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Martes 16 de Abril de 2024 |
 

Organizacion del territorio Argentino

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    Organización del territorio argentino. Regionalización

    Una visión del funcionamiento, morfología y jerarquía del sistema de ciudades, de la localización de actividades y de la población, del trazado de las redes de infraestructura, de los movimientos y flujos en el espacio y del uso de los recursos naturales muestran una estructura espacial con escasa o débil articulación entre las partes y, en consecuencia, entre las regiones, pero con una fuerte dependencia de Buenos Aires y su área metropolitana.

    Todo esto es el resultado de una ocupación espontánea del espacio, el cual muestra el impacto sucesivo de las diferentes etapas de la economía argentina y de las decisiones políticas. Este esquema de organización territorial se denomina modelo tendencia, pues refleja las tendencias socioeconómicas, políticas y geográficas en una larga relación tiempo-espacio. Hacia finales de la década de 1980, distintos procesos rompieron con muchas tendencias históricas y surgieron otras.

    Este modelo encontró bases muy sólidas en la valoración de la posición geográfica mundial de Argentina, de aislamiento geográfico', que la llevó a ser considerada como un país isla' como la definió el almirante Storni y, en consecuencia, a modificar su organización espacial en función del puerto. El concepto de la Argentina insular' comienza a cobrar fuerza con la economía agro-portuaria y con los inicios de la industrialización (sustitución de importaciones).

    Así, Argentina se estructuró sobre los puertos, con amplio predominio del de Buenos Aires. La cohesión interior, la centralización de la baja cuenca del Plata, el desprendimiento' fronterizo y las condiciones de sequedad que imperan en gran parte del territorio contribuyeron, en forma harto elocuente, a consolidar la Argentina insular' y organizar su espacio interno en función de dicho sistema, dando lugar al país abanico definido por Bunge.

    Este esquema tendencial llevó a la valoración de la región Pampeana, a la cual se le confirió el rol de región nuclear del país. Por otro lado, el modelo se extendió a los espacios significativos de las otras regiones del país, coincidente la mayoría de las veces con los núcleos geohistóricos y con la producción de bienes complementarios de la pampa húmeda. Mientras tanto, con el correr del tiempo, fue tomando cuerpo el lugar de mayor capitalidad del territorio argentino, concentrando la población, las actividades, los servicios y, por ende, el poder. El área metropolitana de Buenos Aires y, más tarde, el eje urbano industrial San Lorenzo-Rosario-La Plata se impusieron así por su privilegiada posición geográfica, determinando la configuración y funcionamiento del espacio nacional.

    En este escenario, la posición de las regiones y de sus sistemas urbanos resultaba periférico, más aún por el escaso contacto entre ellas y los países colindantes. Este proceso se vio reforzado por la presencia de conflictos, lo que llevó a consolidar el desprendimiento fronterizo', sobre todo con Chile y Brasil. En la actualidad, se ha dado por agotado dicho modelo y Argentina ha encontrado otras dos vertientes hasta ahora no valoradas: su posición céntrica en el Cono Sur (posición subcontinental) y su posición aguas abajo de la cuenca del Plata (posición regional). Esto lleva a una nueva posición de Argentina en el mundo, dentro de un ámbito de integración regional: Mercosur, que ha de refuncionalizar el territorio, sus regiones y sus sistemas de relaciones.

    La integración de Argentina en el espacio comunitario del MERCOSUR implica complementar la concepción insular del país con la peninsular; esto encierra una proyección marítima y otra proyección continental, que conlleva a estructurar un nuevo sistema de relaciones con el espacio exterior y dentro del espacio interior. Esta situación modificará, sin duda, el rol de las diferentes regiones, y conducirá a su reconversión productiva, por haber variado su posición con respecto a los mercados y la accesibilidad general. El concebir a Argentina en este escenario de futuro implica potenciar cuatro aspectos sobresalientes: la complementación e integración territorial interna, la complementación e integración con otros países de la región, la accesibilidad de ciudades y regiones hacia el Atlántico y Pacífico y, por consiguiente, un reposicionamiento diferente de las ciudades y las regiones.

    Todos estos cambios conllevan a establecer un nuevo sistema de relaciones, lo que supondrá, en principio, un redimensionamiento estratégico de las redes de transporte, comunicaciones, flujos y energía, así como una valoración de los grandes espacios constitutivos del territorio nacional que se extienden más allá de las fronteras, pero que han de encontrar su articulación y unidad. Las fronteras, que antes separaban espacios llamados a funcionar en común, serán ahora franjas de dinamismo e integración.

    Los espacios noroccidental, nororiental, patagónico austral, pampeano y metropolitano han de conjugar los grandes ámbitos geográficos para un desarrollo más equilibrado en lo interno y más proclive a la proyección e integración en lo externo. La correcta percepción de esta realidad geográfica llevará a valorizar, dentro de los espacios mencionados, los sistemas regionales individualizados; éstos, a su vez, se encontrarán con mejores posibilidades y capacidades para desarrollar sus potencialidades, complementarse e integrarse con las regiones de los países vecinos y articularse entre sí.

    La refuncionalización del territorio, impulsada por el proceso de integración regional, es una nueva oportunidad, un hito más, un umbral de mayor complejidad en la organización territorial; también habrá desigualdades. Problemas y nuevas oportunidades son una dicotomía permanente en la vida de los pueblos y ese devenir se refleja en la organización del territorio. El nuevo modelo que se vislumbra no elimina el anterior: lo complementa y lo supera. Los hechos históricos son acumulativos espacialmente.

    Así como en la anatomía territorial los espacios y regiones se reposicionan y se reconvierten, en la fisiología territorial el sistema urbano y las redes se refuncionalizan. Las transformaciones globales del mundo actual -desde la economía integrada hasta el cambio tecnoproductivo y la revolución en los transportes y las comunicaciones- han de impulsar el proceso señalado. En esto consiste la nueva lógica territorial.

    Lenguas oficiales y habladas

    El castellano es el idioma oficial y lo habla la mayoría de los argentinos. En algunos lugares siguen en uso varias lenguas indígenas.

    Religión

    Más del 92% de la población es católica. Se practican también el judaísmo, el protestantismo y otras religiones cristianas y no cristianas, aunque muchas sectas y confesiones están prohibidas por "lesivas al orden público". Hasta la reforma constitucional de 1994, era requisito indispensable que el presidente y el vicepresidente fueran católicos.

    Educación y cultura

    Argentina es un país con un rico legado cultural español, fuertemente influido desde el siglo XIX por la inmigración europea, fundamentalmente por la italiana. Se mantiene un vivo interés por la historia del país, simbolizada especialmente en el gaucho. En el ámbito artístico, la influencia más importante ha sido la de Francia. Sólo en el arte popular se ha registrado una importante influencia de las culturas indígenas.

    Educación

    La educación primaria es gratuita y obligatoria entre los 6 y los 14 años. En el curso escolar 1991-1992, unos 5 millones de alumnos asistieron a las escuelas primarias y, aproximadamente, 2,3 millones a las secundarias y de formación profesional. Las universidades tenían más de 1 millón de estudiantes. La tasa de alfabetización de Argentina, en torno al 95%, es una de las más altas de América Latina.

    Argentina tiene 24 universidades nacionales, y varias provinciales y privadas. La principal institución es la Universidad Nacional de Buenos Aires (1821). Entre las más importantes merecen mencionarse la Universidad Católica Argentina (1958), la Universidad del Salvador (1958), la Universidad de Belgrano, la Universidad Tecnológica Nacional (1959), la Universidad Nacional de Córdoba (1613), y otras situadas en Bahía Blanca (1956), La Plata (1905), Mendoza (1939), San Miguel de Tucumán (1914) y Rosario (1968).

    Bibliotecas y museos

    La biblioteca más importante de Argentina es la Biblioteca Nacional (1810), en Buenos Aires, que dispone de un fondo de más de 1,9 millones de volúmenes. Entre los más destacados de los numerosos museos de Buenos Aires merecen destacarse el Museo Argentino de Ciencias Naturales, el Museo Nacional de Bellas Artes y varias colecciones privadas como la Galería Internacional de Arte. El Museo de La Plata es famoso por su colección de fósiles de reptiles.

    Literatura

    La literatura argentina adquirió un marcado matiz nacionalista en el siglo XIX. El poema Fausto (1866) de Estanislao del Campo, es la versión gauchesca de la leyenda de Fausto; Martín Fierro (1872), un poema narrativo de la vida de un gaucho, obra de José Hernández, está considerada la epopeya nacional argentina. Finalmente, el ensayo sociológico Facundo (1845), de Domingo Faustino Sarmiento, es un estudio que analiza cómo la vida rural en la Pampa argentina contribuyó a modelar el carácter nacional.

    La literatura argentina del siglo XX ha producido obras como la celebrada Don Segundo Sombra (1926), novela de Ricardo Güiraldes; Rayuela (1963), novela de Julio Cortázar; El beso de la mujer araña (1976), novela de Manuel Puig; La bahía del silencio, de Eduardo Mallea (un novelista que escribió sobre temas existencialistas); y la obra de Jorge Luis Borges, cuyas historias han alcanzado un reconocimiento internacional. El poeta más conocido es Leopoldo Lugones, quien cultivó el simbolismo y el naturalismo. En la actualidad, y junto a Ernesto Sábato, debe destacarse a Adolfo Bioy Casares como uno de los escritores argentinos más representativos. Véase Literatura argentina.

    Arte

    La pintura del siglo XIX estuvo dominada por temas gauchescos y escenas de la vida urbana. En este periodo destacó Prilidiano Pueyrredón. Entre los pintores del siglo XX merecen mencionarse al realista Cesáreo Bernaldo de Quirós; Benito Quinquela Martín, pintor de la vida del puerto de Buenos Aires; el cubista Emilio Pettoruti; y Raúl Soldi. Son muy conocidas las obras del escultor Rogelio Yrurtia.

    Música

    Los principales componentes de la música tradicional argentina son las canciones y bailes gauchescos, la música nativa de las provincias del norte, las influencias europeas y en menor medida la música africana. El tango, que se desarrolló en Buenos Aires y se convirtió en el baile de salón favorito de gran parte del mundo, es quizá la contribución argentina más famosa a la música moderna. Ástor Piazzola, un prolífico compositor, director e intérprete de tangos, incorporó a sus obras influencias clásicas y del jazz.

    La ópera y la música sinfónica son elementos importantes de la actividad cultural. La Orquesta Sinfónica Nacional tiene su sede en Buenos Aires, y la compañía de ópera de esta ciudad la tiene en el Teatro Colón, construido en 1908; esta compañía de ópera ha obtenido una merecida fama mundial por su excelencia. En el terreno de la música clásica destacan tres hermanos, José María, Juan José y Washington Castro, todos ellos directores y compositores. El más conocido de los compositores argentinos fue Alberto Williams, fundador del Conservatorio de Buenos Aires. Alberto Ginastera es conocido por su música sinfónica para ballet, ópera y piano, muy popular en todo el mundo. En el ballet es muy notoria la figura de Julio Bocca, cuyas virtudes han trascendido las fronteras del país.

