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El Yoga y sus orígenes

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El Yôga y sus orígenes escrito por el Maestro Edgardo Caramella.

Agregado: 28 de ENERO de 2010 (Por Edgardo Caramella) | Palabras: 2727 | Votar |
14 votos | Promedio: 8
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Categoría: Apuntes y Monografías > Filosofía >
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    Autor: Edgardo Caramella (edgardo.caramella@gmail.com)

    EL YGA Y SUS ORíGENES
    Las libertades y los amos
    no se combinan fácilmente.
    Tácito

    Desde que comencé a estudiar esta filosofía milenaria, me llamó la atención la escasa información que encontraba sobre sus orígenes. Incluso en los propios libros que trataban el tema de manera específica, no había referencias que me ilustraran sobre las raíces y la civilización donde floreció esta tradición tan antigua.
    Con el andar del tiempo, los viajes, la lectura y la inestimable enseñanza de mi Maestro, fui descubriendo indicios y atando cabos sueltos, para llegar a la simple conclusión de que la historia de las batallas o las invasiones la escriben los vencedores.
    Es poca la posibilidad de expresión de los que fueron derrotados, que se ven saqueados culturalmente y muchas veces condenados a una de las más tristes y refinadas formas de esclavitud: la de aquellos que han perdido su verdadera identidad.
    ¿Habrá sido esto lo que le ocurrió a aquella civilización tan avanzada, en la cual el Yga surgió con tanta fuerza?
    Por cierto, no necesitamos ir tan lejos en el tiempo o la geografía, para comprobar que estos procesos de conquista y sometimiento son similares y siempre se repiten. Podemos corroborarlo en nuestra propia historia, revisando lo ocurrido con los grupos étnicos que constituían las distintas naciones aborígenes que habitaban el suelo americano. Son circunstancias más cercanas, en el tiempo y en la geografía.
    A veces leemos la historia y aceptamos la realidad ocurrida como algo que no nos pertenece, desapasionadamente, sin la emoción de la realidad de campo, que nos toca en nuestros sentidos y nos transmite lo vivido por los propios actores.
    Por ello, no hay mejor conocimiento que el que se obtiene por medio de la experiencia vivida y no a través de la teoría.

    LA CIVILIZACIóN DEL INDO

    Cómo te pareces al agua, alma del hombre!
    Cómo te pareces al viento, destino del hombre!
    Johann Wolfgang Von Goethe

    El Indo es un río que nace a unos 5.000 metros de altura en el Trans-Himalaya. Atraviesa profundas gargantas y llega con fuerza a la cuenca del Peshawar. En la llamada región de los grandes ríos, el Indo recibe el aporte de otros afluentes, el Ravi, el Jhelum, el Chenab, el Beas y el Sutle, que constituyen los mayores aportes de caudal, además de lo recibido desde el Himalaya.
    Este valioso caudal de agua se desliza en una zona llamada Sind, que deriva de Sindhu, nombre dado por los indios, y que en el actual mapa político se encuentra dentro del territorio de Pakistán.
    Como en muchas otras civilizaciones, la presencia de agua fue un factor muy importante para el desarrollo. El Nilo en Egipto, el Tigris y el Éufrates en la región mesopotámica, el Amarillo en China o el Indo en la India protohistórica, y más adelante la cuenca del Ganges, engendraron y fueron cuna de grandes civilizaciones en sus márgenes.
    Fueron principalmente las ciudades de Mohenjo Daro sobre el Indo y Harappa sobre el Ravi, afluente del Indo, las que sorprendieron a los arqueólogos e investigadores, cuando comprobaron lo avanzado de esos asentamientos poblacionales para la época.
    Harappa y Mohenjo Daro fueron posiblemente capitales de la civilización del Indo; se ha detectado que existía una relación entre ambas poblaciones, tal cual lo confirman las investigaciones arqueológicas.
    Además de estas dos importantes ciudades, se han encontrado otras que coexistieron en un área muy extensa, de más de un millón y medio de kilómetros cuadrados, y que en conjunto constituyen la denominada Civilización Harappiana.

