Don Segundo sombra - ALIPSO.COM: Monografías, resúmenes, biografias y tesis gratis.
Aprende sobre marketing online, desarrollo de sitios web gratis en Youtube
Suscribite para recibir notificaciones de nuevos videos:
Miércoles 24 de Abril de 2024 |
 

Don Segundo sombra

Imprimir Recomendar a un amigo Recordarme el recurso

analisis y fragmentos de la novela Don Segundo sombra

Agregado: 17 de MARZO de 2005 (Por anonimo) | Palabras: 3244 | Votar |
2 votos | Promedio: 5
| Sin comentarios | Agregar Comentario
Categoría: Apuntes y Monografías > Literatura >
Material educativo de Alipso relacionado con Don Segundo sombra
  • Biografia y vida de Pham Van Dong: Breve Biografia de Pham Van Dong
  • Notificacion de demanda por revocacion de donacion por incumplimiento del cargo :
  • Biografia y vida de Jack John Griffith London London: Breve Biografia de Jack John Griffith London London

  • Enlaces externos relacionados con Don Segundo sombra


    Autor: anonimo (info@alipso.com)

    Don Segundo Sombra

    Ese año de 1926, publicó su novela más famosa: "Don Segundo Sombra". Los fragmentos más importantes de dicha obra son:
    - Fabio: "Me dije: ahora va a bajar por el lado de la cañada. Recién cuando cruce el río lo veré asomar en el segundo repecho. Sombra, me repetí. No se cuantas cosas se amontonaron en mi soledad. Eran cosas que un hombre jamás se confiesa.
    Es la historia de un adolescente, Fabio, que no conoció a su padre. Fue abandonado en un pueblo de sus tías cuando era niño. Fabio recorre el pueblo y entra a la casa de sus tías.
    - Fabio: Imaginé las cuarenta manzanas del pueblo. En una de esas manzanas, no más lujosa ni pobre que otras, estaba la casa de mis presuntas tías, mi prisión.
    - Tía 1: Salí de acá, mocoso ladino!
    - Fabio: Seis, siete, ocho, que edad tenía a lo justo cuando me separaron de la que siempre llamé mamá?. Para traerme al encierro del pueblo. Solo se que lloré mucho la primera semana, aunque me rodearon de cariño dos mujeres desconocidas y un hombre de quien conservaba un vago recuerdo. Se llamaba Fabio Cáceres.
    Fabio vuelve con sus bagres a la calle.
    - Fabio: Fueron los tiempos mejores de mi niñez. La calle mi paraíso, la casa mi tortura.
    Fabio se encuentra a Don Segundo. Condenado a una vida anónima, un día conoce a Don Segundo Sombra. Y ya nada será igual.
    - Don Segundo: Vamos, pingo, vamos.
    - Fabio: Me pareció haber visto un fantasma, una sombra, algo que me atraía con la fuerza de un remanso.
    Sobre la cara asombrada de Fabio cuando Don Segundo entra a la pulpería.
    - Don Segundo: Buenas noches. ¿Cómo le va Don Pedro?.
    - Don Pedro: ¿Cómo le va Don Segundo?.
    - Don Segundo: Viviendo sin demasiadas penas, gracias a dios.
    - Don Pedro: ¿Qué anda haciendo por estos pagos?
    - Don Segundo: Con ganitas de conchabarlo.
    - Don Pedro: En lo de Galván hay unas yeguas para domar. Si a usted le conviene...
    - Don Segundo: Me está pareciendo que sí.
    - Don Pedro: ¿No gusta servirse de algo?
    - Don Segundo: Deme una sangría. Y gracias por el confite.
    - Tape: Si yo fuera pescador como vos, me gustaría sacar un bagre grandote y barroso. Aunque tenga barba y ande en dos patas como los cristianos. En San Pedro cuentan que hay muchos de esos bichos. Por eso dice el refrán: "San Pedrino el que no es mulato es chino".
