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Estado y Capitalismo en Karl Marx y Max Weber

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Estado y Capitalismo en Karl Marx y Max Weber

Agregado: 10 de JULIO de 2009 (Por Rodrigo Vazquez Ortola) | Palabras: 16884 | Votar |
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Categoría: Apuntes y Monografías > Sociología >
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    Autor: Rodrigo Vazquez Ortola (rovazor@hotmail.com)

    Estado y Capitalismo en Karl Marx y Max Weber
    Teoria Sociologica

    Lic: Rodrigo Vázquez Ortola



    Karl Marx creador junto con Friedrich Engels del socialismo científico (comunismo moderno) y uno de los pensadores más influyentes de la historia contemporánea. Marx nació en Tréveris el 5 de mayo de 1818 y estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena. Publicó un artículo en la Rheinische Zeitung (Gaceta Renana) de Colonia en 1842 y poco después pasó a ser su jefe de redacción. Aunque su pensamiento político era radical, todavía no podía calificarse de comunista. Las críticas de las condiciones sociales y políticas vertidas en sus artículos periodísticos le indispusieron con las autoridades, que le obligaron a abandonar su puesto en el rotativo en 1843; poco después, el periódico dejó de editarse y Marx se trasladó a París. Los estudios de filosofía, historia y ciencia política que realizó en esa época le llevaron a adoptar el pensamiento de Friedrich Hegel. Cuando Engels se reunió con él en la capital francesa en 1844, ambos descubrieron que habían llegado independientemente a las mismas conclusiones sobre la naturaleza de los problemas revolucionarios. Comenzaron a trabajar juntos en el análisis de los principios teóricos del comunismo y en la organización de un movimiento internacional de trabajadores dedicado a la difusión de aquéllos. Esta colaboración con Engels continuó durante toda su vida .

    Marx se vio obligado a abandonar París en 1845 debido a su implicación en actividades revolucionarias. Se instaló en Bruselas y comenzó a organizar y dirigir una red de grupos llamados Comités de Correspondencia Comunista, establecidos en varias ciudades europeas. En 1847, Marx y Engels recibieron el encargo de elaborar una declaración de principios que sirviera para unificar todas estas asociaciones e integrarlas en la Liga de los Justos (más tarde llamada Liga Comunista). El programa que desarrollaron -conocido en todo el mundo como el Manifiesto Comunista- fue redactado por Marx basándose parcialmente en el trabajo preparado por Engels y representaba la primera sistematización de la doctrina del socialismo moderno. Las proposisicones centrales del Manifesto, aportadas por Marx, constituyen la concepción del materialismo histórico, concepción formulada más adelante en la Crítica de la economía política (1859). Según se explica en estas tesis, el sistema económico dominante en cada época histórica, por el cual se satisfacen las necesidades vitales de los individuos, determina la estructura social y la superestructura política e intelectual de cada periodo. De este modo, la historia de la sociedad es la historia de las luchas entre los explotadores y los explotados, es decir, entre la clase social gobernante y las clases sociales oprimidas. Partiendo de estas premisas, Marx concluyó en el Manifiesto que la clase capitalista sería derrocada y suprimida por una revolución mundial de la clase obrera que culminaría con el establecimiento de una sociedad sin clases. Esta obra ejerció una gran influencia en la literatura comunista posterior y en el pensamiento revolucionario en general; ha sido traducida a multitud de lenguas y de ella se han editado cientos de miles de ejemplares.

    Poco después de la aparición del Manifesto, estallaron rebeliones en Francia, Alemania y el Imperio Austriaco, por lo que el gobierno belga expulsó a Marx temeroso de que la corriente revolucionaria se extendiera también por el país. El pensador alemán se trasladó a París y después a Renania. Fundó y editó en Colonia una publicación comunista, la Neue Rheinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana), y colaboró en actividades organizativas de agrupaciones obreras. En 1849 fue arrestado y juzgado bajo la acusación de incitar a la rebelión armada. Aunque fue absuelto, se le expulsó de Alemania y se cerró la revista. Pocos meses después las autoridades francesas le obligaron a abandonar el país y se trasladó a Londres, donde permaneció el resto de sus días. Una vez instalado en Inglaterra, se dedicó a
    profundizar en sus ideas, publicando nuevos escritos, y a alentar la creación de un movimiento comunista internacional. En 1852 escribió El Dieciocho brumario de Napoleon Bonaparte, publicado como primer número de la revista Die Revolution en Nueva York. Durante ese periodo, elaboró varias obras que fueron constituyendo la base doctrinal de la teoría comunista. Entre ellas se encuentra su ensayo más importante, El capital (volumen 1, 1867; volúmenes 2 y 3, editados por Engels y publicados a título póstumo en 1885 y 1894, respectivamente), un análisis histórico y detallado de la economía del sistema capitalista. La siguiente obra de Marx, La guerra civil en Francia (1871), analizaba la experiencia del efímero gobierno revolucionario francés conocido como la Comuna de París, establecida en esta ciudad durante la Guerra Franco-prusiana. Marx interpretó su creación y existencia como una confirmación histórica de la necesidad de que los trabajadores tomen el poder mediante una insurrección armada y destruyan al Estado capitalista. Aclamó a la Comuna como "la forma política, finalmente hallada, en la que podía producirse la emancipación del trabajador". Esta teoría fue desarrollada en su obra Crítica del programa de Gotha (1875). Durante su estancia en Inglaterra, Marx también escribió crónicas sobre acontecimientos sociales y políticos para periódicos de Europa y Estados Unidos entre ellos varios artículos sobre las 'revoluciones liberales' en España y en la América hispana. Fue corresponsal del New York Tribune desde 1852 hasta 1861 y escribió varios artículos para la New American Cyclopedia.

    Después de la disolución de la Liga Comunista en 1852, Marx se mantuvo en contacto con cientos de revolucionarios a fin de crear otra organización de la misma ideología. Sus esfuerzos y los de sus colaboradores culminaron en 1864 con la fundación en Londres de la Primera Internacional. Pronunció el discurso inaugural, escribió sus estatutos y posteriormente dirigió la labor de su consejo general u órgano directivo, superando las críticas del grupo seguidor de Mijaíl Bakunin, de carácter anarquista. Tras la eliminación y represión de la Comuna, en la que habían participado miembros de la Primera Internacional, la influencia de esta organización disminuyó y Marx recomendó trasladar su sede a Estados Unidos. Los últimos ocho años de la vida del filósofo estuvieron marcados por una incesante lucha contra las dolencias físicas que le impedían trabajar en sus obras políticas y literarias. Los manuscritos y notas encontrados en Londres después de su muerte, ocurrida el 14 de marzo de 1883, revelan que estaba preparando un cuarto volumen de El capital que recogería la historia de las doctrinas económicas; estos fragmentos fueron revisados por el socialista alemán Karl Johann Kautsky y publicados bajo el título de Teorías de la plusvalía (4 volúmenes, 1905-1910). Asimismo, Marx planeaba realizar distintos trabajos que comprendían investigaciones matemáticas, aplicaciones de éstas a problemas económicos y estudios sobre aspectos históricos de varios desarrollos tecnológicos .

    Marx no ejerció una gran influencia en vida: fue después de su muerte cuando comenzó a prosperar dentro del movimiento obrero. Su concepción pasó a denominarse marxismo o socialismo científico, una de las principales corrientes de la teoría política contemporánea. Su análisis del sistema capitalista y su teoría del materialismo histórico, la lucha de clases y la plusvalía son la fuentes de la ideología socialista moderna. Su tesis sobre la naturaleza del Estado capitalista, el camino hacia el poder y la dictadura del proletariado tienen una importancia decisiva en la acción revolucionaria. Estas doctrinas, comentadas por la mayoría de los socialistas después de su muerte, fueron retomadas por Lenin en el siglo XX, y el desarrollo y aplicación que el político ruso hizo de ellas fue el núcleo de la teoría y la praxis del bolchevismo y de la Tercera Internacional.