    Economía

    La economía argentina se basa tradicionalmente en la producción agrícola y ganadera, aunque los sectores industrial, minero, pesquero y de servicios han registrado un marcado crecimiento en las últimas décadas. Argentina es una de las principales naciones productoras de carne, cereales y aceite del mundo. En la actividad fabril, las principales empresas son las productoras de alimentos y bebidas, metalúrgicas, automotrices, refino de petróleo, textiles y cemento. El producto nacional bruto (PNB) de Argentina, para 1994, fue de 279.400 millones de dólares, con una renta per cápita de 8.146 dólares aproximadamente (cifras de la Secretaría de Programación Económica, con precios de 1994).

    Agricultura y ganadería

    En años normales, Argentina cosecha suficientes productos agrícolas no sólo para satisfacer la demanda interna, sino también para exportar los excedentes. Del total de la superficie del país (unos 280 millones de ha), poco más del 50% se utiliza para el pastoreo, menos del 22% para explotación forestal y aproximadamente el 4% para cultivos permanentes. Aproximadamente el 13% de la tierra es cultivable. La Pampa es la principal zona agrícola del país, con una importante producción de tr9go y otros cereales. Las regiones ubicadas en Río Negro, Neuquén, Mendoza, San Juan y provincias del noroeste son ricas en ex`lotaciones frutícolas y vitivinícolas. En la producción de caña de azúcar destacan Tucumán, Salta y Jujuy.

    La producción ganadera es un sector importantísimo en la economía argentina, así como la refrigeración y procesamiento de carne y subproductos. La producción anual supera los 3,4 millones de t. A principios de la década de 1990, el país contaba con unos 50 millones de cabezas de ganado vacuno, 23,7 millones de ganado ovino y 4,8 millones de porcino; además, existían unos 3,3 millones de caballos. Los caballos argentinos se han ganado fama internacional en el mundo de la hípica y del polo.

    A pesar del retroceso sufrido durante la década de 1980, la exportación de ganado sigue jugando un importante papel en el comercio internacional. En 1994 los ingresos en concepto de carne y pieles ascendieron a 1.700 millones de dólares, lo que suponía un 11% del total de las exportaciones. Desde hace mucho tiempo, Argentina es líder mundial en la exportación de carne cruda, aunque cada vez es más importante la exportación de carnes procesadas y envasadas.

    El país produce y exporta ingentes cantidades de lana. A principios de la década de 1990 se producían anualmente unas 202.000 t de lana. Aproximadamente el 40% de las ovejas se crían en la Patagonia.

    El trigo es el cultivo más importante y Argentina se cuenta entre los principales productores mundiales de este cereal. A principios de la década de 1990, la producción llegaba a los 9,4 millones de t; otros cereales importantes son el maíz, la avena y la cebada.

    Entre otros cultivos de importancia están la soja, el sorgo, el lino, el girasol, la caña de azúcar, el algodón, las patatas (papas), el arroz, la yerba mate, el cacahuete (maní) y el tabaco, así como uvas, manzanas y cítricos.

    Silvicultura y pesca

    Situadas fundamentalmente en las áreas montañosas distantes de los centros poblados, la mayoría de las 59.500.000 ha de bosques no son muy aprovechadas. Entre las maderas más explotadas se cuentan el olmo y el sauce para la producción de celulosa, el quebracho blanco para combustible, el quebracho rojo para el tanino (que se utiliza en el curtido de pieles), y el cedro para la fabricación de mobiliario; otras maderas de importancia económica son el roble, la araucaria, el pino y el ciprés.

    Los caladeros argentinos, potencialmente muy productivos, no se explotan en su totalidad, aunque la producción se incrementó de forma constante en las décadas de 1960 y 1970. En 1992 las capturas alcanzaron las 700.000 t anuales, principalmente de merluza, calamar, langostino y anchoa.

    Minería

    Aunque el país cuenta con una gran variedad de reservas sobre todo petróleo, carbón y diversos metales la minería ha sido relativamente poco importante en la actividad económica. Con todo, en las últimas décadas se ha incrementado significativamente la producción de petróleo y carbón. En términos de valor, el principal producto mineral es el petróleo. En 1994 la producción anual de petróleo crudo alcanzaba los 38,7 millones de m3, suficiente para cubrir la demanda interna y permitir la exportación. Con este fin se ha construido un oleoducto hacia Chile, a través de la cordillera de los Andes. Se espera que, con las licencias otorgadas para exploración en nuevas zonas del país y en las áreas marítimas, se incremente significativamente la producción. El país cuenta también con una importante producción de gas natural, que en 1994 alcanzaba los 26.228 millones de m3. Por otra parte, existe una modesta explotación de oro, plata, cobre, plomo, cinc, hierro, estaño, tungsteno, mica, uranio y piedra caliza. Los planes de exploración y explotación, al amparo de la nueva Ley de Minería, pretenden dinamizar este sector.

    Industria

    El grueso de la industria argentina se centra en Buenos Aires. Aproximadamente el 20% de la población activa está empleada en las empresas industriales. La industria más importante y antigua del país es el procesamiento y envasado de productos alimentarios, seguida por el sector textil. Otras importantes industrias producen artículos de goma (natural y sintética), cemento, productos químicos, papel, plásticos y derivados del petróleo. La industria siderúrgica ha alcanzado una gran expansión; en 1994 la producción de hierro primario, acero crudo y laminado llegó en conjunto a los 10,4 millones de toneladas. El sector automotriz produjo 408.000 vehículos.

    Energía

    El sistema energético de Argentina está compuesto por las redes de conductos y de energía eléctrica. Entre las redes de conductos se distinguen los gasoductos, los oleoductos y los poliductos que conectan las áreas productivas de la Patagonia, Cuyo y Noroeste con los grandes centros de consumo o de industrialización derivada. Las redes de energía eléctrica se integran en el sistema interconectado nacional, los sistemas regionales y las estaciones de transformación, y ponen igualmente en contacto las centrales eléctricas con las grandes áreas de consumo. Están compuestas por líneas de transmisión, equipamientos de generación y subestaciones de transformación. Las principales líneas conectan el sistema hidroeléctrico del Río Limay (Neuquén-Río Negro) con Buenos Aires, Bahía Blanca y La Plata. También destacan las líneas de Yaciretá (Argentina-Paraguay) y de Salto Grande (Argentina-Uruguay) con Rosario y el Gran Buenos Aires. La energía eléctrica instalada es estimada en 14.000 megavatios.

    El país cuenta con abundantes recursos energéticos y sobre todo con una gran diversidad de fuentes, entre las que destacan la hidroeléctrica y el gas, además del petróleo, carbón y uranio. También revisten especial importancia las fuentes no convencionales de energía: geotérmica, eólica, mareomotriz, solar y biomasa. En el contexto del Mercosur se están realizando obras significativas, como los gasoductos a Chile y Brasil y las interconexiones eléctricas del litoral. Los sistemas energéticos de Argentina han sido privatizados, salvo Yaciretá, Salto Grande y las centrales nucleares, que están en proceso de concesión al capital privado.

    Las principales cuencas de hidrocarburos son la Austral (Golfo San Jorge), Neuquina-Pampeana-Cuyana y la del Noroeste. Existen otras cuencas de exploración como la del Chaco-Paranaense y varias en la plataforma submarina. La cuenca más importante en producción de gas es Loma de la Lata (Neuquén); también Santa Cruz y Puerto Hernández.

    En el campo hidroeléctrico, hay que señalar que la mayoría de los ríos y saltos con potencial para producir energía están muy alejados de los centros industriales, aunque, a pesar de estas limitaciones técnicas, los recursos hidroeléctricos se desarrollan a pasos acelerados. Los proyectos hidroeléctricos más importantes, iniciados en las décadas de 1970 y 1980, están situados en el norte de la Patagonia, sobre el río Limay (El Chocón-Cerros Colorados, Alicurá, Piedra del Águila y Pichi-Picún-Leufú), sobre el río Paraná (Yaciretá, explotado en colaboración con la República del Paraguay) y sobre el río Uruguay (Salto Grande, en colaboración con Uruguay). También merecen atención las centrales de Garabí, con Brasil; Corpus, con Paraguay; Los Blancos (Mendoza) y Río Santa Cruz-La Leona. En 1994 Argentina producía un total de 62.700 millones de kw/h, de los cuales el 44% se generaba en instalaciones hidroeléctricas, el 13% mediante energía nuclear y el 43% en centrales termoeléctricas convencionales.

    Moneda y banca

    Originariamente, el sistema monetario argentino se basaba en el peso oro, aunque en realidad no circulaban monedas de ese metal. La moneda en uso era el peso moneda nacional, dividido en 100 centavos. La crisis generada por la Gran Depresión, en la década de 1930, terminó con el régimen monetario oro y en 1935 se fundó el Banco Central de la República Argentina de sociedad mixta, responsable de controlar la emisión de moneda, sin perjuicio de otras funciones de supervisión de los bancos. En 1946 el Banco Central quedó bajo el control del gobierno, siendo cabeza del sistema bancario nacional.

    En materia monetaria, a principios de la década de 1970 se instauró el peso ley 18.188, equivalente a 100 de los antiguos. En junio se 1985 se creó el austral, equivalente a 1.000 pesos ley. Después de experiencias hiperinflacionarias, a principios de 1992 se implantó el nuevo peso argentino, equivalente a 10.000 australes. Desde entonces, la paridad con el dólar estadounidense se mantiene hasta la actualidad.

    En diciembre de 1994 había 168 bancos, de los cuales 33 eran públicos y 135 privados. El 60% de los depósitos estaba en los bancos privados.

    Comercio e intercambio

    Desde 1992 la balanza comercial es desfavorable para Argentina. En 1994 las exportaciones totalizaron unos 15.800 millones de dólares y las importaciones unos 21.600 millones de dólares. El principal socio comercial, tanto en exportaciones como en importaciones, es la República Federal de Alemania; otros socios importantes son: Brasil, Estados Unidos, Bélgica y Países Bajos.

    El comercio regional con otros países latinoamericanos se enmarca en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), a la que pertenece Argentina. Se exportaron a esta Asociación, en 1994, 6.907 millones de dólares y se importaron 6.600 millones de dólares, correspondiendo a Brasil el 52% de las exportaciones y el 65% de las importaciones.

    En 1991 se firmó el Tratado del Mercosur (Mercado Común del Cono Sur), del que forman parte Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Este bloque subregional ha dinamizado notablemente el comercio entre estos países y se encuentra en pleno proceso de integración. En 1995 se fijó el arancel externo común a aplicar en el futuro. En 1994 Argentina exportó al Mercosur por valor de unos 4.800 dólares e importó unos 5.147 dólares. De este movimiento, el 80% corresponde a Brasil.