    - Don Segundo: Vea amigo, voy a creer que me está provocando. Soy un hombre muy ocupao, por eso no lo puedo atender ahura. Cuando me quiera pelear avíseme con tres días de anticipación.
    El Tape trata de tajear a Don Segundo y Fabio lo previene: - Cuídese.
    El Tape falla y se le rompe el facón.
    - Don Segundo: Tome amigo, y hágala componer que tal vez no le sirva ni pa´ carnear borregos.
    - Tape: Oiga paisano, yo voy a hacer componer pa´ cuando uste me necesite.
    - Don Segundo: ¿Lo conocés a ese mozo?
    - Fabio: Si señor, lo conozco mucho.
    - Don Segundo: Parece medio pavote, ¿no?.
    Con dos petisos Fabio sale al campo.
    - Fabio: Más fuerte que nunca vino a mí el deseo de irme para siempre de este pueblito mezquino. ¿Don Segundo iba a lo de Leandro Galván? pues bien, yo iría antes.
    Fabio realiza distintas tareas en el campo. Fabio empieza a cambiar ya no es el chico de ayer.
    Fabio mira la llegada de Don Segundo a la estancia. Con su esfuerzo espera ganarse el respeto de ese hombre rudo y distante.
    Ronda de mate con Don Segundo y Fabio.
    - Hombre: A ver muchacho, traete un mate y cebale a Don Segundo.
    - Fabio: ¿No me reconoce?. Yo fui el que espantó al redomón ayer noche en las quintas del pueblo.
    - Don Segundo: La lengua parece la tenés pelada.
    Fabio se aproxima al sector donde Don Segundo está domando. Don Segundo era parco y distante, pero eso no asustó al muchacho. Don Segundo era un gaucho. Un gaucho, según Fabio, era mucho más que un hombre.
    Luego de la doma Don Segundo le sonríe a Fabio, al mismo tiempo le dice: - Y los verdaderos gauchos, los más bravos, eran los reseros que cruzaban la Pampa arreando el ganado.
    En la cama, Fabio le pregunta: - ¿Ansí que se van de arreo?¿Y quienes son los reseros?
    - Goyo: De capataz va Valerio. De piones Antenor, Don Segundo, Pedro Barrales y yo, a no ser de que mandes otra cosa.
    - Fabio: ¿Y podré dir yo?
    - Goyo: Si. Si te manda el patrón.
    - Fabio: ¿Y si no me manda?
    Don Segundo busca algo y el muchacho le pregunta: ¿Qué es lo que busca?.
    - Don Segundo: La manea.
    - Fabio: ¿Ande la tiene?
    - Don Segundo: Creíba que te la habías puesto. Cuando yo tenía tu edad le hacía el gusto al cuerpo sin pedir licencia a naides.
    - Fabio: No es que me haya maniado, Don. Pero tengo miedo que el patrón se me siente.
    Fabio festeja con Goyo.
    - Fabio: Sabe hermano, que me voy con el arreo.
    - Goyo: ¡Qué alegría pa´la hacienda!
    Preparándose para el arreo. Fabio encontró un pequeño lugar entre esos hombres bravos. Y no iba a soltarlo. La aventura recién empezaba.
    Ya en pleno rodeo Fabio observa a Valerio domar un potrillo y quiere hacer lo mismo con el suyo.
    - Fabio: ¿ Quien me da una manito pa´ensillar mi potrillo ?.
    - Goyo: ¿ Pa´ qué ?.
    - Fabio: Pa´subirlo.
    - Goyo: Te va´cer trillar.
    - Fabio : No le hace.
    - Antenor : Yo te ayudo, aunque más no sea para tomar café esta noche en el velorio.
    Don Segundo observa con aprobación como Fabio intenta la doma.
    - Goyo: Mirá como se le prende.
    Fabio se cae.
    - Don Segundo: Pucha, que golpe!. ¿Te has lastimao?.
    - Fabio: Nada, no me cho nada. Ténganmelo a ese maula que lo voy a´cer sonar a azotes!.
