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Geografia

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Geografia de Argentina, China y Australia

Agregado: 07 de JULIO de 2002 (Por Victoria Ruiz) | Palabras: 4279 | Votar | Sin Votos | Sin comentarios | Agregar Comentario
Categoría: Apuntes y Monografías > Geografía >
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    8-4-2002

    Trabajo Práctico no 1 de Geografía.

    Profesora: Negro

    5º 1ª CNBA

    Aspectos Económicos

    Comercio (de Argentina, China y Australia)

    La economía Argentina nació con un modelo agro-exportador que persistió desde la época de la colonia hasta las primeras décadas del siglo XX. Luego dio lugar a la producción de algunas manufacturas que dejaron de venir de Europa, hasta llegar a la creación de industrias que marcarían el rumbo inicial del país. Sin embargo, actualmente los productos que exporta nuestro país son de escasa elaboración. Se trata de grasas, pieles, cueros, alimentos para animales, lana, algodón, combustible, aceites y sus derivados. Las materias primas vegetales y animales constituyen un tercio del volumen de exportación. Los productos industriales no llegan a la sexta parte del total de lo exportable.

    En cuanto a la importación, está concentrada básicamente en máquinas, aparatos y artefactos mecánicos y objetos de uso electrónico. En menor medida se importan automóviles, productos químicos, combustibles, minerales metalúrgicos y manufacturas de metales.

    Si tenemos en cuenta las relaciones comerciales entre la Argentina y Asia podemos observar que las importaciones provenientes de esa región pasaron de US$ 460 millones en 1990 a US$ 2.400 millones en 1995. China, Corea y Japón fueron los países que lideraron las ventas a la Argentina. Si nos centramos en el caso de China, sabremos que los productos que ingresan desde allí a nuestro país han sido las que han mostrado un mayor crecimiento en los últimos cinco años. En 1995, triplicaron el promedio de los tres años anteriores y alcanzaron a US$ 608 millones. Esto es, una cuarta parte de las importaciones provenientes de la región.

    Las compras realizadas por Argentina se concentraron principalmente en los sectores automotriz, electrónico, máquinas - herramientas y textiles. Los principales productos importados son equipos de computación, tubos catódicos para televisores y monitores, vehículos de transporte de personas y de mercancías, caucho natural y radio grabadores.

    Si por otra parte comparamos la relación comercial entre Australia y Argentina, podemos ver que las cifras del comercio, si bien son modestas- unos 100 millones de dólares de comercio bilateral anual, con un marcado superávit a favor de Australia - la composición del comercio australiano con la Argentina ha cambiado significativamente en los últimos 20 años. Mientras que en los años 80 unos pocos productos primarios (principalmente alúmina y carbón) representaban el 80% de las exportaciones a la Argentina, hoy estos productos representan menos del 40%, siendo más del 50% de las exportaciones manufacturas muy elaboradas. últimamente, los proveedores australianos han estado exportando ferries de alta velocidad, cosechadoras de caña de azúcar, maquinarias mineras y una gran variedad de otros artículos de alto valor agregado.

    En conclusión se puedes destacar el hecho de que la Argentina es un país que se dedica principalmente a la exportación de productos primarios y a la importación de productos manufacturados de gran parte del mundo. Lamentablemente, en los últimos años el modelo liberal de nuestra economía ha hacho que ingresen a nuestro país gran cantidad de productos que la Argentina podría haber realizado y como consecuencia en el último tiempo ha aumentado considerablemente los niveles de desocupación. Las cifras lo evidencian si tenemos en cuenta el período entre los años 1991 a 1998: mientras que las exportaciones han representado 142123 millones de dólares, las importaciones han rondado por los 148717 millones. Aunque esto se ha agravado en los últimos 5 años.

    Agricultura (de Argentina, Estados Unidos y Japón)

    Tanto en Estados Unidos como en Argentina la agricultura es la principal fuente de riqueza. En Estados Unidos, debido a su perfeccionamiento científico y a su mecanización, ésta es la rama en la que supera a los demás países. Mientras que en Japón la actividad económica más importante es la industria.

    En Japón, el 13% de su superficie es cultivable, destacándose el arroz al que se le dedica más de la mitad del terreno cultivable. Seguido por el trigo y la cebada. Y en menor cantidad se cultivan: avena, maíz, mijo, sorgo, sésamo, remolacha, tabaco, caña de azúcar y batata. El té, que se cultiva en las laderas de las montañas es un producto de gran valor. Dentro de los cultivos frutícolas se destacan los cítricos como las naranjas y las mandarinas.

