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El embarazo: una aventura en 40 semanas

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    Provincia de Buenos Aires

    Dirección General de Cultura y Educación

    Dirección de Educación Superior

    Profesorado en EGB3 y Polimodal

    en Ciencias Naturales

    I.S.F.D. N° 10 - TANDIL

    Alumna

    Panagiotas, Mariana

    2º Parcial

    1.999

     

     

    INTRODUCCIóN

    El comienzo de la vida

    Todo empieza con una rápida, pero imperceptible revolución interior. Millones de espermatozoides suben por el cuello del útero y sólo uno de ellos fecunda el óvulo. El gameto femenino y el masculino se fusionan para dar lugar a la primera célula de lo que será una criatura humana.

    A partir de ese momento la transformación será vertiginosa. En doce horas, el óvulo fecundado llega a la cavidad uterina; es el inicio de una nueva vida, para el futuro bebé y para los padres.

    El período de embarazo implica cambios físicos, emocionales, millones de procesos que se suceden en silencio en el interior del cuerpo de la mujer y que darán como resultado un nuevo ser, un recién nacido, pequeño e indefenso, pero perfecto, con un organismo que cumple con sus funciones con la precisión de la máquina más lograda... Todo, en el breve período de nueve meses.

     

     

    1er MES

     

    óvulos y espermatozoides

    Alrededor del día 14 del ciclo menstrual, un óvulo maduro es expulsado de uno de los dos ovarios, haciendo posible la fertilización. El óvulo es aspirado por la trompa de Falopio e introducido a su luz interior. Allí vivirá en condiciones de ser fecundado durante 24 a 48 horas.

    En los días previos a la ovulación el cuello del útero segrega un moco cristalino y elástico (similar a la clara de huevo) que permitirá a los espermatozoides depositados en la cavidad vaginal nadar con facilidad hacia la cavidad uterina. Luego de cruzar el cuerpo uterino llegan a las trompas de Falopio donde pueden sobrevivir hasta 48 horas.

    Fecundación

    Los espermatozoides contienen una sustancia capaz de disolver la cubierta externa del óvulo, que les permite llegar hasta la membrana plasmática y uno de ellos se fusiona originando una nueva célula: el embrión inicial.

    La fecundación tiene lugar en la trompa de Falopio u oviducto y se inducen cambios en la superficie externa del huevo que impiden la entrada de otros espermatozoides.

    Navegando hacia el útero

    El huevo lleva la carga genética tanto de la madre como del padre y empieza inmediatamente a dividirse sin interrumpir su viaje hacia el útero.

    En este estadio incipiente el embrión es por completo independiente, sigue su propio programa genético, cubre sus propios requerimientos metabólicos y lo único que necesita es un ambiente líquido o apropiado que contenga progesterona.

    En los primeros días la producción de esta hormona, que estimula al endometrio uterino preparándolo para la implantación del embrión, está garantizadas por el cuerpo lúteo. El cuerpo lúteo se forma gracias la acción de la hormona hipofisaria LH o luteinizante, ésta estimula a las células del folículo ovárico (vacío luego del desprendimiento del óvulo maduro) que crecen y llenan la cavidad dando lugar al cuerpo amarillo o cuerpo lúteo.

    Implantación

    Cinco o seis días después de la fecundación la masa celular ha empezado a formar una cavidad llena de líquido y en la blástula se pueden diferenciar dos sectores: la masa celular interna situada en uno de los polos habrá de formar al embrión propiamente dicho y la doble capa de células que rodea esta masa interna y que se denomina trofoblasto. Éste es el precursor de la placenta,

    En este momento el futuro bebé es una bola microscópica de células que choca contra la mucosa uterina y comienza a invadirla. El trofoblasto libera una hormona, GCH o gonadotrofina coriónica, que impide la menstruación estimulando al cuerpo lúteo para que siga produciendo gran cantidad de estrógenos y progesterona.

    Las células trofoblásticas se multiplican con rapidez e inducen modificaciones del endometrio, el embrión se rodea de vasos sanguíneos rotos y de sangre cargada de nutrientes.

    Si esta anidación tiene éxito el futuro bebé continúa su evolución. A partir de entonces el organismo femenino acusa la presencia de un nuevo ser, por lo que los científicos consideran este momento como el "verdadero" comienzo del embarazo.