    LA CULTURA DRAVíDICA

    Las viejas creencias mueren difícilmente: es posible, incluso,
    que la antigua sociedad india deba más a Harappa
    que a los invasores que hablaban el sánscrito.
    Mircea Eliade

    Sir Alexander Cunningham, primer director del Archological Survey of India, detectó en 1865 que en la zona de Harappa (a orillas del río Ravi, afluente del Indo) se estaban fabricando ladrillos para sostener los terraplenes de la vía férrea entre Lahore y Multan.
    Esos ladrillos de barro cocido formaban parte de las ruinas de un yacimiento de gran antigüedad, consistente en parte de las construcciones de una de las ciudades principales de la llamada Civilización del Indo o Harappiana. Lamentablemente, la mayor parte de los edificios habían sido desmantelados y despiezados en centenares de miles de ladrillos cocidos que sirvieron de materia prima para las obras del ferrocarril.
    Al trascender la noticia de ese irresponsable saqueo al patrimonio de la humanidad, el mundo empezó a ser consciente de la existencia de otra cultura fundacional en la historia de la civilización, muy anterior a lo conocido hasta el momento en la llamada India Antigua. Algunos arqueólogos tomaron parte activa en la situación y constituyeron comisiones de investigación arqueológica.
    En 1920, John Marshall, R. D. Banerji y otros arqueólogos, dieron comienzo a las excavaciones, que en poco tiempo permitieron la exhumación parcial de dos grandes ciudades de época muy remota, Harappa y Mohenjo Daro, caracterizadas por poseer una prodigiosa planificación urbana, sin comparación con otras poblaciones de la época.
    En 1946, otro investigador arqueológico, sir Mortimer Wheeler, confirmaba los hallazgos realizados por los investigadores que lo precedieron y revelaba que, de acuerdo con los esqueletos encontrados en los cementerios, se puede deducir que el tipo racial de los habitantes del Indo permaneció estable durante unos 2.000 años.
    Ya en Lothal, encontrada en 1953, se puede observar en uno de los cementerios, al exhumar tumbas que corresponden a épocas más modernas, una modificación en las formas de los cráneos, con respecto a los de las tumbas más antiguas.
    La estatura de los adultos variaba entre 1,60 y 1,70 m y lo que es de interés es que la edad de muerte era entre 20 y 40 años, con un promedio de treinta años para la mayoría. Esto nos indica que, a pesar del confort y las buenas condiciones de vida, la muerte se producía a edades muy tempranas.
    En las tumbas se han encontrado gran cantidad de sellos de esteatita, del mismo tipo de los que también fueron descubiertos en ciudades de la Mesopotamia, lo cual indica una importante actividad comercial de la época. En su mayor parte son cóncavos y de una variedad de piedra blanda que permite ser tallada. Reproducen imágenes de búfalos, toros, tigres, rinocerontes y serpientes, denotando una fuerte presencia de la naturaleza selvática en la vida y las costumbres de aquellos pobladores.
    Hasta la actualidad no se ha podido establecer con total seguridad para qué se utilizaban esos sellos, pero la opinión más aceptada es que se colocaban en las bolsas con las cuales se transportaba la mercadería a otras regiones.
    Otros datos fueron aportados por figuras talladas en piedra o construidas en bronce, que ilustran sobre cómo era la sociedad de la época y sus formas de expresión. Se destacan las tallas con forma de mujer, representada por ejemplo a través de la opulencia de la madre, típica de las civilizaciones agrarias, o bien de mujeres embarazadas.
    Una figura muy representativa del arte de la época es la danzarina de bronce. Una bailarina en actitud provocativa y que da muestras de gran seguridad, totalmente desnuda y adornada con collares y brazaletes.
    A diferencia de la estatuilla de la bailarina realizada en bronce, las imágenes de terracota muestran mujeres menos esbeltas, con grandes y pesadas joyas y el cuerpo cubierto por pequeñas faldas.
    Todos esos hallazgos son prueba de una sociedad matriarcal que rendía culto diario a la Shaktí (energía, fuerza, y por extensión, compañera o esposa).
    Ese estilo de vida o forma de comportamiento de característica matriarcal, sensorial y no represora es la filosofía comportamental denominada tántrika o tantrismo. Se la conoce más popularmente como Tantra, pero si bien este nombre es aceptado, Tantra designa, en realidad, los textos que exponen el tantrismo.
    Sin duda alguna, nos encontramos ante una civilización muy evolucionada, sensible y principalmente inclinada a las artes.
    Entre los restos de imágenes y estatuillas se puede apreciar la imagen de un personaje arquetípico que representa a Shiva, el creador del Yga. "No hay duda de que tenemos aquí al prototipo de Shiva, en su tarea de señor de los animales salvajes y príncipe de los yogis..." nos dice Stuart Piggot en su libro Prehistoric India.
    También se encontraron reproducciones de seres humanos sentados con las piernas cruzadas, en la clásica posición de estar practicando Yga.
    Estos y muchos otros elementos permiten comprobar fehacientemente la antigüedad del Yga, y que esta filosofía era uno de los conocimientos que formaban parte del patrimonio cultural de la antigua Civilización Harappiana.