    En EE.UU. las zonas más fértiles son, el gran valle de Mississippi y el Golfo de Méjico (en menor medida) en consecuencia, el 21,9% de la superficie del país es cultivable. Debido a su variedad de condiciones climáticas y físicas pueden obtenerse todo tipo de cultivos. Los principales son: algodón, arroz, avena batata, cacahuate, caña de azúcar, cebada, centeno, lino, maíz, remolacha, soja, sorgo, tabaco y trigo. El desarrollo agrícola de Estados Unidos ha tenido gran importancia en el progreso del mundo entero, no sólo revolucionando los sistemas de maquinarias agrícolas sino aumentó la cantidad de alimentos de los que disponía Europa, provocando un gran aumento de la población. En cuanto a la producción frutícola se destacan: aceituna, cebolla, cereza, ciruela, coles, damascos, dátiles, duraznos, guindas, higos, limones, lúpulo, cítricos (mandarinas y naranjas), peras, tomates y uvas.

    En Argentina la producción agrícola creció globalmente en la última década. Los cultivos que crecen en mayor porcentaje son los destinados a la exportación y en las que se han introducido innovaciones tecnológicas. Los cultivos más importantes son las oleaginosas y los cereales. En cuanto a los cultivos dedicados al mercado interno han disminuido en cantidad debido al achicamiento del mismo y por la competencia de las importaciones.

    Los principales tipos de cultivos son: a) cereales: trigo, maíz, sorgo, arroz, avena, cebada, centeno, mijo y alpiste; b) industriales: oleaginosas (girasol, maíz, maní, soja, oliva, y uva) y los no comestibles como lino, tung y ricino; y c) textiles, algodón, lino, sisal y cáñamo. También se cultiva caña de azúcar, vid, yerba mate, té, tabaco, lúpulo, frutas, hortalizas y legumbres.

    Ganadería (de Argentina, Estados Unidos y Japón)

    En cuanto a la ganadería, en la Argentina, la producción ganadera muestra un estancamiento global que se refleja en el bajo crecimiento o en la disminución del numero de cabezas de ganado. Por un lado se redujo el consumo de carne vacuna, en el mercado interno y su participación en las exportaciones sigue siendo baja. En este sector la actividad que más creció fue la cría de aves de corral, principalmente para la producción de pollos y huevos, destinados al mercado interno. La cría de ganados comprende, bovinos, en su mayor parte en la zona pampeana, ovinos en la Patagonia, y caprinos en la Patagonia y noroeste del país.

    La ganadería tiene como principal fuente de alimentos las pasturas naturales, por esta causa, la principal área ganadera es la pampeana. Allí se concentran el mayor numero de cabezas de ganado vacuno, porcino, equino y la producción de carne y leche.

    Con respecto a Estados Unidos, la ganadería y sus productos derivados suponen el 50,5% del valor de toda la comercialización, mientras que los cultivos alcanzan el 45,5%. El ganado vacuno, con 98 millones de cabezas en 2000, figura como el producto más valioso de las explotaciones agropecuarias, ascendiendo casi a un 25% de los ingresos anuales de este sector. Gran parte del vacuno se cría en los grandes ranchos de los estados del suroeste. Los productos lácteos suponen un 12% del valor anual de la comercialización de las explotaciones y son el segundo producto más valioso que procede de las granjas estadounidenses. Le siguen en importancia la ganadería porcina (59,3 millones), la ovina (4,72 millones) y la cría de aves de corral (1.813 millones).
    En cuanto al Japón, debido a la escasez de la tierra cultivable y su consecuente valor, se dedica poco terreno al ganado estabulado. No obstante, en 2000, Japón tenía 9,88 millones de cabezas de ganado porcino, 4,60 millones de ganado vacuno y 298 millones de aves de corral. La tierra cultivada (4.905.000 ha en 1998) está dividida en pequeñas granjas y casi el 70% de estas tierras consiste en granjas de 1 ha o menos.

