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1827
Los ojos de Europa
miran hacia Peloponeso, y Rusia,
Francia e Inglaterra se, alían para proteger a los griegos, que están siendo
diezmados por los turcos. En la batalla naval de Navarino los invasores sufren
una aplastante derrota. No prestando atención a estos conflictos, y decidido a
poner el fuego al servicio de la comodidad personal, el inglés John Walker
inventa los fósforos de fricción.
En Argentina, la impronta de Rivadavia
sigue dándole ritmo al país. Este año ratifica el tratado de amistad, comercio
y navegación entre Chile y la Argentina, y a fin de poder conservar la
tradición de las comunidades desparramadas por el territorio, ordena que en el
Departamento Topográfico se organice un depósito histórico de todos los pueblos
de la República. Hay más pruebas de su inquietud de gobernante: instituye premios
a la moral, la industria, el amor filial y la aplicación, dando reglas para su
adjudicación por la Sociedad de Beneficencia. La guerra con el Brasil es el
tema del año.
Se vive mal por cuanto la reserva metálica del banco está agotada y sólo se
hace frente a los compromisos del Estado y a los pagos del ejército con una
moneda papel que se desvaloriza velozmente. Sin embargo, dos hechos bélicos
levantan los ánimos. En Juncal, el Almirante Brown - con 5 goletas y 8 lanchas
armadas - ataca a la escuadra brasileña, compuesta de 19 buques, hundiendo a 5
y apresando a los restantes. Este encuentro, como los anteriores, ha perfilado
la heroicidad del Almirante, sobre quien se cantan en Buenos Aires coplas
laudatorias. En tierra, el Ministro de Guerra y comandante en jefe, Carlos de
Alvear, obtiene un triunfo resonante en Ituzaingó, derrotando a las tropas del
imperio del Brasil. Ante estos desastres, los brasileños intentan invasiones
sorpresivas y se caen sobre Carmen de Patagones. Les
va mal nuevamente, son valientemente rechazados por los pobladores, quienes
hacen más de 500 prisioneros.
Atento al valor de la victoria de Ituzaingó, el gobierno decreta se conceda a
los vencedores el Escudo y el Cordón de Honor. Se realizan los primeros
contactos para concluir la guerra y se envían a la Iglesia Catedral las tres
banderas tomadas al enemigo por los soldados de Alvear. Rivadavia comienza a ser acosado y
adopta una resolución terminante. Por estar en desacuerdo con su contenido
rechaza el tratado preliminar de paz con el Brasil. Consecuentemente, presenta
su renuncia ala primera magistratura ante el Congreso Nacional. Su casa es
apedreada y se nombra Presidente provisional a don Vicente López. El poder
total vuelve a la provincia de Buenos Aires, designándose gobernador al Coronel
Manuel Dorrego.
En el interior, San Luis se separa de la Unión Argentina y rechaza la
constitución unitaria de 1826. De
esa provincia regresa a San Juan a fin de atender el comercio de su tía Angela
Salcedo, un joven de 16 años que enseña a leer a los adultos: Domingo
Faustino Sarmiento. Otro muchacho, cercano en edad, recibe su primera
impresión bélica en combates contra los brasileños: Bartolomé Mitre.
A muchos kilómetros de Buenos Aires, en Sevilla, muere alguien que dio mucho
que hablar 20 años antes: el Marqués de Sobremonte. La sociedad porteña
vive momentos de consternación al enterarse de la misteriosa muerte de Próspero
Alejo Ribes - profesor de inglés y francés - el que es asesinado. Se abre el
primer jardín público: PArque Argenitno, en las manzanas de Temple, Uruguay,
Córdoba y Paraná. Se lo traza de acuerdo a modelos europeos, con un buen hotel
francés, salones de baile, circo y capacidad para 1,500 personas. Posee planas
importadas, muy raras aquí. Tiene también un pequeño tablado donde acuden los actores
del Teatro Argentino con su figura más popular: Casacubierta.
Ese año, también, se produce un acontecimiento de menor importancia pero
significativo: en el convento de Santo Domingo el astrónomo italiano Octavio
Fabricio Mossotti instala un pequeño observatorio astronómico. Dorrego, decidido a poner
las cosas en su lugar, decreta la abolición del curso forzoso del papel moneda.
Entre los oficios de la metrópoli se destaca el de carpintero; una congregación
que nunca está desocupada y que día a día mejora el rostro de Buenos Aires. La
ciudad mantiene su aire colonial y eso sorprende a los viajeros.
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