    Capitalismo, sistema económico en el que los individuos privados y las empresas de negocios llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante complejas transacciones en las que intervienen los precios y los mercados. Aunque tiene sus orígenes en la antigüedad, el desarrollo del capitalismo es un fenómeno europeo; fue evolucionando en distintas etapas, hasta considerarse establecido en la segunda mitad del siglo XIX. Desde Europa, y en concreto desde Inglaterra, el sistema capitalista se fue extendiendo a todo el mundo, siendo el sistema socioeconómico casi exclusivo en el ámbito mundial hasta el estallido de la I Guerra Mundial, tras la cual se estableció un nuevo sistema socioeconómico, el comunismo, que se convirtió en el opuesto al capitalista.
    El término kapitalism fue acuñado a mediados del siglo XIX por el economista alemán Karl Marx. Otras expresiones sinónimas de capitalismo son sistema de libre empresa y economía de mercado, que se utilizan para referirse a aquellos sistemas socioeconómicos no comunistas. Algunas veces se utiliza el término economía mixta para describir el sistema capitalista con intervención del sector público que predomina en casi todas las economías de los países industrializados.
    Se puede decir que, de existir un fundador del sistema capitalista, éste es el filósofo escocés Adam Smith, que fue el primero en describir los principios económicos básicos que definen al capitalismo. En su obra clásica Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776), Smith intentó demostrar que era posible buscar la ganancia personal de forma que no sólo se pudiera alcanzar el objetivo individual sino también la mejora de la sociedad. Los intereses sociales radican en lograr el máximo nivel de producción de los bienes que la gente desea poseer. Con una frase que se ha hecho famosa, Smith decía que la combinación del interés personal, la propiedad y la competencia entre vendedores en el mercado llevaría a los productores, "gracias a una mano invisible", a alcanzar un objetivo que no habían buscado de manera consciente: el bienestar de la sociedad.
    Características del capitalismo
    Alo largo de su historia, pero sobre todo durante su auge en la segunda mitad del siglo XIX, el capitalismo tuvo una serie de características básicas. En primer lugar, los medios de producción —tierra y capital— son de propiedad privada. En este contexto el capital se refiere a los edificios, la maquinaria y otras herramientas utilizadas para producir bienes y servicios destinados al consumo. En segundo lugar, la actividad económica aparece organizada y coordinada por la interacción entre compradores y vendedores (o productores) que se produce en los mercados. En tercer lugar, tanto los propietarios de la tierra y el capital como los trabajadores, son libres y buscan maximizar su bienestar, por lo que intentan sacar el mayor partido posible de sus recursos y del trabajo que utilizan para producir; los consumidores pueden gastar como y cuando quieran sus ingresos para obtener la mayor satisfacción posible. Este principio, que se denomina soberanía del consumidor, refleja que, en un sistema capitalista, los productores se verán obligados, debido a la competencia, a utilizar sus recursos de forma que puedan satisfacer la demanda de los consumidores; el interés personal y la búsqueda de beneficios les lleva a seguir esta estrategia. En cuarto lugar, bajo el sistema capitalista el control del sector privado por parte del sector público debe ser mínimo; se considera que si existe competencia, la actividad económica se controlará a sí misma; la actividad del gobierno sólo es necesaria para gestionar la defensa nacional, hacer respetar la propiedad privada y garantizar el cumplimiento de los contratos. Esta visión decimonónica del papel del Estado en el sistema capitalista ha cambiado mucho durante el siglo XX.
    Orígenes
    Tanto los mercaderes como el comercio existen desde que existe la civilización, pero el capitalismo como sistema económico no apareció hasta el siglo XIII en Europa sustituyendo al feudalismo. Según Ada SEIT, los seres humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a "realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras". Este impulso natural hacia el comercio y el intercambio fue acentuado y fomentado por las Cruzadas que se organizaron en Europa occidental desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas tendencias y fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de ingentes cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras. El orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en el siglo XIX.
    Sin embargo, ya antes del inicio de la industrialización había aparecido una de las figuras más características del capitalismo, el empresario, que es, según Schumpeter, el individuo que asume riesgos económicos. Un elemento clave del capitalismo es la iniciación de una actividad con el fin de obtener beneficios en el futuro; puesto que éste es desconocido, tanto la posibilidad de obtener ganancias como el riesgo de incurrir en pérdidas son dos resultados posibles, por lo que el papel del empresario consiste en asumir el riesgo de tener pérdidas.
    El camino hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la filosofía del renacimiento y de la Reforma. Estos movimientos cambiaron deforma drástica la sociedad, facilitando la aparición de los modernos Estados nacionales que proporcionaron las condiciones necesarias para el crecimiento y desarrollo del capitalismo. Este crecimiento fue posible gracias a la acumulación del excedente económico que generaba el empresario privado y a la reinversión de este excedente para generar mayor crecimiento.
    Mercantilismo
    Desde el siglo XV hasta el siglo XVIII, cuando aparecieron los modernos Estados nacionales, el capitalismo no sólo tenía una faceta comercial, sino que también dio lugar a una nueva forma de comerciar, denominada mercantilismo. Esta línea de pensamiento económico, este nuevo capitalismo, alcanzó su máximo desarrollo en Inglaterra y Francia.
    El sistema mercantilista se basaba en la propiedad privada y en la utilización de los mercados como forma de organizar la actividad económica. A diferencia del capitalismo de Adam Smith, el objetivo fundamental del mercantilismo consistía en maximizar el interés del Estado soberano, y no el de los propietarios de los recursos económicos fortaleciendo así la estructura del naciente Estado nacional. Con este fin, el gobierno ejercía un control de la producción, del comercio y del consumo.
    La principal característica del mercantilismo era la preocupación por acumular riqueza nacional, materializándose ésta en las reservas de oro y plata que tuviera un Estado. Dado que los países no tenían grandes reservas naturales de estos metales preciosos, la única forma de acumularlos era a través del comercio. Esto suponía favorecer una balanza comercial positiva o, lo que es lo mismo, que las exportaciones superaran en volumen y valor a las importaciones, ya que los pagos internacionales se realizaban con oro y plata. Los Estados mercantilistas intentaban mantener salarios bajos para desincentivar las importaciones, fomentar las exportaciones y aumentar la entrada de oro.
    Más tarde, algunos teóricos de la economía como David Hume comprendieron que la riqueza de una nación no se asentaba en la cantidad de metales preciosos que tuviese almacenada, sino en su capacidad productiva. Se dieron cuenta que la entrada de oro y plata elevaría el nivel de actividad económica, lo que permitiría a los Estados aumentar su recaudación impositiva, pero también supondría un aumento del dinero en circulación, y por tanto mayor inflación, lo que reduciría su capacidad exportadora y haría más baratas las importaciones por lo que, al final del proceso, saldrían metales preciosos del país. Sin embargo, pocos gobiernos mercantilistas comprendieron la importancia de este mecanismo.
    Las ideas de Marx y las de los otros socialistas son a menudo paralelas o convergen en algunas ocasiones debido a que se nutrieron, en parte, del mismo legado intelectual. Las fuerzas sociales que encontraron expresión al socialismo, tenían su origen en las aspiraciones de la naciente clase trabajadora o proletariado, clase que distinguieron claramente de la clase media o burguesía. En al siglo XIX, las aspiraciones de la clase media se habían ido colmando gradualmente en prolongadas luchas, que habían conducido a la emancipación de esta clase, del dominio de la aristocracia y del régimen feudal. Sin embargo, antes de que esta evolución hubiera llegado a su fin, habían de surgir nuevas aspiraciones, esta vez de parte de la clase trabajadora, que eran diferentes de las perseguidas por la burguesía y que la victoria de ésta no había conseguido satisfacer. Las peticiones de una igualdad más sustancial que las establecidas en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano" de 1789, se hicieron más insistentes, cuando el progreso de la revolución industrial terminó con los pequeños artesanos independientes y creó gran aglomeración de trabajadores industriales en las ciudades. La insatisfacción por las inhumanas condiciones sociales, la nueva estratificación de la sociedad, la pobreza y la inseguridad económica encontraron expresión en el pensamiento socialista, que fue como una reacción frente al liberalismo y a la regla del laissez faire. El merco institucional de la economía del laissez faire, que los economistas clásicos habían dado por sentado, basado como lo estaba en la lucha competitiva de la empresa privada en pos del beneficio privado se convertía ahora en el objeto de amargas lamentaciones. Marx incorporó algunas ideas de los socialistas rivales a su propio sistema. Rechazó también muchas de ellas pero, incluso éstas, sirvieron como catalizadores para el desarrollo de su propio pensamiento. En definitiva, hizo poco caso de sus predecesores y rivales socialistas. Los socialistas que creían que la nueva sociedad surgiría bajo la influencia de la buena voluntad o de consideraciones morales o religiosas eran definidos por él como sentimentales o moralizadores. Estos eran los denominados socialistas cristianos, que querían conseguir una alianza entre la iglesia nacional y una clase trabajadora espiritualmente regenerada, que liberara a esta ultima de las pésimas condiciones de trabajo en los talleres, y de otros males sociales. Los que querían crearla mediante conspiraciones fueron considerados últimamente por él, como locos de atar. Pertenecen al socialismo francés, sus pretensiones socialistas se dirigieron a conseguir una igualdad real, que la burguesía no estaba muy dispuesta a conceder. Las tácticas revolucionarias de los jacobinos, demostrarían que el poder estaba al alcance de grupos de conspiradores y que podía conseguirse con la ayuda de una "dictadura de opinión" y con el apoyo del Terror. Los que describían los detalles de la sociedad del futuro, pero proponían confiar en medios que Marx consideraba inadecuados, eran llamados utópicos. Estos, rechazaron tanto a la conspiración como al estado como agentes de transformación. Recomendaron, en su lugar, la confianza en la acción voluntaria en forma de cooperación o de una reforma monetaria que hiciera surgir una nueva sociedad En el pensamiento de algunos reformadores, el socialismo libertario, con su aversión por la coacción del estado, daría lugar al anarquismo, que rechazaba todo gobierno organizado. Marx, a pesar de su origen alemán, no quería tampoco poner su confianza en el estado, como instrumento de transformación social.
    Engels denominó a la doctrina de Marx, en tono elogioso, socialismo científico, la doctrina era así: Marx tenía en su poder la clave del enigma de la historia. Hasta entonces, la historia había sido el ruedo para la lucha de clases. El alza o la caída de las clases estaban determinados por factores económicos. De la misma manera que la burguesía había vencido al antiguo régimen feudal, también el proletariado vencería a la burguesía. Esto tendría lugar en una revolución que podría fin a todas las revoluciones y que introduciría una sociedad sin clases. En esta sociedad, el estado, que era el instrumento de opresión utilizado por las clases dirigentes, perdería su función y desaparecería. La caída del orden burgués estaba destinada a llegar, porque ello sería producido por las fuerzas ineluctables de la necesidad histórica. El movimiento revolucionario de un proletariado consciente de su clase tendría a la historia de su parte y podría ayudar a facilitar la transición a la nueva sociedad. La doctrina de Marx no es otra cosa sino otra variante del historicismo alemán, es decir, una teoría de las etapas o períodos económicos que él invocaba para exponer, no el carácter peculiar de la economía alemana, como habían hecho otros economistas históricos, sino la inevitabilidad del socialismo.
    Durante las décadas de 1840 y 1850, Marx esperó impacientemente el estallido de la revolución. En aquella época, estaba dispuesto a prestar apoyo a un movimiento de la clase media, en la esperanza de transformarlo en un levantamiento del proletariado. Pero, las revoluciones de 1848 fueron sofocadas (Revolución de febrero en París, que repercutió en Alemania. Como consecuencia de las agitaciones populares, en muchos Estados se concedieron libertades políticas, y en 1850 se anularon las libertades concedidas en 1848). Como no se produjeron otras nuevas, Marx, se volvió hacia la economía política para fortalecer su filosofía de la historia y demostrar con la ayuda de dichos estudios, que la caída del capitalismo era inevitable. Tanto desde el punto de vista lógico como del cronológico, las ideas filosóficas e históricas de Marx preceden a su economía política.
    De la fusión de la filosofía, la historia y la economía Marx dedujo un mensaje, aparentemente, su visión profética del cataclismo del capitalismo y de la salvación a través de la revolución está basada en una ciencia estricta, de donde viene su denominación de socialismo científico. Sin embargo, contiene muchos elementos que desafían a las pruebas científicas y que dan a su mensaje un carácter que ha sido interpretado de varias formas: como un drama, como una mitología llena de demonios o como una religión secular o de este mundo.
    Los seguidores de Marx podrán negar esta interpretación, pero el fervor con que han mantenido sus puntos de vista y el celo con que han intentado extirpar la opinión herética, son cualidades de verdaderos creyentes, para los que la verdad no es un proceso de evolución resultante de unas nuevas perspectivas o de un examen de las pruebas. Sino un dogma autoritariamente establecido, al que hay que adherirse fielmente. Debe ser obedecido con una actuación leal en vez de ser puesto a prueba mediante una mente pronta a hacer preguntas. En mensaje de Marx contiene tanto una interpretación del mundo, como una llamada a la acción. A diferencia de la ciencia, que requiere independencia y objetividad, exige una implicación personal.
    Las doctrinas de Marx dieron forma a la insatisfacción de los pobres y de las masas urbanas desheredadas que se hacinaban en las fábricas recientemente fundadas, que sólo poseían unos derechos políticos incipientes y que sufrían las consecuencias de los desajustes producidos por un creciente industrialismo, aliviado sólo todavía por un pequeño relajamiento de la regla del laissez faire. La vida de Marx cubre un período de tiempo que coincide con la difusión del industrialismo por toda Europa. El aumento del empleo industrial y de la urbanización trajo nuevos problemas con los que el liberalismo sólo se enfrentó en forma vacilante. Surgió, un movimiento laboral que reclamaba su papel de portavoz de la nueva clase de trabajadores asalariados urbanos. El mensaje de Marx vendría a ofrecer un apoyo ideológico a las aspiraciones de dicha clase.
    Tras el fracaso del puesto académico, M. Empezó una larga carrera como periodista. Su primer empleo llegó a su fin por la censura en un periódico de Colonia dirigido por él. A instancias del gobierno ruso, al que M. Había ofendido en sus artículos. Fue a París que entonces era el centro de la vida intelectual de su tiempo y refugio de los radicales de muchas nacionalidades. Allí se unió a Friedrich Engels (1820-95), hijo de un fabricante textil alemán, mantuvieron una duradera amistad. Allí se familiarizó con el pensamiento de los socialistas franceses, influyó sobre el trabajo suyo, así como la filosofía alemana.
    En la década de 1840, fue cuando paso a convertirse en un agitador comunista. Le expulsaron de París en 45 pero volvió en el 48 el año de las revoluciones europeas mas tarde marchó a Colonia. Tras el fracaso de los levantamientos marchó a Londres, donde residió durante mas de 30 años, hasta su muerte.
    EL MANIFIESTO COMUNISTA fue la obra más famosa de Engels y M. Se publicó en 1848 y la firmaron ambos, aunque principalmente fue escrita por M. En esencia era una llamada a la acción política organizada por parte del proletariado. Engels escribió en el prefacio de la obra en una edición de 1883, que contiene un primer enunciado de las ideas clave de Marx.
    Los fundamentos de la historia política e intelectual de cada época histórica están constituidos por la producción económica y la estructura de la sociedad. La estructura de la sociedad procede de la producción económica; en consecuencia, desde la desaparición de la propiedad comunal sobre la tierra, toda la historia no ha sido nada más que la historia de una lucha de clases, de una lucha de los explotados contra quienes les explotan, de las clases dominadas contra las dominantes, en las distintas etapas del de4sarrollo social; Señala que esta lucha (en aquel contexto) ha alcanzado un punto en el que la clase explotada y oprimida, el proletariado, no puede ya emanciparse de la clase que la explota y oprime, la burguesía, al mismo tiempo, no pueden liberar a toda la sociedad de la explotación, de la opresión y de la lucha de clases. Este pensamiento básico pertenece única y exclusivamente a Marx.
    Lo que más llama la atención de esta obra, es el reconocimiento que hace de los logros de la revolución burguesa.
    La burguesía, durante su gobierno de un siglo escaso, ha creado unas fuerzas productivas más masivas y colosales que las conseguidas por todas las generaciones precedentes juntas, se refiere a: la sujeción de las fuerzas de la Naturaleza al hombre, las máquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación a vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la puesta en cultivo de continentes enteros, la canalización de los ríos, poblaciones enteras sacadas por arte de magia de la tierra. ¿Qué siglo anterior hubiera podido siquiera presentir que existieran tales fuerzas productivas dormidas en el seno del trabajo social. Marx pasa entonces a describir las fuerzas que socavan (escavar por debajo una cosa dejándola en falso), al capitalismo moderno, tiene gigantescos medios de producción que no puede ya controlar, y se encuentra expuesto a la periódica amenaza de la superproducción y de las crisis. Añade que las relaciones de propiedad en que esta basada la sociedad burguesa son como grilletes que coartan las fuerzas de la producción y que deben ser rotos por el proletariado. Pasa a enumerar un número de medidas intervencionistas, destinadas a revolucionar las formas de producción de los países más avanzados. Algunas de ellas, hoy pueden ser consideradas radicales como la abolición de la propiedad sobre la tierra y la extensión de las industrias nacionalizadas. Pero, otras medidas como un impuesto sobre la renta progresivo, la educación gratuita para todos y la centralización del crédito y de los medios de comunicación y de transporte en manos del estado, Estas han perdido las implicaciones revolucionarias que tuvieron entonces.
    Las internacionales
    El Manifiesto comunista concluía con las palabras: "trabajadores de todos los países, ¡uníos!", y, en 16 años, se introdujo en el movimiento comunista con su secuencia de las Internacionales, que fueron disueltas todas ellas finalmente. La 1ª como consecuencia de la desavenencia (oposición, discordia, contrariedad; también escisión), fue fundada en Londres por M; la Segunda, porque la I guerra demostró que las lealtades nacionales eran más fuertes que la alianza de clases, sus componentes más fuertes se encontraban en Alemania; la Tercera porque al no ser imitado en los demás países el precedente sentado por la Revolución Rusa, los soviets disolvieron el Comintern como gesto hacia sus aliados en la guerra, la fuerza motriz de ésta 3ª, se situó en la Unión Soviética. Tras las guerras mundiales, la fuerza del comunismo como movimiento internacional se vio seriamente impedida, tanto por la formación de grupos disidentes, como por la aparición de un socialismo no comunista en Occidente. Tras la II Guerra, se acentuaron las diversidades nacionales entre los regímenes comunistas recién establecidos y esto frustró la aparición de un nuevo movimiento comunista de dimensiones mundiales, como ocurrió mas tarde con la rotura entre China y la Unión Soviética. Mientras Occidente se iba acercado al socialismo democrático, el comunismo iba haciendo su camino hacia Oriente: desde Londres, pasando por Alemania y por la Unión Soviética hasta llegar a China.
    Marx quiso atraer a los trabajadores del mundo pero su mensaje sólo se dejó sentir en aquellos países en los que imperaba el retraso de sus economías y la ausencia de tradición democrática, por lo que la masa del pueblo se encontraba en situación de pobreza, ignorancia y sumisión. Ningún país libre y económicamente avanzado se ha vuelto nunca hacia el comunismo por su propia voluntad y sin la intervención extranjera. Conforme el Occidente se iba haciendo libre y próspero, se iba liberando as si mismo de la atracción de Marx. La influencia de M. Se fue desvaneciendo con la extensión del sufragio, la transformación del gobierno desde le laissez faire a la asistencia social y posteriormente, al estado de bienestar social, la elevación del nivel de vida, la mayor estabilidad económica y la gradual nivelación de las diferencias de clases. En los países en que estas condiciones estaban ausentes, si fue fuerte su influencia, y se dejó sentir con fuerza en los países subdesarrollados.
    "DAS KAPITAL"
    En su obra El capital, es donde el lado económico del pensamiento de M está más ampliamente desarrollado. Empezó a escribirlo en Londres, tras el fracaso de las revoluciones continentales. El primer volumen esta obra, lleva el subtítulo de Una critica de economía política, fue publicado por él en 1867. Tras su muerte, Engels editó el manuscrito del 2º y del 3º volúmenes y los publicó en 1885 y 1894. Un 4º volumen estaba en proyecto que debía tratar de la historia del pensamiento económico, pero sólo quedaron unos fragmentos del mismo que fueron publicados más tarde con el título de Teorías de la plusvalía. En "El capital", la economía clásica inglesa encuentra a la filosofía alemana, y el socialismo francés es la tercera influencia que se puede observar en el libro.
    MARX Y HEGEL
    Las ideas de Marx acerca de la historia y la filosofía no recibieron nunca un tratamiento tan sistemático y maduro como el que concedió a su economía política en "El capital". Dichas ideas van apareciendo en una serie de escritos casuales y fueron complementadas y ampliadas por Engels. Marx pretendía haber descubierto el secreto de la historia, al igual que Hegel. Diferencias entre ambos: 1) Hegel consideraba la historia como el desarrollo del espíritu manifestado en la aparición de las naciones y en sus luchas. M, sin embargo, la consideraba como una lucha entre las clases. 2) Para Hegel las guerras entre las naciones llevaban a cabo lo que la necesidad histórica ordenaba; para Marx, esta función la cumplía la lucha de clases. 3) Para Hegel la monarquía prusiana estaba destinada a hacer realidad la búsqueda del hombre de libertad y de justicia, en el pensamiento de Marx dicha tarea debía recaer en el proletariado. En realidad, la libertad era interpretada por Marx en el sentido hegeliano de sumisión consciente y voluntaria a la necesidad. 4) Tanto en el pensamiento de Marx como en el de Hegel, el poder y la moralidad, es decir, la fuerza y el derecho, son una misma cosa (la fuerza con la justicia y el poder con la moralidad), y la diferencia entre lo que es y lo que debería ser está ofuscada por su fe en la identidad de la realidad con la razón, al interpretar la marcha de la historia como el despliegue de la razón. Para Marx, los preceptos morales reinantes no eran sino prejuicios burgueses y la religión un opio para las masas, que las mantiene sumisas.