    Y a mamá... ¿qué le pasa?

    El cuerpo sufre una enorme alteración hormonal que produce una avalancha de cambios físicos que influirán también en los estados anímicos de la mujer.

    En las primeras semanas del embarazo muchas mujeres se sienten frágiles y sin fuerzas en comparación con su estado anterior. Esto resulta muy normal si entendemos que el cuerpo está ocupado con otras obligaciones muy especiales: tiene que nutrir y proteger al ser que crece dentro de él.

    En este primer mes los pechos de la mujer suelen encontrarse sensibles y pesados, el tamaño del busto aumenta rápidamente y aparece dolor mamario. Esto se debe a que el aumento en la secreción de estrógenos y progesterona (primero por parte del cuerpo lúteo del embarazo y posteriormente por la placenta) estimula el crecimiento del tejido glandular a expensas del tejido conectivo y de la grasa.

    En el cuello del útero o cérvix se forma un tapón mucoso, que permanecerá hasta el parto. La mucosa del cuello secreta una mucina muy viscosa y espesa que actuará como un filtro protector evitando la entrada de gérmenes a la cavidad uterina donde está alojado el embrión.

    La progesterona relaja la musculatura corporal. Por esta razón al relajarse los músculos de los vasos arteriales se produce hipotensión (baja presión). Esto suele traducirse en una mayor somnolencia debido a la disminución en la circulación cerebral. Por otra parte el sueño se hace más profundo y pesado, debido a un aumento en la secreción de melatonina por parte de la glándula pineal. Esta hormona tiene efectos sobre los ciclos circadianos (día - noche) prolongando los períodos de sueño.

    Las hormonas placentarias ejercen también su acción sobre las vías biliares y sobre el intestino, provocando sensación de náuseas. También el cansancio y los mareos son consecuencia de los efectos hormonales sobre las glándulas suprarrenales y el sistema nervioso. Una inadecuada estimulación de la médula suprarrenal produce una baja secreción de adrenalina y noradrenalina, por lo cual la frecuencia cardiaca y la presión arterial disminuyen.

     

     

    2do MES

     

    El bebé sigue creciendo

    Durante este período el embrión comienza a tener forma "humana".

    El diminuto corazón comienza a latir a los veintiún días de la fecundación. En la séptima semana las pequeñas yemas en los laterales del tronco se convierten en piernas y brazos en miniatura, con puños en sus extremos a partir de los cuales se formarán los dedos de las manos y de los pies. El embrión ya tiene pulmones, intestino, hígado, riñones y órganos sexuales internos rudimentarios.

    Tiene un sistema nervioso central conformado por un cerebro y una médula espinal rudimentarios, aunque para el final del segundo mes ya están casi completos.

    La cabeza adquiere una forma humana, se forman la mandíbula y la boca, y comienza a visualizarse el rostro, aunque los ojos aún son muy laterales y están muy ocluidos.

    Sobre el final de la octava semana se puede reconocer el rostro, se han formado los orificios nasales y se han unido las dos medias mandíbulas para completar la boca. Aparece la lengua. Los dedos de las manos y los pies pueden distinguirse. Los brazos y las piernas se han elongado, reconociéndose hombros, codos, caderas y rodillas. El futuro niño ya hace ligeros movimientos, aunque demasiado leves para que la madre los note.

    Hacia el final del segundo mes los pasos principales del desarrollo de los órganos se han completado en mayor o menor medida y el embrión, a pesar de su tamaño muy pequeño (3 cm.) tiene un aspecto casi humano, de modo que desde este momento en adelante se denomina feto. Su cabeza todavía es relativamente grande por el desarrollo temprano y rápido del encéfalo, pero el tamaño de la cabeza en relación con el cuerpo seguirá disminuyendo durante la gestación.

    Los dos primeros meses son el período más delicado del desarrollo humano en lo tocante a la posible influencia de factores externos (químicos, infecciones, radiaciones).

     

    A mamá no se le nota pero está

    El segundo mes es el momento de mayor actividad placentaria y se intensifican todos los síntomas del primer mes. Aunque externamente el cuerpo no aparenta ningún cambio, el organismo está buscando aún su punto de equilibrio frente a la efervescencia metabólica desatada en la fecundación.

