El Peronismo entre 1966-1973 - ALIPSO.COM: Monografías, resúmenes, biografias y tesis gratis.
Aprende sobre marketing online, desarrollo de sitios web gratis en Youtube
Suscribite para recibir notificaciones de nuevos videos:
Viernes 19 de Abril de 2024 |
 

El Peronismo entre 1966-1973

Imprimir Recomendar a un amigo Recordarme el recurso

Agregado: 12 de ABRIL de 2000 (Por ) | Palabras: 3033 | Votar | Sin Votos | Sin comentarios | Agregar Comentario
Categoría: Apuntes y Monografías > Historia >
Material educativo de Alipso relacionado con Peronismo entre 1966-1973
  • Expediente: copias, solicita entrega  y autoriza para retirarlas.:
  • Causas de las rivalidades políticas y económicas entre Buenos Ai:
  • Alimentos: alimento entre parientes .:

  • Enlaces externos relacionados con Peronismo entre 1966-1973

    En esta parte final de nuestro trabajo nos proponemos responder a los objetivos planteados al comenzar el mismo, narrando la historia del peronismo en los años correspondientes al golpe militar que estamos estudiando.

    Para analizar al peronismo en el período 1966-1973 nos es necesario remitirnos a estudiar, al menos en algunos aspectos, los años inmediatamente anteriores al golpe de estado de 1966. Podemos constatar, a través de los resultados electorales de la elección presidencial de 1963, que el peronismo, a pesar de estar proscripto, era un movimiento que estaba fuertemente arraigado en la ciudadanía. En dicha elección, que sin embargo fue la peor del movimiento entre 1957 y 1963, el peronismo obtuvo algo menos del 24 por ciento de los votos (en blanco), mientras que la victoriosa UCRP obtuvo el 25 por ciento de los mismos. Si consideramos que una parte de los votos peronistas apoyaron a Illia, cabe afirmar que el peronismo era la principal fuerza política del país. Otro aspecto importante de los años previos al golpe es el intento de retorno que Perón llevó a cabo en 1964. Este intento fracasó, por causas cuya explicación exceden el objetivo de nuestro trabajo, pero sirve para indicar que el general tenía la clara intención de regresar al país, lo cual es importante tener en cuenta para el análisis de los años posteriores.

    La dirección sindical identificó como enemigos al marxismo y al socialismo, lo cual la acercaba a las Fuerzas Armadas, y de esta afinidad surgió una "alianza". Entonces se abandonó la idea de intentar el retorno de Perón y Augusto Timoteo Vandor se propuso disputarle al general el liderazgo del movimiento peronista. Un aspecto que favorecía a Vandor en esta confrontación era la prohibición de los partidos políticos, con lo cual el sindicalismo quedaba como el único lugar disponible para el peronismo. Se produjo un enfrentamiento electoral entre ambos, apoyando cada uno de los contendientes a un candidato a gobernador por la provincia de Mendoza; y en esta disputa electoral Perón venció con claridad a Vandor, mostrando que su liderazgo seguía vigente. Luego, la alianza antes mencionada apoyó el golpe militar que llevó a la presidencia a Juan Carlos Onganía. De esta manera se llegó a un cogobierno: el presidente poseía apoyo militar y Vandor respaldo obrero.

    Si bien Vandor fue el que intentó más seriamente disputarle el liderazgo a Perón, también surgieron a partir de la proscripción del peronismo numerosos partidos neoperonistas, los cuales se dividían en dos partes: los que permanecieron siempre independientes de Perón y del verticalismo (el llamado neoperonismo duro) y los que fracasaron en el intento de lograr una importante trascendencia. (neoperonismo blando). Del primer grupo mencionado los más importantes fueron el Movimiento Popular Neuquino, el Movimiento Federal Democrático, el Movimiento Popular Salteño y el Movimiento Popular Mendocino. Del segundo grupo destacamos al Tres Banderas de Jujuy y Entre Ríos y la Línea Flores-Luján.