    Esta interpretación de Marx no estaba basada en la ciencia y, por tanto, no se prestaba a la comprobación empírica, procedían de unas especulaciones que desafiaban a las pruebas científicas. Las especulaciones fueron la base de sus predicciones y éstas, sí que pueden ser comprobadas por la experiencia. Muchas de las predicciones de Marx eran del tipo de las que pueden realizarse a sí mismas, es decir, que tenían oportunidad de hacerse realidad, si había una cantidad suficiente de personas que creyeran en ellas. Por ejemplo si un número suficiente de trabajadores podía ser persuadido de que eran miembros de una clase oprimida, de que sus opresores eran los capitalistas y de que su salvación ordenada por la historia sólo podía llegar mediante e derrocamiento de un orden en el que se mantenía la propiedad privada, dichos trabajadores podrían en realidad derribar dicho orden. Marx consideraba que su mensaje era una mezcla de pensamiento y de acción, de teoría y de práctica. La teoría, que aparentemente era una elucidación de la necesidad histórica, en realidad era una profecía; la práctica consistía en unas actividades revolucionarias destinadas a convertir la profecía en realidad. Marx lo expresó en su tesis de la siguiente manera: "los filósofos sólo han interpretado al mundo y ello de varias maneras; lo esencial, sin embargo, es cambiarlo".
    Para dar al cambio progresivo la apariencia de ser algo inevitable, Marx adaptó otra idea de Hegel: la dialéctica o lógica paradójica (arte de razonar lógicamente, o como un proceso según el cual las cosas y las situaciones, puesto que encierran contradicciones, evolucionan hacia una síntesis.), Ésta era una forma de pensamiento que figuraba desde hacía mucho tiempo en la historia de la filosofía. En la dialéctica hegeliana, se considera que la lucha entre los elementos opuestos o contradictorios es la fuerza que promueve el cambio progresivo y el desarrollo evolutivo. Estos elementos pueden, en un momento, estar unidos, pero en la tensión consiguiente la unión será deshecha y una de las fuerzas opuestas se alzará con la victoria. Engels interpretó la dialéctica hegeliana, en función de una tríada que está formada por la tesis, su negación o antítesis, y la negación de la negación o síntesis; los textos originales de Hegel no atestiguan, sin embargo, esta idea mecánica del desarrollo dialéctico. Hegel tenía algo que decir acerca de otro proceso dialéctico: la formación gradual de cambios cuantitativos y su posterior transformación en un cambio cualitativo, esta idea también se encuentra en el pensamiento de Marx.
    Para Marx, la historia estaba repleta de procesos dialécticos inevitables, que servían como instrumentos para el progreso. Así, la propiedad privada individual, basada en el trabajo del propietario, podía considerarse que estaba negada en la propiedad privada capitalista, resultante de la forma capitalista de producción, y ello podía, a su vez, engendrar la propiedad común, que era la negación de la negación (fuerza opuesta que se alzaría con la victoria). La lucha de clases, en sí misma, era un movimiento dialéctico en el que las sucesivas clases dirigentes iban siendo reemplazadas por las clases por ellas dominadas, proceso que culminaría con la sociedad sin clases. Señala que la misma clase dirigente ponía en movimiento las fuerzas de su propia destrucción: así, la burguesía creaba a sus propios enterradores, al colocar e escenario para la aparición del proletariado, educando políticamente a sus miembros, armándolos, por otra parte, para la lucha con las burguesías extranjeras y reuniéndoles en grandes fábricas donde podían unirse para la acción colectiva. Engels fue más allá que Marx y llegó a encontrar procesos dialécticos incluso en el reino de la naturaleza; esta ampliación de la idea no está completamente de acuerdo con el pensamiento de Marx, pues apara él la consciencia o conocimiento de la situación histórica era una de las fuerzas más importantes entre cuantas presionan a favor de una crisis. Y esta consideración, fue laque hizo a Marx desarrollar la noción de la conciencia de clase y apoyar el movimiento masivo de un proletariado consciente de su clase.
    INTERPRETACIóN ECONóMICA DE LA HISTORIA
    Marx no fue un ciego seguidor de Hegel y se distanció especialmente de él en la importancia que dio al factor económico en la historia, este pensamiento lo enunció varias veces y en distintas formulaciones, pero nunca llegó a desarrollarlo plenamente. Su interpretación económica o concepción materialista de la historia, se encuentra en el prefacio de su Crítica de economía política, de 1859, dice así:
    En la producción social de sus medios de existencia, los hombres entran en determinada relaciones necesarias, que son independientes de su voluntad, y que corresponden a una determinada etapa del desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. La suma de estas relaciones productivas constituye la estructura económica de la sociedad que es la base real sobre la que surge una superestructura jurídica y política y a la que corresponden unas formas determinadas de conciencia social. El modo de producción de los medios materiales de existencia condiciona todo el proceso de la vida social, política e intelectual. No es la conciencia de los hombres la que determina su existencia, sino que es, por el contrario, su existencia social la que determina que los hombres sean conscientes de ello.
    Pasa entonces a explicar la forma en que surge el conflicto entre las fuerzas productivas materiales y las relaciones de producción existentes, mediante la dialéctica en la concepción materialista de la historia. Al desarrollarse las fuerzas productivas, dichas relaciones se van convirtiendo en cadenas, que serían despedazadas en su día pro la revolución.
    La interpretación económica de Marx de la historia se basa, pues, en la aguda distinción entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales basadas en aquéllas. Las fuerzas productivas, las describe como modo de producción de los medios materiales de existencia que generan o determinan las relaciones sociales, es decir, el contenido político y cultural de la superestructura, sus leyes y su política y su vida intelectual, moral, religiosa y artística. Marx no negó nunca la existencia de un reino de las ideas, pero consideró a éstas determinadas por el modo de producción.
    Marx y Engels consideraron que la interpretación económica de la historia es una verdad sencilla y fundamenta, sobre la que no puede haber ninguna diversidad de opinión. Hicieron un esfuerzo para elaborar mejor la idea clave: la distinción entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales. En ocasiones intentó interpretar las fuerzas productivas en términos tecnológicos: el molino de mano da lugar a una sociedad con señores feudales y el molino de vapor a una sociedad con capitalistas industriales, pero tampoco esta interpretación sería desarrollada con más amplitud.
    Si se da al modo de producción este significado tecnológico, surgen nuevas dificultades que proceden de que la teoría de Marx de la determinación económica de la historia dejaría sin explicar los factores que dan lugar a las transformaciones tecnológicas. Si estos factores se establecen como una relación dialéctica o de causa-efecto, el vínculo puesto por él entre el modo de producción y la superestructura, hace al modo de producción determinante (que no determinado), de la superestructura. Entonces, el argumento, no revela nada acerca de cómo se ha determinado el modo de producción. Cuando se investiga acerca de los factores que determinan el modo de producción, lo que viene primero a la mente de cualquiera son la ciencia y estado de las artes, pero si se admite que éstas, forman parte de la vida cultural de la superestructura, deben considerarse como determinantes y no como determinadas. En conclusión toda la distinción entre el modo de producción y la superestructura caerá hecho pedazos.
    FUERZAS PRODUCTIVAS (MODOS DE PRODUCCIóN DE LOS MEDIOS MATERIALES DE EXISTENCIA) determinan LAS RELACIONES SOCIALES (CONTENIDO POLíTICO Y CULTURAL DE LA SUPERESTRUCTURA, SUS LEYES Y SU POLíTICA Y SU VIDA INTELECTUAL, MORAL, RELIGIOSA Y ARTíSTICA).
    Al final de su vida, Engels, en una carta a Joseph Block (1890), seguía comentando la interpretación económica de la historia. Declaraba que era pedantesco atribuir todos y cada uno de los acontecimientos históricos a la actuación de las fuerzas económicas y negaba que ni él ni Marx hubieran señalado al factor económico, como el único de terminante. Seguía insistiendo, sin embargo, en que el "elemento determinante ultimo de la historia es la producción y reproducción de la vida real". Admitía que hay otros factores, especialmente de los políticos y las tradiciones, que obsesionan a las mentes humanas, que representan también su papel, pero dejaba bien claro que no consideraba a éstos decisivos en última instancia.
    El asunto de qué es lo decisivo en último término en la historia humana es algo probablemente ningún pensador llegará nunca a saber. Los historiadores profesionales interpretan normalmente la historia como una interacción de diversas fuerzas entre las que se incluyen, junto al factor económico, las condiciones geográficas, la calidad de la población, la lealtad nacional y religiosa, la obra de los grandes hombres y un elemento fortuito de suerte. Marx y Ëngels demostraron poca previsión al no reconocer la fuerza del nacionalismo como factor de la historia. Sin embargo, la importancia que dieron al factor económico, aunque fuera en sí misma una simplificación, hizo mucho para liberar a la historia de su preocupación anterior por las dinastías y sus guerras y para estimular el estudio de la historia económica, tarea que A. Smith había anticipado en la riqueza de las naciones. Marx y Engels fueron asiduos estudiante de la historia económica. Bajo su influencia, este campo se orientó hacia la historia social, que presta especial atención a las condiciones sociales que rodean a la vida del pueblo. Fueron de los primero que abordaron esta tarea con la ayuda de una nueva y rica fuente de información: los libros azules o documentos del gobierno, que contiene los informes de los inspectores de las fábricas de las autoridades de la asistencia social, de las comisiones parlamentarias y otras informaciones relacionadas con as condiciones sociales y económicas.
    La clase, es uno de los conceptos centrales de la doctrina de Marx, el último capítulo del tercer volumen de El capital lleva este título, sólo queda un fragmento de él.
    El capítulo sobre las clases forma parte de una sección que trata de los ingresos y de sus fuentes, pero es probable que por el contexto en que emplea el concepto de clase, debía ser para el una expresión de las relaciones que surgen más bien en el reino de la producción, que en el de la distribución. Es decir, que Marx no identifica a las clases en función de los ingresos-salarios, rentas o beneficios de los individuos, sino en función de la posición de sus miembros en el proceso de producción. Para Marx, la distinción fundamental de la sociedad de su tiempo era la división entre trabajadores y medios de producción o, desde el punto de vista de la propiedad, la división entre los hombres que no poseen haberes productivos, pararte de su fuerza de trabajo, y los propietarios de capital. Además de este uso especifico de la palabra clase en el contexto de la sociedad industrial del siglo XIX, Marx la empleó también en un sentido genérico, tal como el que está implicado en su idea de que la historia es como un ruedo para las luchas entre la clase oprimida y la que la oprime.
    Este es un esquema de dos clases, y Marx se daba cuenta de que no encajaba perfectamente para los campesinos ni, por supuesto, para la clase media, que, para él, estaba formadas más bien por pequeños artífices (artista, creador), y artesanos (posteriormente designada como antigua clase media), que por oficinistas (o nueva clase media). Sin embargo, no insiste en ningún momento en una estricta división en dos clases y hay pasajes de sus escritos en os que se contiene otros esquemas de clases mucho más detallados. Lo que quería señalar era mas bien que hay ciertas fuerzas en el sistema económico que producirán una creciente polarización de la sociedad y que llegarían a dividirla en dos clases, hundiéndose o poniéndose dicha clase media del lado del proletariado. Y, fue para demostrar la existencia de dichas fuerzas, para lo que desarrolló sus teorías económicas.
    Para Marx una clase era algo más que una aglomeración de hombres que viven bajo las mismas condiciones objetivas. Para representar su papel en la historia, sus miembros deben llegar a ser subjetivamente conscientes de dichas condiciones, es decir, que en el caso del proletariado deben adquirir una conciencia de clase, que les haga levantarse contra unas condiciones insostenibles. Marx quería alentar la conciencia de clase por medio de la propaganda y la organización, para acelerar con ello la revolución proletaria.
    Sobrevaloró el papel de las clases en el capitalismo moderno, de la misma forma que lo minusvaloró en la sociedad comunista. Su doctrina ha proporcionado el punto de partida para el estudio de las clases realizado por los sociólogos modernos que han arrojado luz sobre algunos aspectos distintos a los señalados por Marx, como, por ejemplo, las divisiones sociales basadas, no en factores económicos, sino en las diferencias de prestigio de ciertos grupos establecidos, que varían en educación, ocupación y formas de vida. Subrayan también la nivelación de los tipos de consumo y, en general, la disminución de la estratificación de las clases en el capitalismo moderno. Ni el proletariado ni la burguesía se han convertido cada uno en un monolito homogéneo, ni ha aumentado tampoco la distancia entre ambos. En su legar, la mayor diferenciación dentro de las clases y la mayor movilidad social ha convertido a la sociedad en una serie continua de grupos sutilmente diferenciados, que penetran imperceptiblemente los unos en los otros. Como consecuencia, las predicciones de Marx han sido falsadas, especialmente la aparición de una nueva clase media de hombres que trabajan en oficinas y servicios, y de los técnicos, administrativos e inspectores. No puedo predecir la preponderancia de esta clase, ni tampoco la aparición del fascismo. No acertó cuando pronosticó que el proletariado se alzaría contra la burguesía. En lugar de esto, han encontrado mucho mejor el alzarse hasta ella o hasta la tan extendida clase media.
    En las sociedades preindustriales de los países atrasados, no han tenido la oportunidad de este tipo de alzamiento, pues persiste hoy la clara división de clases entre un pequeño estrato de hombres ricos y una gran masa de pobres, mientras que la clase media es demasiado frágil para servir de puente y unir a ambas capas de la sociedad. Cuando los pobres no tienen ninguna oportunidad de emular a los ricos, tenderán a luchar contra ellos y el conflicto consiguiente será de una mayor enojo si los pobres hacen responsables de su suerte a las influencias extranjeras. Es por estas razones por las que el mensaje de Marx ha encontrado mejor respuesta en los países subdesarrollados que en las sociedades industriales de Europa occidental y de Norteamérica, donde algunos resultados que Marx no supo prever han privado a dicho mensaje de su significado.
    Marx afirmaba que las clases desaparecerían en la sociedad comunista, ya que la abolición de la propiedad privada en los instrumentos de producción pondría fin a las divisiones de clases. Este punto de vista olvida el hecho de que ninguna sociedad industrial puede funcionar a menos que emplee directivos, o sea, personas que supervisen la actuación de los trabajadores en su tarea, organicen su trabajo, contraten adquieran las materias necesarias y procuren la venta de las mercancías; realicen operaciones financieras y, a falta de un mercado, asuman la dirección de la producción. Los miembros de la clase directiva habrán de tener una posición relativa distinta de la del pueblo común y este último, a su vez, seguirá realizando la misma clase de operaciones independientemente de si la empresa pertenece a unos accionistas anónimos o a una comunidad igualmente anónima.
    Marx consideraba a estado como un instrumento de opresión utilizado poro las clases dirigentes. Afirmaba que en la sociedad sin clases, el estado perdería su función desaparecería. Sin embargo, en las sociedades que pretenden estar en camino hacia el comunismo, el estado ejerce un poder brutal. En las sociedades democráticas modernas por el contrario, la idea de Marx de un gobierno al estilo de un comité ejecutivo de la clase dirigente ha resultado falsa también, debido a la extensión del sufragio. , Pues el derecho universal al voto ha hecho imposible describir a la burguesía como una clase dirigente que domina al estado.
    LA ECONOMíA POLíTICA DE MARX
    Marx dedicó muchos años de su vida a escribir El capital, que debía confirmar desde el punto de vista de la ciencia económica de su época lo que la filosofía de la historia de Marx hacía aparecer como inevitable: la caída futura del capitalismo. Su objetivo era revelar "las leyes de movimiento del capitalismo", o sea, los principios que controlan la evolución económica. El pensamiento de Marx siguió al de Ricardo en su dirección general, pues este fue su objetivo en el examen que hizo del curso de la distribución de la renta nacional con el que había sentado un precedente. Existe una afinidad entre ambos, también, cuando se pasa a considerar la esencia de su pensamiento y el método seguido. El método económico de Marx y Ricardo está basado en la manipulación de un número limitado de variables que están basadas, en su comportamiento, en firmes suposiciones interrelacionadas entre sí. De esta manera, las diversas partes que forman la estructura del pensamiento de Marx (las teorías del valor, la plusvalía y la explotación, la tasa de beneficios descendente, la concentración creciente, del ejercito de reserva industrial y de la creciente miseria del proletariado), todas tienen su lugar y constituyen un todo integrado. Pero ambos métodos difieren por su carácter polémico, el de Marx, que dramatiza los asuntos con la ayuda de las disyunciones dialécticas (por la alternativa entre dos cosas por una de las cuales hay que optar), la indignación moral, el uso de lenguaje combativo y los ultrajes acumulados sobre aquellos cuyas ideas se quieren criticar. También difiere por la costumbre de Marx de entrelazar las secuencias de pensamiento abstracto con la presentación de una gran variedad de detalles históricos y descriptivos, que recuerdan más al método de Smith que al de Ricardo.
    El carácter polémico de la economía de Marx, se señala ya en el subtítulo de su obra, Crítica de economía política, surge de su idea de que el estudio de la economía burguesa alcanzó su cenit en la obra de Smith y de Ricardo. Durante parte de la vida de Ricardo, e especialmente tras su muerte, con la emancipación de la burguesía y la mayor intensidad de la lucha de clases, la economía política, afirmaba Marx, ha abandonado la búsqueda de la verdad y perdido su carácter científico. En su lugar, se ha puesto al servicio de la burguesía, convirtiéndose en una vulgar apologética de los intereses burgueses o bien, cuando ha intentado la reconciliación de las clases, en un "vano sincretismo" (sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes), del tipo de la economía de J. S. Mill. Marx en su crítica, quería poner al descubierto las falacias de la variante burguesa. Su actitud frente a los otros pensadores económicos está, por tanto, dividida y mientras trata con cierto respeto a aquellos cuya obra es anterior a la supuesta degeneración de la economía en apologética (parte de la teología que expone las pruebas y fundamento de la fe cristiana y a la vez se ocupa de su defensa histórica), los pensadores posteriores reciben diversas cantidades de injurias. Son descritos, por regla general, como malvados o como locos.
    Los pensadores a quienes Marx tuvo en más estima fueron los fisiócratas, Smith y Ricardo. Importantes elementos de su pensamiento tienen puntos de unión con las ideas de estos hombres. El Tableau de Quesnay, que señala la regeneración de la renta nacional, tiene su imagen en el esquema de reproducción de Marx. La actitud ambivalente de Smith frente a la naciente civilización comercial le condujo a equívocas vacilaciones. Por ejemplo, a su interpretación de la división del trabajo como una bendición en el Libro 1 de "La riqueza de las naciones" y como un daño en el Libro V. En ocasiones contemplaba la escena naciente con cristales color de rosa y no veían más que armonía, para describirla en otras como fríamente discordante. Marx asimiló estos últimos puntos de vista de Smith, pero no los primeros. Su doctrina de la creciente miseria del proletariado se ha interpretado como un eco de la sombría reacción de Smith frente a la división del trabajo y su idea del gobierno como un comité ejecutivo de la clase dirigente, tiene su corolario en la afirmación de Smith de que el gobierno protege al rico contra el pobre.
    La influencia de Ricardo es especialmente notoria en la teoría del valor-trabajo de Marx, la modificó y le sirvió como base para su sistema, sacando de ella conclusiones de largo alcance. Marx considera el valor de cambio de las cosas como algo más que una mera relación que vincula x unidades de una mercancía A con y unidades de una mercancía B, como había abordado el problema del valor Aristóteles. En su lugar, considera que las cosas son equivalentes en valor porque llevan incorporadas una misma cantidad de una sustancia común, a la que Marx llama trabajo abstracto. Señala Marx que Aristóteles no podía verlas cosas de esta manera, porque la sociedad griega estaba basada en la esclavitud y era por ello difícil reconocer la igualdad y la equivalencia de las diferentes cantidades de trabajo humano.
    Marx equipara el trabajo especializado con el trabajo común, con la ayuda de un multiplicador que refleja las valoraciones del mercado. Esto deja todavía sin resolver la cuestión de cómo debe tratarse el trabajo de diferentes grados de eficiencia. Si, como afirma, los bienes se intercambian en una proporción que depende del tiempo de trabajo necesario para producirlos, una mercancía producida por un trabajador lento será más valiosa que la producida en menos tiempo por un trabajador más eficiente. Para resolver esta dificultad, utiliza el concepto de "tiempo de trabajo socialmente necesario", el cual promedia los diferentes grados de eficiencia; niega, además, el valor de las mercancías que resulten de una producción mal dirigida, o sea, de aquellas mercancías para las que no exista demanda.
    Marx distingue entre trabajo y fuerza de trabajo. Trabajo es el constituyente del valor de las cosas y, fuerza de trabajo, es lo que el trabajador vende en el mercado y cuyo valor, a su vez, se define como la subsistencia para el mantenimiento y la reproducción de trabajador. Los salarios no pagan al trabajador todo el valor de lo que produce, sino el valor característicamente menor de su subsistencia. El trabajo del trabajador llevará quizá 10 horas y su subsistencia sólo 5. La diferencia entre el salario y el valor del producto es denominada "plusvalía" y es la fuente única de los beneficios o intereses y de la renta.
    Marx divide el capital utilizado por la empresa en una parte variable y otra constante El capital variable "v" lo constituyen los salarios y el capital constante "c" las instalaciones, la maquinaria y las materias primas. "c" reproduce simplemente su valor en el proceso de producción, ya que en el caso de las instalaciones y de la maquinaria recupera simplemente su cuota de depreciación. Sólo el capital variable que se utiliza en el pago de los salarios, proporciona un valor adicional o plusvalía.
    En análisis de Marx utiliza tres relaciones:
    Que es la composición orgánica del capital;
    Es la tasa de explotación y,