    Podemos observar, haciendo un estudio comparativo del desarrollo de la ganadería en estos tres países, que en Japón, donde es mucho más escaso el terreno que se puede dedicar a esta actividad, este es aprovechado en forma intensiva, obteniendo una cantidad considerable de cabezas de ganado. En contraposición, en la Argentina, no se aprovecha de la misma manera las tierras aptas para la ganadería, ya que siendo estas mucho más extensas, su producción ganadera disminuye. En cuanto a Estados Unidos, también las tierras aptas son extensas, pero son aprovechadas.

    Energía (de Argentina, Canadá y Francia)

    La Argentina cuenta con abundantes recursos energéticos y sobre todo con una gran diversidad de fuentes, entre las que destacan la hidroeléctrica y el gas, además del petróleo, carbón y uranio. También existe la posibilidad de explotar fuentes no convencionales de energía, como la geotérmica, eólica, mareomotriz, solar y biomasa, pero éstas no son aprovechadas. En 1998 la Argentina producía un total de 21.980 MW, de los cuales el 43,66% se generaba en instalaciones hidroeléctricas, el 4,63% mediante energía nuclear y el 50,72% en centrales termoeléctricas convencionales. La producción anual era de 62.700 kWh.

    Parte del consumo eléctrico en Argentina debe ser satisfecho mediante importaciones de petróleo, gas y carbón. En el caso particular del carbón mineral, las posibilidades de sustitución son pocas, ya que el grueso del carbón extraído en el país es sólo aprovechable en muy reducida proporción en la siderurgia.

    A principios de la década de 1990 Canadá tenía instalaciones capaces de generar una electricidad de 112.000 MW. Durante este periodo, la producción anual alcanzaba los 449.900 millones de kWh, de los cuales el 63% provenían de las centrales hidroeléctricas, el 17% de las plantas nucleares y el 20% de plantas convencionales que utilizan combustible fósil.

    En cambio, en Francia, sólo un 19% de la producción de electricidad se genera en instalaciones hidroeléctricas. Las centrales térmicas que utilizan carbón, productos derivados del petróleo o gas natural producen alrededor del 19% de la energía nacional. Ningún país depende tanto de la energía nuclear como Francia; las centrales nucleares generan el 71% de la energía eléctrica de esta nación.

    También se utilizan otros tipos de fuentes energéticas como la energía mareomotriz, fruto del aprovechamiento de las mareas del canal de la Mancha en el curso bajo del Rance. A finales de la década de 1980, Francia tenía una capacidad instalada para generar electricidad de unos 97,6 millones de kW y una producción anual de 356.000 millones de kWh aproximadamente.

    Observamos que tanto en Canadá como en Argentina la energía hidroeléctrica es de gran importancia. Sin embargo, en Argentina, la concentración del consumo en el conglomerado conurbano tan alejado de las fuentes de energía hidroeléctrica le ha impedido a la nación aprovechar todo el potencial que posee. La distorsionada estructura del consumo obliga a nuestro país a seguir quemando las reservas petrolíferas.

    Por otro lado, ante la falta de ríos apropiados para la obtención de energía, Francia hizo uso de un recurso abundante en su territorio, el uranio, para abastecerse y a complementar la energía nuclear con la utilización de energías alternativas, no convencionales, como la mareomotriz. Podemos decir que tanto Francia como Canadá han hecho uso de lo que tenían, mientras que en el caso de Argentina, la carencia de infraestructura adecuada ha llevado a la utilización de energías menos rentables a largo plazo.

    Industria (de Argentina, Japón y Brasil)

    En la Argentina, la industria manufacturera es la más desarrollada y está muy concentrada en Buenos Aires y sus alrededores. Aproximadamente el 20% de la población activa está empleada en las empresas industriales, siendo el procesamiento y envasado de productos alimenticios las industrias más importantes y antiguas del país. En el interior, sin embargo, se desarrollan agroindustrias con un alto grado de especialización, destinadas principalmente a los mercados extranjeros (jugos de fruta, conservas, vinos, etc.). Otras importantes industrias producen artículos de goma (natural y sintética), cemento, productos químicos, papel, plásticos y derivados del petróleo. A través del tiempo, el desarrollo industrial en la Argentina mostró numerosos altibajos debido a la aplicación de diferentes políticas, como pueden ser el proteccionismo en algunas épocas como la apertura, en otras. La industria siderúrgica ha alcanzado una gran expansión abarcando la producción de hierro primario, acero crudo y laminado.

