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DOGMA 95

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Monografía sobre todo lo relativo al movimiento Doma 95

Agregado: 03 de FEBRERO de 2005 (Por Marisa Stillo) | Palabras: 7254 | Votar |
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    Publicado por Marisa Stillo stillo@marisa.net.ar

    Seminario Mundo Contemporáneo

    dogme 95

    ______________________________________________________

    Movimiento cinematográfico proveniente de DINAMARCA.

    Dogma es una palabra danesa que significa fundamento de todo sistema, ciencia, doctrina o religión. Así que puede decirse que es el fundamento del cine, una especie de volver a las raíces. Y el 95 se debe al año en que fue creado.

    Profesora: Porto

    Alumna: Marisa Stillo

    Segundo cuatrimestre 2003

    Introducción

    Un sábado frío por la noche, no habiendo encontrado entradas para la película que con unos amigos habíamos elegido previamente, nos encontramos dentro de la única sala que ofrecía una película que empezara pronto.

    Así fue como me vi inmersa en el angustiante aunque maravilloso mundo de "La Celebración". Así, debo reconocerlo, experimenté la adictiva sensación de querer seguir degustando el extraño sabor desarrollado por los representantes del cine dogma.

    La primera impresión que causa un espectáculo Dogma se resume en algo que equivale a desconcierto. Las frenéticas y a veces zigzagueantes tomas de la cámara en mano, la débil iluminación, el desenfoque y hasta la aparición del reflejo del camarógrafo en los cristales de una escena recuerdan a algún video de aficionado.

    Sobre todo en este film, debido quizás a su trama y locación, transmite al principio el sentimiento de estar presenciando el video recordatorio de alguna fiesta privada, haciendo casi partícipe al público de la misma.

    Lo cierto es que cuando uno ve una película Dogma tiene la sensación de ver algo que realmente está ocurriendo. Despojados de todos los artificios del complicado lenguaje cinematográfico, actores y director pueden llegar de forma más directa a la verdad de lo que esta sucediendo tras la cámara.

    Toda la información que pude haber leído o extraído de Internet y de libros de cine, no es suficiente como para comprender el real significado de esta forma de hacer cine.

    Más que un estilo o movimiento contra la decadencia del cine actual, la necesidad presente en el cine Dogma, que aquí debiera quedar de manifiesto, es que cada personaje logra ser parte de una búsqueda. En el caso de los espectadores ocurre exactamente lo mismo.

    ...el ambiente dentro del cine se va tornando cada vez más pesado, a medida que avanza la película. Al finalizar la misma, la gente permanece sentada en sus butacas, desconcertada, calmándose del impacto, y recuperándose del espectáculo que acaban de presenciar.

    Contexto en el que surge Dogma 95

    La aparición e introducción del video, y el aumento de los canales televisivos por vías diferentes a fines de los años 80, hacen que el público vea más cine que nunca, pero sin salir de su casa. Por ello, es preciso buscar películas con muchos efectos especiales probando atraer a los espectadores hacia la sala oscura. Actores musculosos se convierten en héroes de la pantalla en títulos violentos cuando no reaccionarios.

    La industria fílmica estadounidense (la segunda más grande después de la India) realiza al año un promedio de 45 superproducciones; el costo aproximado de un minuto de cine es de 900 dólares. Los costos de producción son tan altos que las historias están subyugadas al criterio del "éxito en taquilla".

    En esta época, la industria ejerce una presión absoluta sobre lo que es posible o no hacer en cine, la censura económica es la más eficaz al no ser cuestionada; y cuando hablamos de censura económica no solamente estamos refiriéndonos al mundo de Hollywood sino a los costos de producción de cualquier filme en ese momento, absolutamente desorbitados y en modo alguno reflejo del valor real que esos materiales deben tener.
    La posibilidad de descubrimiento de nuevos talentos se constituye así en un condicionante, en la esencia de su propia imposibilidad, puesto que la aparición de nuevos realizadores, con planteamientos revolucionarios, está directamente sojuzgada por el proceso económico que coarta y ciñe las medidas de su expresión.

    1991 es el año de Terminator 2. El film era el más caro de la historia hasta la fecha, y contaba con unos impresionantes efectos especiales realizados por ordenador. A partir de aquí, el ordenador cobra una importancia primaria en el mundo de los efectos especiales, que se irá incrementando con el paso de los años.

    El cine se deshumaniza, olvida su origen artístico y su única motivación es ganar fortunas. Los productores sustituyen la falta de ideas con escenas hechas a computadora y rayos láser.

    El desarrollo de guiones genuinos y de historias originales pasa por una gran depresión. La crisis de ideas se apodera del cine norteamericano y la industria del cine decide inspirarse en los héroes del cómic, aprovechándose de los nuevos procedimientos para la creación de efectos especiales. También algunas series históricas de televisión serían objeto de versiones para la gran pantalla.

    Géneros como la comedia clásica, los grandes dramas, los dibujos animados, el fantastic o el western habían retornado fuerza; géneros tradicionales a los cuales se les ha de sumar la sexualidad como ingrediente importante en diversos films y la aparición de un nuevo grupo de actores jóvenes conocidos como la "generación X" (Winona Ryder, River Phoenix, Brad Pitt; Ethan Hawke, Johnny Depp, Keanu Reeves y Leonardo Di Caprio entre otros) además de actores infantiles intérpretes de películas familiares.

    El procedimiento basado en la fotoquímica se alía con las nuevas tecnologías electrónicas y de los estudios salen películas donde el ordenador ha tenido mucho que ver en el proceso de obtención o manipulación de las imágenes. En el 93, por ejemplo, las campañas publicitarias nos llevaron al cine a ver los dinosaurios de Parque Jurásico, con los grandes saurios paseándose en pleno Siglo XX.