    Que es la tasa de beneficios, donde s representa la plusvalía. La proporción en que está el capital constante respecto a variable c/v, variará en las diferentes empresas, ya que unas emplearán más o menos capital constante junto con el trabajo, elevándose el cociente conforme se desarrolle el capitalismo y se vaya haciendo más extensivo el uso de maquinaria. (Puesto que el numerador aumentaría).
    La relación en que está la plusvalía respecto al capital variable s/v, o tasa de explotación, está afectada por diversos factores. El progreso tecnológico, por ejemplo, podrá ser causa de que la cantidad de trabajo necesario para producir los artículos de primera necesidad disminuya, con lo que habrá, una disminución de v. Pero, si se prolongan las horas de trabajo, se realiza el trabajo con mayor intensidad o esfuerzo o si se hace trabajar a las mujeres y a los niños, s se elevará (se eleva la tasa de explotación). Igualmente si aumentara la productividad del trabajo como consecuencia de que se combinara el trabajo con una cantidad mayor de capital constante. En conjunto, s/v, revela la división del producto nacional en rentas procedentes del trabajo y rentas que no proceden del mismo.
    La relación en que se encuentra la plusvalía respeto a la suma de os capitales constante y variable es s/v+c o tasa de beneficios. Marx señala dos tendencias de la misma. En un momento dado, la tasa tenderá a hacerse uniforme y a partir de entonces tenderá a decrecer. Esta tendencia de las tasas de beneficios de las empresas y de las industrias a converger Marx las atribuye a las fuerzas de la competencia que son causa de que se retiren recursos de los tipos de actividad donde las tasas de beneficios son bajas, para llevarlos a otras actividades en que estas sean altas.
    Además de la tendencia de la tasa de beneficios a declinar, Marx, también considera una tendencia del capital a concentrarse entre las empresas grandes. Esta tendencia la atribuye a la competencia, a las economías de escala, a las restricciones, a la creación de nuevas empresas y al sistema de crédito. Señala que en la batalla de la competencia, los productores tratan de reducir los precios; de disminuir los costes mediante una creciente productividad del trabajo que refleja a su vez la escala en que se realizan las operaciones. La conclusión de Marx es que "los capitales grandes baten a los pequeños" o que "un capitalista mata siempre a muchos". Señala también, que por otra parte, es difícil entrar en los tipos de actividad productiva que requieran grandes cantidades de capital. Como consecuencia, los recién llegados se apiñarán, en los campos de actividad en los que se necesita relativamente poco capital y sólo unas pocas de las nuevas empresas podrán sobrevivir y resistir a ser absorbidas por otras empresas mayores. Sobre el sistema de créditos observa que obtiene fondos de una multitud de fuentes dispersas para entregárselos a los capitalistas individuales o asociados. Marx hace responsable a todas estas fuerzas de la constante disminución del número de magnates del capital y de la aparición del monopolio al que califica de "prisión impuesta al modo de producción".
    Mientras la burguesía se pone así a la defensiva por el descenso de la tasa de beneficios y por el crecimiento de la concentración, la clase trabajadora es mantenida por debajo del salario de subsistencia y se ve expuesta a una creciente miseria.
    La tradición clásica había relacionado la persistencia de los salarios de subsistencia con la doctrina maltusiana de la población. Lasalle, siguiendo a Ricardo, relacionó el volumen de la población con los salarios e intentó demostrar que éstos oscilarían alrededor de la subsistencia, con la ayuda de la ley del bronce. Lasalle fue uno de los exponentes del primer pensamiento socialista en Alemania, propuso movilizar la ayuda del Estado, para la consecución de un objetivo: establecer cooperativas de productores, que pusieran en marcha empresas a gran escala, que entregaran a sus trabajadores propietarios, tanto salarios como beneficios. Creía que si la retribución de los trabajadores estuviera constituida sólo por los salarios, no conseguirían nunca obtener nada más que el salario de subsistencia y las desviaciones que pudiera haber respecto a éste en ambos sentidos. (Al alza, después de que hubiera descendido la natalidad, como consecuencia de una baja anterior de los salarios por debajo de lo necesario para subsistir, el alza en los salarios desaparecería de nuevo en cuanto el aumento de los salarios hubiera hecho elevarse la natalidad y hubiera aumentado con ello la oferta de trabajo. Es su famosa ley del bronce de los salarios), estarían promediadas a largo plazo. Mantuvo esta idea por su adhesión a la doctrina de la población maltusiana, uno de los pocos seguidores de la misma en el ámbito socialista. Marx, por el contrario, expresó su desprecio por la doctrina maltusiana. Su opinión era que el que existiera una población sobrante no era debido a la falta de subsistencias, sino a la falta de demanda de trabajo; a esta "población sobrante relativa" la designó con calificativo de "ejército de reserva industrial". Idea influida por Ricardo en un capítulo que escribió sobre las máquinas, en el que había admitido la posibilidad teórica de que los trabajadores fueran reemplazados por máquinas. Para Ricardo el asunto tenía una importancia práctica limitada y acentuaba los beneficios compensatorios de la difusión de las máquinas, Marx dedujo de él predicciones de un desempleo cada vez mayor y desdeñó la teoría de la compensación.
    La conclusión que sacó de todas estas tendencias era, una sombría visión de una creciente miseria del proletariado. La esencia de esta depauperación (empobrecimiento, debilitamiento) es descrita por Marx en varias formulaciones. En una señala el descenso absoluto de los salarios y en otra su descenso relativo, en una tercera, el empeoramiento de la calidad de la vida del trabajador, en la que la suerte del trabajador, sea alto o bajo su salario, se va haciendo cada vez peor conforme se acumula el capital. Junto a la acumulación del capital habrá también una "acumulación de miserias, agonías en el duro trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad y degradación mental."
    La economía de Marx excluye las salidas de escape sugeridas por los clásicos como la sujeción moral o el comercio exterior. Marx afirmaba que las limitaciones de los nacimientos lo que conseguirían sería agravar los males del capitalismo, en lugar de aliviarlos. Se reduciría la oferta de trabajo, de manera que la limitación de los nacimientos sería responsable de un alza temporal de los salarios, pero ésta aceleraría, a su vez, el uso de maquinarias y ello haría aumentar consiguientemente las filas del ejército de reserva de los sin empleo. En cuanto al comercio exterior, admitía que podría tender a elevar la tasa de beneficios pero añadía que ello aceleraría la expansión de la escala de producción, causaría a su vez, la baja del capital variable y de la tasa de beneficios (ya que esta era la única fuente de plusvalía). La expansión de la escala de producción en el interior del país necesitaría la existencia de unos cada vez más amplios mercados. Mientras en los países subdesarrollados los esclavos, permitirían una mejor explotación del trabajo; ello daría lugar a unos mayores beneficios que atraerían el capital extranjero. A partir de estas consideraciones, algunos seguidores de Marx desarrollaron unas teorías de la expansión imperialista para explicar el retraso sufrido por la caída del capitalismo.
    La obra de Marx está repleta de sugerencias acerca de la inestabilidad, de las crisis y de los desórdenes cíclicos. Su visión de la evolución económica, llena de relaciones y contradicciones dialécticas, generadas por éstas, puede encontrase el germen de muchas ideas que serían desarrolladas posteriormente en las teorías de los ciclos de los negocios. El subconsumo y la superproducción, los ciclos cortos y medios de 10 años de duración, la inestabilidad de la inversión, las desproporciones de la estructura de una producción no planificada las variaciones de los beneficios y el carácter cíclico de los gastos de reposición o sustitución, todas estas ideas aparecen en El Capital. Pero no desarrolló nunca una teoría separada y completa de los ciclos de los negocios. Su trabajo es un conjunto de variaciones sobre el mismo tema: la inestabilidad del capitalismo con sus crisis de creciente frecuencia y con e rigor que traería consigo la descendente tasa de beneficios y la insuficiente demanda de consumidor. "La pobreza y el restringido consumo de las masas", es siempre "la causa última de todas las crisis reales", subrayó la relación existente entre ambas cosas, pues ambas frases están unidas con la palabra "siempre". Tuvo en poca estima las teorías monetarias de los ciclos de los negocios y criticó la idea que "considera que la expansión y la contracción del crédito, mero síntoma de los cambios periódicos del ciclo industrial, es la causa de estos ciclos."
    La idea de Marx del CRECIMIENTO DEL EJERCITO DE RESERVA INDUSTRIAL DE LOS SIN TRABAJO ganó gran número de seguidores durante el prolongado período de paro forzoso masivo sufrido por el mundo durante la gran depresión de 1930. Desde entonces, sin embargo, las depresiones han sido suaves, como regla general, en los países adelantados y se han desarrollado medidas políticas para evitar el paro forzoso masivo.
    En su versión más enérgica, la teoría de Marx de la creciente miseria del proletariado, deducida de la tendencia de los salarios a decrecer, es incompatible con su ley de las tasas de beneficios descendientes. Aunque con la ayuda de algunas hipótesis muy restrictivas se han hecho intentos de suponer una situación en la que bajen tanto los salarios como los beneficios, dichos intentos han resultado poco convincentes, ya que, en el esquema de Marx, no existe ninguna retribución creciente de otro tipo, como sería, por ejemplo, la de los terratenientes. El proletariado no ha quedado expuesto de hecho a la creciente miseria definida por él sino que, en su lugar, la abundancia y el ocio se han difundido por todas las clases sociales de Europa occidental y de Norteamérica. Algunos observadores del desarrollo económico afirman que la distancia entre estas partes del mundo y los países subdesarrollados se ha ido ensanchando conforme las rentas han ido creciendo con mayor rapidez en los primeros que en los segundos. El análisis de Marx estaba destinado a aplicarse al alineamiento de clases dentro de una nación determinada y no al alineamiento de los países pobres y de los ricos a todo lo ancho del mundo.
    Las ideas de Marx acerca de los desordenes cíclicos, contiene un cierto número de ideas sugestivas, pero les falta, consistencia al rechazar unas veces y subrayar otras el papel desempañado por el subconsumo como principio explicativo.
    A pesar de las imperfecciones de su pensamiento, Marx ha sido el pensador más influyente del siglo XIX. En algunos países de Asia y de Europa oriental, los poderosos y despóticos regímenes políticos exigen la adhesión incondicional de sus súbditos a sus respectivas versiones de la doctrina de Marx. En los países más desarrollados del mundo, su influencia, o no ha sido nunca muy fuerte, como en Norteamérica, o ha ido decreciendo, como en Europa occidental. Sin embargo, también en estos países su mensaje y el de los socialistas rivales han representado un papel histórico entre las fuerzas que transformaron al capitalismo durante los últimos 100 años, que falsificaron sus predicciones. El mensaje de Marx estaba destinado a levantar al proletariado y a traer la revolución, pero tuvo también sus efectos sobre la burguesía, llegando de esta manera a concesiones y reformas, que alejaban la amenaza de la revolución. A Marx no puede considerársele entre los constructores del mundo moderno de abundancia y de transformaciones económicas pacíficas, pero fue su amenaza de demolición la que hizo que dichos constructores se pusieran al trabajo.
    No fue el último crítico de la civilización industrial. El impacto que ejerció su obra sobre otros críticos de la segunda mitad del siglo XX, no procede sólo del contenido específico de su mensaje. Al irse transformando el capitalismo denunciado por Marx a al ser absorbido dentro de la clase media aquel proletariado al que él había dirigido su mensaje, dichos críticos tuvieron que expresar su descontento en formas distintas a las utilizadas por Marx y tuvieron que buscar una audiencia distinta de la suya. Si el impacto de Marx ha servido de empuje para estos críticos, ello se debe principalmente al precedente sentado por su denuncia del capitalismo, que ellos pueden emular sin hacer suyo todo el contenido del mensaje de aquél.
    Marx definió como utópicos los intentos de sus rivales de describir los detalles de la sociedad del futuro y no dio, por ello, forma sistemática a sus pensamientos acerca de esta sociedad, ni acerca de los medios específicos que utilizaría para resolver el problema de la escasez. Mencionó, en ocasiones, algunos rasgos que irían surgiendo al desaparecer las clases y el estado: la propiedad comunal, el trabajo hecho atractivo por la variedad y el cambio, la producción y la distribución acordes al principio de "de cada uno según su capacidad y a cada uno según su trabajo" que, posteriormente, cuando la creciente producción hubiera hecho desaparecer la escasez se complementaría también con "a cada uno según sus necesidades". Estaba convencido de que la revolución no sólo crearía una sociedad nueva, sino un hombre también nuevo. A diferencia de muchos pensadores del siglo XVIII, no consideraba la naturaleza del hombre constante, sino variable y sometida a una evolución progresiva producida por los cambios del medio ambiente, cambios que eran a su vez provocados también por el hombre. "Al actuar sobre el mundo exterior para cambiarlo, el hombre cambia también su propia naturaleza".
    Siendo joven escribió un trabajo sobre lo que él creía podía ser la vida del nuevo hombre:
    "En la sociedad comunista, en la que nadie tiene una esfera exclusiva de actividad, sino que cada uno puede realizarse en el campo que desee, la sociedad regula la producción general, haciendo a cada uno posible el hacer hoy una cosa y mañana otra distinta: Cazar por la mañana, pescar después de comer, criar ganado al atardecer y criticar a la hora de la cena; todo según sus propios deseos y sin necesidad de convertirse nunca ni en cazador, ni en pescador, ni en pastor, ni en crítico".

