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Subjetividad y verdad

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Agregado: 02 de AGOSTO de 2011 (Por Carlos Baraldini) | Palabras: 1948 | Votar | Sin Votos | Sin comentarios | Agregar Comentario
Categoría: Apuntes y Monografías > Filosofía >
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    Autor: carlos Baraldini (carlosbaraldini@hotmail.com)

    Subjetividad y verdad

    I. Kant

    Uno de los problemas fundamentales de la Filosofía, desde la antigüedad, es cómo conocemos, es decir la Gnoseología, que se plantea el desarrollo de una teoría del conocimiento.

    Así aparecieron escuelas del pensamiento que sostienen que se conoce sólo a través de los sentidos, es decir lo que veo, toco, huelo, escucho, esa es la fuente de mis conocimientos. Es la escuela empirista, con Hume, Locke, como los principales filósofos.

    La otra escuela que se opone es la racionalista, que sostiene que sólo conocemos por la razón, porque los sentidos nos pueden engañar. Así Renato Descartes sostenía que al hundir un remo en el agua se ve como fragmentado, es decir que la vista me está engañando. Puso un pedazo de miel sólida frente a la estufa y al poco tiempo esa materia sólida se había convertido en líquida. Por lo tanto no son los sentidos una fuente segura de conocimiento. Sólo la razón es segura fuente de conocimiento.

    Kant dirá que esta razón, la razón de un sujeto que debe conocer a un objeto (un perro, un astro del cielo o su suegra) tiene una condición de sensibilidad. Es decir yo, el sujeto, quiero conocer esta mesa, poseo en mi intuición sensible una serie de reglas, por ejemplo el espacio y el tiempo, que son previos al conocimiento de la mesa, son la condición de posibilidad de la existencia de la mesa.

    ¿Por qué? Por que cuando conozco la mesa, mi sensibilidad, [lo que Kant llama intuición sensible] la sensibilidad del sujeto, que es una cualidad de la facultad humana, constituye la subjetividad, ya percibe la mesa en un espacio y en un tiempo. No es posible conocer un objeto, ni tampoco imaginárselo o soñar un objeto sin que esté situado en un espacio y en un tiempo.

    Esta mesa no nos está dando su espacio que ocupa en el momento que la veo, es una condición a priori, que no tiene nada que ver con el a priori que se usa en forma vulgar, como si fuera antes de un tiempo. Nada que ver. Kant habla de a priori, como antes de la naturaleza, o sea, antes del conocimiento sensible, antes de ver la mesa, ya está esta intuición como una facultad del sujeto. El a priori quiere decir antes de lo sensible, antes de lo natural, antes que yo vea la mesa, mi intuición la está ubicando a la mesa en un espacio y en un tiempo.

    El ejemplo de Kant más visible son las matemáticas. En la geometría, yo trabajo con figuras, por ejemplo un triángulo, la condición de posibilidad para que yo trabaje con un triángulo es el espacio, como así también no me puedo imaginar un espacio vacío, aunque no tenga un objeto visible está lleno de aire, de moléculas, de átomos. Cuando me imagino un triángulo, es ocupando un espacio.

    El otro ejemplo de Kant es la aritmética. Que no es otra cosa que la sucesión de números naturales. Cuando estoy nombrando "sucesión" me estoy refiriendo al tiempo, no puedo tener una sucesión de hechos sin que exista el tiempo. Cómo me imagino una persona que conozco, cómo la sueño: con una edad, en un tiempo, no puedo acceder al objeto sin el tiempo. Es otra intuición sensible, una facultad de mi subjetividad, que es anterior a mi experiencia de conocer a esa persona.

    Para Kant estas son categorías anteriores a la experiencia, por eso las denomina a priori. Todos estos conceptos a priori van a constituir la Filosofía trascendental de Kant.