    Trabajo

    A principios de la década de 1990, la población activa sumaba unos 11,8 millones de trabajadores. La mayoría de los 1.100 sindicatos argentinos están afiliados a la Confederación General del Trabajo (CGT). El derecho de asociación sindical, suspendido en 1976, fue restablecido en 1982. A principios de la década de 1990, el movimiento sindical contaba con unos 3 millones de afiliados; en esa época, los programas de privatización del presidente Carlos Saúl Menem habían provocado la pérdida de varios centenares de miles de puestos de trabajo, llegando la tasa de desempleo al 18% en octubre de 1995.

    Transportes

    Red ferroviaria

    La red ferroviaria argentina comenzó a tenderse en la segunda mitad del Siglo XVIII, existiendo 722 Km de vías en 1870. El ferrocarril del Oeste fue el primero en entrar en funcionamiento y cubría la distancia entre plaza Lavalle y Floresta, en Buenos Aires. El trazado no parte radialmente desde la capital, sino desde ésta, Buenos Aires, y desde Rosario. El ferrocarril del Sud (construido con capital inglés) llegó primero a Chascomús, y más tarde a Las Flores, Bahía Blanca, Neuquén, Zapala y Mar del Plata, y poseía varios ramales secundarios. El ferrocarril Central tuvo sus inicios en Rosario, se extendió a Córdoba y luego a Santa Fe y Tucumán; posteriormente enlazó con Buenos Aires. Otra línea se extendía desde Río IV hasta Mendoza. El ferrocarril que comunicaba Buenos Aires con el Pacífico y el ferrocarril del Oeste llegaron al pie de los Andes: San Rafael, Mendoza y San Juan.

    Una verdadera fiebre ferroviaria' se preparaba en 1870. Entre 1870 y 1914 se construyó la mayor parte de la red ferroviaria argentina con capitales ingleses, franceses y del Estado argentino. Esta red llegó a ocupar el 10 puesto en el mundo, con cerca de 47.000 Km. El ferrocarril fue palanca del desarrollo y del poblamiento del territorio del país.

    A partir de 1946 la extensa red ferroviaria pasa a depender en su totalidad del Estado. En 1958 comienza un periodo que puede llamarse de regresión'. En efecto, políticas procamineras desarrollaron planes de clausura y levantamiento de vías; así, en 1980, la red ferroviaria era de 34.113 Km., mientras que en 1976 contaba con 41.463 kilómetros. En 1989 se inicia un nuevo proceso de concesiones al capital privado de la red ferroviaria de carga, de pasajeros del área metropolitana de Buenos Aires y de pasajeros interurbanos.

    En la actualidad, la red ferroviaria argentina posee una extensión de 34.059 Km., con tres anchos de vía. Dos líneas que cruzan los Andes permiten la comunicación con Chile; los ferrocarriles argentinos también conectan el país con Bolivia, Paraguay, Uruguay y Brasil. Como resultado de la privatización de la red, en algunas regiones del país se ha interrumpido el servicio. Las líneas nacionales que la integran son: el ferrocarril Nuevo Central Argentino (4.512 Km.), que conecta Buenos Aires con Rosario, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Río IV y Santiago del Estero (La Banda); el ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico (5.254 Km.), que enlaza Buenos Aires con Junín, Rufino, San Luis, Mendoza, San Juan, San Rafael y accede al puerto de Rosario; el ferrocarril Ferrosur Roca (3.343 Km.), que comunica Buenos Aires con Quequén, Necochea, Tandil, Olavarría, Bahía Blanca, Neuquén y Zapala; el ferrocarril Ferroexpreso Pampeano (4.953 Km.), que conecta a los puertos del complejo San Martín-Rosario con Bahía Blanca por medio de dos líneas troncales y varios ramales; el ferrocarril Mesopotámico, S.A. (2.739 Km.), que enlaza Buenos Aires con Rojas, Concordia, Paraná, Paso de los Libres, Monte Caseros, Corrientes y Posadas; el ferrocarril General Belgrano, S.A. (10.841 Km.), que comunica Buenos Aires con Rosario, Santa Fe, Córdoba, Resistencia, Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, San Juan y Mendoza, y la localidad de Salta con Formosa.

    La red ferroviaria argentina se conecta con la de los países colindantes: con Bolivia, a través de la línea F.C. Belgrano S.A., por La Quiaca y Yacuiba hasta La Paz y Santa Cruz de la Sierra; con Chile, también por la línea ferroviaria de Belgrano S.A., desde Socompa a Antofagasta y por Las Cuevas a Valparaíso (este ramal está desactivado pero con miras de ser rehabilitado); con Uruguay, por la línea F.C. Mesopotámico S.A., entre Salta y Salto Grande; con Brasil, a través de la línea de F.C. Mesopotámico S.A., por Paso de los Libres a Uruguaiana; y con Paraguay, por otra línea del F.C. Mesopotámico S.A., entre Posadas y Encarnación.

    A su vez, existen líneas provinciales extensas como Viedma-San Carlos de Bariloche, en la provincia de Río Negro (817 Km.), o más pequeñas como Córdoba-Cruz del Eje (150 Km.) o Jacobacci-Esquel (Río Negro-Chubut) de 402 Km. La línea de pasajeros más importante es la del corredor Buenos Aires-Mar del Plata-Miramar y su derivación Gral. Guido-Pinamar (536 Km.), operado por FERROBAIRES; esta empresa, de carácter provincial, cubre todo el sistema interurbano de pasajeros de las provincias de Buenos Aires y La Pampa. Los ferrocarriles metropolitanos de Buenos Aires son operados por varias empresas privadas (línea úricas, Sarmiento, Mitre, San Martín, Belgrano Sur, Belgrano Norte y Roca). Una línea de carácter turístico (18 Km.) es el denominado Tren de la Costa.

    Red caminera

    Hasta la tercera década del siglo XX la red caminera fue considerada complementaria de los ferrocarriles; aún más, en las zonas rurales los caminos locales conducían a las estaciones del ferrocarril. Primero los carruajes y luego los automotores se convirtieron en alimentadores de la red ferroviaria, en cuanto a tráfico se refiere. En 1952 se crea la Dirección Nacional de Vialidad, estableciéndose una cuota sobre la nafta y un porcentaje sobre los lubricantes, destinados ambos a la construcción de caminos. Es a partir de ese momento cuando comienza a desarrollarse la red caminera nacional que, en líneas generales, siguió el trazado de las vías férreas. En las décadas de 1950 y 1960 se produce una importante expansión de la red caminera y del transporte automotor, tanto de carga como de pasajeros.

    La red vial puede ser clasificada, de acuerdo con su jurisdicción, en nacional y provincial; y, por su importancia en lo concerniente al tráfico circulado, en rutas troncales, rutas secundarias y rutas locales o alimentadores. Además, se distinguen unas rutas transnacionales de gran importancia ante el MERCOSUR. Una tercera clasificación se establece en función del estado de la red: pavimentada (59.300 Km.), mejorada (40.300 Km.) y natural o de tierra (111.300 Km.).

    Hacia fines de la década de 1980 la red vial argentina se encontraba muy deteriorada por la sobrecarga de los camiones, sin control peso / eje, y por insuficientes inversiones en el mantenimiento. Por otro lado, se observaban varios estrangulamientos en la circulación, sobre todo en el acceso al área metropolitana de Buenos Aires, así como a otras grandes ciudades. Es entonces cuando se decide privatizar, por el sistema de concesión, las principales rutas troncales del país, como Buenos Aires-Mar del Plata, Buenos Aires-Bahía Blanca, Buenos Aires-San Luis-Mendoza, Buenos Aires-Rosario-Córdoba o Zárate-Concordia-Paso de los Libres, entre otras. También se desarrolla un plan de obras para el acceso a las grandes ciudades. Por otro lado, Vialidad Nacional está llevando a cabo un Plan Maestro, denominado Corredores Viales y Pasos de Integración, para mejorar la infraestructura en los corredores de exportación y de integración, fortaleciendo el desarrollo de tres ejes bioceánicos al norte, centro y sur, así como la Ruta 40, que corre paralela a la cordillera por el oeste, desde La Quiaca hasta Río Gallegos. La estructura se apoya en los siguientes pasos montañosos al oeste: Jama (Jujuy), Sico (Salta), San Francisco (Catamarca), Peñas Negras (La Rioja), Aguas Negras (San Juan), Cristo Redentor (Mendoza), Paso Pehuenche (Mendoza), Pino Hachado (Neuquén), Cardenal Samoré (Neuquén), Coihaique (Chubut) y Huemules (Santa Cruz). En el este se dirige a los puertos del Atlántico y del Plata-Paraná, y a los puertos de Paysandú-Colón, Puerto Unzué-Fray Bentos, Concordia-Salto, Paso de los Libres-Uruguayana, Posadas-Encarnación y Puerto Iguazú-Foz do Iguazú. Entre los proyectos estratégicos se pueden mencionar: las redes de autopistas acceso al área metropolitana de Buenos Aires, las autopistas Córdoba-Rosario, Buenos Aires-La Plata y Buenos Aires-Mar del Plata, los puentes Buenos Aires-Colonia, Rosario-Victoria y Santo Tomé-So Borja, y el túnel de montaña Juan Pablo II, de baja altura, entre Mendoza y Chile.

    Red aérea

    La compañía Aerolíneas Argentinas fue privatizada en 1990 y realiza vuelos tanto nacionales como internacionales; existen también numerosas líneas aéreas internas. Los ríos proporcionan unos 3.100 Km. de vías navegables, especialmente los de la cuenca del Río de la Plata. La red de carreteras alcanza un total de 211.370 Km. La ampliación del túnel ferroviario que cruza los Andes (1940) permite el paso de vehículos. A finales de la década de 1980 había matriculados unos 4,3 millones de vehículos privados y 1,4 millones de vehículos comerciales.

    Red portuaria y fluvial

    En la actualidad, se hace necesario incorporar los puertos a las redes de transporte intermodales e interoperables como parte de una cadena logística de transporte. Los puertos ya no son terminales sino centros de transferencia de cargas. El concepto de hinterland (área de influencia de un puerto con continuidad espacial) se ha desdibujado ante las relaciones espacialmente discontinuas entre puertos y centros receptores y emisores de tráfico, más aún con la vigencia de los puentes terrestres (land bridge) sobre corredores bioceánicos. Estos aspectos que rigen internacionalmente ya se están perfilando en Argentina. En el caso argentino aparecen los siguientes aspectos: a) la producción cerealista y de graneles necesita una salida entre Santa Fe, Rosario y Villa Constitución (65% de la producción exportable); b) el resto puede ser canalizado por los puertos de Bahía Blanca, Quequén y Mar del Plata; c) los contenedores se canalizan vía puerto Buenos Aires (Nuevo y Exolgan) y, en el futuro, por Campana, La Plata y Mar del Plata; d) existe tráfico pasante (en tránsito) que utilizaría corredores bioceánicos intermodales, al igual que las producciones básicas regionales; e) la producción de la región de la Patagonia, de menos volumen, encontraría salida por San Antonio Este (frutas y minerales, principalmente), Puerto Madryn (minerales, aluminio, pescado), Comodoro Rivadavia (combustibles) y Puerto Illia, en Punta Loyola (carbón y otros).