    Racionalidad y dominación en Weber
    La obra de Max Weber puede entenderse como un intento de comprender los aspectos técnicos y burocráticos del capitalismo. Su obra más importante es "Economía y Sociedad" y aspira a conocer el presente remontándose con frecuencia al pasado.
    Para Weber su teoría política reside en los valores que la historia y la tradición nos han ido inculcando. Según él, el trabajo del investigador científico debe basarse en la formulación de juicios de hecho verificables y, en tanto sea posible, objetivos. Para Weber el Estado es aquella institución que emplea la dominación atribuyéndose, ya sea legítimamente o no, el monopolio de la coerción física. Los ciudadanos se convierten en sociedad civil y son aquellos grupos de ciudadanos que aceptan la dominación.
    Para Weber será importante disminuir la presión del Estado, disminuir la burocracia y someterla a un control político. Partiendo de este presupuesto realista de la dominación, Weber constituye su famosa Tipología de los Poderes sobre los diferentes tipos de dominación:
    •Dominación carismática: se da en sociedades primitivas. El poder es encarnado por el líder, aquél que consigue demostrar un poder trascendente y extraordinario. A través de la magia o la religión se erige en un ser elegido mediador entre la sociedad y dios (comunidad y fuerzas espirituales).
    •Dominación tradicional: la comunidad reconoce y acepta el pasado como base constitutiva del presente. El pasado se encarna en herederos que son reconocidos como tales no por realizar algo extraordinario sino por tradición ancestral (sacerdotes / monarcas).
    •Dominación racional o legal: el Estado y la burocracia son el máximo poder garante de la justicia y la eficacia.
    En su libro, "La ética protestante y el espíritu del capitalismo" (1904/05), refleja el contraste en la sociedad moderna del pasado religioso y el capitalismo. Weber señala las semejanzas entre la ética calvinista y la ética del trabajo y el ahorro: renuncia a una vida placentera, predestinación, represión de todo impulso sensual mediante el trabajo, etc.
    Los trabajos del pensador alemán Max Weber, sobre la conexión entre ámbito económico, político, y ético religioso abrieron nuevos caminos a la investigación sociológica.
    Weber nació en Erfurt, Prusia el 21 de Abril de 1864. Hijo de un acaudalado industrial, cursó estudios en la Universidad de Heidelberg, Munich y Gotinga. El prestigio obtenido gracias a sus primeros escritos le valió en 1895, el nombramiento de profesor de economía política a la Universidad de Friburgo y un a después paso a Heidelberg. Pero una enfermedad nerviosa le llevó a abandonar la enseñanza.
    Desde 1904, Weber dirigió, junto a Sambort y Shumpeter, entre otros, la influyente revista llamada Archiv für sozialwisseuschaft und socialpolitil, en la que publicaron algunos de sus más celebres artículos donde junto con diversos ensayos a los que delimitó su concepción del método básico o <> que rigen la racionalización de los comportamientos sociales, publicó su más conocida y polémica obra, "Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus (1904-1905). "La ética protestante y el espíritu del capitalismo". La tesis de este libro que vinculaba el nacimiento del capitalismo al desarrollo de la doctrina calvinista de la predestinación y a la consiguiente interpretación del éxito económico como garantía de la gracia divina, sería más tarde ampliada por el autor de "la ética económica de las religiones universales" 1915, cuyo objeto era ofrecer una visión comprehensiva de los mecanismos de interdependencia mutua entre los sistemas de creencias y el medio económico y social.
    La intensa actividad pública desarrollada en sus últimos años por Weber, que volvió a la enseñanza universitaria en 1918 y tras el fin de la 1º guerra mundial participó en la elaboración de una nueva constitución Alemana, no le impidió redactar varios tratados publicados posteriormente, entre ellos destacan:

    1.Estudio sobre Sociología de la Religión 1921.
    2.Estudios de Metodología 1922.
    3.Economía y Sociedad 1922.
    4.Estudios de Sociología y política de la historia social y económica en 1924.

    Max Weber cuyo pensamiento ejerció enorme influencia sobre el desarrollo de las Ciencias Sociales, en Alemania, murió en Munich en 14 de Junio de 1920.

    Resumen:
    Max Weber dedicó buena parte de su obra al estudio de la relación de las religiones con las estructuras e las religiones con las estructuras social y económica de cada sitio. Él hace un estudio multidimensional, es decir, integral, analizando la influencia de la religión en los diferentes niveles (político, social y económica).
    Según Freund "aunque Weber comenzó su carrera de sociólogo con una reflexión de la economía, parece que sin juzgamos su obra tal y como la conocemos, la sociología religiosa ocupó el tema central de su investigación con su época de madurez" (Freund, 1986, pp. 159).
    Weber en su obra "La ética protestante y el espíritu del capitalismo" busca una relación causal de la ética económica, tratando de demostrar la influencia de la ética protestante en la economía.
    El autor parte de una relación entre la confesión religiosa y la estructura social. Apoyándose en estadísticas, se basa en el carácter protestante de las propiedades y empresas capitalistas, así como de las esferas superiores de la clase trabajadora. Explica como la mayor parte de la riqueza recae en las protestantes por dos causas:
    5.Como consecuencia de motivos históricos (presume aquí una riqueza hereditaria).
    6.Porque el lugar donde se asentaban la mayor parte de los protestantes unos territorios favorecidos por la naturaleza y la situación geográfica.
    Establece también unas diferencias entre católicos y protestantes en cuanto a modos de vida:


    Protestantes Católicos
    Mayor proporción en escuelas superiores o de estudios técnicos-industriales. Mayor proporción en escuelas básicas
    (enseñanza humanista-teológica).
    Se forman en talleres y luego se van a la fábrica, aumentando así puestos sociales (eligen profesión y destino) Se forman en talleres y se quedan hasta llegar a maestros de los mismos.


    Esto, según el autor, es consecuencia de motivos históricos y políticos, así como de la situación personal: los católicos tienen menor impulso adquisitivo que los protestantes prefiriendo llevar una vida bien asegurada. A los protestantes los pasaba justo lo contrario, de aquí la idea que la gente tiene del catolicismo como un "alejamiento del mundo" y del protestantismo como religión "materialista". Aunque busca Weber el nexo entre la ética protestante y el espíritu capitalista en rasgos puramente religiosos y no sólo en los materiales.


    El espíritu del capitalismo.

    1. Introducción.

    Weber expone un documento de Benjamin Frannklin que resume las características del "espíritu":
    1.El tiempo es dinero (no solo se pierde esa suma, sino lo que esta hubiera producido).
    2.El crédito es dinero.
    3.El dinero es fértil y reproductivo.
    4.El buen pagador es dueño de la bolsa de cualquiera.
    5.Inculcar en la vida de un joven puntualidad y justicia en los negocios.
    6.Acciones cualquiera influyen en el crédito inculcar responsabilidad.
    7.Ser cuidadoso y honrado (pagar deudas...).
    8.Llevar cuentas de gastos e ingresos no considerar como tuyo todo cuanto posees.
    9.Inculcar el ahorro, ya que los pequeños gastos llevan a grandes ingresos. Llevar prudencia.