    Este cine exclusivamente comercial explota las nuevas tecnologías buscando únicamente la espectacularidad y como mencionamos anteriormente, la taquilla. Los avances técnicos son mejorados constantemente, y las películas son el campo de batalla donde se demuestra la efectividad del nuevo producto. Basar todo un planteamiento cinematográfico sólo en los efectos especiales puede empobrecer la película. Si además la historia que se cuenta carece de trascendencia, nos encontramos ante un espectáculo de pirotecnia. Cuidado! No estamos en contra de los efectos especiales, pero sí del excesivo uso que se hace de ellos.

    Nos enfrentamos a un círculo vicioso de demanda por parte del público y oferta por parte de las productoras de películas comerciales. Sin embargo, hay un sector del público en desacuerdo con estas producciones y prefiere otro tipo de cine.



    Y aquí surge un nuevo brote: Dogma 95, de la mano de LARS VON TRIER.

    El Dogma nace para luchar contra otro dogma, no escrito ni sellado por compromisos formales pero que impone sus criterios a nivel mundial.

    Dogma 95 supone una propuesta innovadora, una interesante forma de hacer cine. Surge como un movimiento enfrentado al cine comercial, normalmente procedente de Estados Unidos. Al igual que toda corriente cultural surgida del rechazo a su movimiento antecesor, intenta ser lo opuesto completamente.

    Crean una nueva corriente, rescatando lo esencial, lo que estaba
    perdido en una nebulosa creada por los intereses económicos de los grandes comerciantes, intereses fomentados -a la vez- por una industria poco generosa y poco responsable con la calidad dramatúrgica de sus producciones.

    No como antes, cuando existía una vasta producción de filmes (realizados en Hollywood)que subsisten, vigentes en el tiempo, como verdaderos ejemplos cinematográficos. Eran otros tiempos, era una época rica en estilos, géneros, debates, disputas y genios.
    Estaban Bergman, Welles y Hitchcock, Kubrik y Fellini. El mundo
    entero era arrastrado por corrientes ideológicas, por sueños y ambiciones que hoy día ni siquiera se plantean. Hoy por hoy, la situación es muy diferente, y en este contexto DOGMA 95 aparece como la salvación, como una inesperada y fabulosa fuente de debate e inspiración, como una contribución urgente.

    Surgimiento del Movimiento Dogma 95

    A finales del siglo XX, cuando el individualismo ya no es algo mal visto, ni resulta feo trabajar solo, ni criticable despreocuparse de la realidad social, cuando pareciera ser tarde para las vanguardias y las declaraciones, apareció Dogma 95 en Dinamarca.

    En marzo de 1995 dos jóvenes directores de cine daneses Lars Von Trier y Thomas Vinterberg, redactaban un Manifiesto contra la artificiosidad y la estandarización de la producción cinematográfica actual, contra los géneros y los efectos especiales, contra el alejamiento total de la realidad y la verdad, y contra la extendida idea, en fin, de que si algo no es como La guerra de las galaxias no es una película. El que DOGMA lanzara su manifiesto cuando ya no se escribían manifiestos, marcó la diferencia que lo dio a conocer en todo el mundo.

    Así nacía Dogma 95, un movimiento de vanguardia europea en una época sin vanguardias, al que no tardaron en unirse otros cineastas daneses y de todo el mundo y que dio como fruto una serie de películas polémicas e influyentes.

    Como toda vanguardia, Dogma redactó su manifiesto y se auto impuso restricciones y límites.

    A veces nos confundimos y pensamos que para crear es necesario no tener limitación alguna. En realidad el arte contemporáneo ha demostrado que la libertad sirve para que cada cual elija a su antojo una restricción. El límite no es algo que detenga, es algo que funda, que define las bases desde donde surgirá todo. Lo importante es que el autor elija el límite libremente.

    El límite libremente elegido, permite el surgimiento de un estilo. Pensemos en pintores. Pollock, por ejemplo. Abandonó los pinceles para pintar derramando pintura sobre unas gigantescas telas puestas en el suelo. A este sistema, a esta restricción, Pollock le llamó Dripping y a este estilo la historia del arte le llamó Expresionismo Abstracto.

    Warhol decidió hacer naturalezas muertas y retratos tomando como modelos a cajas de cereales, tarros de sopa, fotos de James Dean o de Marylyn Monroe. Warhol fundó otro estilo que surge desde una restricción, el POP.

    Toda vanguardia hace un giro, da vuelta el mundo al revés, cambia la restricción que se está usando por otra.

    Dogma 95 se opuso a la ilusión individualista y sentimental del cine sometiéndose a una serie de restricciones conocidas como el voto de castidad. Así, constituida como una Hermandad, expide certificados de autenticidad a quienes suscriben el Voto de Castidad formulado en el Manifiesto y se obligan a acatar una serie de Reglas.

    Manifiesto

    DOGME 95 es un colectivo de cineastas fundado en Copenhague en la primavera de 1995.


    DOGME 95 tiene como fin formal luchar contra ciertas tendencias del cine actual.

    DOGME 95 es un acto de sabotaje!


    En 1960, ya era suficiente!. El cine estaba muerto y pedía su resurrección. El fin era justo, pero no los medios!. La nueva ola no se atrevía a ser más que un pequeño oleaje que iba a morir en el río convirtiéndose en lodo. Los eslóganes de individualismo y libertad hicieron nacer obras durante algún tiempo, pero nada cambió. La ola fue pasto de los más voluntariosos, así como de los directores. Pero nunca fue más fuerte que aquellos que la habían creado. El cine antiburgués se hizo burgués pues había sido fundado sobre teorías que tenían una percepción burguesa del arte. El concepto del autor, nacido del romanticismo burgués, era entonces... falso!

    Para el DOGME 95 el cine no es algo individual!