    Los gauchos comentan la valentía de Fabio que retruca orgulloso.
    - Gaucho: Has de ser nuevo en el oficio.
    - Fabio: Si soy el nuevo que se va gastando.
    - Goyo: Es apuradazo. Hoy ya subió un potrillo. Iba descolgándose por las paletas que no le quería soltar el rebenque. Es de los que mueren matando.
    - Gaucho: Buen muchacho. Merecés un mate dulce por lo gaucho.
    - Fabio: Lo habré merecido cuando no me volteé, don.
    - Gaucho: Ladinazo pal retruque.
    - Don Segundo: Si es por pico no hay cuidao. Antes de callarse, más bien se le va a hinchar la trompa. Si es de la misma ley del loro barranquero.
    Fabio está acostado. Se acerca Don Segundo y dice: - Hacete duro, muchacho.
    Fabio se acerca a Don Segundo y dice: - Buen día, Don Segundo.
    - Don Segundo: Buen día, muchacho. Te estaba esperando pa´hablarte. ¿Vas a volver a ensillar tu potrillo?.
    - Fabio: Y de no!
    - Don Segundo: Bue, yo te voy a ayudar para que no andés sirviendo de diversión a la gente. Aquí naides nos va a ver.
    Don Segundo ayuda a domar a Fabio y dice: - No le aflojés a la lonja.
    Fabio pasó cinco años de resero junto a Don Segundo. Cinco años y el muchacho se hizo hombre.
    - Fabio: que distintas imágenes surgían ahora. Para constatarlo no tenía más que mirar mi indumentaria de gaucho. Mi pingo, mi recado. Bendito el momento en que a aquel chico se le ocurrió huir de la torpe casa de sus tías.
    Fabio y Goyo entran al baile y ven a Don segundo bailando. No importaba el lugar o el momento, don Segundo era el gaucho del que Fabio aprendía.
    - Don Segundo: Uno, dos, tres, cuatro. Si no me querés me mato.
    Mujer: - Uno, dos, tres. Matate si querés.
    El gaucho de negro se acerca a una mujer, y ella le pregunta: ¿Qué oficio tiene?. El responde actor. La mujer le da la espalda y se le acerca a Antenor, repite la pregunta y al obtener como respuesta resero se va a bailar, ante la mirada recelosa del hombre de negro.
    Don Segundo, Antenor y Fabio entran a una pulpería donde está el hombre de negro.
    - Hombre de negro: Oiga mocito, me han dicho que uste hace gala de buen visteador. Yo me pregunto, ¿No se le helará la sangre al mocito, si llega a toparse con un cuchillo? También me he tenido fe en mis mocedades y todavía me tendría la misma fe, pa´señalarlo al mocito por donde sea.
    - Antenor: Yo soy un hombre tranquilo señor. Si por juguete se vistear, no es porque quiera vistearme con naides, ni pa´que naides me pelee.
    - Don Segundo: ¿Me permite? Mira muchacho, el señor desde hace un rato te está convidando con buenas maneras. Y vos estás perdiendo la ocasión de divertirte un poco.
    - Antenor: Ella era una perra. En el pago la conocíamos como la de aprender. Afuera vamos a tener más lugar.
    Antenor y de hombre de negro se enfrentan.
    - Hombre de negro: Aura verán como un mocoso deslenguado se le corta la jeta.
    Antenor atraviesa al hombre de negro que cae moribundo diciendo: - Aura va a venir la policía a buscarlo a ese hombre. Ustedes son testigos todos de que yo lo he provocao.
    Plano de La Pampa. A lo lejos se divisa una casa. La vida, la muerte eran el lenguaje diario del gaucho. Don Segundo cabalgaba cómodo cualquier situación. En cada encrucijada, el encontraba un desafío del que salía airoso.