    Dado que el neoperonismo se desarrolló en lugares sin una numerosa población obrera y que, además, nunca surgió un caudillo a nivel nacional, nunca hubo una organización que pudiera asemejarse al partido político antes dirigido por Perón.

    La dirección del sector obrero se dividió en tres corrientes luego del fracaso de un plan de lucha de febrero de 1967: quienes no querían ni creían que la resistencia fuera posible; los herederos de la resistencia peronista, que pretendían enfrentar al gobierno a cualquier costo; y los que rodeaban a Vandor, quienes pretendían luchar para luego negociar. Vemos de esta manera que el movimiento obrero, base del movimiento peronista, se encontraba dividido. Seguramente Perón lo notó y por eso, temiendo la disolución del movimiento, convocó a la unidad al escribir La hora de los pueblos, en 1968. En este libro sostiene que el movimiento peronista no debe ser pasivo, que debe estar siempre del lado de los obreros, y que, para lograr una unidad de acción no debe estar dividido. Con seguridad comprendió el general que su regreso sería imposible si su movimiento estaba disuelto.

    Dividida la dirección sindical, el movimiento obrero entró en crisis y la cantidad de días de paro por año decreció notablemente en los primeros años del gobierno de Onganía. Se logró así llegar a un clima de paz social, más por la represión que por el consenso. La relación entre el gobierno y los sindicatos, excepto los participacionistas, se fue desgastando y la clase obrera volvió a movilizarse, enfrentándose en Córdoba con la policía el 13 y el 14 de mayo de 1969 y el 29 del mismo mes en el "Cordobazo". Este movimiento, ya explicado, demostró que el peronismo era una gran fuerza política vigente, ya que luego del mismo se logró la unidad del movimiento obrero, que, como vimos, era uno de los objetivos de Perón. Unido el movimiento y muerto Vandor (asesinado por un comando no identificado al mes siguiente del "Cordobazo"), Perón estaba en una buena situación de liderazgo que, sumada a la debilidad del gobierno militar luego del "Cordobazo", le permitían pensar en volver a intentar el regreso. Los disturbios de mayo de 1969 y el accionar de un nuevo grupo guerrillero, los Montoneros (quienes secuestraron y asesinaron al general Aramburu), llevaron a que las Fuerzas Armadas reemplazaran en junio de 1970 a Onganía por Roberto M. Levingston. En su discurso inaugural, el nuevo presidente dejó en claro la intención de terminar la etapa con una convocatoria a elecciones. Se iniciaba así un proceso que terminaría con los gobiernos militares, dando paso a un gobierno democrático.

    Evidentemente, la dirigencia sindical también percibió la debilidad del gobierno militar: los paros nacionales se hicieron más frecuentes y se solicitó el regreso a la democracia. Hacia fines de 1970, se construye "La hora del pueblo", documento en el cual se acordaba, con representantes del peronismo, el radicalismo, el socialismo argentino, la democracia progresista, el bloquismo sanjuanino y el conservador popular, entre otras cosas, finalizar con las proscripciones electorales.

    En marzo de 1971 Levingston fue depuesto por las Fuerzas Armadas luego de desacuerdos con sus pares y una ola de disturbios sociales. Su lugar lo ocupó el general Alejandro Agustín Lanusse, con cuya presidencia se continuó la transición a la democracia.

    Hay otro factor que es importante tener en cuenta: la guerrilla. Ésta contribuyó a que los militares se inclinaran levemente hacia el peronismo para evitar algo que, según ellos, podía ser aún peor: el socialismo. Pero, ¿no era Perón socialista? Según sostiene Mariano Ben Plotkin en Perón, del exilio al poder, Perón representaba a un socialismo nacional y cristiano, que se oponía al socialismo internacional y marxista (comunismo). Debemos suponer entonces que lo que los militares temían más era este segundo tipo de socialismo. Los dirigentes permitieron, por estas razones, el reingreso del proletariado a la política argentina. Lanusse comprendió que para evitar la guerra civil era necesario aceptar al peronismo.