    Actualmente, una tormenta tecnológica está causando furor, el resultado será la democratización suprema del cine. Por primera vez, no importa quién es el que hace las películas. Pero, cuanto más accesibles se hacen los medios, más importante es la vanguardia. No es algo accidental por lo que la vanguardia tiene connotaciones tecnológicas. La respuesta es la disciplina... debemos ponerles uniformes a nuestras películas, porque el cine individualista será por definición decadente.


    En 1960, ya era suficiente!. El cine había sido cosmetizado hasta su muerte, por así decirlo, ya que el uso de los cosméticos había aumentado considerablemente desde entonces.


    La tarea suprema de los cineastas en decadencia es volver loco al público. ¿Es de esto de lo que estamos tan orgullosos? ¿Es esto lo que nos aportan los 100 Años? ¿Ilusiones para mostrar las emociones?... ¿Un abanico de supercherías elegidas por cada cineasta individualmente?.


    Previsiblemente el drama se ha convertido en el becerro de oro alrededor del cual todos bailamos. Hacer que la vida interior de los personajes justifique el argumento es demasiado complicado, y no es arte auténtico. Ya que, anteriormente, nunca las películas artificiales y las acciones superficiales recibieron toda la atención. El resultado es estéril. Una ternura ilusoria, un amor de ilusión.


    Para DOGME 95 una película no es una ilusión!


    Actualmente, una tormenta tecnológica está causando furor : elevemos los cosméticos a Dios. Utilizando la nueva tecnología, cualquiera en todo momento puede lavar los últimos restos de verdad en un abrazo mortal a las sensaciones. Las ilusiones son todo lo que una película puede esconder.

    DOGME 95 se levanta contra el cine de ilusión, presenta una serie de reglas indiscutibles conocidas como EL VOTO DE CASTIDAD.



    El Voto de Castidad

    Juro que me someteré a las reglas siguientes, establecidas y confirmadas por:

    1. El rodaje debe realizarse en exteriores. Accesorios y decorados no pueden ser introducidos (si un accesorio en concreto es necesario para la historia, será preciso elegir uno de los exteriores en los que se encuentre este accesorio).

    1. El sonido no debe ser producido separado de las imágenes y viceversa. (No se puede utilizar música, salvo si está presente en la escena en la que se rueda).

    1. La cámara debe sostenerse en la mano. Cualquier movimiento -o inmovilidad- conseguido con la mano están autorizados.

    1. La película tiene que ser en color. La iluminación especial no es aceptada. (Si hay poca luz, la escena debe ser cortada, o bien se puede montar sólo una luz sobre la cámara).

    1. Los trucajes y filtros están prohibidos.

    1. La película no debe contener ninguna acción superficial. (Muertos, armas, etc., en ningún caso).

    1. Los cambios temporales y geográficos están prohibidos. (Es decir, que la película sucede aquí y ahora).

    1. Las películas de género no son válidas.

    1. El formato de la película debe ser en 35 mm.

    1. El director no debe aparecer en los créditos.

    Además, juro que como director me abstendré de todo gusto personal!. Ya no soy un artista. Juro que me abstendré de crear una obra, porque considero que el instante es mucho más importante que la totalidad. Mi fin supremo será hacer que la verdad salga de mis personajes y del cuadro de la acción. Juro hacer esto por todos los medios posibles y al precio del buen gusto y de todo tipo de consideraciones estéticas.

    Así pronuncio mi VOTO DE CASTIDAD.

    Copenhague, Lunes 13 de Marzo de 1995.

    En nombre de Dogme 95,

    Lars von Trier - Thomas Vinterberg



    Análisis

    La industria del cine, con paso seguro, ha tejido un entramado del que actualmente es difícil evadirse. Sin embargo, hay un cine deseando emerger al margen de la industria.

    La voracidad del sistema, en su camino hacia la globalización, ha sido capaz hoy de engullir cualquier atisbo de revolución (social o formal). Sin embargo, el nacimiento del proyecto de LARS VON TRIER, subraya la necesidad de un cambio, o al menos de una plataforma combativa frente a los modos de representación hegemónicos en el cine actual.

    Si tomamos en cuenta el ritmo temático que predomina en las películas hoy en día y las técnicas que se están usando, entonces se hace muy oportuno fundar un movimiento que esté en desacuerdo con las historias que se plantean para estos tiempos y que preste un poco de importancia a el uso abusivo de algunas técnicas.

    Obviamente, lo que predomina en las películas de hoy es un uso desaprensivo y burlesco de los efectos especiales, de la tecnología, de las computadoras y los medios más sofisticados que puedan existir. La película promedio que se hace en Hollywood, "obliga" a la invención de un nuevo aparato o una nueva técnica de efectos especiales. Pero eso no se puede criticar, ya que sería una actitud un poco conformista, trabajar "con lo que hay".

    Ahora bien, abusar en la utilización de esos recursos también es una actitud reprochable, porque el cine es más que eso.

    Para evitar equívocos, han elaborado el conjunto de reglas de llamado voto de castidad que ya expusimos mas arriba, cuyo cumplimiento es indispensable para aplicar a cualquier filme el calificativo de Dogma.

    Si bien muchas de las normas impuestas en su manifiesto pueden parecer poco fundadas, hay dos elementos que a nuestro entender son vitales:

    1. Rechazo de los códigos del modo de representación dominante.

    2. Abaratamiento radical de los costos de producción.

    Se trata pues de buscar unos modos de representación que denuncien los mecanismos de ensoñación o efecto de verdad del cine hegemónico, pero, sobre todo, de establecer unos métodos de producción capaces de posibilitar rodajes baratos y rápidos, incluso con actores no profesionales. Esto no es una novedad, pero los sistemas actuales de producción limitan enormemente las acciones de los independientes y se hace necesario un revulsivo (quizás el exceso de radicalidad pueda desequilibrar la balanza).

