03-26-2005, 06:39 AM
Las acciones y las actitudes humanas surgen de nuestras características heredadas y también de la influencia recibida desde el medio social. Veremos que cuatro son las instancias que hacen que un individuo busque en bien y evite el mal, y que son las bases de nuestro comportamiento ético.
La primera instancia deriva de nuestra conciencia moral. Puede decirse que en nuestro cerebro existe un proceso que nos permite prever los efectos que ocasionarán nuestras acciones, o nuestras actitudes, de manera de poder evitarlos si son negativos para uno mismo y para los demás, al igual que nos permitirá favorecerlos en caso contrario.
Si falla nuestra conciencia moral, por inmadurez, por incapacidad o por cualquier otra causa, será el medio familiar el que tratará de encauzarnos por el mejor camino. Si aún falla esta segunda instancia, será la influencia de la sociedad la que deberá actuar sobre el individuo. Si aún falla esta tercera instancia, será la ley humana la que deberá imponer límites a la conducta alejada del comportamiento ético.
A partir de la secuencia descripta, resulta prioritario orientar al individuo mediante información que lo ayude a fortalecer su conciencia moral. Esto se opone a la tendencia que da a la ley humana un carácter prioritario sobre otras instancias. Es fácil apreciar que la casi totalidad de nuestras acciones y decisiones son tomadas a partir de los dictados de nuestra conciencia moral y que, prácticamente, desconocemos la forma escrita de las leyes humanas. De ahí que, si buscamos mejorar la sociedad, debemos pensar en un conjunto de ideas orientadoras antes que pensar en un conjunto de leyes establecidas a partir del Derecho.
Se ha definido a la política como "el arte de gobernar a los pueblos". Si tenemos presente que la sociedad se establece a partir de individuos, será el arte de gobernar individuos. Y ese gobierno deberá ser establecido mediante ideas antes que serlo mediante leyes. Tales leyes deberán tener presente las leyes naturales y el orden natural respetivo.
Si las ideas asociadas a la ley natural serán las que gobernarán al hombre, podemos decir que será regido por las "leyes divinas". De ahí que el gobierno al cual debemos orientarnos es al gobierno de Dios (teocracia) a través de su ley, o al Reino de Dios en el lenguaje bíblico.
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La primera instancia deriva de nuestra conciencia moral. Puede decirse que en nuestro cerebro existe un proceso que nos permite prever los efectos que ocasionarán nuestras acciones, o nuestras actitudes, de manera de poder evitarlos si son negativos para uno mismo y para los demás, al igual que nos permitirá favorecerlos en caso contrario.
Si falla nuestra conciencia moral, por inmadurez, por incapacidad o por cualquier otra causa, será el medio familiar el que tratará de encauzarnos por el mejor camino. Si aún falla esta segunda instancia, será la influencia de la sociedad la que deberá actuar sobre el individuo. Si aún falla esta tercera instancia, será la ley humana la que deberá imponer límites a la conducta alejada del comportamiento ético.
A partir de la secuencia descripta, resulta prioritario orientar al individuo mediante información que lo ayude a fortalecer su conciencia moral. Esto se opone a la tendencia que da a la ley humana un carácter prioritario sobre otras instancias. Es fácil apreciar que la casi totalidad de nuestras acciones y decisiones son tomadas a partir de los dictados de nuestra conciencia moral y que, prácticamente, desconocemos la forma escrita de las leyes humanas. De ahí que, si buscamos mejorar la sociedad, debemos pensar en un conjunto de ideas orientadoras antes que pensar en un conjunto de leyes establecidas a partir del Derecho.
Se ha definido a la política como "el arte de gobernar a los pueblos". Si tenemos presente que la sociedad se establece a partir de individuos, será el arte de gobernar individuos. Y ese gobierno deberá ser establecido mediante ideas antes que serlo mediante leyes. Tales leyes deberán tener presente las leyes naturales y el orden natural respetivo.
Si las ideas asociadas a la ley natural serán las que gobernarán al hombre, podemos decir que será regido por las "leyes divinas". De ahí que el gobierno al cual debemos orientarnos es al gobierno de Dios (teocracia) a través de su ley, o al Reino de Dios en el lenguaje bíblico.
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