    DERRIBANDO MITOS

    Una de las mayores contribuciones
    de la civilización del Indo es la del Yga.
    S. R. Rao, Lothal and the Indus Civilization

    Si hoy hiciéramos una encuesta entre grupos diversos de personas, descubriríamos que existe un gran desconocimiento y muchos prejuicios con respecto al Yga.
    Ante la pregunta ¿qué es el Yga?, encontraremos diversas y descabelladas opiniones: una gimnasia suave para ancianos, una práctica para relajarse, un método terapéutico, una religión, un grupo que ostenta frívola felicidad, y otras variadas e inefables opiniones.
    Trataré de comenzar explicando que esta filosofía no es nada de lo que se enumera en el párrafo anterior, para después exponer más detalladamente de qué se trata en verdad.
    No podemos catalogar al Yga Antiguo como gimnasia, dado que nació hace más de 5.000 años, mientras que la gimnasia empezó a ser practicada por los griegos siete siglos antes de Cristo. La palabra gimnasia procede del vocablo griego γυμνασία (gymnasía), que alude a la acción de ejercitar el cuerpo físico al desnudo. Su práctica sigue otra metodología y contiene otra propuesta.
    No podemos pensar que fue un método concebido para ancianos, porque en aquellos tiempos el promedio de vida de los pobladores no superaba los treinta años de edad. Esto ha sido confirmado por los restos humanos encontrados en las exhumaciones de tumbas de Harappa y Mohenjo Daro realizadas por los arqueólogos. En consecuencia, no podría haberse creado un sistema para una edad que no existía.
    No se trata de una práctica para relajarse, sino todo lo contrario. Las técnicas que esta filosofía utiliza están concebidas para producir un gran incremento de energía y vitalidad en el practicante. El Yga Antiguo siempre estuvo asociado a tres conceptos principales: fuerza, poder y energía, y nunca a calma, paz y tranquilidad, como es la creencia en Occidente. Es el incremento de energía el motor que generará la evolución.
    No es una terapia. Sin desconocer que se trata de una metodología que mejora la salud en un todo, debemos aclarar que originalmente no fue concebida como terapia sino como filosofía de autoconocimiento.
    El propio Pátañjali, codificador del Yga clásico, en su obra Yga Sútra, nos indica la enfermedad como uno de los principales obstáculos para alcanzar la meta propuesta por el Yga. (Los nueve obstáculos son las dispersiones de la conciencia causadas por: enfermedad, apatía, duda, negligencia, indolencia, nociones erradas, apego excesivo al placer, volubilidad y fracaso en una etapa).
    La buena salud es condición necesaria para obtener la estructura que permita al practicante avanzar hacia estados superiores de conciencia. Esto no justifica que se indique practicar Yga como terapia. La natación y otras disciplinas también mejoran la salud, y sin embargo no por ello son calificadas como actividades terapéuticas.
    No es una religión, ya que no tiene dogmas de fe; es filosofía totalmente práctica, sin teoría. Los conceptos teóricos surgen de otras filosofías con las cuales forma el llamado linaje o estirpe. Esta antigua tradición surgió en un período en que no había religiones institucionalizadas. El 1946, el arqueólogo Sir Mortimer Wheeler confirmaba: "...mientras en otras civilizaciones las riquezas eran utilizadas para construir templos magníficos para los dioses, palacios y tumbas para sus reyes, y el resto de los pobladores debía vivir en condiciones muy precarias y poco confortables, en el Valle del Indo el cuadro es totalmente diferente y se puede observar que las más bellas estructuras son las que fueron construidas para el uso de los pobladores."
    En aquel tiempo el hombre era naturalista y entendía la vida como un fenómeno de la propia naturaleza. Su interpretación estaba totalmente desprovista de misticismo.
    Y qué decir de la felicidad. A pesar de que parecería tratarse del fin supremo del hombre, como afirma Aristóteles en su libro Ética, las personas que manifiestan ser felices a menudo son consideradas fútiles o frívolas. Me resulta agradable observar en los grupos de practicantes una clara manifestación de estar contentos con la vida..., y no por ello desconectados de la realidad circundante. Por el contrario, recordemos que la meta del Yga es la hiperconciencia, la megalucidez.
    Bien, ya hemos hablado de características que no pertenecen a esta tradición. Veamos más detenidamente, entonces, qué es el Yga.