    Llegaban a la casa de Don Sixto y él dijo: ¿Cómo le va Don Segundo?
    - Don Segundo: Como pan que no se vende.
    - Don Sixto: Hacía tiempo que no se lo veía por estos pagos.
    - Don Segundo: Acabo de entregar una tropa, ando buscando trabajo.
    - Don Sixto: Se que el patrón está preparando un rodeo. A lo mejor hay algo pa´ustedes. En los médanos suele haber mucha hacienda asada y la recogida sabe durar días.
    - Don Segundo: ¿Sabe qué me está gustando? Lo vi muy solo Don Sixto.
    - Don Sixto: La familia vive en las casas. Acá a un hijito mío le hicieron daño. Está embrujado y se lo quieren llevar los diablos. Yo estoy aquí pa´evitarlo.
    Don Sixto los invita a pasar al rancho para dormir: - Venga adentro Don Segundo.
    - Don Segundo: Gracias Don Sixto. Me tiendo ajuera.
    Don Sixto y Fabio se acuestan dentro del rancho. En un momento muy alterado, Don Sixto trata de atravesar con el cuchillo a enemigos invisibles.
    - Don Sixto: ¡No me lo van a sacar, maulas!
    - Don Segundo: ¡Nómbrese a Dios!
    Asustado, Fabio se acuesta contra la pared. Don Segundo y Fabio entran a una tienda.
    - Don Segundo: Un paquete de tabaco la hija el toro.
    - Vendedor: ¿Picadura?
    - Don Segundo: Ahá. Una mecha pal yesquero, un pañuelo negro y aquella fajita que está sobre el atado de bombachas.
    Entra el policía y dice: ¡Dese preso, amigo!¡A usted le digo!
    - Don Segundo: ¿A mi, señor?
    - Policía: ¡Si, a usted!
    - Don Segundo: Espéreme un momento que en cuanto el patrón me despache, voy a atenderlo. La fajita está allí. Ese floreado no. Aquel otro negrito que toco recién.
    - Policía: Si no viene por las buenas lo voy a sacar por la juerza.
    - Don Segundo: ¿Por la juerza?
    - Policía: ¡Por la juerza!
    - Don Segundo: Gueno. Vaya buscando a su compañero. Después vengo a buscarlo.
    - Vendedor: Muy bien.
    El policía entra al despacho del comisario con Don Segundo y Fabio.
    - Policía: Aquí están señor.
    - Don Segundo: Aquí estamos señor, porque el cabo nos ha traído.
    - Comisario: ¿Ustedes son forasteros, no?
    - Don Segundo: Si señor.
    - Comisario: ¿En su pueblo se lo pasan galopiando frente a la comisaría?
    - Don Segundo: No señor. Pero como no vide bandera ni escudo.
    - Comisario: ¿Ande está la bandera?
    - Policía: Se la hemos emprestao a la intendencia pa´la fiesta del sábado.
    Fabio descubre el mar. El gaucho no se arrodillaba ante nadie. Su rumbo era el que el cuerpo mandara. Su horizonte La Pampa infinita.
    - Fabio: Nuevas curiosidades para mí. Los médanos. El mar de abajo para arriba surge algo así como un doble cielo, que vino a sentarse en una espuma blanca muy cerca de donde yo estaba. Llegaba tan alto aquella Pampa azul y lisa que no podía convencerme de que fuera agua. Me hubiera gustado quedarme un rato si más no fuera contemplando el espectáculo vasto y extraño para mis ojos.
    Fabio en un arreo con su nuevo amigo patrocinio. Fabio ya es un gaucho diestro. ¿Cuánto tiempo más seguirá siendo la sombra de Don Segundo?
    Un estanciero le habla a Fabio: - ¿No sería gustoso de quedarse aquí de domador?
    - Fabio: ¿Pa´ mi solo es el encargue?
    - Estanciero: A usted solo.
    - Fabio: Siento endeveras señor, pero tengo compromisos que no puedo dejar de cumplir.