    O sea que es posible hablar aquí de una radicalización de los ingredientes habituales en el llamado cine de autor. Una radicalización que, por supuesto, es ajena a la sofisticada imaginería afianzada por el cine clásico de Hollywood. En esta empresa, el fin último sería la inmediatez en el rodaje, evitando todo ese proceso tecnológico que enriquece las películas durante la postproducción de éstas.

    Así, pues, quienes participan de las normas de Dogma rechazan las eficaces variaciones que acompañan al montaje: desde la introducción de efectos sonoros hasta el uso de trucajes fotográficos.

    Guiados por esa extrema sobriedad, los cineastas que integran Dogma rechazan el concepto de autor y reivindican la autoría colectiva. Dichas normas son muy severas y todo en ellas conduce a la sobriedad narrativa.

    Así, estos creadores resuelven austeramente todo cuanto se refiere a la escenografía y rechazan los decorados que no sean naturales. Asimismo, filman con sonido directo y no incorporan una banda sonora posterior. Desdeñan el empleo de grúas y soportes, pues el rodaje debe completarse cámara en mano. Para sus filmaciones, sólo admiten la película de 35 mm. en color y no aprueban el empleo de filtros e iluminación artificial.

    En el ámbito narrativo, sobresale el hecho de que no admiten los cambios temporales o geográficos. Lo que cuentan estas películas sucede en el presente, como si se tratase de un reportaje en directo.

    Otra regla que puede ser estimulante para la imaginación, es el hecho de que los actores y las actrices estén todo el tiempo en escena sin saber cuándo y desde dónde se les graba. Esto supone un gran reto para la interpretación, porque mantiene al actor en una constante de trabajo interpretativo, lo cual es gratificante y desarrolla el personaje con la máxima credibilidad.

    Con igual propósito, sus directores excluyen los géneros de cualquier tipo (desde el policial hasta la comedia) y, al menos en teoría, se abstienen de plasmar inquietudes estéticas o gustos personales en la pantalla.

    De acuerdo con esa argumentación, estos cineastas también rechazan la presencia de su nombre en los títulos de crédito. Todas estas especificaciones buscaban darle al relato un tono mas realista. En definitiva, la suya es una filosofía del instante que persigue, a través de la cámara, la verdad más inmediata y esencial.


    La controversia empezó al poco tiempo y los detractores del movimiento veían en él un mero ejercicio de pedantería intelectual, una impostura exacerbada de vanguardistas en busca de la provocación sin olvidar que muchas de las cosas que los dogmáticos postulan ya habían sido utilizadas antes.

    Además opinan que en ocasiones la austeridad que propone DOGMA 95 es excesiva, prohibiendo la utilización de ciertos medios que son necesarios para la producción. Por ejemplo, se pueden leer las "confesiones" de los directores para darse cuenta de que algunas normas son muy estrictas e imposibles de cumplir:

    "Confieso que tuve que hacer una toma con un trapo negro tapando la ventana", "confieso que moví algunos muebles y objetos por la casa", "confieso que en una toma la cámara estaba atada a un micrófono", "confieso haber tenido que construir una no existente mesa de recepción del hotel", confiesan Thomas Vinterberg, y Soren Krag-Jacobsen acerca de sus dos películas, Celebración y Secretos en Familia, respectivamente...

    Mas allá de las críticas, el Dogma vino a sacudir la estantería de una arte que parecía capturado por el letargo hollywoodense que cada vez parece mas preocupado por el negocio y menos por el arte.

    Así, el grupo danés prefiere sacrificar la producción que mutilar sus historias, y toma medidas para reducir los costos.

    Si bien es cierto que la calidad de la imagen disminuye y oscila entre tomas de deporte extremo y videos familiares, esta carencia pasa a segundo plano bajo la impecable dirección escénica y el contenido de las historias. El énfasis en el trabajo actoral se revela como un elemento fundamental y que da a las películas una verosimilitud casi olvidada.

    Democratización del Cine

    No es sorprendente que el público y la crítica, alrededor del mundo, hayan reaccionado con entusiasmo frente a la idea de estos directores daneses. Tampoco es sorprendente ver que, cuando parecía que todas las ideologías, corrientes, géneros e ideas se habían agotado, miles de cinéfilos se hayan aferrado a esta nueva esperanza de renacimiento cinematográfico.

    El uso de cámaras digitales en dos producciones de gran éxito como lo han sido (y siguen siendo) "La Celebración" y "Los Idiotas", demostró que el cine ya es un medio en vías de democratización, al no ser imprescindible filmar en poliéster (sépase que el celuloide ya no se usa) para dar vida a una buena historia. A partir de Dogma 95 se reconoció al formato vídeo como viable para hacer cine. Este es un precedente más que importante.

    Este aporte potencia a los cineastas jóvenes, entregándoles las armas necesarias para poder crear libremente y a bajo costo. La independencia que se deriva de esta nueva forma de realizar películas, al no depender los creadores jóvenes de decisiones de tipo ejecutivo, ha fomentado la elaboración de películas nunca antes vistas.

    Hoy, las nuevas tecnologías permiten el sueño de rebajar sensiblemente los costos de producción y llevar a cabo otro tipo de filmes que aborden nuevos problemas, nuevas historias y, esencialmente, experimenten nuevos modelos de representación (independientemente de que se vean sojuzgados por los aparatos de distribución y exhibición, controlados por la industria del cine).

    Cine de Vanguardia

    "Ante la evidente democratización del medio (cinematográfico), nosotros debemos conformar la vanguardia, debemos vestir nuestras películas con uniformes de guerra, debemos ser los militantes del cine". Con estas palabras definió Lars von Trier las pautas que seguiría la colectividad DOGMA 95. No es errado el análisis de la situación, ya que ha quedado en evidencia que a partir del video hoy día cualquier persona podría llevar a cabo un filme, por lo cual se hace más necesario aún consolidar la colectividad como la "vanguardia del cine".