    En comparación con Japón, podemos decir que el crecimiento industrial de este país comenzó tardíamente en el siglo XIX, pero la posterior apertura de nuevos mercados en Taiwán, Corea, y otras regiones del sudeste asiático condujo a su rápida expansión. Los principales productos japoneses son los eléctricos y los electrónicos (computadoras, equipos de video y audio, cámaras fotográficas, etc.), secundados por maquinarias, alimentos procesados, vehículos y sustancias químicas. El país también es uno de los principales constructores de barcos. La producción en general es mundialmente valorada por su alto nivel de calidad, al cual las empresas favorecen con la reinversión de una parte sustancial de sus ventas en investigación. Por consiguiente, esta industria resulta mucho más desarrollada y tecnificada que la local.

    Es interesante la comparación con otro país sudamericano, Brasil, que al igual que la Argentina, tiene un sector manufacturero variado y en expansión. Muchas industrias se dedican a procesar materias primas nacionales, refinando acero y petróleo, y fabricando alimentos, papel, textiles, calzado, electrodomésticos y automóviles. Como principal estado industrial está São Paulo, con factorías que producen alrededor de un tercio de la cantidad total de las manufacturas de Brasil. Un fenómeno similar de centralización se da con Buenos Aires, como se dijo anteriormente. Las industrias de servicios están también en crecimiento, principalmente en el sector turístico.  

    Minería (de Argentina, Arabia Saudita y Noruega)

    En el caso de la Argentina, aunque el país cuenta con una gran variedad de reservas, sobre todo petróleo, carbón y diversos metales, la minería ha sido relativamente poco importante en la actividad económica. Con todo, en las últimas décadas se ha incrementado significativamente la producción de petróleo y carbón. En términos de valor, el principal producto mineral es el petróleo. En 1990 la producción anual de petróleo crudo era de 28 millones de m3, lo suficiente para cubrir la demanda interna y permitir la exportación. Asombrosamente, en 1999 alcanzaba los 46,5 millones de m3.

    El país cuenta también con una importante producción de gas natural, que en 1994 alcanzaba los 26.228 millones de m3. La producción de gas también aumentó considerablemente: en 1999 llegaba a los 42.425 millones de m3.

    Por otra parte, existe una modesta explotación de oro, plata, cobre, plomo, cinc, hierro, estaño, tungsteno, mica, uranio y piedra caliza. Los planes de exploración y explotación, al amparo de la nueva Ley de Minería, pretenden dinamizar este sector.

    Analicemos ahora a Arabia Saudita. El recurso minero más importante de Arabia es el petróleo. En 1938 se encontró en Dammam un campo de petróleo muy productivo que fue inicialmente explotado por una compañía estadounidense, pero que pasó a manos del gobierno saudí en 1974. Las grandes reservas del país y el alto nivel de producción de crudo han hecho de Arabia Saudita un importante productor y una voz destacada en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), organismo que tiene mucha influencia sobre el precio del crudo en el mercado internacional. Las reservas de petróleo de Arabia Saudita superan los 25.000 millones de toneladas métricas; la producción anual a principios de la década de 1990 era de 320 millones de toneladas métricas. Sólo la antigua Unión Soviética y Estados Unidos producen más petróleo. Arabia Saudita es el primer exportador mundial de crudo.

    Es evidente que la importancia del petróleo en Arabia no es comparable con la que tiene en Argentina, y menos aún lo es la importancia de Arabia en la producción internacional de crudo con la de Argentina. Sin embargo, Argentina ha logrado autoabastecerse.

    Para facilitar el transporte del petróleo en crudo hacia los mercados principales, hay una gran infraestructura de oleoductos, no obstante, la mayor parte del petróleo continúa siendo exportado a través de los puertos del golfo Pérsico.

    A parte del petróleo, los únicos minerales de interés extraídos en Arabia Saudita son caliza, yeso, mármol, arcilla, sal y oro.

    Noruega es hoy el mayor productor de crudo de Europa occidental y este sector supone alrededor del 13% del PBI, dependiendo de las oscilaciones de los precios del petróleo. En 1990, producía alrededor de 80.000 millones de toneladas métricas. También posee gas natural, que envía tanto a Escocia como a Alemania. Otras producciones minerales son el mineral de hierro (contenido en metal, 2,2 millones de t), carbón, cinc, piritas de hierro, concentrados de plomo, titanio y cobre.