    - Estanciero: ¿Cómo te llamas?
    - Fabio: Quisiera saberlo señor.
    - Estanciero: ¿No sabés de dónde venís tampoco?
    - Fabio: De ande vendrá esta matrita.
    - Estanciero: De modo que ni tus padres querrás nombrar?
    - Fabio: No soy hijo más que del rigor fuera de esa casta no tengo ninguna. En mis pagos algunos me dicen el guacho.
    - Estanciero: Razón de más pa´que te quedés conmigo. Aunque soy medio mandón pal trabajo, soy servicial cuando quiero, se abrir la mano grandota y es fácil que se me resfalen unos patacones.
    - Fabio: Vea Don. No es que yo quiera desmercer a nadie, pero ¿ve aquel hombre?. Bueno, ese hombre también sabe abrir la mano grande y lo que en ella se puede hallar no son patacones, sino cosas de la vida.
    Arreo con patrocinio. En medio del arreo, Fabio sufre un fuerte golpe en el brazo. Fabio con el brazo vendado, se encuentra con Paula.
    - Paula: ¿Ande va tan gueno?
    - Fabio: ¿Gueno? gueno soy no más. Manquera tengo para un rato cuantimas y ya la estoy sintiendo.
    - Paula: ¿Andará para enlazar otra vez?
    - Fabio: No. O las muchachas me van a buscar pleito viéndome tan incapaz.
    - Paula: Pobrecito. ¿Verdad que no está como para alzar moza en el anca?
    - Fabio: ¿Se va uste?
    - Paula: Soy de ande más me gusta.
    - Fabio: ¿Y por dónde le gustaría?
    - Paula: Dios me ampare.
    - Fabio: ¿Dios me ampare?¿Seré tan disgraciao y de tan mala presencia que ni una lastimita me tenga?
    Fabio está merodeando alrededor de Paula que le coquetea sugestiva. Un opa celoso controla. Al final se pone fuera de sí y enfrenta a Fabio cuchillo en mano.
    - Opa: ¿Estaré en la escuela para que me esté dando visiones?¿estaré en el colegio?¿ah?
    Fabio lo tajea y se va. Camina por una galería.
    - Fabio: Hacete duro muchacho, me había dicho una noche Don Segundo, asentándome un rebencazo por las paletas. A su vez, la vida me rebenqueaba con el mismo consejo.
    Fabio y Paula. El le dice: - Paula quisiera hablarte.
    - Paula: No se de qué.
    - Fabio: No ha sido mi intención agraviarla.
    - Paula: Había sido celoso hasta de lo que no es suyo. No me gusta la gente ligera pal cuchillo.
    - Fabio: Tampoco a mí me gustan las mujeres que andan haciendo engreír a la pobre gente. Dele mis saludos a Patrocinio.
    - Paula: Serán dos.
    Fabio se encuentra en el campo con Don Segundo y Goyo. El final de la aventura llegó para Fabio con una sorpresa. La cambiada actitud de Goyo era un mal presagio.
    - Fabio: ¿Qué te pasa hermano? Si tenés algo contra mí decilo. Que no es bueno que andés mirando a la cara como las mujeres.
    - Don Segundo: Goyo, te trae una noticia.
    Goyo le da la carta que dice: Señor Fabio Cáceres, estimado y joven amigo: su padre ha muerto. Y le deja la estancia.
    - Fabio: Don Segundo, hágame el favor de decirme que ese papelito miente. Yo no soy hijo de nadie y de nadie tengo que recibir consejos, ni plata, ni un nombre tan siquiera. ¿Y cómo era ese finado mi padre, que andaba entre los puestos preñando mujeres?
    - Don Segundo: Depacio muchacho. Tu padre era un hombre rico, como todos los ricos. Y no había otro mal en él.
    - Fabio: ¿Y mi mamá?
    - Don Segundo: Como la finada mi madre. Anima bendita.
