la responsabilidad debe recaer en la Humanidad toda que permitió que la intolerancia y el fanatismo se apoderaran de las conciencias de hombres libres.

    Por más dolorosas que sean las lecciones que nos ha dejado este capítulo nefasto en la historia, debemos tenerlo siempre presente para asegurar la continuidad de la raza humana.


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