    Los productos mineros sirven de materia prima a la industria. Noruega es un importante productor de aleaciones de hierro y posee una gran planta integrada de hierro y acero. Por otro lado, también importa productos: aunque carece de la mayor parte de las materias primas para la industria del aluminio, Noruega produce alrededor del 4% del suministro mundial de aluminio refinado. Por último, el país tiene algunas refinerías de petróleo.

    Los minerales constituyen el principal elemento del instrumental y de la estructura económica de las naciones modernas. En la historia reciente vemos que fueron las fuentes minerales de energía (carbón, petróleo), los metales y otros productos que dieron impulso a la civilización industrial, y no los comestibles vitales como el trigo, quienes han provocado las batallas más encarnizadas. Los recursos mineros determinan el potencial de desarrollo de una nación. La Argentina posee gran variedad de ellos, pero todavía no ha logrado aprovecharlos en su totalidad. Por el contrario, Arabia no posee más que petróleo, sin embargo una explotación adecuada le ha proporcionado un gran poder económico. Por último, también Noruega ha explotado sabiamente sus recursos: sin poseer ningún mineral en gran cantidad, utiliza un poco de cada uno de ellos, sea para autoabastecerse, exportarlo o como materia prima en la industria.

    Aspectos territoriales

    Clima y relieve (de Argentina, Rusia y Mongolia)

    La Argentina se caracteriza por tener un clima templado en la mayor parte de su territorio, a excepción de una pequeña zona tropical en el Noroeste, una región subtropical en el norte del Chaco y algunas zonas frías en el oeste andino y el sur patagónico. Las lluvias están asociadas a los vientos atlánticos que provienen del Brasil, y presentan amplias variaciones según la región, siendo más abundantes en la región pampeana. La presencia de vientos, asimismo, hace variar las condiciones del tiempo en forma rápida; entre los más característicos se pueden nombrar al Zonda, la Sudestada y el Pampero. La gran extensión en latitud determina también una enorme variedad de ambientes naturales, que a su vez favorecen el desarrollo de diversas actividades económicas. Por ejemplo, las grandes llanuras templadas ofrecen condiciones favorable para el desarrollo de la actividad agropecuaria.

    Consideremos ahora a la República Federativa de Rusia. Paradójicamente, las condiciones climáticas de Rusia no son tan variadas como se podría suponer, como así también queda limitado el desarrollo vegetal del territorio; es decir, prevalece el clima frío continental determinando un paisaje de tundra acompañado además de bosque de alerces en el este y de abedules y abetos en el oeste. Dichas desventajas climáticas se deben a la elevada latitud y a la ausencia de influencias marítimas moderadoras del tiempo. El territorio ruso abarca distintas zonas climáticas que, por norma general, se extienden a lo largo del país a modo de cinturones en sentido latitudinal. En consecuencia, otro de los importantes inconvenientes que lleva consigo un territorio tan extenso consiste en dificultades de administración y distribución de alimentos y mercancías.

    Por último, es digno de mención el caso de Mongolia ya que sus condiciones son en mayoría completamente opuestas a las de la Argentina. Al ser aquél un país continental, determina características climáticas agresivas y además condiciona el bioma, constituido principalmente por un frío y árido desierto, altas y también frías mesetas, y unos pastos secos de estepa. Es por esto que los recursos agro-ganaderos se encuentran limitados en gran medida. Las temperaturas son extremas también, y oscilan ente -15º y 30º en invierno, y 10º y 26.7º en verano. Las precipitaciones apenas superan los 380 mm en las montañas (produciéndose nevadas en las más altas) y los 125 mm en el desierto. Por otro lado, su falta de acceso al mar, como su posición geopolítica, lo hace funcionar como estado "tapón" entre dos importantes bloques mundiales (la Federación rusa y la República Popular China), a cuyo desarrollo está supeditada la evolución de Mongolia.

    Población (de Argentina, Kenia y España)

    Nos referiremos ahora a las características de la población argentina, contraponiéndola a las de Kenia y España. En primer lugar diremos que la población argentina es de 36.955.182 habitantes (est. julio 2000), la española: 39.996.671 habitantes (est. julio 2000), y la de Kenia: 30.339.770 habitantes (est. julio 2000). Observamos que los valores no distan demasiado, pero las diferencias aparecen al tener en cuenta las superficies de los países que analizamos: el área de Kenia es 582.640 km2; el de España, 504.780 Km2 y el área argentina es de 2.766.890 km2. En España, la densidad de población es de 79 habitantes por kilómetro cuadrado, por debajo de este valor se encuentra el de la densidad de población de Kenia: 53 habitantes por kilómetro cuadrado. Más baja aún es la densidad media de la población argentina, que ronda actualmente los 13 habitantes por kilómetro cuadrado. En vista de estos datos concluimos que nuestro país esta poco poblado en relación a su vasta superficie, pues tiene menos habitantes que España a pesar de que su territorio abarque más que el quíntuple del área de la nación ibérica.