    Experimentos de otros tipos, no relacionados a la colectividad DOGMA, han sido llevados a cabo con grandes éxitos económicos como resultado (léase el éxito del filme "The Blair Witch Project", en USA). Las mentes de algunos productores, propensas a buscar el lucro, podrían llevar por mal camino a los seguidores de la colectividad.

    DOGMA ha sido, mal que mal, una gran fuente de ingresos para los inversionistas relacionados al proyecto, ya que son producciones de bajísimo costo, pero que -hasta el momento- han producido grandes ganancias para sus productores y distribuidores. Por eso se hace más que importante cuidar el desarrollo de DOGMA y de sus futuras producciones.

    Arte vs. Marketing

    Se ha repetido mucho que DOGMA 95 es, primero que nada, arte. Pero así como no existe el cine puramente artístico, tampoco existe el cine puramente comercial. DOGMA 95 ha demostrado ser eficiente como "producto" artístico; ha rescatado los dos elementos esenciales del cine, transformándose a la vez en un gran éxito de taquilla en varios países.

    Es importante recordar, que el "efecto DOGMA" se debe en parte al eco que produjeron las primeras producciones, todas de gran nivel y originalidad: "Los Idiotas", "La Celebración" y "Secretos en Familia".

    Y por otro lado, el nombre y el manifiesto lanzado al mundo por la colectividad ha funcionado en sí como un interesante método y vehículo de marketing. Este le dio originalidad al proyecto, permitiéndole sobresalir como una producción fuera del promedio de la cartelera cinematográfica actual, creando una gran expectación en el medio. El efecto ha sido casi el mismo en todos los países en los cuales se han realizado -o se están realizando- producciones DOGMA (España, Argentina, EEUU), lo cual corrobora la genialidad y originalidad de la idea.

    Autores

    • Lars Von Trier (1956): Terminó sus estudios en la Escuela Nacional de Cine en Dinamarca. Cuatro de sus películas han sido seleccionadas para la sección oficial del Festival de Cannes: El elemento del crimen (1984), Europa (1990), Rompiendo olas (1996) y últimamente Bailando en la oscuridad (2000), habiendo obtenido todas ellas diferentes premios. Desde sus comienzos Trier ha atraído la atención de los críticos, pero fue con las películas El Reino 1 y 2 (1994 y 1997) que se reveló ante el gran público a través de la televisión. Los Idiotas, su séptimo largometraje, ha tenido éxito tanto a nivel de crítica como de público.

    • Thomas Vinterberg (1969). Terminó sus estudios en la Escuela Nacional de Cine de Dinamarca en 1993. Ha recibido unos 18 premios en festivales internacionales por sus cortometrajes El último asalto (nominado al Oscar) y Los chicos que andaban hacia atrás. Su debut como director de largometraje fue con Héroes, película premiada en Rouen y Madrid. La Celebración ha sido su segundo largometraje.

    • Sren Kragh-Jacobsen (1947). Director de cine, músico, compositor. Cursó estudios en la escuela de cine de Praga, volviendo a Dinamarca donde ha sido director y coautor de producciones televisivas. Hizo su primera película en 1978 y Secretos en Familia es su octavo largometraje.

    • Kristian Levring (1957). El cuarto firmante de Dogme95. Ha vivido ocho años en Francia. Terminó estudios de dirección en la Escuela de Cine de Dinamarca. Ha producido gran número de documentales y largometrajes además de haber dirigido dos películas. Ha recibido 23 premios tanto daneses como internacionales. El Rey está vivo es su tercer largometraje.

    • Lone Scherfig (1959). Estudió en la Escuela Nacional de Cine de Dinamarca (rama de dirección). Desde que terminó sus estudios en 1984 ha hecho diversos cortometrajes, documentales y publicidad. En 1991 hizo su primer largometraje, el premiado El cumpleaños de Kaj. En 1998 llevó a la pantalla la novela de Martha Christensen Cuando llegue mamá. Lone Scherfig es la primera mujer que ha realizado una película dogme. Italiano para principiantes (2000) es su última película.

    • ke Sandgren. Nacido en Ume, Suecia, en 1955. Estudios de cine y filosofía. Terminó sus estudios en la Escuela de Cine de Dinamarca en 1979. Ha producido dos películas para televisión y ha sido director adjunto de ocho largometrajes. Dirigió el cortometraje The Bicycle Symphony (1984), que recibió el Oso de Oro en esa categoría en el Festival de Berlín, así como The Secret of Johannes (1985). Su debut en el cine lo hizo con la película galardonada Miracle in Valby (1989) que fue seguido por dos películas suecas The Sling Shot (1993), vendida por todo el mundo, y Big Men, Little Men (1995), además de la película danesa Beyond (2000). Un Hombre Verdadero (Et rigtigt menneske ), película favorita de la crítica, es su quinto largometraje.

    • Natasha Arthy (1969) estudió en la Universidad de Bristol y Roskilde. Ha dirigido y producido numerosos programas infantiles para la televisión danesa. Su debut cinematográfico Milagro (Mirakel) fue galardonado en festivales de todo el mundo. Mira a la izquierda, hay un sueco (2002) es su segundo largometraje y se encuadra dentro de la corriente Dogma.

    Influencias

    Hacer un proyecto estrictamente original es prácticamente imposible. Pero DOGMA 95 puede sostener como novedad dos cosas: la propia idea de hacer un manifiesto tajante que limita la libertad del director y su oposición al concepto de "autor". El resto es la radicalización de ideas anteriores a ellos.