    FINALMENTE, ¿QUÉ ES EL YGA?

    El Yga es una filosofía perfecta.
    ejercida por personas imperfectas.
    DeRose

    Yoga es un término sánscrito y, como la mayoría de las palabras que forman parte de esa antigua lengua, tiene muchos significados.
    Recurriendo a una de las fuentes más respetables, el diccionario de Monier-Williams Sanskrit-English Dictionary, vemos que Yga significa integridad, integración, unión. Tiene también otras acepciones: equipo, vehículo, transmisión, equipamiento de un soldado, uso, aplicación, remedio, medio, expediente, manera, método, medios paranormales, etcétera.
    Un estado de auto integración del hombre, consigo mismo y con las demás formas de existencia y fuerzas de la naturaleza.
    Basándonos en el Léxico de Yga Antiguo, de Lucila Silva, vemos que existen definiciones diversas de acuerdo con el enfoque utilizado:
    Definición erudita: Yga es la supresión de la inestabilidad de la conciencia (ygash chitta vritti nirdhah). Pátañjali, Yga Sútra, I, 2.
    Definición popular: Yga es una filosofía de vida, filosofía práctica que busca el autoconocimiento y la calidad de vida.
    Definición técnica: Yga es cualquier metodología estrictamente práctica que conduzca al samádhi, estado de hiperconciencia y meta del Yga (DeRose, Tratado de Yga).
    Esta última, perteneciente al sistematizador del Yga Antiguo, es la que nos informa con mayor claridad acerca de esta filosofía.
    Analizando la definición, encontramos al inicio "Yga es cualquier metodología..." Esto significa que puede ser cualquier cosa, siempre y cuando sea un método y siga una metodología determinada. Luego continúa "estrictamente práctica...", lo cual ya comienza a establecer un concepto menos abierto, dado que tiene que ser práctica. No es una filosofía teórica como las que conocemos de la antigua Grecia; se trata de una metodología totalmente práctica. Sobre el final, esta acertada definición se cierra aún más, determinando claramente que esa metodología práctica debe conducir al samádhi. Es decir que tiene una meta y todo lo que se haga es para alcanzar ese estado de hiperconciencia y megalucidez, típico y exclusivo de esta filosofía.
    Y con esta aseveración, que establece que para que algo sea calificado como Yga debe tener la propuesta de conquistar el samádhi, están de acuerdo las máximas autoridades en el tema. Cito nuevamente a Pátañjali, codificador del Yga clásico, que en su obra Yga Sútra nos dice: la meta del Yga es el samádhi.
    Mircea Eliade, uno de los más relevantes historiadores y estudioso del hinduismo, en El Yga, inmortalidad y libertad, expresa que "samádhi es el resultado final y la coronación de todos los esfuerzos del practicante."
    Otra opinión que refuerza lo mencionado la encontramos en el libro Yga, Sámkhya y Tantra, del Maestro Sérgio Santos: "El Yga es un conjunto de prácticas que trabaja la concentración, para que sirva como plataforma de lanzamiento para la meditación, por medio de la cual se pueda obtener un estado de hiperconciencia o megalucidez denominado samádhi".
    A partir de estos testimonios podemos corroborar que cualquier cosa que se indique como Yga y que incluso contenga técnicas tomadas de esa disciplina, no puede recibir ese nombre si no tiene claramente establecida la meta de alcanzar el estado de samádhi.
    En la actualidad son muy pocas las corrientes y escuelas que mencionan la meta del Yga; gran parte de ellas se dedica a la oferta de beneficios y efectos, que si bien se obtienen por medio de la práctica, son meras consecuencias colaterales.
    Esos resultados no deberían empañar la visión. Es importante mantener en alto la finalidad mayor, que es conducir al practicante a un estado de hiperconciencia.