    Fabio ya de estanciero cabalga junto a Don Segundo. Estaba por vivir un momento triste. El momento en que en mi vida representaría, más que ningún otro, un desprendimiento. Tres años habían transcurrido desde que llegué como un simple resero a trocarme en patrón de mis heredades. ¡Mis heredades! Podía mirar alrededor, en redondo, y decirme que todo era mío. Esas palabras nada querían decir. ¿Cuándo en mi vida de gaucho pensé andar por campos ajenos?¿Quién es más dueño de La Pampa que un resero?. Me sugería una sonrisa el solo hecho de pensar en tantos dueños de estancia. ¿Dueños de qué? y esa tarde iba a sufrir el peor golpe.
    Don Segundo le da la mano a Fabio. Después se aleja cabalgando. Fabio se queda mirándolo. Resultaba ya imposible retenerlo. El estaba hecho para irse siempre. Y tres años de permanencia en un lugar lo habían saturado de inmovilidad. Un rato ignoré si veía o evocaba. Me dije, ahora va a bajar por el lado de la cañada. Recién cuando cruce el río lo veré asomar en el segundo repecho. Sombra, me repetí. Rezar, dejar sencillamente fluir mi tristeza. No se cuantas cosas se amontonaron en mi soledad. Eran cosas que un hombre jamás se confiesa. Centrando mi voluntad en la ejecución de los pequeños hechos, di vuelta mi caballo y lentamente me fui para las casas. Me fui como quien se desangra.
    Unos tipos le piden a Fabio que moleste a un borracho. En escena, Fabio se acerca a la pulpería. Unos tipos se le acercan.
    - Tipo: Andá decile algo al Juan Sosa que está mamao.
    Fabio entra se acerca a Juan Sosa y le dice: - ¿Cómo te va Juan?. "Juan lo miraba como a través de un siglo".
    - Fabio: ¡Ta que tranca tenés si ya no sabés quién soy!.
    Juan sin reaccionar.
    - Fabio: No ves que soy Filomena tu madre, y que si seguís chupando, esta noche cuantito dentrés a casa bien mamao, te vía a zampar de culo en el bañadero de los patos pa´que se te pase el pedo.
    Juan le tira un manotazo a Fabio pero el chico lo esquiva.
    - Fabio: No amagués Juan, no vaya a ser que se escape la mano y rompas algún vaso. Mirá que al comisario no le gustan los envinaos y te va a hacer calentar el lomo como la vez pasada. ¿Se te ha enturbiado la memoria?
    Juan mira suplicante al pulpero y dice: - Dígale que se vaya este mocoso pesao. Es capaz de hacerme perder la paciencia.
    - Pulpero: a ver si te mandás a mudar, muchacho, y dejás tranquilo a los mayores.

    En el texto explica por qué la obra trasciende el marco rural y se hace universal.

    Bibliografia:http://www.todo-argentina.net/Literatura_argentina/Biografias_de_literatura/guiraldes/3.htm

    Votar

    Ingresar una calificación para del 1 al 10, siendo 10 el máximo puntaje.

    Para que la votación no tenga fraude, solo se podrá votar una vez este recurso.

    Comentarios de los usuarios


    Agregar un comentario:


    Nombre y apellido:

    E-Mail:

    Asunto:

    Opinión:



    Aún no hay comentarios para este recurso.
     
    Sobre ALIPSO.COM

    Monografias, Exámenes, Universidades, Terciarios, Carreras, Cursos, Donde Estudiar, Que Estudiar y más: Desde 1999 brindamos a los estudiantes y docentes un lugar para publicar contenido educativo y nutrirse del conocimiento.

    Contacto »
    Contacto

    Teléfono: +54 (011) 3535-7242
    Email:

    Formulario de Contacto Online »