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Argentina: ¿ La ocasión perdida ? - Versión para impresión

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Argentina: ¿ La ocasión perdida ? - bdsp - 10-08-2005

Cuando afrontamos, como individuos, algunos fracasos, podemos adoptar dos actitudes extremas: culpar a los demás por nuestros males, o bien aprovechar la ocasión para eliminar nuestras posibles fallas y debilidades. A un nivel colectivo pasa otro tanto. Cuando atravesamos por etapas de severa crisis moral y social, es la ocasión adecuada para intentar un fortalecimiento individual y social.

Sin embargo, en la Argentina, estamos perdiendo una oportunidad de mejorar, ya que la mayoría de los políticos, y de los ciudadanos, ha optado por culpar de todos nuestros males al "imperialismo yankee", al "sistema capitalista", etc. Mientras tanto, sigue en pleno vigor el derroche de energía en establecimientos estatales, el desgano laboral en todos los ámbitos de la Nación, la difusión televisiva del libertinaje y del relativismo moral, la irresponsabilidad, etc. En realidad, si pretendemos fortalecernos en lo inmediato, debemos pensar que el "imperialismo yankee" es el doble de perjudicial de lo que en realidad es. De esa manera aprovecharemos esa situación, real o ficticia, para tratar de eliminar nuestros graves defectos de comportamiento.

Debemos contemplar la posibilidad de considerar que la crisis que padecemos depende de quien ejerza el poder y de quienes toman las decisiones que a todos involucran. La mayoría de los gobiernos se ha dirigido a las masas, las que han impuesto su voluntad. La crisis se debe a la sublevación del hombre-masa, fenómeno social que tan claramente ha expuesto el filósofo José Ortega y Gasset en su libro: "La rebelión de las masas". La otra alternativa consiste en dirigirnos al hombre libre para instarlo a que abandone su estado de masificación, en forma similar a lo que Gandhi hizo en la India del siglo XX.

En la actualidad predomina el hombre "generoso con los medios ajenos". Todos tienen la voluntad de repartir lo que otros producen, pero casi nadie quiere producir y repartir de lo propio. A pocos se les ha ocurrido crear una empresa para, luego, compartir sus beneficios con los empleados. Si se trata de empresas ajenas, les parece bien que se deba compartir la "cosecha", pero no la "siembra". Se acepta, como alternativa válida, el robo directo y descarado (expropiación) antes que el trabajo decente y sostenido.

En el caso del mejoramiento individual, pasa otro tanto. Todos quieren mejorar el nivel ético de los demás, incluso el nivel ético de los habitantes de los países imperalistas, pero poco hacen por establecer un mejoramiento individual, lo que les dará, en cualquier circunstancia, una inmediata elevación del grado de felicidad predominante. El hombre masa es caprichoso y exigente, de ahí que cada uno piensa siempre en sus derechos, pero nunca en sus deberes.

Quien no comparte el proceso de la masificación, en el cual se mantiene una ideología casi uniforme, será visto como un colaboracionista del imperialismo yankee. En tal ideología aparece la división de clases como el fundamento de la sociedad. Al dividirse a la gente entre ricos y pobres (ignorándose a la predominante clase media) se favorece la violencia social. De ahí que todo el que posee una situación económica aceptable es "sospechoso" hasta que demuestre lo contrario. Si dividimos a la sociedad en buenos y malos (aceptando una gradual transición entre los extremos) es posible llegar a un mejoramiento individual y social.

La sociedad ha comenzado a aceptar que el delincuente no es el que no paga las deudas, sino el que presta el dinero (no se descarta que lo sean ambos). Festejamos el hecho de no pagar lo que hemos despilfarrado en forma irresponsable. También gran parte de la sociedad ha "festejado" (a veces disimuladamente) el enorme sufrimiento de las víctimas de atentados terroristas en otros países.

Ante la leve mejoría que está experimentando la economía, se olvida que la misma es producida por el empresariado y por los trabajadores, acompañados por las decisiones del gobierno de turno, pero no son los políticos los que mueven a la Nación. Muchas veces el país avanza a pesar de los políticos.

Quienes suponen que la sociedad mejorará a partir de una mejor legislación, olvidan que existe una tendencia generalizada a no respetar las normas más elementales, como las que regulan al tránsito vehicular. En realidad, debemos tratar de cumplir con las leyes éticas o morales, aquellas que desde milenios atrás son sugeridas por la mayoría de las religiones. De cumplirse con estas leyes elementales, se estará cumpliendo con las leyes provenientes del Derecho.

El caos básico por el que se desliza la sociedad proviene, esencialmente, de ignorar la voluntad de Dios, o la voluntad implícita en las leyes que conforman el orden natural. Estas leyes, que nos gobiernan aunque casi nunca pensemos en ellas, nos premian y nos castigan en forma casi inmediata, según que nuestras acciones las contemplen, o no.

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- - AvengerAlex - 02-23-2006

La culpa es de Perón, sino lo creen lean.

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puede leerse el antecedente de la creación de la "Triple A".

Se trata de un pasaje del libro "El presidente que no fue" de Miguel Bonasso, sobre la breve presidencia de Cámpora y donde queda claro que el verdadero ideólogo de la represión fue el General Perón, que planteó la necesidad de neutralizar a los movimientos revolucionarios con lo que denominó un "Somatén".

El "Somatén" era una vieja institución parapolicial Española recreada
por el franquismo para reprimir opositores, es así como a imagen y semejanza Perón creó la "Triple A"


- - bdsp - 08-26-2006

Perón fue de lo peor que tuvimos, aunque Bonasso perteneció a los terroristas de izquierda, en la década de los setenta (al menos por lo que dicen en muchas partes).