    Por eso para Kant la verdad no está en el conocimiento sensible, porque la condición de posibilidad de ese objeto está en la propia facultad del sujeto, en su intuición sensible, previa a su sensibilidad. Estas reglas del entendimiento son la fuente de toda verdad, es decir la concordancia entre nuestro conocimiento y los objetos.

    K. Marx

    Marx, en sus manuscritos económicos filosóficos de 1844, cuando recién tenía 26 años de edad, utiliza los términos "materialismo histórico" o "materialismo dialéctico", para diferenciarse de su maestro Hegel, para referirse a su propio método dialéctico.

    En contraposición a Hegel, Marx lo critica porque su filosofía parece descender del cielo, mientras que el método dialéctico afirma que el modo en que los hombres producen sus medios de vida y que tratan de reproducir, determina su conciencia. Lo que los individuos son depende, por lo tanto, de las condiciones materiales de su producción. Es decir el modo de producción del hombre determina su pensamiento y sus deseos y no que los principales deseos sean los de obtener la máxima ganancia.

    Así el sistema de producción capitalista, con la división de dos clases sociales principales, determina que la conciencia del obrero se desarrolla con las propias contradicciones de su clase, sus pensamientos y sus deseos están determinados en función de ocupar un espacio en esa clase, donde por medio del trabajo, está alienado o enajenado, porque encuentra al producto de su trabajo, lo que produce, enfrentado a él en el mercado, a veces, sin poder acceder al mismo.

    Y no se le paga por lo que produjo, sino por la fuerza de trabajo que demandó ese bien o servicio, y la fuerza de trabajo se mide por lo que necesita para volver al trabajo al día siguiente, es decir un salario de subsistencia.

    El trabajador produce un bien de $ 100. Y sólo cobra su salario por hora a un valor infinitamente menor, lo suficiente para reproducir esa fuerza de trabajo al día siguiente. No gana por el valor del bien que produjo. En ese proceso el hombre se enajena, porque se encuentra enfrentado al producto de su trabajo.

    En el seno de este sistema se ubica la lucha de estas dos clases. La obrera y la capitalista, ésta última es la que se apropia de la riqueza que produce el obrero, de ese plus valor, el valor del bien, recibiendo apenas un salario por hora, que la historia confirma que se va achatando, contra la riqueza que se apropia el capitalista, que va aumentando y concentrándose en pocas familias.

    Entonces la verdad social de Marx descansa en esta apropiación de una clase sobre la otra, esta explotación que sólo se salda cuando la lucha de clases permita a la clase obrera despojar del poder a la clase capitalista. Hasta ahora dice Marx, el hombre transita la prehistoria. Cuando se libere del yugo explotador, ingresará a la historia.

    La verdad social está oculta. Se da como 'natural' la propiedad de los medios de producción (las fábricas, etc.) en poder de una clase. Y como 'natural' que el resto de hombres y mujeres, la clase obrera, sólo cuenten a su favor con la fuerza de su trabajo. Esta llamada 'naturalidad' se desenmascara con la lucha de clases, con el método dialéctico del análisis histórico de Marx.

    La verdad social es la verdad histórica establecida por su método dialéctico, que se construye sobre el pensar y la práctica superadora de la explotación. Marx identifica a un elemento como el principal de la era de la explotación: la propiedad privada, entendida como el bien que reproduce modos de vida, impone un poder y legisla esta explotación como natural. Pero como la historia se desenvuelve resolviendo sus contradicciones, Marx identifica la verdad en la realidad, en la práctica social. Es decir la verdad no es para él un problema teórico, sino práctico, porque las contradicciones se resuelven en la práctica.

    El sujeto histórico del cambio es la clase obrera. La subjetividad es una creación social. La individualidad es un fenómeno secundario, porque lo que te determina el pensamiento y el deseo es la clase donde desarrollas tu tiempo, tu trabajo, el modo de vida de la explotación, la sociedad dividida en clases.