    El sindicalismo ya no se encontraba centralizado (por el surgimiento de líderes obreros en el interior), el gobierno militar no tenía el apoyo que tuvo al surgir en 1966 y los comandos guerrilleros, si bien causaban gran impacto social con sus acciones, no eran una fuerza social que pudiera llegar a imponerse y llegar a gobernar por sí sola. Perón aparecía entonces como la única persona capaz de lograr la paz social.

    Así, el general se encontró fortalecido. Lanusse intentó negociar con éste una candidatura presidencial de transición y un lugar institucional para las Fuerzas Armadas en el futuro régimen, entre otras cosas, pero el general no aceptó. Las Fuerzas Armadas, a juicio de Perón, ya no se encontraban en condiciones de negociar ya que la juventud, la guerrilla y el sindicalismo no tradicional llevaban adelante una oposición frontal contra éstas, lo cual debilitaba su gobierno. Finalmente, los participacionistas se unieron al peronismo, quedando Lanusse aislado.

    En estas circunstancias regresó al país el líder del movimiento peronista en noviembre de 1972. Estuvo poco tiempo, en el cual logró un acuerdo democrático con Ricardo Balbín y organizó el Frente Justicialista de Liberación, imponiendo él mismo la fórmula presidencial (encabezada por Cámpora).

    Perón no fue candidato debido a que fue proscripto por violar la cláusula que establecía que el candidato a presentarse debía estar en el país el 25 de agosto. Sin embargo, ésta no parece ser la verdadera razón de su proscripción ya que Cámpora pudo presentarse, estando él en la misma situación que el líder del movimiento peronista. Entonces debemos buscar otra explicación: Perón fue proscripto porque Lanusse ya había afirmado que quería una presidencia de transición, y aunque éste estaba débil no había sido totalmente vencido y logró prohibir la candidatura del general.

    En estas condiciones se dieron las elecciones del 11 de marzo de 1973 en las cuales triunfó Cámpora con algo menos del 50% de los votos. Y el 25 de mayo de ese año asumió el presidente electo, poniendo fin a un largo período de gobiernos militares y comenzando un nuevo gobierno peronista que sería el principio del camino democrático a recorrer hasta el regreso de Juan Domingo Perón a la presidencia de la nación.

    Analizaremos ahora los materiales seleccionados con los cuales trabajamos en el transcurso de nuestra investigación sobre el peronismo en el período 1966-1973.

    Uno de los libros que utilizamos es Los cuatro peronismos, de Alejandro Horowicz. Esta obra es un estudio muy completo de la historia del peronismo, de manera tal que nos resultó muy útil. Centramos nuestra atención en la parte correspondiente al segundo y tercer peronismos (ya describimos en la segunda parte de nuestro trabajo las divisionesque hizo Horowicz para el estudio del peronismo). Los cuatro peronismos, al ser un análisis completo en el sentido de que analiza la relación entre el peronismo y otros partidos políticos, entre este partido y las fuerzas militares y los asuntos internos del partido, nos sirve para responder a los objetivos que nos habíamos propuesto al comenzar nuestra investigación. Como ya explicamos anteriormente la obra mezcla diferentes perspectivas históricas, dado que fue escrita y luego corregida por última vez en 1991. Esto contribuye al buen desarrollo de la explicación de la historia ya que contiene impresiones del autor rescatadas por él mismo sin que exista una importante diferencia temporal entre el proceso analizado y el análisis hecho sobre el mismo, pero además contiene un análisis hecho con una mejor perspectiva histórica, hecho cuando los protagonistas de los hechos ya no eran personajes salientes de nuestra política, lo cual contribuye a que los hechos hayan sido analizados con mayor objetividad. De esta manera, vemos que el libro, si bien es de gran valor, debe ser considerado como una obra subjetiva, ya que analiza un período de la historia en el cual el autor era joven, un período vivido por el autor. Esta subjetividad se ve reflejada en el texto (por ejemplo, se realizan muy pocas críticas a Perón).