    Desde los movimientos del nuevo cine de los sesenta, como la Nouvelle vague (1) o la Overhausen (2), se ha mantenido un cierto rechazo por el cine de guiones simples y repetidos que fuerzan tramas complejas sin la más mínima esencia, por el cine espectacular de efectos especiales que requiere de fortísimos presupuestos porque eso es lo único que tiene; en fin, rechazo por el peor cine comercial, que no tiene porque ser el mismo que el cine dirigido a un gran público o aquel que tiene gran éxito de taquilla.

    Esto último hay que señalarlo, ya que, pese a la radicalidad del Voto de Castidad, nada de lo que hay fuera de él es tan tajante, ni su aplicación, ni en el resto de la vida de los directores, ya que ellos ya han hecho y pretenden seguir haciendo, al margen de DOGMA 95, películas comerciales.

    No usar decorados creados, mantener la linealidad temporal, dejar al actor completa libertad, no hacer una obra de género, reducir al mínimo el papel del director, son cosas que ha realizado el artista pop Andy Warhol al rodar durante unas ocho horas a una persona durmiendo sin mover la cámara (lo cual ya rompería una regla importante de Dogma ya que nadie aguanta ocho horas seguidas sin trípode) y sin que el durmiente se moviera o despertara, lo cual no hace muy amena la cinta.

    John Cassavetes prescindía del trípode y Eric Rohmer de la iluminación artificial; Ken Loach trataba de no limitar el guión al permitir a sus actores un buen margen de improvisación; y Hitchcock, sin caer en la radicalidad de Andy Warhol, rodó en tiempo real La Soga, y en estos dos casos no es que no se rompa la linealidad temporal sino que es estricto tiempo real sin montaje.

    Estos y otros muchos "autores" fueron los que inventaron unas reglas que ahora se unen y expresan de modo tajante contra un cine que DOGMA 95 considera burgués y acomodado.

    Pero al hablar de influencias también hemos de mirar hacia el otro lado, hacia el presente. Aunque esa inspiración bien puede venir de cualquiera de los autores ya citados, muchos consideran que el logro más importante de DOGMA 95 es el de consolidar, dentro del cine independiente, una serie de tendencias acordes a sus reglas. El caso de estas tendencias es claramente el de Rosetta, de los hermanos Dardenne, que parece seguir casi todos los "mandamientos", aunque sus autores lo nieguen. En esa línea están cientos de películas que, incluso con una estética muy distinta, siguen muchos de los preceptos del grupo, ocurre, entre otras, en: The blair Witch Project (como dijimos anteriormente), Encuentros nocturnos de Andreas Dresden y El pequeño ladrón de Erick Zonca.

    (1) Nouvelle Vague: Nacida como la encendida reacción de ciertos sectores de la crítica y la intelectualidad parisinas ante el adocenamiento del cine francés de los primeros años 50, anclado aún en la estética del realismo poético anterior a la guerra cuando ésta ya había caducado, la Nouvelle Vague, más allá de las fronteras, provocó en todo el cine una catarsis tan grande como la puesta en marcha por el psicoanálisis en la novela.

    No es en modo alguno exagerado afirmar que aquel grupo de cineastas galos divide en antes y después de ellos la historia de esta manifestación cultural.

    La modernidad cinematográfica llega con ellos; el cine de autor y la cinefilia, tal y como hoy la entendemos, nacen con la Nouvelle Vague; las propuestas más sugerentes de las pantallas de nuestros días también tienen origen en ella. Godard es el más representativo de todos aquellos cineastas.

    (2) Overhausen: En 1962 se realiza el festival cinematográfico de Overhausen y allí, un grupo de cineastas jóvenes hace conocer un manifiesto, fundamento del "Nuevo Cine Alemán", reaccionan contra un cine masivamente escapista que pretendía ignorar la realidad alemana y acomodarse a la ficción del prefabricado "milagro". Durante la década de los sesenta el movimiento va creciendo y en los setenta se transforma en el más importante del cine mundial.

    CLAUSURA DE DOGMA 95

    El cineasta español Juan Pinzás clausuró el movimiento "Dogma'95" en el mundo con el film "El desenlace" el 9 de octubre del 2002.

    Ya es oficial. Así lo han querido los fundadores de la última vanguardia cinematográfica europea, los prestigiosos cineastas daneses Lars von Trier y Thomas Vinterberg.

    La película del cineasta español Juan Pinzás, "El desenlace", que cierra la trilogía del Dogma en España, que el propio Pinzas había iniciado con "Érase otra vez" y que continuó con "Días de boda", puso también el broche final de la etapa histórica del Dogma 95 en el mundo.

    En la última reunión en la Secretaría Dogma de Dinamarca, los fundadores del movimiento consideraron que esta vanguardia ha cubierto sus objetivos y que sus influencias son más que evidentes en la cinematografía universal.

    Por ello, han tomado la decisión de clausurar de forma oficial con un último filme la etapa histórica del "Dogma 95", recayendo ese honor en el cineasta Juan Pinzas.

    El director español ha manifestado sentirse muy orgulloso y con una gran responsabilidad por la propuesta de sus colegas daneses, que él ha aceptado con gusto. Se ha reservado para el largometraje el Diploma Dogma número 31, sin que ningún otro cineasta en el mundo pueda obtener ya ningún otro Certificado Oficial. Así se lo han notificado por escrito los propios Von Trier y Vinterberg, quienes felicitaron a su vez a Pinzás por este hecho histórico que supone clausurar oficialmente una vanguardia que ha sido reconocida en todo el mundo.

    Desde que se creara este movimiento cinematográfico, tan sólo 30 películas de 11 países (Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Italia, Suecia, Suiza, Noruega, Bélgica, Corea, Argentina y España) han obtenido el Diploma Oficial Dogma'95.

    Tras esta etapa histórica del movimiento "Dogma 95", aquellos cineastas que lo deseen podrán seguir haciendo filmes "Dogma" y enviar una copia de la película al profesor Peter Schepelern de la Universidad de Copenhague, en cuya filmoteca se conservarán y quedarán inscritas, pero ya no habrá Diploma Oficial que lo acredite.