    El embrión flota en el interior de un saco lleno de fluidos. Al final de la tercera semana la placenta abarca el veinte por ciento del útero. Es un tejido esponjoso que realiza todos los intercambios entre la madre y el futuro bebé. Se forma con el endometrio materno y el corion embrionario; posee una abundante irrigación sanguínea proveniente de ambos, pero, como los aparatos circulatorios fetal y materno no se comunican entre sí de modo directo, sus células sanguíneas no se mezclan. En cambio las moléculas (nutrientes, oxígeno, anhídrido carbónico, desechos) pasan por difusión.

    El volumen sanguíneo de la madre empieza a aumentar (hasta un 25% extra) como consecuencia de estas demandas extras. El apetito también aumenta y es mayor la absorción de ciertos principios nutritivos, como calcio y hierro.

    La mujer necesita orinar con frecuencia durante este período debido a que el útero, que normalmente pesa sólo unos 50 gramos, aumenta de tamaño y presiona sobre la vejiga, creando la sensación característica de la micción.

    Como el feto es aún extremadamente frágil la placenta sintetiza cada vez mayor cantidad de progesterona. Esto acciona sobre el sistema nervioso, en particular sobre el sistema límbico (formado por el tálamo, el hipotálamo y parte de la corteza cerebral) que es un conjunto de núcleos relacionados con los ajustes burdos del afecto (estado emocional). Es por esta razón que las embarazadas son hipersensibles emocionalmente y capaces de pasar de un momento a otro de la depresión a la euforia.

     

    3er MES

    De germen a cachorro

    El futuro niño cambia su nombre; de embrión (del griego "germen") se convierte en feto (del latín "cachorro"). Esto se debe a que hacia finales de este mes, la formación de los órganos vitales ha concluido; a partir de ahora sólo debe seguir creciendo. Sin embargo el pequeño feto no tiene aún las mismas proporciones que un bebé, ya que su cabeza, inclinada hacia delante, constituye más de un tercio de su tamaño total.

    Uno de los aspectos más increíbles de este primer momento de la formación de una vida es la velocidad con la que aumenta de peso el feto. A comienzos de este mes pesa tres millones de veces más (alrededor de 10 gramos) que cuando era un rosetón de células en busca de un lugar idóneo para anidar.

    Ya se han formado todos sus órganos internos y la mayoría de ellos ya están funcionando. Puede succionar, deglutir y en algunos casos tragar el líquido amniótico que lo rodea. En este período los riñones y otros elementos del sistema urinario se desarrollan y se hacen funcionales (puede hacer pis), aunque los desechos todavía se eliminan por la placenta. Sus órganos respiratorios ya están completamente formados pero no son funcionales aún.

    Empiezan a desarrollarse los órganos sexuales externos. Sus extremidades están completas con dedos y todos, incluso ya se han formado los dermatoglifos o huellas dactilares y comienzan a salirle las uñas.

    Los músculos y los nervios empiezan a trabajar juntos de una forma cada vez más coordinada. Durante este mes el futuro niño aprende a cerrar los puños, flexionar las articulaciones, estirar y encoger las piernas, girar la cabeza, abrir y cerrar la boca. Así comienza un "programa de entrenamiento" preparándose para el parto y la vida exterior.

    Los reflejos como el de sobresalto y el de succión aparecen en este período. La cara se torna expresiva: el feto puede mover los ojos, los párpados ya se han formado y se cierran sobre los ojos, frunce las cejas o aparenta sorpresa.

     

    Mamá también cambia

    Las náuseas y los vómitos empiezan a disminuir. La vejiga se acomoda a esta nueva presión que ejerce el útero y la necesidad de orinar frecuentemente desaparece.

    El volumen de la sangre circulante aumenta, de manera que pulmones, riñones y corazón se ven forzados a trabajar más intensamente. Esto produce agotamiento, las actividades normales se tornan más lentas o más cansadoras.

    Palpándose el vientre bajo el ombligo, la mujer puede notar un pequeño bulto del tamaño aproximado de una naranja. Es el útero aumentado de tamaño.