    Otro libro utilizado en nuestra investigación es Perón del exilio al poder. Este libro, que es una compilación de ensayos de diferentes autores hecha por Samuel Amaral y Mariano Ben Plotkin, es más objetivo que Los cuatro peronismos. Esto puede deberse a dos razones: una de ellas es que el trabajo fue realizado a principios de esta década, con lo cual los autores no están tan afectados emocionalmente por el paso reciente de los hechos; la otra razón es que algunos de los autores son extranjeros, con lo cual tienen una menor relación afectiva que los historiadores argentinos. Sostenemos que esta obra es objetiva, dentro de lo posible, debido a que se realizan críticas de manera pareja a todos los protagonistas de la época analizada y no se percibe una inclinación de los autores a favor de alguna persona o fuerza política. Para finalizar el análisis de esta obra, debemos decir que se realizan en ella análisis muy buenos con observaciones sutiles e hipótesis interesantes.

    La Argentina de Perón a Lanusse 1943-1973, de Félix Luna, es un libro que fue escrito durante el gobierno de Lanusse. La obra en sí es un análisis por momentos superficial (dada la brevedad de la misma), pero nos es útil porque nos sirve como testimonio de la época y como contraposición al libro de Horowicz (ya que Félix Luna es de tendencia radical). Particularmente, centramos nuestra atención en la explicación que hace Luna del neoperonismo y de las búsquedas de una salida electoral.

    La hora de los pueblos, un libro escrito por Juan Domingo Perón en 1968, es una fuente que utilizamos para analizar los mensajes que el general enviaba desde su exilio en Madrid. Es un texto argumentativo, de propaganda política, en el cual critica el autor al gobierno militar y explica lo que, a su juicio, se debería hacer. Para comprender las intenciones de Perón al escribirlo es importante notar que el texto estaba dirigido al pueblo argentino. En la obra convoca a la unidad del movimiento peronista, lo cual es indispensable para el desarrollo de las políticas adoptadas por Perón en su intento de retornar al país. Finalmente, esta obra nos muestra cómo era la comunicación entre el líder exiliado y su movimiento, cómo hacía Perón para mantener su liderazgo desde Madrid.

    Otra fuente que utilizamos y que también es útil para conocer las intenciones de Perón es un artículo publicado en el número 43 de la revista Perón el hombre del destino, dirigida por Enrique Pavón Pereyra, llamado "1970: la propuesta justicialista". En él se cita una declaración del Comando Superior Peronista, dada a conocer por Perón después del golpe militar de junio de 1970. Analizando el mensaje que da se percibe que muy probablemente Perón ya intuía el fin del gobierno militar y estaba preparando el terreno para volver (hay que considerar que fue escrito durante el exilio del general). Al igual que La hora de los pueblos, tiene la función de ser un mensaje político. Utilizamos este artículo para responder a dos de los objetivos que nos planteamos en la primera parte del trabajo (el análisis del papel desarrollado por Perón en el exilio y los intentos realizados para que éste pudiera regresar al país).

    Otra fuente que utilizamos es una estadística obtenida de El estado burocrático autoritario, de Guillermo O´Donnell. Ésta es una fuente muy objetiva en un sentido pero subjetiva en otro. Es objetiva porque simplemente presenta los datos estadísticos de las respuestas que fueron dadas a distintas preguntas. Pero es subjetiva porque presenta las respuestas dadas a determinadas preguntas, formuladas de determinada manera. Muchas veces la manera de preguntar influye en las respuestas. También la organización de los datos en diferentes categorías es algo subjetivo, ya que se pueden mostrar los datos obtenidos de diferentes maneras, causando distintos efectos en el lector.