    Los 31 films Dogma

    1. Festen (Dinamarca) de Thomas Vinterberg

    2. Idioterne (Dinamarca) de Lars Von Trier

    3. Mifunes Sidste Sang (Dinamarca) de Sren Kragh-Jacobsen

    4. The King is Alive (Dinamarca) de Kristian Levring

    5. Lovers (Francia) de Jean-Marc Barr

    6. Julien Donkey-Boy (EEUU) de Harmony Korine

    7. Interview (Corea del Sur) de Daniel H. Byun

    8. Fuckland (Argentina) de José Luis Marques

    9. Babylon (Suecia) de Vladan Zdravkovic

    10. Chetzemoka's Curse (EEUU) de Rick Schmidt, Maya Berthoud, Morgan Schmidt-Feng, Dave Nold, Lawrence E. Pado, Marlon Schmidt y Chris Tow

    11. Diapason (Italia) de Antonio Domenici

    12. Italiensk For Begyndere (Dinamarca) de Lone Scherfig

    13. Amerikana (EEUU) de James Merendino

    14. Joy Ride (Suiza) de Martin Rengel

    15. Camera (EEUU) de Rich Martín

    16. Bad Actors (EEUU) de Shaun Monson

    17. Reunion (EEUU) de Leif Tilden

    18. Et Rigtigt Menneske (Dinamarca) de ke Sandgren

    19. Nr Nettene Blir Lange (Noruega) de Mona J. Hoel

    20. Strass (Bélgica) de Vincent Lannoo

    21. En Krlighedshistorie (Dinamarca) de Ole Christian Madsen

    22. Era otra Vez (España) de Juan Pinzas

    23. Resin (EEUU) de Vladimir Gyorski

    24. Security, Colorado (EEUU) de Andrew Gillis

    25. Converging With Angels (EEUU) de Michael Sorenson

    26. The Sparkle Room (EEUU) de Alex McAulay

    27. Come Now (EEUU)

    28. Elsker Dig For Evigt (Dinamarca) de Susanne Bier

    29. The Bread Basket (Dinamarca) de Matthew Biancniello

    30. Dias de Boda (España) de Juan Pinzas

    31. El Desenlace (España) de Juan Pinzas

    Conclusión

    DOGME 95 presume una operación de rescate para recuperar la pureza del cine encabezada por algunos cineastas daneses. Lo radical de su propuesta asusta a muchos y entusiasma a otros tantos.

    Reaccionando ante lo que consideraban un progresivo adormecimiento del cine internacional, este grupo de cineastas urdió en 1995 los principios del movimiento Dogma. Su propósito era recuperar la esencia del arte cinematográfico. A juicio de estos creadores, sólo despojando al cine de efectos y recursos especiales podría volverse la verdad esencial que, con la naturalidad de una instantánea, es posible captar en el celuloide

    Dogma 95 quiere hablar de la descomposición social, de la necesidad de la solidaridad, de la desintegración sostenida de las formas sociales y en este punto trasciende el ámbito danés y entra en el terreno de una nueva fenomenología de la ficción que es atractiva por traer de vuelta a las pantallas la angustia generacional y auto-inmoladora de las primeras cintas Dogma - La celebración, Los idiotas, Secretos en Familia - con una perspectiva fresca, reflexiva a través de su descomposición textual.

    La mayoría de cineastas Dogma y los que no lo son, concuerdan más que en las formas, en el intento de búsqueda de alternativas que traigan al público películas de significado sin falsear, que contengan vida humana, con lo cual la discusión en detalle de las reglas del famoso "voto de castidad" conduciría finalmente a una estéril y aburrida ruta al pensamiento reaccionario y puritano.

    DOGMA 95 supone una buena oportunidad de disfrutar otro concepto del cine. Simplemente es una alternativa, una opción más.

    Me considero amante del séptimo arte y disfruto con una buena película, tanto si es DOGMA como si no. Lo importante es que al salir del cine tengas la sensación de que la película te ha aportado algo.

    El décimo mandamiento del "voto de castidad" es que no existe el crédito para el director. Así, en apoyo a estos teóricos del cine independiente, me abstendré de firmar este trabajo.

    Apéndice

    La película "La Celebración" es emblemática de este movimiento que acabamos de estudiar, es por ello, que aquí haré una breve reseña acerca de esta película y propongo, al finalizar la puesta en común oral de este trabajo, ver la película entre todos y discutir la posición tomada en esta monografía.

    LA CELEBRACIóN (1998)

    (Festen)

    Ficha Técnica

    Dirección: Thomas Vinterberg

    Guión: Thomas Vinterberg y Mogens Rukov

    Director de Fotografía: Anthony Dod Mantle

    Producción: Nimbus Film ApS

    Actores principales: Ulrich Thomsen, Henning Moritzen, Thomas Bo Larsen, Paprika Steen

    La celebración gira en torno del sexagésimo cumpleaños de Helge (Henning Moritzen), festejado junto a una veintena de familiares en una opulenta mansión campestre. La que se ha dado cita para cenar es una tragicómica galería humana. Está el anciano arterioesclerótico, condenado a repetir el mismo chiste cada tantos minutos. Los tíos y los primos racistas. La esposa acartonada. Y los hijos de Helge: Michael es torpe, bruto, un manojo de nervios. Helene es algo así como la joven rebelde del clan. No es tan joven, ni rebelde acaso, pero sale con un negro y supo simpatizar con los trotskistas... o socialdemócratas (qué más da: en una familia como esta es natural que su señora madre no perciba la diferencia). Linda no está, ya que se suicidó hace poco. Pero es como si estuviera ya que su hermano mayor, Christian, se ocupará de revivirla en el momento menos esperado, y deseado, por la concurrencia.