    En síntesis, Argentina necesita puertos más profundos en donde no los tiene de forma natural; si bien, los posee en donde la lejanía de las áreas demandantes no los valoriza. La Hidrovía Paraná-Paraguay, conectada al canal 32 pies Rosario al mar, y Punto Alfa pueden potenciar el complejo portuario Rosario-Terminal 6 -San Martín-San Lorenzo y, en menor medida, Buenos Aires-La Plata. Otra opción es construir dos o tres estaciones de transferencia de graneles al centro-sur de Córdoba, Santa Fe y costa de Buenos Aires, y, desde allí, operar dos líneas ferroviarias hacia Bahía Blanca y Quequén, ampliando y fortaleciendo estos puertos en aguas profundas a 45 pies (será necesario comparar costos de operaciones alternativas). Para identificar algunas prioridades es necesario clasificar los puertos en cinco tramos de la ribera fluvial y del litoral Atlántico de Argentina, observando su actual comportamiento, posibilidades y necesidades: Hidrovía Paraguay-Paraná (tramo medio), Vía Navegable 32 pies Rosario-San Lorenzo al AtLántico, bajo río Uruguay, puertos del frente marítimo de la región pampeana, y puertos patagónicos.

    Hidrovía Paraguay-Paraná

    Puerto de Barranqueras

    Este puerto cumplirá una función estratégica en la Hidrovía. Posee accesos por carretera y ferroviarios. Se deberá construir una estación de transferencia intermodal de cargas. Se prevé un nuevo puente sobre el Paraná que lo unirá con Corrientes (ferrovial). El puerto necesitará de inversiones para ampliación y modernización. Ha pasado a depender de la jurisdicción provincial y a ser importante el movimiento de contenedores, minerales y productos siderúrgicos de Zapla. El puerto de Formosa es complementario del anterior y el gobierno provincial busca inversores para canalizar sus proyectos. Será un nodo estratégico de tráfico internacional en la intersección de la Hidrovía y el corredor bioceánico Norte.

    Puerto de Santa Fe

    Cuando se termine el canal de acceso 21 pies y su conexión con la ruta de Rosario al Atlántico, el puerto de Santa Fe tendrá un papel significativo en las exportaciones de una rica región agro-industrial. Necesitará ampliaciones y modernización en equipamiento y accesibilidad.

    Vía navegable 32 pies. Complejo Rosario-San Lorenzo al Atlántico

    Por esta vía navegable, actualmente en proceso de dragado (alcanzará 32 pies en 1997), se canaliza casi el 70% de las exportaciones de Argentina y el 80% de las importaciones. El complejo portuario San Martín-San Lorenzo se mantiene con una dinámica de alto crecimiento. Se conjugan inversiones privadas en las terminales portuarias, concesión de ferrocarriles (N.C.A.), rutas y un aumento masivo de la producción exportable de oleaginosas. Nuevas inversiones pueden reforzar esta franja fluvial-portuaria.

    El puerto de Rosario se constituirá en otro nodo importante para el Mercosur, con el puente Rosario-Victoria que conectará el más importante corredor bioceánico con la Hidrovía Paraguay-Paraná y la ruta 32 pies de Rosario al Atlántico. Pueden requerirse inversiones puntuales en este puerto, así como en los de Villa Constitución y San Nicolás. En el caso de Rosario existe un estudio reciente acerca de sus posibilidades y necesidades de inversión, elaborado por la Fundación Banco Municipal de Rosario. Las propuestas del estudio definen las necesidades de inversiones en varias terminales especializadas de graneles líquidos, sólidos (cereales y minerales), otra polivalente y una destinada a contenedores, y mejoras en el equipamiento para carga y descarga, con áreas de actividades logísticas e industriales. En Rosario pueden operar buques Panamax (35.000 a 80.000 tpb). Un barco de 30.000 toneladas requiere ser abastecido por 20 trenes o 1.000 camiones.

    Puerto de Campana

    El núcleo Zárate-Campana-Escobar constituye un área portuaria con futuro. Ello se debe a que es la terminal fluvial de la Hidrovía Paraguay-Paraná con 32 pies al cero y con un acceso directo al Uruguay-Brasil, vía Zárate-Brazo Largo. En el kilómetro 95.8, sobre la margen derecha del Paraná de Las Palmas, se inauguró recientemente la terminal portuaria Mariposa-Furlong, destinada a cargas generales. Posee un muelle de 140 m, con todas las instalaciones necesarias. Actualmente, opera con carga de automotores, que se ampliará en el futuro. Otros puertos, como Euroamérica (Grupo Turner), mueven autos, frutas y maderas. Las inversiones portuarias siguen en marcha.

    Complejo portuario Buenos Aires-La Plata

    El puerto de Buenos Aires ha sido objeto de una profunda transformación en los últimos años. Este proceso alcanza a las terminales de Puerto Nuevo y a Exolgan, en Dock Sud, todo en manos privadas. Su principal movimiento es el de contenedores. Puerto Nuevo mueve el 70% y Exolgan el 30%. Existen algunos problemas de equidad en el tratamiento legal de ambas estaciones marítimas. El tema de las tasas de cargas está en el centro de la discusión. Es importante la formación de la Sociedad Administradora del Puerto. Las terminales portuarias han recibido, a fines de 1995, unos 500.000 TEU, pese a una caída de las importaciones del 33% por Puerto Nuevo. Dock Sud (Exolgan) movió 100.000 TEU. El puerto de Exolgan opera con alta tecnología y se presenta con un gran futuro. Posee un sistema informático integrado para carga, descarga y facturación. El puerto de La Plata está comenzando un proceso de transformación orientado a lograr un nuevo perfil para operar contenedores (carga general) y combustibles. La zona franca de La Plata impulsará el proceso y se necesitan inversiones para instalar una estación intermodal de transferencia de cargas en el puerto y el replanteo de accesos ferroviarios y viales. El polo petroquímico es otra actividad movilizadora. Se profundizó a 28 pies y se lo balizó, pero será necesario obtener más profundidad. Otras inversiones están destinadas a dotar al puerto de un muelle de 300 m sobre la costa de Berisso, a la profundización del Dock Central y a la puesta en marcha de una terminal multipropósito sobre 16 ha en Ensenada. La estación portuaria cuenta con 24 puntos de embarque.

    Bajo río Uruguay

    Concepción del Uruguay

    Este puerto crecerá en importancia ante el dragado a 23 pies del río Uruguay. Ya muestra una gran actividad. Su amplia rada permite operar a buques de hasta 225 metros de eslora y realiza múltiples embarques simultáneos. Posee muy buena accesibilidad por redes intermodales. El puerto está regulado por el Instituto Fluvioportuario Provincial de Entre Ríos (también Diamante e Ibicuy, que son complementarios). El ferrocarril accede a todos los galpones y plazoletas, en alto y bajo nivel. Es necesario invertir en el acondicionamiento con cámaras frigoríficas de galpones, en la zona alta, para el acopio de frutas frescas, especialmente cítricos. También se hace necesario ampliar los servicios. Hoy moviliza rollizos de eucalipto, madera aserrada y soja paraguaya.

    Puertos del frente marítimo de la región pampeana

    Complejo portuario de Bahía Blanca

    Varios puertos integran este complejo portuario, el más importante de Argentina. Es administrado por un consorcio especial. Se logró reducir el tiempo de espera de los buques en la rada de acceso con un ahorro de U$S 100 millones al año. También se redujeron los costos de los elevadores en las terminales cerealistas, aumentando, en 1995, las exportaciones en un 30%. Las exportaciones de Ingeniero White fueron de 2.505.064 t (67,15%) de granos, subproductos y aceites; 985.118 t (26,41%) de combustibles y productos químicos; y 263.623 t (6,45%) de mercancías en general. El mejoramiento ferroviario amplió la zona de influencia del puerto, que necesitará de la dinámica de las inversiones privadas. También sería conveniente la rehabilitación del puerto de Coronel Rosales.

    Puerto de Quequén

    El puerto de Quequén es una de las estaciones marítimas de más futuro de Argentina. En 1995 sus movimientos se aproximaron a los 4 millones de toneladas. Hoy posee 12 puntos de atraque. Es necesario mejorar su capacidad operativa, para lo que precisará de unas inversiones de casi 40 millones U$S. El puerto está administrado por el Consorcio de Gestión Autónomo. Se licitarán 15 ha aledañas para instalar industrias. Se necesitan inversiones para extender la escollera sur 1.000 m (se espera del BID créditos por 30 millones de dólares estadounidenses). También se hace necesario retirar del puerto los buques inactivos. Por Quequén salen hoy aceite y pellets (pipas) de girasol, chips, maderas, trigo y fertilizantes, y se reciben productos importados. Conexiones viales y ferroviarias se están mejorando aceleradamente. También serían necesarias inversiones para la instalación de una planta de almacenaje de fertilizantes, la construcción de un muelle pesquero de 250 m, contar con 5 ha para disposición de cargas generales, con accesos viales y ferroviarios, crear un muelle pesquero flotante, la reconstrucción de puentes (Ezcurra), la construcción de un muelle corrido sobre el antepuerto, la modernización del giro y la profundización a pie de muelles de 40 pies y prolongación de la escollera sur.

    Puerto de Mar del Plata

    El puerto de Mar del Plata es una estación marítima completa y multifuncional (pesca, combustibles, cereales, deportivo, militar). Sin embargo, presenta problemas de profundidad por embanque de arenas producidas por la escollera sur, que detiene la corriente de deriva litoral. Es necesario hacer una limpieza del agua de cascos hundidos o barcos incautados, tarea que ya ha comenzado, y se reordenará el espacio interior del puerto. Su futuro debe ser replanteado. La región de influencia es de gran importancia económica (hortícola, industrial, turística y floricultura, entre otras actividades). Puede ser un excelente puerto complementario del de Buenos Aires, debido a la accesibilidad ferroviaria. Es necesario construir plazoletas de contenedores, un puerto deportivo, dragas de acceso y construir una draga fija que bombee agua de la escollera sur a la norte, mejorando la profundidad y devolviendo el equilibrio a las playas.