    Edgardo Caramella
    Maestro de SwáSthya Yga
    Presidente de la Federación de Yga de Buenos Aires (FIPPYBA)
    Autor de los libros:
    Yga, guía básica, Devas. / La dieta del Yga, Kier / Yga y energía sexual, Kier / Bienvenido Yga, Sudamericana.



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    Fecha: 05/02/2010 -- Hora: 10:46:43
    Autor: Natalia Sanmartín - Natalia.sanmartin@gmail.com
    Asunto: Información sobre Yôga
    Mensaje: Muchas gracias por este texto, contiene información muy útil para mi estudio sobre filosofía preclásica. Me gustaría saber si existe algún site relacionado a este contenido. Y también, por interés personal, si esta modalidad existe actualmente y dónde se puede estudiar. Gracias otra vez, Natalia.





    Fecha: 05/02/2010 -- Hora: 11:32:36
    Autor: Anahí - anahiflores.org@gmail.com
    Asunto: Muy buen texto
    Mensaje: Me gustó ver, en esta página, un trabajo del escritor Edgardo Caramella. Tengo todos sus libros y acompaño su trabajo desde hace ya varios años. Muchas gracias por poner este material importante a disposición de todos. Saludos, Anahí.





    Fecha: 05/02/2010 -- Hora: 12:18:57
    Autor: Alex Falke - afalkear@gmail.com
    Asunto: Muy buen artículo
    Mensaje: Me gustó mucho el texto, es muy interesante y ayuda a aclarar las confusiones que se fueron generando sobre esta filosofía.





    Fecha: 05/02/2010 -- Hora: 13:46:08
    Autor: Diana - dhyana@ciudad.com.ar
    Asunto: Yôga, ayer y hoy
    Mensaje: Este texto es un informe lúcido y fundamentado sobre una cultura remota que -tal vez por haber sido conocida recientemente- no ha tenido hasta ahora tanta difusión como otras grandes civilizaciones de la Antigüedad. Con prosa clara y didáctica, el autor nos muestra la relación entre aquella civilización matriarcal y el Yôga. Así, esta filosofía queda situada como lo que fue en sus orígenes: un conjunto de técnicas que llevan al practicante a niveles cada vez mayores de conciencia.





    Fecha: 05/02/2010 -- Hora: 15:13:20
    Autor: Juan Abraham - juan.abraham82@gmail.com
    Asunto: EL YÔGA Y SUS ORÍGENES
    Mensaje: Edgardo, cuando empzaste con esta filosofía te llamó la atención la falta de información que encontraste. Personalmente un tiempo después y leyendo esto que dejás, me sorprende que hoy en día se pueda acceder a tanta información sobre esta filosofía tan antigua, gracias a tu trabajo y al de muchas personas que la mantienen así. Gracias Edgard! Y felicitaciones...





    Fecha: 05/02/2010 -- Hora: 15:30:03
    Autor: Inés - inetascheret@gmail.com
    Asunto: El Yôga sus orígenes
    Mensaje: Qué cultura tan interesante! Gracias por brindarnos tanta información!





    Fecha: 05/02/2010 -- Hora: 20:50:05
    Autor: Daniel Fersztand - daniel.fersztand@metododerose.com.ar
    Asunto: El Yôga y sus orígenes
    Mensaje: Qué bueno que haya espacio para la divulgación de esta información, que a mucha gente le interesa pero a veces no se sabe dónde conseguir. En este link se puede descargar gratuitamente más material relacionado. www.uni-yoga.com.ar/material.html Espero que aporte. Saludos, Dani



     
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