    Esto es: con un discurso que arranca formal, como los otros, religiosamente presidido por un golpeteo de la cucharita contra las copas de cristal... y culmina destrozando la engañosa calma entretejida por los presentes. Lo que dice Christian es que él y Linda, de niños, fueron violados reiteradas veces por el homenajeado.

    Al principio el Dogma pesa sobre La celebración. La llegada de los invitados, las conversaciones relativamente rutinarias, previsibles, que introducen a la servidumbre y a los aristócratas. Las cámaras desprolijas, hiperkinéticas, y la iluminación deliberadamente menesterosa aparecen allí como un mecanismo ajeno -por anticipado- al devenir dramático. Pero Christian habla más temprano que tarde, y la bomba que deja caer resignifica las formas de la película. Que en adelante avanzará briosa, vigorosamente encabalgada, no en los preceptos del Dogma, sino en la férrea lógica que edificó para sí. La premisa es fuerte, porque instala una pregunta que quedará flotando: ¿dice la verdad Christian? Es que el joven -bastante solemne por lo demás- pasó una temporada en el manicomio y dará no pocas muestras de desequilibrio (varias de ellas acompasadas por sutiles toques humorísticos). Y el cumpleañero llegó a los 60 tan ominoso como aplomado, con lo que se complica decidirse por o tal o cual. Si algo faltaba, la versión oficial de la muerte de Linda es velozmente puesta en duda, incrementando la tensión.

    Los cabos se irán atando, claro está, pero sin prisas ni pausas. La Celebración es a un tiempo densa, ágil y atrapante. Duplica las escenas exquisitamente. Una y otra vez, los comensales vuelven a la mesa a reiterar mecánicamente sus rituales (brindis y discursos, incluidos los de un maestro de ceremonias impecable y torturante. Pero en cada nueva etapa de la cena, signada por la llegada de un plato siempre más suculento que el anterior, la ceremonia parece dar otro paso trágico. La violencia explícita no es mucha; la contenida no podría ser mayor. La sensación es de que todo está por estallar.

    El otrora apacible conglomerado de burgueses será progresivamente redibujado -de la solemnidad a la abyección- en la medida en que ciertos vicios, y más que vicios, salgan a la luz. La unidad de lugar y la concentración del tiempo sugerirán, al fin, a un puñado de almas presas en su claustrofobia. No pueden seguir cómo están, en el lugar que están... pero han estado allí durante tanto tiempo!. El espanto será el hilo de otra progresión cabal: antes los amalgamaba en innumerables pactos de silencio. Ahora, ya sobre la mesa (literalmente incluso), empieza a dividir las aguas. Y sólo algunos se correrán de lugar. La celebración vuelve sobre el punto muerto de cierta burguesía a la deriva -anacrónica, demacrada, cadavérica, y sin embargo en pie.

    Si una de las reglas es vacua e innecesaria y con evidentes propósitos propagandísticos es la de la eliminación del nombre del director en los créditos. Lo primero que uno puede decir de La celebración es que hay una persona detrás de ella y que esa persona, Thomas Vinterberg, es enormemente talentosa.

    Uno de los méritos del director es retratar con profundidad la psicología de los tres hermanos y sus complejas interrelaciones familiares. Uno imagina que detrás de esa familia en la que las formalidades esconden bajo la alfombra podredumbres como el autoritarismo, la pedofilia y el racismo, hay una metáfora de la sociedad danesa. Pero la relación con los personajes se hace tan fuerte que supera los peligros de la representación: resultan muy carnales y el espectador se ve involucrado en alto grado en sus vidas y en su sórdido entorno familiar. Hasta los secundarios toman fuerte vida, en especial el novio negro que viene a poner en claro el fuerte componente racista de la familia, las dos mucamas que tienden un solidario puente a través de las clases sociales (sexo de por medio), y una suerte de jefe de cocineros y mayordomos, que escucha todo desde la cocina y toma cartas en el asunto de una forma ejemplar.

    La película es de gran dureza visual, no sólo por la trama de incesto, sino por la peculiaridad del movimiento Dogma. Siempre cámara en mano, que se mueve hacia distintas direcciones, según se vaya concentrando la acción dramática, como si casi no existe, su presencia muda es sólo el espejo en donde se refleja la tragedia.

    Todos estos inspirados detalles son independientes de cualquier conjunto de reglas que no estén relacionadas con la sabiduría formal y la inteligencia de Thomas Vinterberg. El estilo desmañado e informal encubre una gran planificación, particularmente en el montaje, tan cuidadoso en la construcción de espacios y climas como la más prolija de las películas

    PREMIOS: Premio especial del jurado, Cannes 1998. Premio al mejor director en el Festival de Gijón 1998, Premio al mejor director novel en el Festival de Estrasburgo 1998, Premio Fassbinder 1998 al mejor director europeo. Premio 1998 a la mejor película de habla no inglesa en el Círculo de Críticos de Nueva York y Los Ángeles. Seleccionada por Dinamarca para el Oscar 1998 y candidata al Globo de Oro 1998 a la mejor película de habla no inglesa.

    Bibliografía

    Bedoya, Ricardo. "Dogma 95". La gran ilusión [Revista de cine-Lima]12 (2000)

    Combs, Richard & Raymond Durgnat. "Rules of the Game. A Joke That Never Ende or the Shape of Things to Come? The Dogme 95 Movement Continues to Influence and Provoke, Even as It Seems to Be Collapsing". Film Comment 36.5 (2000)

    Kelly, Richard. The Name of This Book is Dogme 95. London: Faber and Faber Limited, 2000.

    Roman, Shari. Digital Babylon. Hollywood, Indiewood & Dogme 95. Hollywood, CA: IFILM/Lone Tagle Publishing Company, 2001.

    Diario La Jornada - México - 12/12/2001

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