    Puertos patagónicos

    Puerto San Antonio Este

    Las exportaciones pesqueras y de frutas del alto valle del río Negro incrementaron el movimiento y la importancia de este puerto. El mismo se encuentra en el extremo este de un corredor bioceánico ferrovial hacia el Pacífico, vía Bariloche y Paso Puyehue. En materia pesquera se complementa con el de San Antonio Oeste. Se puso en marcha un pontón flotante. España y Japón fueron los principales destinos de las exportaciones; luego, China y Corea. Existe un proyecto de criadero de ostras. En el puerto son necesarias inversiones para el acceso del ferrocarril, gasoducto y obras de defensa (escollerado).

    Puerto Madryn

    Se piensa ampliar y remodelar el muelle Almirante Storni en el puerto natural de aguas profundas de Argentina y construir otro muelle para buques pesqueros (barcos fresqueros y congeladores). Se prevé el mejoramiento operativo del sitio 3, ampliando instalaciones para adaptarlas a los buques actuales. El muelle pesquero será independiente del resto de las instalaciones y permitirá la operación de modernos buques. Todas estas obras requieren de un detallado estudio de impacto ambiental, por las condiciones ecológicas de la región. El movimiento de minerales y aluminio aumentó en un 35%. También lo hicieron las lanas, frutas, jugos, minerales, cueros y algas. Existe un proyecto coreano de instalar aquí el astillero más grande del Atlántico sur (inversión de 50 millones de dólares estadounidenses). Junto a ello, se piensan establecer plantas de tratamiento de efluentes (residuos contaminantes) y tanques para almacenamiento de combustibles. El puerto de Rawson es una estación marítima complementaria para barcos pesqueros.

    Puerto de Comodoro Rivadavia

    El puerto de Comodoro Rivadavia ha sido reacondicionado. Se prolongó la escollera de 600 m, se dragó la dársena para buques de ultramar y pesqueros y se ganaron terrenos al mar para ampliar las playas de maniobras e instalaciones. Comodoro Rivadavia se conectará por un corredor bioceánico con el puerto chileno de Chacabuco (800 Km.). El puerto puede ser un apoyo logístico a flotas pesqueras que operan en el Atlántico sur y a otras necesidades navieras. Necesita inversiones complementarias en equipamiento, como un muelle pesquero y astillero para reparaciones navales. Es importante la instalación de la zona franca de Comodoro Rivadavia, de una plazoleta de contenedores y de una cámara frigorífica (4.000 t de capacidad) para mariscos y pescados.

    Puerto Punta Loyola

    Este puerto fue construido para reemplazar al de Río Gallegos, debido a los problemas de la amplitud de mareas en éste último. Su objetivo era la operación de buques mineraleros para exportar el carbón (lignito sub-bituminoso) de Río Turbio, extendiendo el ferrocarril 20 Km. También se pensó para localizar industrias petroquímicas y eléctricas que utilizarían la energía hidroeléctrica del río Santa Cruz. Se presenta como un gran puerto potencial.

    Puerto de Ushuaia

    Se requiere una inversión de más de 10 millones de U$S para modernizar el puerto más austral del país y el segundo en movimiento de contenedores. Desde este puerto operan flotas pesqueras, de pasajeros (cruceros turísticos) y de apoyo a la actividad antártica. Las inversiones apuntan a un nuevo muelle de 205 m de largo y de mayor ancho para mejorar la accesibilidad. Actualmente la capacidad de atraque es de 732 metros. Turismo, pesca, contenedores y carga general son sus actividades. Para la pesca tiene un gran futuro.

    Todos estos puertos se encuentran hoy bajo jurisdicción nacional, provincial o municipal, administrados muchos por organismos ad hoc y por concesionarios privados.

    Comunicaciones

    El servicio postal, que cubre todo el país, es de propiedad estatal. Existen más de 3,6 millones de teléfonos. A principios de la década de 1990, había 21,6 millones aparatos de radio y unos 7,2 millones de receptores de televisión.

    En Argentina se editan más de 200 diarios, aunque los principales se publican en Buenos Aires y son de difusión nacional. La Prensa y La Nación, con tiradas de 65.000 y 210.000, respectivamente, gozan de fama internacional por su objetividad e independencia; otros periódicos importantes de Buenos Aires son Clarín (tirada diaria, 480.000) y La Razón (180.000). Las capitales de provincia y otras ciudades importantes tienen diarios con fuerte implantación local. En Buenos Aires se publican numerosas revistas de actualidad y especializadas que circulan en todo el país.

    Gobierno

    Según la Constitución de 1853, Argentina es una república federal encabezada por un presidente que cuenta con la ayuda de un gabinete de ministros. El poder legislativo reside en el Congreso Nacional, de carácter bicameral, formado por el Senado y la Cámara de Diputados. En 1949 se aprobó una nueva constitución, que fue anulada en 1956. Tras el golpe militar de 1966, se suspendieron todas las garantías constitucionales. También, después del golpe de 1976 volvió a abolirse la Constitución de 1853, aunque en 1983 fue reinstaurada al volver la democracia.

    Poder ejecutivo

    En su preámbulo y en gran parte del texto, la Constitución de 1853 refleja los ideales y aspiraciones de la Constitución de los Estados Unidos. Hasta la reforma constitucional, el presidente y vicepresidente ocupaban sus cargos durante un periodo de seis años, sin posibilidad de reelección consecutiva. Desde 1966 hasta 1973, y desde 1976 hasta 1983, la Junta Militar constituida por los comandantes en jefe de las tres armas fue el órgano supremo del Estado, con poderes para designar y cesar al presidente.

    En 1994 se reformó la Constitución de 1853, no en el espíritu de la letra pero sí en los aspectos instrumentales. Tres cambios sobresalientes de la reforma son: la reducción del mandato presidencial de 6 a 4 años, con posibilidad de una reelección; la introducción de la figura del jefe de gabinete de ministros; y la creación del cargo de jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, con carácter electivo, ya que hasta entonces el intendente de la capital era elegido por el presidente de la República. Se agregó a la Constitución argentina la Constitución Americana sobre los Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica).

    La Constitución de 1853 permite la suspensión del gobierno parlamentario y de las libertades civiles, si el presidente considera que, ante una emergencia nacional, se requiere la implantación del estado de sitio; esta cláusula ha sido invocada con frecuencia en la historia argentina.

    La Constitución de 1994 estableció que el número de ocho ministerios será determinado por una ley especial, además de las modificaciones de duración de los mandatos presidenciales ya comentadas.

    Poder legislativo

    La organización de la legislatura argentina es similar a la de Estados Unidos. El Congreso Nacional está formado por una cámara baja, representada por los 257 miembros de la Cámara de Diputados, y una cámara alta, el Senado, formado por 72 miembros (3 por cada provincia y 3 por el distrito federal desde la reforma constitucional de 24 de agosto de 1994). Los diputados son elegidos directamente para periodos de cuatro años y cada dos se renueva la mitad de la Cámara; los senadores son nombrados de forma directa y conjunta para un mandato de seis años, una tercera parte se renueva cada dos años y son reelegibles indefinidamente. Todos los ciudadanos mayores de 18 años tienen el derecho y la obligación de votar. En 1962 se instauró la representación proporcional en las elecciones nacionales.

    Poder judicial

    Los juzgados federales engloban la Corte Suprema, diecisiete tribunales de apelación y varios juzgados de distrito y territoriales en el ámbito local. Los sistemas judiciales provinciales están organizados de igual modo. Véase Derecho argentino.

    Gobierno local

    En virtud de la Constitución, las provincias de Argentina eligen a sus propios gobernadores, vicegobernadores y cámaras legislativas. Durante los periodos en que la Constitución estuvo suspendida, los gobernadores provinciales eran designados por el gobierno central.

    Salud y bienestar social

    El Instituto Nacional de Bienestar Social ha administrado la mayoría de los programas de bienestar social argentinos desde su fundación en 1944. Los trabajadores reciben servicios sanitarios de diversos sindicatos, existiendo una sanidad pública gratuita. El nivel de la medicina es relativamente alto en las grandes ciudades, y constantemente se realizan esfuerzos por mejorar las instalaciones sanitarias de las áreas rurales distantes. La esperanza de vida es de 68 años para los hombres y 76 años para las mujeres (según estimaciones de las Naciones Unidas para el periodo 1980-1981).

    Defensa

    Las Fuerzas Armadas argentinas son una de las más modernas y mejor equipadas de América Latina, e históricamente han jugado un papel preponderante en los asuntos nacionales. Hasta hace poco tiempo se consideraba una milicia nacional, existiendo una conscripción obligatoria de hasta 14 meses para todos los varones capacitados con 18 años. El Ejército de Tierra cuenta con unos 40.000 efectivos. La Armada dispone de un portaaviones, seis destructores equipados con misiles, varios buques más ligeros y submarinos, tripulados por unos 21.500 efectivos. Las Fuerzas Aéreas, con 8.900 efectivos, cuentan con unos 200 aviones de combate, entre los que hay cazas a reacción y bombarderos.

    Historia

    En febrero de 1516, el navegante español Juan Díaz de Solís, que a la sazón buscaba un paso por el suroeste hacia las Indias Orientales, introdujo su nave en el gran estuario del actual Río de la Plata, y reclamó la región circundante en nombre de España. Sebastiano Caboto, un navegante italiano al servicio de España, visitó el estuario en 1526. En busca de comida y suministros, Caboto y sus hombres remontaron el río que posteriormente se llamará Paraná, hasta llegar a un lugar cercano a la actual Rosario; allí construyeron un fuerte y siguieron remontando el río hasta la región hoy ocupada por Paraguay. Caboto, que no abandonó la región durante casi cuatro años, obtuvo de los nativos varias cantidades de plata, un nombre que pronto se aplicó a la cuenca de estos ríos y a la mayor parte de las regiones circundantes.

    Primeros asentamientos

    La colonización de la región fue iniciada en 1535 por el adelantado español Pedro de Mendoza. En febrero de 1536, Mendoza que había sido nombrado primer adelantado del Río de la Plata fundó Buenos Aires; los esfuerzos de la expedición de Mendoza por establecer una colonia permanente se vieron enormemente dificultados por la falta de alimentos y la hostilidad de los nativos, por lo que los colonizadores abandonaron el lugar cinco años después.

    En 1537, uno de los lugartenientes de Mendoza, Juan de Salazar de Espinosa, fundó Asunción (hoy capital de Paraguay), que fue el primer asentamiento permanente en la cuenca del Río de la Plata. Desde su base en Asunción, los españoles fueron gradualmente controlando todo el territorio situado entre los ríos Paraná y Paraguay. Entretanto, las favorables condiciones naturales hicieron que los pequeños rebaños de ganado traídos desde España se multiplicaran y extendieran por la Pampa, creando una situación apta para una economía agrícola estable.