    R. DESCARTES

    Es uno de los autores identificado con la escuela filosófica del Racionalismo, quizás su más ilustre representante.

    Fue un matemático de gran talento. Descubrió por ejemplo, la manera de describir figuras geométricas por medio de ecuaciones algebraicas y de resolver problemas geométricos mediante razonamiento algebraicos. Por esta práctica está interesado en el método deductivo. Y da como ejemplo la Lógica y la Matemática, que dependen exclusivamente del razonamiento del hombre, sin necesidad de demostración por la experimentación y la observación.

    Así escribe Reglas para la dirección del espíritu: para saber si una proposición es verdadera o falsa, a este método lo llama intuición. Dirá entonces que el método que depende totalmente de la intuición, para saber si la proposición es V o F, lo llamará deducción.

    Esta doctrina racionalista sostiene que entender por completo una proposición no sólo es necesario sino también suficiente para permitir a una persona saber si la proposición es verdadera o falsa.

    En consecuencia el entendimiento es suficiente para el conocimiento de todos los hechos y en consecuencia, todos los hechos son verdades lógicas y todas las falsedades son contradicciones.

    Descartes distingue lo que es entender de imaginar. Puedo entender que una cosa tenga una propiedad, puedo imaginar un triángulo, es una figura de tres lado. Pero no puedo imaginar una figura de mil lados. Es decir que al entender la razón, la mente sólo considera sus propias ideas.

    Lo evidente es aquello que no se puede dudar. Su criterio de verdad descansa en dos demostraciones.

    El cogito ergo sum. "Pienso luego existo". Descartes, frente a su hogar, medita; así escribe la Meditaciones Metafísicas.

    Es muy difícil equivocarse al decir 2x2=4. Pero vamos a establecer el método de la duda hiperbólica, la duda metódica, (la duda como método), para buscar la certeza. Así puede ocurrir que el mundo no está regido por un dios benévolo, sino por un genio maligno que me engaña. Si hay un genio maligno que me engaña puedo deducir que todo lo que me rodea no existe, es un engaño, puedo decir que el sillón donde estoy sentado es producto de un engaño, que el fuego que veo tampoco existe, es decir puedo poner en duda todo lo que me rodea.

    Me puede estar engañando y no estoy de vigilia, sino estoy soñando, cómo puedo demostrar que no estoy soñando. Y encima pongo en duda todo lo exterior.

    ¿No me quedo con nada?

    Bueno he puesto en duda todo. Pero hay algo sobre lo que tengo una certeza y es que estoy pensando. Si pienso, luego existo. Porque el genio no me puede engañar que no estoy pensando, pues estoy meditando, si medito entonces existo.

    Este cogito es una certeza absoluta, no hay ninguna duda y por lo tanto permite fundamentar el criterio de evidencia. Entonces la duda metódica nos condujo a una certeza absoluta, que estoy pensando.

    Pero mantiene la duda sobre todo lo que lo rodea. Allí distingue las ideas innatas, nacidas conmigo, que nos la encuentra en otro lado, sólo en la razón, como las ideas claras y distintas, las ideas matemáticas; también las ideas de afuera como una casa, que le llegan a través de los sentidos y las ficciones que les llegan por la imaginación.

    Entre estas ideas innatas está la idea de perfección, un ser infinito y perfecto, Dios, que si hay algo perfecto, debe existir, sino no sería perfecto, por lo tanto Dios existe, sin ninguna demostración o experimentación.

    Existe un criterio de verdad, la evidencia de la razón, no de la imaginación, no de los sentidos.

    Y la verdad reside en esas ideas innatas, claras y distintas. Claras, porque se entiende el objeto o se percibe claramente, sin objeción. Distintas, porque no se pueden confundir con otro objeto.

    Y sólo nos equivocamos cuando tenemos una percepción insuficiente. Y además interviene la voluntad, que muchas veces es la causa de nuestros engaños.


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