    Conclusión

    Nos proponemos en esta parte final del trabajo extraer conclusiones, acordes a los objetivos planteados en la primera parte del mismo, a partir de lo estudiado a partir de las diversas fuentes y libros consultados.

    El primer objetivo que nos habíamos planteado era estudiar la participación de Perón en la política argentina. La hipótesis propuesta anteriormente resultó ser correcta: el general tuvo una participación indirecta (no ocupó cargos, dado que estaba exiliado, pero sí pudo influir sobre su movimiento y los miembros de su partido; más correcto sería decir que influyó sobre los miembros de lo que antes era su partido, ya que el mismo fue prohibido durante muchos años del gobierno militar).

    En cuanto a los líderes del movimiento peronista no exiliados concluimos que éstos se dividían en dos grupos: por un lado estaban quienes acataban sin discusión las órdenes de Perón enviadas desde el exilio; por otro lado estaban quienes se mantuvieron independientes del líder del movimiento peronista. Esto se aplica tanto para los dirigentes sindicales como para los integrantes de los partidos neoperonistas. Con respecto a estos últimos vimos que se dividían en duros y blandos, correspondiendo esta división a independientes y fieles a Perón respectivamente. También vimos que el liderazgo de Perón fue discutido por algunos dirigentes, siendo el caso más sobresaliente el de Augusto Timoteo Vandor.

    Si bien se hicieron esfuerzos para intentar el regreso de Perón a la Argentina, muchos de éstos fueron realizados por el general mismo. En otro caso, vimos que el fallido intento del general de volver en 1964 fue acompañado por Vandor. Sin embargo, cabe sospechar que el dirigente sindical lo hizo por interés personal para favorecerse él mismo (si Perón retornaba debería adherir a la política de Vandor, ya que el movimiento obrero era entonces la única fuerza organizada del peronismo).

    Para finalizar las respuestas a los objetivos planteados, debemos afirmar que la identificación del pueblo con el peronismo, y especialmente con Perón más que con otros dirigentes, se mantuvo vigente durante el exilio del general. Esto fue lo que le permitió ser la única persona capaz de lograr la paz social luego del fin del gobierno militar. Era la persona indicada debido a que, entre otros factores ya explicados, su movimiento lo seguía apoyando. Afirmamos que la identificación del pueblo con Perón era mayor que con otros dirigentes ya que, si bien su liderazgo fue discutido, jamás ningún dirigente logró imponerse sobre el general. Como afirma Samuel Amaral en la conclusión de su obra, no hubo una ruptura entre Perón y el peronismo.

    Para concluir, queremos extraer algunas conclusiones que, si bien no responden a los objetivos planteados, nos parecen importantes mencionar para cerrar el trabajo. Sostenemos que el movimiento peronista no se disolvió, a pesar del exilio de su líder, por diversos motivos: uno de ellos es que la identificación de los militantes peronistas con Perón era muy grande (debido, seguramente, a la obra social realizada por el general en sus años de gobierno, aunque esto excede ya los objetivos de nuestro trabajo); el segundo motivo es que existía un interés por mantener el movimiento unido, dado que, quien lograse liderarlo (ya sea Perón o algún otro dirigente), tendría un gran poder político.

    Votar

    Ingresar una calificación para del 1 al 10, siendo 10 el máximo puntaje.

    Para que la votación no tenga fraude, solo se podrá votar una vez este recurso.

    Comentarios de los usuarios


    Agregar un comentario:


    Nombre y apellido:

    E-Mail:

    Asunto:

    Opinión:



    Aún no hay comentarios para este recurso.
     
    Sobre ALIPSO.COM

    Monografias, Exámenes, Universidades, Terciarios, Carreras, Cursos, Donde Estudiar, Que Estudiar y más: Desde 1999 brindamos a los estudiantes y docentes un lugar para publicar contenido educativo y nutrirse del conocimiento.

    Contacto »
    Contacto

    Teléfono: +54 (011) 3535-7242
    Email:

    Formulario de Contacto Online »