    Santiago del Estero, el primer asentamiento permanente de lo que hoy es territorio argentino, fue fundado en 1553 por colonizadores españoles provenientes de Perú. En 1573 fueron fundadas Córdoba y Santa Fe, y en 1580 se inició la repoblación de Buenos Aires. En 1620, toda la región del Río de la Plata quedó bajo el control administrativo del virreinato del Perú. Debido a la restrictiva política comercial del gobierno español, la colonización de la región fue lenta durante el siglo siguiente. Buenos Aires, centro de un floreciente tráfico de productos importados, creció constantemente y a mediados del siglo XVIII su población se acercaba a los 20.000 habitantes. En 1776, el territorio ocupado por las actuales Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay fue separado de Perú, creándose el Virreinato del Río de la Plata.

    Despertar patriótico

    En 1806, Buenos Aires fue atacada por una flota británica al mando del almirante Home Riggs Popham, sin autorización del gobierno británico, ante la que el virrey no opuso resistencia alguna; los invasores ocuparon la ciudad, pero fueron expulsados por una milicia popular en agosto siguiente. La nueva fuerza expedicionaria que el gobierno británico envió a Buenos Aires fue forzada a rendirse en 1807. La expulsión de los ingleses fue posible por el entusiasmo del pueblo guiado por Santiago Liniers, quien fue nombrado virrey por Buenos Aires, después de deponer al virrey Sobremonte. Estos acontecimientos tuvieron consecuencias imprevistas: los miembros de la colonia habían comprobado su capacidad de combate y la ineficacia de las autoridades coloniales españolas, por lo que pronto participaron de forma activa en el movimiento independentista que había comenzado a recorrer la Sudamérica española.

    El sentimiento revolucionario en la región alcanzó su apogeo en el periodo siguiente al destronamiento del rey español Fernando VII por Napoleón Bonaparte en 1808. El pueblo de Buenos Aires se negó a reconocer a José Bonaparte, hermano de Napoleón, que se instaló en el trono español. Al ser Liniers de nacionalidad francesa, la Junta de Sevilla creada para mantener la resistencia contra los franceses decidió en 1809 que éste debía entregar el poder a un nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros. El 25 de mayo de 1810 depusieron al virrey e instauraron un gobierno provisional, la Primera Junta de Gobierno, que actuaba en nombre de Fernando VII. Poco tiempo después el gobierno provisional rompió con los representantes de Fernando y lanzó una enérgica campaña para llevar al interior del país a la revolución, pero resultó un fracaso. Sin embargo, los ejércitos realistas sufrieron importantes derrotas en 1812 y 1813. La parte liberada del virreinato se dividió en 14 provincias en 1813. Después de la Revolución de Mayo, algunas ciudades como Córdoba se opusieron a la decisión arbitraria de Buenos Aires. Surgieron algunos movimientos antirrealistas. Mientras tanto, Buenos Aires decidió enviar expediciones para propagar el movimiento revolucionario. En 1812 llegaron José de San Martín y Carlos de Alvear para ponerse al frente del ejército rebelde, proporcionándole un carácter más profesional.

    Entre 1810 y 1815 se sucedieron varios gobiernos: Primera Junta, Junta Grande, Primer Triunvirato, Segundo Triunvirato; todos ellos tenían su sede en Buenos Aires y tenían las mismas funciones del virrey. En 1815, Fernando VII volvió a ocupar el trono de España y los que peleaban en el Alto Perú habían retrocedido hasta Salta; por lo tanto fue necesaria la declaración oficial de independencia, que se proclamó en 1816 en el Congreso de Tucumán.

    Las Provincias Unidas

    Durante 1814 y 1815, en los territorios liberados que nominalmente todavía estaban sujetos a la corona española cristalizó el sentimiento favorable a la independencia absoluta. Los representantes de las distintas provincias se reunieron en Tucumán en marzo de 1816; el 9 de julio de ese año, los delegados proclamaron la independencia de España y declararon la constitución de las Provincias Unidas de América del Sur (más tarde Provincias Unidas del Río de la Plata). Aunque se designó a un director supremo' para encabezar el nuevo Estado, se sancionó una Constitución centralista que no tuvo vigencia. Por ese tiempo, las ideas del federalismo estaban en su auge, produciéndose así la primera batalla de Cepeda en 1820. Los caudillos federalistas López y Ramírez derrotaron a las tropas del gobierno nacional (o Directorio). Se formó así una especie de federalismo unigénito. Se formaron las 13 provincias, que en 1833 serán 14 al separarse Jujuy de Salta. El problema a resolver era la formación de un gobierno estable, luego de la caída del Directorio. Las hostilidades entre las dos facciones fueron en aumento y provocaron un enfrentamiento civil en 1819. En 1820 se restableció la paz, pero el problema principal la formación de un gobierno estable quedó sin resolver. Durante la mayor parte de la década siguiente reinó la anarquía en las Provincias Unidas, situación que hubiera continuado de no ser por la guerra con Brasil, ya que ésta exigía una forma de organización constitucional. Buenos Aires convocó a una reunión a las provincias en 1824. El Congreso estuvo dominado por los unitarios, se eligió a Bernardino Rivadavia como presidente y fue entonces Buenos Aires la dueña del poder en la República Argentina (denominación que comenzó a usarse desde ese momento). Argentina le declaró la guerra a Brasil por la ocupación de la Banda Oriental; Brasil fue derrotado y la Banda Oriental se declaró independiente, al igual que Bolivia (Paraguay se mantenía neutral).

    El régimen unitario fracasó y se volvió a la antigua forma de gobierno, en la que cada provincia se autogobernaba y delegaba en Buenos Aires las relaciones con el resto del mundo. El gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego en quien confiaban el resto de los gobernadores por ser federal fue derrotado por el unitario Juan Galo Lavalle, lo que dio lugar a una guerra civil. En Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas fue el encargado de resistir a los golpistas del gobierno de Dorrego. En 1829 se acordó que Rosas fuera el gobernador de Buenos Aires y se restituyó la cámara legislativa.

    En el interior se creó una liga unitaria que no actuaba como tal. Se enfrentó con la provincia de Buenos Aires; este enfrentamiento desembocó en el Pacto Federal de 1831 (Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe), por el que se acordó que, cuando estuvieran dadas las condiciones, se erigiría un gobierno federal. Además, se estableció un compromiso militar por el que si alguien atacaba a una de las tres provincias, las tres se considerarían agredidas.

    El enfrentamiento entre la liga unitaria y los federales llevó a una guerra civil en la que vencieron estos últimos. Entre 1829 y 1831, Rosas había logrado poner orden en la provincia de Buenos Aires y logró la pacificación, negándose a seguir como gobernador si no se le otorgaban facultades extraordinarias. Se sucedieron algunos gobernadores hasta que en 1834 se produjo una guerra entre las provincias de Tucumán y Salta; Rosas ordenó a Facundo Quiroga que, como delegado de la provincia, fuera a pacificar la situación.

    El pensamiento de Rosas quedó plasmado en la Carta de la Hacienda de Figueroa; en ella se estipulaba que las condiciones no eran las adecuadas para establecer un régimen federal, pues las provincias no tenían dinero, se acababa de salir de una guerra civil y todavía seguían luchando los unitarios. Rosas proclamó una constitución nacional y entre 1835 y 1852 fue gobernador de Buenos Aires. El país estuvo bajo el régimen dictatorial de Rosas durante 17 años.

    El pensamiento que Rosas expuso en la Carta de la Hacienda de Figueroa pudo ser eficaz para un periodo, pero habían transcurrido 17 años desde entonces y las condiciones de las que él hablaba se estaban dando y era necesaria la Carta Magna. Rosas, con su pensamiento conservador (no en el sentido político-económico), no advirtió los cambios y su gobierno se volvió anacrónico.

    En 1852 se produce la batalla de Caseros, entre Justo José de Urquiza, defensor de una organización nacional bajo una constitución, y Rosas. Ambos eran federales; Rosas, a pesar de la sangrienta represión y de la crisis económica, logró las bases para que Urquiza después de vencer en Caseros lograra reunir un Congreso General Constituyente y se promulgara la Constitución de 1853.

    Gobierno republicano

    Mientras tanto, como se había pactado en San Nicolás, Urquiza era el jefe del gobierno provisional hasta la aprobación de la nueva Constitución. Desde Buenos Aires, Bartolomé Mitre rechazó la incorporación de esta ciudad a la federación; la cámara legislativa lo escuchó y no aceptó la nueva Constitución. Al renunciar López y Planes gobernador de Buenos Aires, Urquiza dio un golpe de Estado. La provincia fue recuperada por los porteños en la revolución de 1882; así se formó la Confederación Argentina con capital en Paraná y con Urquiza como Presidente por un lado, y el Estado de Buenos Aires que no proclamaba su independencia ni se unía a la Confederación por otro. Esta situación ambigua de Buenos Aires se prolongó durante diez años.

    En 1858 se produjo la batalla de Cepeda, en la que Urquiza venció. A pesar de ello, no quiso entrar en la ciudad y pidió que se restituyera al Gobernador, que era ultra porteñista, para llegar al Acuerdo de San José de Flores, por el que Buenos Aires se comprometía a formar parte de la Confederación. El problema de la capital suscitó nuevos conflictos: Buenos Aires no deseaba entregar la ciudad para su federalización y en 1861 se produjo la batalla de Pavón, entre Buenos Aires y la Confederación, en la que no hubo un vencedor definido. Urquiza retrocedió hasta Entre Ríos y Mitre al mando del ejército de Buenos Aires y cruzó hasta el Rosario. En 1862 se realizaron las elecciones y Mitre fue elegido presidente de la nación; durante este tiempo se declaró que Buenos Aires sería la ciudad huésped del gobierno nacional, sólo de forma provisional.

    En 1888, el litigio entre Paraguay y Uruguay hizo que el primero entrara en territorio argentino; así se produjo la sangrienta guerra de la Triple Alianza (Brasil, Argentina y Uruguay). Entre 1866 y 1870, los ejércitos de los tres países invadieron Paraguay y mataron a las tres cuartas partes de la población paraguaya (90% de la población masculina).

    Entre 1862 y 1880 se sucedieron los gobiernos de Mitre, Sarmiento y Avellaneda, gobiernos que pusieron los cimientos para la construcción de la Argentina moderna; durante los mismos, las actuaciones prioritarias se centraron en la educación, la inmigración y la libertad económica, aunque no se deben olvidar otros hechos que disminuyeron el prestigio de estos gobiernos, tales como la campaña del Desierto (1879-1880).

    El país, aunque con algunos conflictos, estaba pacificado y organizado institucionalmente. Durante el gobierno de Avellaneda se decidió incorporar el norte de la Patagonia al país, empresa llevada a cabo por un ejército al mando de Julio Argentino Roca; los malones indígenas eran una amenaza en la frontera. Hoy se sabe que hubiera sido mejor una alianza con los indígenas que, seguramente, hubieran aceptado integrarse al país, pero se eligió el argumento de las armas. Durante este gobierno Buenos Aires fue proclamada la capital federal (luego el distrito se extendió hasta lo que es en la actualidad). Dardo Rocha (gobernador de la provincia de Buenos Aires) fundó la ciudad de La Plata, que se convirtió en la capital de la citada provincia.