    En España, la desigual distribución de la población en el territorio ha creado un desequilibrio entre las regiones, observándose amplias diferencias de densidad. Hay una creciente tendencia de la población a concentrarse en las regiones costeras y una creciente despoblación en el interior, con la excepción de Madrid y otras pocas ciudades, gracias a la industrialización y urbanización. Al observar el caso español, advertimos una gran semejanza con nuestro país, en el que existe un profundo desequilibrio demográfico regional que se da conjuntamente con el proceso de urbanización o asentamientos urbanos. La población tiende al nucleamiento humano: el llamado Gran Buenos Aires concentra más de la tercera parte de toda la población argentina. También las capitales provinciales suelen agrupar entre el 20 y el 50% de la población de la provincia. Este fenómeno se manifiesta en las estadísticas demográficas de ambos países: en España la población urbana es el 76% (1995), en Argentina, el 87% (1995). En este aspecto la diferencia con Kenia es muy importante: sólo el 26% de la población es urbana.

    En España el crecimiento vegetativo es de 0,2%, en Argentina 1,3% y en Kenia 2,8% (1992-2000). Nuestro país presenta un porcentaje, en el orden mundial, moderadamente bajo, y el de Kenia, en relación a las otras dos naciones, es alto. Resulta oportuno agregar a estos datos la tasa de natalidad de Argentina: 19,9%o, y la de España: 8,9%o. Durante los últimos quince años un cambio sustancial ha tenido lugar en España en lo que respecta al comportamiento demográfico estándar de la población, reflejado en una drástica reducción en el índice de crecimiento natural que, por primera vez en las tres últimas décadas, ha alcanzado finalmente niveles similares a los de otros países europeos.

    En lo que respecta a la educación, son notables las distancias que presenta Kenia frente a nuestro país y España. El porcentaje de alfabetos en España es del 97,1%, en Argentina 96,2% y en Kenia 77% (los hombres 86% y las mujeres solamente 69%). La tasa de inscripción universitaria en el país africano es de 2 % (1996); un porcentaje mucho mayor observamos en los países restantes: 41% (1993) en ambos. En Argentina, hay un docente de primaria cada 18 estudiantes (1991), en España, uno cada 21 estudiantes (1992) y en Kenia, uno cada 31 estudiantes (1992). Estos índices ayudan a medir el grado de desarrollo cultural de los países. La Argentina, a pesar de ser un país relativamente nuevo, ha alcanzado un indiscutible avance en materia cultural y guiándonos por los datos antedichos podemos compararnos con España, y quizás también con otros países europeos.

    La esperanza de vida actual y el bajo índice de mortalidad infantil muestran que la baja tasa de mortalidad en España es debida a los notables avances en los ámbitos de la economía, la salud y la educación. Allí la mortalidad infantil (menores de cinco años) es de 9%o (1994), en Argentina de 27%o (1994) y en Kenia 90%o (1994). La tasa de mortalidad infantil es un claro indicador del nivel socioeconómico de un país y estos ejemplos lo comprueban: Kenia, un país subdesarrollado posee muy alta tasa. En cuanto al consumo de calorías, en España se trata de 114% de lo requerido (1995), en nuestro país 109% de lo requerido (1995) y en Kenia 89% de lo requerido (1995); allá hay un médico cada 20.000 hab. (1988-91), en contraste con Argentina en donde hay uno cada 329 hab. (1988-91). Nuestra proporción de personas por médico está al nivel de las mejores del mundo. Sin embargo, marcadas diferencias regionales muestran que el potencial médico y sanitario no está bien distribuido. La mortalidad infantil todavía es elevada en varias regiones del país. En varias provincias y los sectores más pobres del país aún es importante el riesgo de enfermar o morir por causas evitables. Este riesgo se relaciona con las condiciones de trabajo, vivienda, alimentación y cultura.

    Nota: 9 +

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