    El documento resume los principios de esa ética o ethos del capitalismo moderno (Occidental), que viene a decir que la moralidad es útil porque proporciona crédito y éstas con virtudes que benefician solo al individuo (consecuencia ligada al utilitarismo: utilidad de la virtud) Esto es un fin vital, el expresar la virtud en el trabajo.
    Comenta el autor algunos rasgos del espíritu. Defiende que la mentalidad profesional es fruto de un proceso educativo, ni se nace con ella ni se induce con salarios. El hombre no existe para el negocio, sino que el negoció existe para el hombre. El "espíritu" rechaza la ostentación y el reconocimiento social, de la importancia a lo cualitativo y no lo cuantitativo.
    Después de describir brevemente las características básicas del ethos, vamos a exponer la visión de Weber respecto a la influencia sobre el mismo del protestantismo.
    La palabra "profesión" se utiliza por primera vez en la traducción Luterana de la Biblia (en sentido literal), y en sentido ideal constituye un dogma común a todas las confesiones protestantes. Sienten como un deber la tarea del trabajo y el cumplimiento de los propios deberes es la mejor forma de agradar a Dios (Esta afirmación constituye la principal aportación de la reforma).
    Weber critica de Lutero el hecho de que predique la obediencia a la autoridad, que hace que cada cual se "conforme" con lo que le ha tocado en la vida. Opina el autor que no hay afinidades muy claras entre Lutero y el capitalismo, por ello desvía la investigación hacia el Calvinismo y otras sectas puritanas, con el objetivo de buscar ese nuevo sentido que se da en la ética capitalista, la obra social para Dios, para salvar el alma. Es una ética profesional que está al servicio de la vida terrenal de la colectividad. Son tareas impuestas de manera objetiva e impersonal por ley natural, y no son elegidas por Dios, son "instrumentos de él y no "recipientes". Al estado de gracia se llega con la fe en uno mismo, con seguridad.
    Esta necesidad del trabajo se inculca para ahuyentar toda duda religiosa, racionalizando así la vida moral, sistematizándola. Dentro de esta ideología entre la preocupación por el porvenir y no por el goce (ascetismo protestante). Esto le acerca bastante al frío espíritu jurídico y activo del empresario burgués capitalista.
    El hecho de pasar al estado de gracia (Status Gratiae) a través de la reflexión, le daba a la ideología reformada el carácter ascético y este tenía un poder liberador ya que era una ascesis terrenal, y no sobrenatural (como la ascesis puritana defendía).

    2. Relación entre las ascesis y el espíritu capitalista.

    En la última parte de su obra, Weber refleja la conexión que hay entre el ascetismo protestante y la economía.
    Para esta ideología la riqueza era un grave peligro. Aspirar a ella es absurdo (comparado con la inmensidad de Dios) y éticamente reprobable.
    El ascetismo protestante se ve aumentado por la influencia de otros dogmas como el movimiento bautizante o los cuáquero s. Surge un nuevo protestantismo ascético más riguroso que el calvinismo (aunque se basa en él).
    La nueva ascesis va contra todo ánimo de lucro, riquezas... Es moralmente reprobable descansar en la riqueza y gozar de los bienes. Prohibía tomarse el trabajo como algo ocioso por que era el fin absoluto de la vida prescrito por Dios.
    Las consecuencias principales de esta nueva ascesis son:
    Se van especializando los trabajos, se coge mayor destreza, por lo que aumenta tanto cualitativa como cuantitativamente el provecho del bien general. La profesión no fija llevaba al ocio en el trabajo, al desorden en la vida. El Trabajador que era profesional tenía un orden en su trabajo, era un ejercicio virtuoso y una comprobación del estado de gracia a través de la honradez, cuidado y método.
    No hay que conformarse, como decía Lutero, con lo que "disponga Dios" (con la que nos toque). Si no que hay que cambiar de trabajo si va a resultar más grato (útil) según criterios éticos, de bienes para la colectividad y de provecho para el individuo. Esto es, no era una lucha contra el lucro racional, sino contra el uso irracional de las riquezas. De este modo, di Dios un lucro en le camino lo hace por un fin y hay que aprovecharlo. La riqueza es ilícita solo cuando supone un goce y una despreocupación.
    Respecto a la producción de bienes, el ascetismo lucha contra la sed de bienes instintivas, deslealtad y consumo. No gastar inútilmente, si no que se debe invertir en fines productivos. Es así como se forma una capital como consecuencia de la acción ascética del ahorro.
    El empresario burgués ascético podría girarse por intereses de lucro si su estado de gracia era bendecido por Dios. Siempre se mueve dentro de los límites de la corrección normal con una conducta ética intachable, por lo que nunca hacía uso inconveniente de las riquezas.
    Éste empresario ponía a su disposición a trabajadores sobrios, de gran resistencia y lealtad profesional.
    Si existe una repartición desigual de bienes, es obra de la providencia divina.
    Respecto a la "productividad" de los salarios bajos, opinaban que la pobreza movía a la gente a trabajar (como ya dijo Calvino).
    De todas estas actitudes de vida se concluye que se va recaudo la raíz religiosa y aumentando el sentido utilitarista.
    Weber, después de este análisis, considera esta ideología ascética como la máxima palanca de la expansión de la concepción de la vida que él llama "Espíritu del Capitalismo".
    Más tarde, según el autor, estas ideales fracasan al no resistir la tentación de la riqueza. Lo que en un primario fue la racionalización de la conducta sobre la base de la idea profesional, hoy se ha convertido en un capitalismo que descansa en fundamentos mecánicos, y ha tomado en sentido de lucha y competitividad.

    D. Critica.

    Max Weber se sitúa como un intelectual de gran importancia en el s. XX gracias a su contribución ideológica en contraposición al materialismo Marxista. Sus estudios acerca de la economía y la religión son aun de gran relevancia, destacando "Economía y sociedad", y sus estudios sobre las religiones mundiales, especialmente "La ética protestante y el espíritu del capitalismo". Así, sus teorías se enfrentaron a aquellas que proponían a los medios de producción como los únicos capaces de condicionar la conducta humana, evitando un determinismo que el materialismo, en cierta medida, acepta implícito en el sistema social.
    Aun así, debemos realizar ciertas críticas a la metodología de Weber, como es el hecho de ser un sociólogo sin experiencia de campo, es decir, todos sus conocimientos son elaborados sin haber estado en los lugares de los que habla, a través de un gran conocimiento enciclopédico del tema, trabajado a partir de una extensísima bibliografía y con la ayuda de métodos estadísticos, que puede ser la razón de que ciertas apreciaciones de otras religiones no cristianas no se acerquen al grado de precisión que tiene en estas debido a su mayor conocimiento. También debemos recordar, que el mismo opina que trata aspectos superficiales, en algunos casos, de lo estudiado, lo cual nos lleva a dudar de sus conclusiones, muchas veces obtenidas a través de inferencias.
    Pero, finalmente, no podemos olvidar el gran valor que concede Weber a la acción humana como capaz de modificar las estructuras sociales, y en concreto a la ideología, en todas sus vertientes, y especialmente en la religiosa, como motor e impulsor de la sociedad, que se refleja constantemente en la acción humana.