    Al regresar victorioso, Roca fue elegido presidente en 1880. A partir de este momento Argentina logró un gran progreso económico, institucional y educacional; se integró al comercio mundial, convirtiéndose en una de las principales naciones exportadoras de materia prima del mundo. Entre 1880 y 1882 no faltaron problemas limítrofes con Chile y con otros países, si bien se llegó a un acuerdo con Chile donde se establecieron como límites "las más altas cumbres divisorias de aguas".

    A pesar de los adelantos de Argentina, la clase media y los grupos populares habían quedado postergados; además, al no haber sufragio universal, las elecciones eran un fraude, pues quien gobernaba el país era un sector elitista. En 1912, Roque Sáenz Peña promulgó una ley por la cual el voto debería ser secreto y obligatorio para la población masculina. En 1916, dentro del marco de la nueva ley, se eligió a Hipólito Yrigoyen político perteneciente a la Unión Cívica Radical presidente del gobierno, donde se mantuvo hasta 1930.

    Durante los gobiernos de Marcelo Torcuato de Alvear e Yrigoyen, Argentina se vio beneficiada por la actitud neutral que el país mantuvo durante la I Guerra Mundial, por lo que se convirtió en una de las naciones más ricas del mundo.

    La Década Infame'

    La crisis económica mundial que estalló en 1929 tuvo serias repercusiones en Argentina. El desempleo y otras dificultades provocaron una profunda inquietud social y política. En 1930, después de una segunda presidencia de Yrigoyen, los conservadores apoyados por el Ejército dirigido por Uriburu dieron un golpe militar filofascista que interrumpió, por primera vez desde 1853, la continuidad constitucional y un ciclo de progreso. Tras dos años en el poder, comenzaría un periodo denominado la Década Infame', caracterizado por el fraude electoral y la corrupción. Las condiciones económicas mejoraron sensiblemente durante el mandato del general Agustín Justo, aunque se intensificó la agitación política, que culminó con fallidas rebeliones del Partido Radical en 1933 y 1934. En el periodo anterior a las elecciones presidenciales de 1937, las organizaciones fascistas incrementaron sus actividades. En mayo de 1936 se produjeron los comicios de renovación presidencial. El gobierno auspició a los candidatos de la Concordancia: el ex-ministro Roberto M. Ortiz para presidente, y Ramón S. Castillo para vicepresidente. La unión Cívica Radical proclamó las candidaturas de Alvear-Mosca, y el socialismo la de Respetto-Orgaz. Verificadas las elecciones, el triunfo correspondió a los candidatos oficialistas mediante el fraude electoral. No obstante, contrariamente a las expectativas y exigencias de sus seguidores, Ortiz tomó decididas medidas para fortalecer la democracia: se reprimieron las actividades subversivas de los agentes alemanes, que se habían incrementado tras la victoria del nacionalsocialismo en Alemania, y la corrupta maquinaria electoral del país fue desarticulada. Al estallar la II Guerra Mundial, Ortiz proclamó la neutralidad de Argentina, aunque posteriormente colaboró estrechamente con las demás repúblicas americanas en asuntos propios de la defensa del hemisferio.

    La II Guerra Mundial

    En julio de 1940, el presidente Ortiz, incapacitado por una enfermedad, delegó temporalmente sus poderes en el vicepresidente Ramón S. Castillo, un conservador que abandonó la línea política exterior e interior de su predecesor. En la Conferencia Panamericana de Defensa, celebrada en enero de 1942 en Río de Janeiro, pocos días después del ataque japonés contra Pearl Harbour, Argentina y Chile fueron los dos únicos países americanos que se negaron a romper relaciones con las potencias del Eje.

    Castillo, que había asumido oficialmente la presidencia tras la dimisión de Ortiz en junio de 1942, fue depuesto de su cargo un año después por un grupo militar encabezado por el general Arturo Rawson, quien favorecía la ruptura de relaciones con Alemania y Japón. Sin embargo, en vísperas de su asunción al cargo de presidente provisional, los compañeros de Rawson le obligaron a dimitir. La presidencia provisional recayó en el general Pedro Ramírez, uno de los líderes del golpe. Poco después, Ramírez disolvió los partidos políticos, cerró los diarios de la oposición y, en general, sofocó los últimos restos de la democracia en el país. Debido al aislamiento económico por parte de Estados Unidos, en enero de 1944, en un giro de 180 grados en su política exterior, su gobierno rompió relaciones diplomáticas con Alemania y Japón.

    Temerosa de que Ramírez se dispusiera a declarar la guerra a Alemania por presión de Estados Unidos, una Junta Militar los llamados coroneles' obligó al presidente a dimitir el 2 de febrero de 1944 (dada la simpatía que esta Junta Militar tenía por las fuerzas del Eje, el mantenerse neutral se debió a la inseguridad de sus miembros respecto al resultado de la contienda y al interés por mantener una relación óptima fuera quien fuera el ganador). El personaje central de esta Junta era el coronel Juan Domingo Perón, quien había ocupado el puesto de subsecretario de Trabajo durante el régimen de Ramírez, continuando en dicho cargo tras el derrocamiento de éste y su sustitución por el general Farrell. A pesar de las alegaciones de solidaridad con la causa aliada, el gobierno siguió reprimiendo toda actividad democrática y protegiendo a los agentes alemanes. En julio, el gobierno estadounidense acusó a Argentina de ayudar a las potencias del Eje. Finalmente, el 27 de marzo de 1945, cuando la victoria de los aliados en Europa estaba asegurada, Argentina declaró la guerra a Alemania y Japón. Al mes siguiente, el gobierno firmó el Acta de Chapultepec, un convenio de asistencia mutua de las naciones americanas contra la agresión extranjera. Argentina fue miembro fundador de las Naciones Unidas (ONU), en junio. Poco después se anunció la celebración de elecciones a principios de 1946.

    La era peronista

    La reanudación de la actividad política en Argentina estuvo caracterizada por la aparición de una nueva agrupación, los peronistas. Organizados formalmente como Partido Laborista, con Perón quien había alcanzado gran popularidad como secretario de Trabajo como candidato a la presidencia, este grupo obtuvo sus principales apoyos entre los sectores más desfavorecidos de la clase trabajadora rural y urbana. Los peronistas realizaron una exitosa campaña entre estos trabajadores, conocidos popularmente como descamisados', con promesas de tierra, mayores salarios y seguridad social. Las elecciones, celebradas el 24 de febrero de 1946, dieron la victoria a Perón sobre su oponente, Tamborini, candidato de la Unión Democrática (coalición de fuerzas de izquierda, centro y derecha).

    Meses antes, Perón había contraído matrimonio con una antigua actriz, Eva Duarte, quien, como primera dama de Argentina, dirigió las relaciones sindicales y los servicios sociales del gobierno de su marido hasta su muerte, en 1952. Adorada por las masas, influyó para que se estableciera el sufragio universal (con lo que se logró la integración de la mujer a la vida política argentina), y fue más que nadie la responsable de la popularidad del régimen de Perón (quien manejaba a las masas con consumada habilidad). En octubre de 1946, Perón promulgó un ambicioso plan quinquenal para la expansión de la economía. En 1947 deportó a una serie de agentes nazis y expropió unas 60 empresas alemanas. Tras estas medidas, las relaciones entre Estados Unidos y Argentina mejoraron sensiblemente.

    Nueva Constitución

    En marzo de 1949, la Asamblea Constituyente convocada por Perón promulgó una nueva constitución que permitía la reelección del presidente por un segundo mandato consecutivo. Aprovechando la nueva ley fundamental, el Partido Justicialista (peronista) designó candidato a Perón para los comicios de 1952. Como resultado, crecieron las críticas contra el régimen por parte de los partidos y la prensa de oposición. La mayoría peronista en el Congreso tomó represalias en septiembre de ese año, aprobando leyes que contemplaban el encarcelamiento de personas que se mostraran irrespetuosas' con los dirigentes gubernamentales. En los meses subsiguientes, varios opositores al régimen fueron encarcelados. Poco después, el Congreso instituyó nuevas medidas de represalia, entre ellas la supresión de la prensa opositora. La Prensa, el principal periódico independiente, fue cerrado en marzo de 1951; al mes siguiente, el Congreso aprobó una ley que expropiaba el periódico. Antes de las elecciones que se celebraron en noviembre de 1951 en lugar de febrero de 1952, la fecha prevista se impusieron severas restricciones a los partidos de la oposición. Perón fue reelegido por una amplia mayoría, y sus candidatos ganaron 135 de los 149 escaños de la Cámara de Diputados.

    Segunda presidencia de Perón

    En enero de 1953, el gobierno lanzó un segundo plan quinquenal, que hacía hincapié en el incremento de la producción agrícola en lugar de la industrialización, que había sido el objetivo del primer plan. Durante 1953, Argentina formalizó importantes acuerdos económicos y comerciales con diversos países, especialmente con Gran Bretaña, la Unión Soviética y Chile. En 1953, el intercambio produjo una balanza comercial favorable por primera vez desde 1950. Sin embargo, la presión inflacionista, que desde 1948 había provocado un incremento de más del 200% en el coste de la vida, no cesó.

    Perón controlaba la prensa, las masas obreras, el Ejércit, las empresas, pero no la Iglesia; por esta causa puede entenderse que en los meses siguientes se profundizó el abismo entre la Iglesia y el Estado. Este ataque se convirtió en una bola de fuego: la Iglesia pasó a ser el baluarte de la dispersa oposición; la situación salió de control y se produjo la quema de numerosas iglesias.

    La Revolución Libertadora'

    El 16 de junio de 1955, elementos disidentes de la Armada argentina y de su sección aérea lanzaron una rebelión en Buenos Aires. Sin embargo, el Ejército de Tierra se mantuvo leal al gobierno y el levantamiento fue pronto sofocado. En las semanas siguientes aumentó la tensión a medida que distintas facciones dentro del gobierno y de las Fuerzas Armadas tomaban posiciones. Finalmente, el 16 de septiembre de 1955, grupos insurgentes de las tres armas lanzaron una rebelión concertada, llamada la Revolución Libertadora' después de tres días de enfrentamientos, durante los cuales murieron unas 4.000 personas, Perón dimitió y se refugió en una cañonera paraguaya anclada en el puerto de Buenos Aires. El 20 de septiembre, el líder de los insurgentes, el general de división Eduardo Lonardi, asumió la presidencia provisional, prometiendo restablecer la democracia. Perón se marchó al exilio, primero a Paraguay y posteriormente a Venezuela, República Dominicana y España.