    Poco a poco el cuerpo lúteo del embarazo involuciona y desaparece. Así el cuerpo de la mujer deja de sintetizar progesterona, ahora la placenta toma el control hormonal del embarazo. Hasta tanto el cuerpo se equilibre a esta descarga hormonal, la mujer seguirá sensible y con las emociones a flor de piel.

    La progesterona como ya mencionamos tiene un efecto relajante muscular, y entre otros afecta la musculatura del aparato digestivo. Por esta razón los movimientos peristálticos del intestino se enlentecen dando lugar a la constipación.

    4to MES

    A flor de piel

    Lo más importante en este mes es el desarrollo de los sentidos del feto. Su percepción a través del tacto abarca todo su cuerpo, de manera que es capaz de notar la presión o los masajes ejercidos sobre el vientre de la madre. El sentido del equilibrio le informa sobre su posición dentro del útero y también le indica si la madre está acostada o de pie.

    Estos dos sentidos, el del tacto y el del equilibrio, potencian la llamada autoapreciación: informaciones procedentes de los músculos pasan por los nervios al cerebro y al sistema nervioso central, estimulando a ambos a seguir desarrollándose.

    Ya tiene un aspecto similar al que tendrá cuando nazca y se mueve vigorosamente, aunque su cuerpo y extremidades aún son muy frágiles para el tamaño de su cabeza.

    Le han crecido cejas, pestañas y cabello, y sobre el final de este mes su cuerpo se cubre de un delicado vello, llamado lanugo, que conservará hasta el nacimiento.

    Comienza el desarrollo del hueso duro. Su piel es tan delgada que parece transparente y por debajo de la misma se ven las venas y las arterias. Su corazón late al doble de la velocidad del de la madre.

    El feto comienza a ensayar el reflejo de succión y por esta razón suele chuparse el dedo pulgar. También empieza a tragar pequeñas cantidades de líquido amniótico, poniendo en funcionamiento al esófago y al resto del aparato digestivo.

    Por otra parte lo que traga y no procesa, debe eliminarlo, de esto se encargan los riñones y los conductos urinarios. Sin embargo el líquido amniótico no se ensucia ya que éste pasa a la circulación materna y es reemplazado por otro líquido fresco procedente de la membrana amniótica. De esta forma, cada tres horas se renueva la totalidad del líquido amniótico, dándole al feto un ambiente ideal para desarrollarse.

    El líquido amniótico esta formado en un 98% por agua y el resto son compuestos proteicos, grasas, enzimas, hormonas, pigmentos y células descamadas del feto. Mantiene la temperatura del feto constante, amortigua los golpes y proporciona un ambiente con menor fuerza de gravedad, lo que ayuda a que pueda moverse libremente.

     

    Período de paz

    En este mes la mamá se siente mucho mejor. Surge una creciente excitación y sentimiento de placer por estar embarazada, las mujeres se sienten mejor y más equilibradas. Se ha alcanzado un equilibrio hormonal, el cuerpo se adaptó y acomodó a los cambios, que por otra parte ya no son tan fluctuantes como en el primer trimestre, aunque la placenta sigue sintetizando progesterona y estrógenos.

    Aparecen cambios en la pigmentación de la piel, sobre todo en la zona de los pezones y las aréolas. También se puede percibir claramente cómo la cintura y las caderas se redondean completamente. El útero en este momento tiene el tamaño aproximado de un pomelo.

     

    5to MES

     

    Con los cinco sentidos

    A partir del quinto mes el feto pesa más que la placenta y mide unos 20 cm. Pone constantemente a prueba sus reflejos. Además de patalear, se chupa los dedos, bosteza y hace movimientos con la musculatura pectoral como si respirara. A veces, aspira algo de líquido amniótico, pero no puede ahogarse con estos ejercicios, ya que durante el parto, el líquido aspirado vuelve a salir de los bronquios, presionado por la fuerza de las contracciones.

    Mientras está en el vientre materno recibe oxígeno a través de la placenta, puesto que sus alvéolos pulmonares no se despliegan hasta después de nacer.

    Ahora su piel se hace cada vez más gruesa, y su cabello más tupido. Las glándulas sebáceas entran en acción, el futuro bebé se cubre de vérmix caseoso, una sustancia blanquecina espesa que lo acompañará hasta el nacimiento con efecto protector.