    RESUMEN:
    El capitalismo ha sido, sin lugar a dudas, una preocupación primordial de la teoría social posterior al siglo XVIII. Derek Sayer aborda este tema desde un ángulo particular, tendiente a averiguar en que medida su análisis puede fundamentar una sociología de la modernidad.
    Define a la modernidad como lo que "es nuevo en la sociedad moderna". Sin embargo, esta definición deja irresuelta la cuestión de saber en que consiste exactamente esa novedad. Para ello recurre a autores como Marx y Weber quienes han desarrollado una elucidación crítica del capitalismo y la modernidad.
    En principio ambos autores coinciden en identificar al capitalismo como una creación típica de la modernidad y en la cual se perfilan formas novedosas y distintivas de asociación , que comportan lo que en Alemania se llegó a denominar la burguerliche gesellschaf, expresión que tanto puede traducirse como sociedad burguesa o sociedad civil. Es decir que el capitalismo abarca más de lo que la teoría marxista entiende solamente por la cuestión económica, y así se registra como presencia identificatoria, la aparición de las denominadas formas de sociabilidad.
    Estas formas de la sociabilidad moderna incluyen lo que por primera vez es concebible como la economía y su contrapartida esencial el Estado. El Estado moderno, sostiene Marx, pese a sus pretensiones democráticas y universalistas, es en esencia una forma mediante la cual los detentores de poder social se aseguran su dominio, no menor que el registrado en cualquier modalidad política precapitalista.
    El Estado se convierte poco a poco en una entidad aislada, que está más allá de la sociedad civil y es ajena a través de la emancipación de la propiedad privada respecto de la comunidad. De esta forma el establecimiento del Estado político y la disolución de la sociedad civil se realiza en un mismo y único acto.
    Ambas formas descansan en una transformación radical del carácter de las relaciones sociales que Marx denomina relaciones de dependencia personal y las define como todas aquellas relaciones impersonales mediadas por cosas tales como el dinero, la burocracia, esto provoca el encumbramiento de las cosas, cuya consecuencia es la alienación total. La alienación que implica, lo que Weber denomina ¨vivir en la jaula de hierro del mundo moderno¨.
    En este contexto cobran preeminencia muchos otros elementos de la modernidad como el predominio de la ciencia, la tecnología, el imperio de la ley, la importancia de la política y de la ideología que forman parte de la denominada vida pública y que se desarrollan dentro de otra creación de la modernidad que es el Estado.
    El Estado moderno quiebra por partida doble la coincidencia entre lo público y lo privado. Otros conceptos que aparecen son el de soberanía, de jurisdicción, de administración y uso de la fuerza, que están centralizados en la nueva organización que es el Estado. Hobbes, un estudioso del tema, llamó a este Estado "el dios mortal".
    Estas innovaciones son acompañadas por una revolución de tipo cultural en la cual, la Nación, pasó a encarnar a la nueva sociedad y servir de base para la identidad pública de los individuos, quienes pasarán a ser ante todo ciudadanos. Así el individuo miembro de la sociedad civil, es la precondición del Estado político.
    El individuo de esta nueva sociedad es desgarrado de manera permanente entre sus experiencias personales y sus identificaciones públicas. Esta incongruencia le permite reflexionar al autor diciendo que es posible que el capitalismo no haya dejado otro nexo entre los hombres que el desnudo interés personal del pago pecuniario.
    En el aspecto religioso estas transformaciones fueron acompañadas por la reforma protestante, que engendró un tipo específico de subjetividad, una nueva individualidad singularmente adecuada a las normas racionales del capitalismo burgués, dándole al capitalismo una significación religiosa. A partir de entonces la única forma aceptable para llegar a Dios consistía no en superar la moral mundana, mediante el ascetismo monástico, sino sólo mediante el cumplimiento de las obligaciones impuestas al individuo para obtener una buena posición económica en el mundo.
    Esta es la moral perfecta para la clase media burguesa, donde la valoración pasa por la búsqueda de la riqueza y la abnegación al trabajo. Max Weber sostiene que la consecuencia de esta premisa es un individuo compulsivo y compelido hacia una nueva nueva "moral laica", cuyo Dios se convirtió desvergonzadamente en un hombre blanco, propietario y protestante.
    Otro concepto que adquiere singular importancia es la revalorización de la falta de tiempo, el tiempo es presentado como un valor moral y la pérdida del mismo es considerado el más mortífero de los pecados, la frase que se impone es que cada hora de trabajo que se pierde es una pérdida para la gloria de Dios.
    Max Weber sostiene que desde el enfoque económico, el capitalismo occidental moderno implica la apropiación de todos los medios físicos de producción, tierra, equipos, maquinarias y herramientas como propiedad disponible de empresas industriales autónomas, acompañado por una obediencia pasiva y formal a la autoridad. Para identificar este proceso se recurre a lo que en el texto se menciona con la analogía de la petrificación de la máquina destructora.
    Lo expresado conlleva fundamentalmente a un desprecio hacia la persona cuya consecuencia es lo que hoy conocemos como el "desencanto racional", en el cual la humanidad y la condición humana se hallan en franca retirada ante las deidades impersonales de la modernidad, tales como el dinero, el estado, el individuo, y donde los valores se tornan equivalentes y por consiguiente absolutamente todo es cínicamente permitido.
    Sayer no comparte totalmente esta visión pesimista de Marx y Weber y sostiene como mensaje final, que de la llamada petrificación mecánica, pueden surgir nuevos profetas o quizás aparecer un nuevo renacimiento de antiguas ideas o ideales. Si así ocurre, estos ideales deben ser motorizados por aquellos que aspiran no meramente a interpretar el mundo, sino fundamentalmente a cambiarlo, y en ese cambio lo importante pasa por la valoración de lo humano.
    Principales Características de los Autores:
    •Máx Weber 1864-1920, uno de los principales referentes de la teoría Liberal. Entre las obras que ha escrito encontramos: "La Ética Protestante y el Comienzo del Capitalismo" Autor fuertemente influido por Adam Smith, Charles Darwin, y algunos aportes de David Ricardo. A criticado fuertemente todas las obras de Karl Marx y Federico Engels.
    •Karl Marx 1818-1883:
    Pensador alemán, influenciado en su juventud por la escuela de Hegel(fallecido en 1831), quien seguiría dominando el pensamiento alemán por varias décadas más. Marx adopta la definición de dialéctica que Hegel dio, la cuál explicaremos más adelante.
    Posteriormente se dedica al estudio de la Economía Política, lee y critica a economistas clásicos como Adam Smith y David Ricardo.
    Marx escribe junto a Federico Engels innumerables obras entre ellas, El Manifiesto Comunista, Crítica de la Economía Política, El Capital, etc.
    Hagamos ciertas consideraciones:
    *Todavía había cierto aire de efervescencia en la sociedad por efecto de la Revolución Francesa.
    *Estaba en pleno auge la Revolución Industrial(de ahí sus críticas al modelo de sociedad que se planteaba en ese momento.)
    •La influencia hegeliana hace que se realicen críticas con lo que no se está de acuerdo(aclaremos que los jóvenes hegelianos solamente criticaban de manera filosófica a la religión y creían que así se podría producir la emancipación.).
    Desde el Paradigma Fenomenológico analizamos Clases Sociales:
    Para poder dar un enfoque específico del trabajo de Máx Weber sobre Clase sociales debemos comenzar explicando que se entiende por "Legitimidad de un Orden".
    La misma, nos dice Weber, puede estar asegurada de manera " puramente íntima"(1), entonces aquí debemos ver tres partes: Afectiva, la Racional con arreglo a Valores y la Religiosa.
    La afectiva se ve de manifiesto que se realiza con una entrega sentimental.
    En la Racional se rige por una creencia totalmente suprema y verazmente absoluta.
    En la religiosa, vemos plasmado fuertemente la idea de tomarla para salvar almas, o como mejor dice el autor, "como bien de Salvación"(2)
    Se nos explica claramente que a un orden se le llama "Convención" ó "Derecho" Se entiende por convención, a los hábitos comunes a los cuales estamos acostumbrados, por ejemplo el saludo. Se reprueba fuertemente, por parte de la sociedad, si no se cumple con la misma.
    Se expone por derecho a la existencia, en estos fines específicos, de un cuadro coactivo, es decir, a la presencia de un actor determinado (entiéndase por actor a un individuo, institución, etc.) que hace cumplir fuertemente este orden.
    El religioso nos plantea a la Iglesia, como órgano coactivo del hombre y dicha coacción como ha de entenderse se realiza por derecho.
    El autor nos manifiesta que no todo orden válido tiene un carácter general, es decir, que no toda acción válida es entendida de igual modo para todos. Vemos como ejemplo claro de esto lo siguiente: "precepto jurídico válido" y/ó "decisión jurídica"(3) Es el caso de que se tire un papel en un lugar prohibido, lo acusan con quién está a cargo, pero este no reprueba a ese actor determinado, por haber cometido una infracción.
    Tomando lo que nos dice Weber, no todo orden externo tiene que estar presente internamente. Tomemos como ejemplo que un actor determinado tiene responsabilidades administrativas a nivel Estatal, este cumple y respeta la "convención" y el "derecho" pero para llegar a donde se encuentra hoy, no cumplió en absoluto con la ética. Recordemos que la "convención" es más conocida como "la moral", mientras tanto el "derecho" como lo "jurídico". Siguiendo por estos caminos vemos que los distintos actores para mantener el orden social, llegan a una "Legalidad Estatuida". Aquí lo que podemos observar es que se dan dos particularidades específicas, una es el "Pacto por Interesados" y la otra es la relación unidireccional "Autoridad-Sometimiento"El "pacto de interesados " es simplemente una convención, de los individuos, para poder funcionar e identificarse, tomando en cuenta la "tradición", "afectividad". Mientras tanto la "autoridad-sometimiento" es una natural asimilación y / o aceptación de la cosa social, como normal. La misma se hace desde la base de un "otorgamiento".
    Weber nos habla de que los actores sociales, le atribuyen validez legítima a cierto orden determinado, es decir, lo realizan para justificar enteramente sus acciones. Existe pues, una "validez del mérito", que es asimilada por los distintos actores por medio de la tradición. También nos encontramos que "primitivamente", en la Grecia Helénica, se constituía un orden nuevo dictado por los oráculos, quienes ejercían esa legitimidad por sometimiento. Con el transcurso del tiempo vemos que fue apareciendo algo nuevo para los distintos actores, el "derecho natural"Este es "racional con arreglo a valores"(4) y por supuesto es la base fundamental, para el paso siguiente "derecho tradicional" El mismo es simplemente el cumplimiento de estamentos pactados de antemano, es la sociedad tal cuál hoy la conocemos, como dijimos anteriormente aquí pesa la moral, la tradición y la aceptación de las normas. Aquí aparece el concepto de "Legitimidad-Legalidad" por ende debe existir una "obediencia jurídica", la cual conlleva a mantener una corrección determinada, una sumisión de hecho. Weber nos aclara muy bien, que la misma no debe ser ejercida por una minoría inescrupulosa.
    A medida que el tiempo transcurre nos encontramos con diferentes características de las Relaciones Sociales, aquí Máx Weber nos explica la "relación social de lucha". Nos dice claramente esta se manifiesta, cuando trata de imponerse por propia voluntad, contra la resistencia de otras partes. Aquí aparece la lucha pasiva "competencia" la cual se da para que él "más fuerte triunfe ", de ahí se desprende que existirá entonces una "selección"(se denota la influencia darwinista en Weber) y por ende una "selección social". Está selección estará presente para los distintos actores, en todos los ordenes. Veamos pues como Ej. La "competencia" por un puesto de trabajo, la pugna de dos productos iguales en el mercado, llegando hasta la "lucha electoral"Solo se hablara de lucha cuando exista una verdadera competencia, ergo no toda selección social es una lucha.
    Es interesante ver la definición que hace Weber sobre sociedad: "Llamamos sociedad a una relación social cuando y en la medida en que la actitud en la acción social inspira en una compensación de intereses por motivos racionales"... (5) En síntesis lo que nos quiere decir el autor, es que los distintos actores tienen un fin común y específico por ende, se empieza a generar una afectividad, tradición, etc.
    Es sabido que Weber nos plantea a la sociedad con tres clases sociales bien definidas. Él nos ubica a los distintos actores, en las distintas clases, dependiendo de los ingresos económicos que este tenga. Sumado a esto va el concepto de "Status", es decir depende también del respeto y prestigio que se tenga por parte de los otros actores sociales. A modo de Ej. veamos pues que un determinado actor social recibió por motivo de un juego de azar muchísimo dinero, pero para relacionarse con la clase que a él le correspondería, tendría que tener cultura; saber sobre música, pintura, política y el resto de las artes. Aquí aparece fuertemente un círculo cerrado, es decir, una clase social hermética. Para poder ingresar a ella hay que cumplir con determinadas costumbres. Los motivos de cierre de este tipo de relaciones sociales puede deberse según, nos dice Weber a, "mantenimiento de una determinada calidad y prestigio"(6), "escasez de probabilidades de satisfacción"(7), "escasez de probabilidades lucrativas"(8)
    Solidaridad, para el autor la misma existe en las "comunidades familiares", en las "relaciones cerradas" y en "las asociaciones lucrativas"(9) Aquí la solidaridad, no aparece como paliativo de una situación de la sociedad, simplemente lo hace para tender una mano a su propia clase social, grupo o empresa.
    Este es el enfoque que realiza Máx Weber sobre Clases Sociales, veamos a continuación desde otro paradigma y por supuesto desde otro autor como se visualiza a la sociedad.
    Visión desde el Paradigma Crítico por Karl Marx:
    Desde el comienzo ya tenemos planteadas dos tipos de visión de la sociedad totalmente distintas, para Marx la evolución de las sociedades se debió al agotamiento de los tipos de sociedad. Desde el llamado "comunismo primitivo" donde no existían clases sociales por tratarse simplemente de clanes familiares, hasta llegar a la "sociedad burguesa" o "Capitalista" pasando previamente por la "esclavista"y la "feudal" correlativamente. Aquí lo que primó fuertemente ha sido "la explotación del hombre por el hombre"(10) En la evolución de las sociedades, siempre han existido "grandes contradicciones", salvo la sociedad comunista primitiva.
    •Para la "sociedad esclavista" fue el esclavo versus su dueño.
    •Para la "sociedad feudal " fue el siervo enfrentado al señor feudal.
    •Para la "sociedad capitalista" es el proletario en lucha permanente contra el burgués, dueño de los medios de producción.
    Aquí claramente lo que vemos según nos plantea Marx es que existe y existió continuamente una lucha de clases. Todas esas luchas han sido emancipadoras del hombre. Basémonos pues, fundamentalmente en él ultimo tipo de sociedad aquí descrito, para explicar la postura crítica de Marx y él porque esa lucha de clases será la que haga agotar "la forma final de la sociedad de clases"(11)
    Tomemos pues que cada tipo de sociedad está dado por el modo de producción que estos tengan, es decir, en un modo de producción capitalista habrán, proletarios, burgueses quienes manejaran la supraestructura y por ende manejarán el poder. Recordemos bien que en la "supraestructura" se encuentra la ideología, pero también se encuentra, la educación, el derecho, la cultura, la moral. En la infraestructura tenemos, la base real, las relaciones de producción, es decir, la estructura económica.
    Vemos claramente que se ve a la sociedad, como un campo continuo de enfrentamiento.
    Para Marx la actividad humana principal es el trabajo. En el trabajo la fuerza de trabajo(fuerza humana) se aplica a los medios de producción (maquinarias, herramientas de trabajo, etc.), de este modo no se permite hacer una discriminación por clases dado que "el trabajo dignifica e iguala al hombre"(12)
    Sabido es que en todo tipo de sociedad, los hombres mantienen relaciones, estas relaciones desde el punto de vista marxista, son "Relaciones de Producción", las mismas son necesarias y determinadas y no dependen de la voluntad de los individuos. Se sigue sosteniendo que la lucha de clases se sintetiza en el concepto fundamental de poseedor y no poseedor, donde el poseedor es el burgués y el no poseedor es el proletario.
    Marx nos plantea un tipo distinto de sociedad, como dijimos anteriormente, en la cuál no habrá lucha de clases. Luego de la sociedad capitalista aparecerá la "sociedad socialista" para llegar al cometido final de Marx, la "sociedad comunista".
    El autor nos manifiesta que es imposible que se produzca ese cambio, sino ocurre desde la infraestructura, única vía del cambio de la sociedad para Marx, ese cambio que debe sufrir la sociedad tiene que ser a través de una revolución, ya sea esta armada o simplemente ideológica.
    A través de la dialéctica es que el proletario va consiguiendo modificar a su favor, las relaciones de producción.
    Recordemos que para Marx "No es la conciencia del hombre lo que determina su existencia, sino es su existencia social la que determina su conciencia" (13)
    Conclusiones:
    •Weber distingue claramente clases sociales, la funcionalidad de las mismas es dependiente al "Status", de los distintos actores sociales.
    •Marx nos habla de una permanente lucha de clases, que tiene como actividad fundamental, emancipar al hombre.
    •Weber al tipo de lucha que se refiere, es simplemente a la de los actores para ocupar, los lugares de privilegio o de mejor orden.
    •Marx sigue considerando al hombre como un ser explotado hasta su emancipación.
    •Weber analiza los distintos tipos de sociedad teniendo en cuenta los fenómeno que ocurren en ella.
    •Marx realiza su enfoque desde un punto de "materialismo histórico" Rodrigo S. Vázquez Ortola

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    Fecha: 16/06/2011 -- Hora: 23:43:08
    Autor: Andrea - lou_mena@hotmail.com
    Asunto: Opinión
    Mensaje: Excelente anális, y muy claro a mi parecer. Solamente que ha indicado refernicias de fuentes que no aprecen al final. Una bibliografía ha faltado. Por lo demas ¡Muy bien!



     
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