    Presidentes provisionales

    Menos de dos meses después, el gobierno de Lonardi fue a su vez depuesto en un incruento golpe militar dirigido por el teniente general Pedro Eugenio Aramburu. El motivo alegado para la revuelta fue que Lonardi se negaba a suprimir las actividades de los peronistas en el Ejército y en los sindicatos. Aramburu abrogó la Constitución de 1949 y reinstauró la de 1853, que prohibía la reelección presidencial. En junio de 1956 fue aplastada una rebelión peronista, siendo arrestadas miles de personas y fusilados 38 supuestos peronistas. En los meses posteriores, varios centenares de personas fueron encarceladas bajo la acusación de conspirar para derrocar al nuevo régimen.

    En julio se convocaron elecciones para la Asamblea Constituyente. La moderada Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), encabezada por Ricardo Balbín, fue la agrupación más votada, seguida de cerca por la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) más izquierdista, dirigida por Arturo Frondizi. Ambos partidos eran ramas escindidas de la histórica Unión Cívica Radical. Los peronistas, cuyo partido fue prohibido, votaron en blanco siguiendo instrucciones de su exiliado líder. El voto en blanco, pedido también por otros grupos pequeños, superó los conseguidos por cualquier otro partido, representando casi una cuarta parte de los votos emitidos.

    Presidentes electos

    La Asamblea Constituyente, que comenzó sus deliberaciones en septiembre en la ciudad de Santa Fe, volvió a adoptar la Constitución de 1853 (con unas pequeñas enmiendas) tras la retirada de la UCRI y de otros partidos. Cuando en febrero de 1958 se celebraron las elecciones presidenciales, Arturo Frondizi obtuvo la presidencia gracias al apoyo de peronistas y comunistas, así como la mayoría en el Congreso. El 1 de mayo de 1958 se restableció el gobierno representativo.

    A pesar de la intranquilidad sindical y de los continuos incrementos en el coste de la vida, a principios de 1959 se alcanzó una cierta estabilidad económica gracias a la ayuda de sustanciales créditos y préstamos extranjeros. En 1960, los préstamos obtenidos de organismos públicos y privados de Estados Unidos totalizaban los 1.000 millones de dólares. La participación de Argentina en la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), fundada en 1960, ayudó a promover el intercambio comercial con otros países de la región en 1960 y 1980.

    La popularidad de Frondizi cayó en picado durante 1961. Frondizi tuvo el apoyo peronista por un acuerdo con el mismo Perón, pero este último, descontento con el gobierno de Frondizi, le quitó el apoyo y éste perdió popularidad. En las elecciones provinciales y legislativas celebradas en marzo de 1962, los peronistas a quienes se había vuelto a permitir su participación se alzaron con el 35% de los votos. Aunque Frondizi vetó a cinco candidatos peronistas ganadores de otras tantas gobernaciones provinciales, a finales de ese mes fue depuesto por los militares que criticaban su indulgencia hacia el peronismo. La gota que colmó el vaso fue la famosa entrevista secreta con el Che Guevara. La política internacional fue decisiva en la caída del gobierno de Frondizi y uno de los aspectos más importantes de su presidencia. Debe recordarse el plan para el desarrollo latinoamericano (denominado la Alianza para el Progreso) lanzado por el presidente Kennedy de Estados Unidos y el problema de Cuba. Cuando Guevara fue a Punta del Este para la presentación del plan, viajó (supuestamente en secreto) a Buenos Aires para entrevistarse con Frondizi; al día siguiente todo el país se enteró de esos hechos, despertando las reticencias en un sector del Ejército y la derecha. Puesto que el vicepresidente había dimitido poco después de la asunción de Frondizi (según la Constitución, el vicepresidente es a la vez presidente del Senado), asumió la presidencia el entonces vicepresidente primero de la cámara alta, José María Guido.

    Sin embargo, su mandato estuvo dominado por las Fuerzas Armadas, en cuyo seno se produjeron una serie de enfrentamientos entre los más acérrimos antiperonistas y anticomunistas (los colorados) y la facción constitucionalista (los azules), la cual se impuso y se convocaron nuevas elecciones en 1963, en las que se prohibió la participación de peronistas y comunistas. Resultó elegido presidente Arturo Umberto Illia, un moderado de la UCRP, quien anunció un programa de recuperación nacional y regulación de las inversiones extranjeras, intentando controlar el aumento de los precios, la especulación y la intranquilidad sindical mediante la promulgación de leyes que establecían precios fijos y salarios mínimos.

    Gobierno militar

    En las elecciones de 1965, los candidatos peronistas obtuvieron considerables avances, aunque el partido de Illia mantuvo, con 71 escaños, la mayoría en la Cámara de Diputados. La intranquilidad sindical se incrementó en 1966, mientras los peronistas seguían ganando elecciones parciales. Como resultado, en junio de 1966 se produjo un golpe militar, estableciéndose una Junta que nombró tres presidentes sucesivos, el último de los cuales el teniente general Alejandro Agustín Lanusse asumió el cargo en 1971. En los primeros meses de su mandato, Lanusse adoptó una serie de iniciativas tendentes a restaurar el gobierno civil. Anunció un programa económico para controlar la espiral inflacionista y convocó elecciones nacionales para marzo de 1973. Sin embargo, en 1972 el país se vio envuelto en una ola de violencia, con huelgas, manifestaciones estudiantiles y actividades terroristas. Esta situación provocó una nueva crisis económica. Los peronistas, a los que se permitió participar en las elecciones, designaron a su exiliado líder candidato para la presidencia. Sin embargo, como permaneció en España tras la fecha estipulada como residencia permanente en Argentina para poder inscribirse como candidato, se nominó a Héctor José Cámpora en su lugar.

    Regreso y muerte de Perón

    Los peronistas, bajo las siglas FREJULI (Frente Justicialista de Liberación), barrieron en las elecciones de marzo de 1973, asumiendo Cámpora la presidencia el 25 de mayo. La escalada terrorista, en la que ahora participaban grupos de extrema derecha, fue en aumento, con numerosos secuestros y asesinatos; también las divisiones entre peronistas de extrema izquierda, extrema derecha y moderados contribuyeron a generalizar la violencia. El 20 de junio, fecha en la que Perón regresó a Argentina, estalló una batalla campal entre las facciones peronistas que se cobró, cuando menos, 380 víctimas.

    Un mes más tarde, Cámpora presentó su dimisión, y en septiembre Perón fue elegido presidente con más del 61% de los votos; su tercera esposa, María Estela Martínez de Perón, conocida como Isabelita, fue elegida vicepresidenta.

    Sin embargo, la tensión fue excesiva para el anciano Perón. El 1 de julio de 1974 falleció, siendo sucedido por su esposa, la primera mujer que alcanzó la jefatura del Estado de un país latinoamericano moderno. Durante su mandato, la situación política y económica se deterioró rápidamente. En 1975, las actividades terroristas de grupos de extrema izquierda y extrema derecha se cobraron las vidas de más de 700 personas. El costo de la vida se incrementó en un 335%, y las huelgas y manifestaciones eran frecuentes. Tras repetidas crisis gubernamentales y un fallido intento de rebelión de las Fuerzas Aéreas en diciembre de 1975, una Junta Militar dirigida por el comandante en jefe del Ejército, teniente general Jorge Rafael Videla, tomó el poder el 24 de marzo de 1976. La Junta Militar disolvió el Congreso, impuso la ley marcial y gobernó por decreto.

    Dictadura militar y guerra de las Malvinas

    Durante los primeros meses posteriores al golpe militar se mantuvo la actividad terrorista de algunos grupos de izquierdas, pero se aplacó un tanto después que el gobierno de Videla lanzara su propia campaña terrorista contra los opositores políticos. En 1977, la Comisión Argentina de Derechos Humanos denunció en Ginebra al régimen militar, acusándolo de 2.300 asesinatos políticos, unos 10.000 arrestos por causas políticas y la desaparición de entre 20.000 y 30.000 personas, muchas de las cuales fueron asesinadas y sepultadas en tumbas anónimas.

    La economía siguió siendo caótica. En marzo de 1981, Videla fue sucedido en la presidencia por el teniente general Roberto Viola, sustituido en diciembre del mismo año por el comandante en jefe del Ejército, el teniente general Leopoldo Galtieri, cuyo gobierno consiguió el apoyo casi unánime de la ciudadanía en abril de 1982 al ocupar por la fuerza las islas Malvinas, territorio reclamado por Argentina desde 1833. Gran Bretaña recuperó las islas en junio tras la breve guerra de las Malvinas, y el desacreditado Galtieri fue reemplazado por el general de división Reynaldo Bignone.

    La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), fundada en 1980, sustituyó a la ALALC como organismo para la reducción de aranceles en el intercambio comercial entre los países miembros. Entre 1986 y 1990, Argentina firmó una serie de tratados de integración previstos para reducir aún más las barreras aduaneras entre los países latinoamericanos.

    El retorno a la democracia

    Con una deuda externa sin precedentes y con una inflación superior al 900%, Argentina celebró, después de una década, elecciones presidenciales en octubre de 1983. El ganador fue el candidato de la Unión Cívica Radical (UCR), Raúl Alfonsín. Bajo su mandato, la nación volvió a la democracia; se reorganizaron las Fuerzas Armadas, se enjuició a antiguos dirigentes militares y políticos por violación de los derechos humanos, se renegoció la deuda externa, se instituyeron reformas fiscales y se estableció una nueva moneda. Además, se aprobó un tratado para resolver una disputa fronteriza con Chile por tres islas del Canal de Beagle. No obstante, la inflación se mantuvo alta y, en mayo de 1989, el candidato peronista Carlos Saúl Menem fue elegido presidente. Era la primera vez desde 1928 en que un presidente civil no era derrocado por las Fuerzas Armadas. Ante el rápido deterioro de la economía del país, Menem impuso un duro programa de austeridad. A principios de la década de 1990, su gobierno sofocó la inflación, equilibró el presupuesto, vendió empresas estatales a inversores privados y renegoció la deuda. En 1992 se restablecieron las relaciones diplomáticas plenas con el Reino Unido, lo que ayudó a reparar las heridas de la guerra de las Malvinas. En diciembre de 1993, el presidente Menem alcanzó un acuerdo con su predecesor, Raúl Alfonsín, para modificar la Constitución, reduciendo el mandato presidencial de seis a cuatro años, aunque se permitía la reelección consecutiva, decisión que fue refrendada por las dos cámaras del Congreso. En las elecciones convocadas para la Asamblea Constituyente, el partido de Menem ganó la mayoría. En 1994 Argentina firmó el Tratado de Tlatelolco, declarándose país libre de armas nucleares. Ese mismo año, los mandatarios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron el Tratado de Asunción, que confirmó la intención de estos países de crear el Mercado Común del Cono Sur (Mercosur).

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