    El oído se encuentra casi perfectamente desarrollado. Capta los latidos del corazón de la madre, el sonido del líquido amniótico y el soplo funicular o del cordón umbilical. También puede escuchar ruidos provenientes del exterior, como la voz de su madre, la conversación de varias personas, e incluso la música.

    La retina se hace sensible a la luz y el feto puede ver reflejos luminosos que inciden sobre el vientre materno.

     

    Señales de vida

    La pigmentación de la piel se acentúa y la panza de la madre crece, el útero llega hasta el borde inferior del ombligo. Los movimientos del feto ya se hacen perceptibles, como suaves ondulaciones.

    Suelen hacer su aparición los frecuentes edemas de brazos y piernas. Esto se debe a un aumento en la retención de líquido. Para evitar esto suele recomendarse una ingesta pobre en sodio, ya que el principal factor que determina el intercambio de agua entre los compartimientos corporales es el potencial osmótico. Si tenemos mayor concentración de sal circulando por los vasos que por el líquido intersticial el agua quedará retenida en el interior del organismo.

    La presión uterina dilata las venas del ano, la progesterona relaja los músculos del esfínter anal y el estreñimiento empeora las cosas, por lo que suelen aparecer hemorroides.

     

    6to MES

     

    Todavía tiene espacio para moverse

    Crece con rapidez, pero aún puede moverse con libertad.

    Todavía no ha generado tejido adiposo, por lo que aún es muy delgado y su piel está arrugada. La cara se encuentra totalmente formada, y los ojos resultan prominentes debido a que todavía no se ha acumulado grasa en las mejillas.

    Se han desarrollado los músculos de los brazos y de las piernas, y los ejercita regularmente. Tiene períodos de gran dinamismo con otros de calma total. En general durante el día, los movimientos habituales de la madre lo acunan y adormecen, y en los períodos de reposo materno manifiesta mayor actividad.

    Se ha descubierto que contrario a lo aparente el futuro bebé también ejercita el olfato en su primer habitáculo, filtrando las partículas más olorosas y enviando los datos al cerebro. Así cuando llega al mundo está capacitado para reconocer a su madre con la única intervención de este sentido.

    En este mes se halla diferenciado el sentido del gusto. Si se inyectan sustancias amargas y dulces en el líquido amniótico, se puede ver como rechaza unas y deglute las otras.

    Las células cerebrales comienzan a madurar y establecen cada vez mayor número de conexiones; puede recordar y aprender.

     

    La metamorfosis de mamá continúa

    El crecimiento del útero empieza a desplazar otros órganos, como el hígado, el estómago y el bazo. El útero ya no cabe en la pelvis y entra en contacto con la pared abdominal anterior, desplazando a los intestinos hacia los lados y arriba, elevándose gradualmente hasta alcanzar el hígado y el diafragma.

    Esta presión ejercida por el feto sobre el estómago sumada a la relajación del esfínter gastro - esofágico o cardias (la progesterona relaja los músculos) suele producir pesadez estomacal y acidez, ya que los jugos gástricos ácidos (pH 2) pasan al esófago.

    Los pezones suelen estar más sensibles debido a que la hipófisis produce cantidades apreciables de prolactina, la hormona que prepara funcionalmente a los pechos estimulando la producción de leche.

     

    7mo MES

     

    La puesta a punto

    A estas alturas el "casi bebé" ya no hace movimientos torpes y poco coordinados. Al contrario, parece saber muy bien a dónde lleva las manos. Juega con el cordón umbilical, "practica" la natación y se chupa el dedo.

    Pero no sólo son habilidosos sino también fuertes, pueden sostener una carga equivalente a su propio peso. La hipótesis más aceptada es que esto es un vestigio evolutivo. Se supone que el hombre primitivo, similar al mono, debía agarrarse fuertemente al pelaje de la madre, por un lado para obtener el alimento y por otro para no caerse cuando la madre huía de algún peligro.

    En esta fase tiene lugar una aceleración en la maduración de los principales órganos del feto: pulmones, riñones, hígado y cerebro.

    La actividad cerebral del feto puede medirse con electroence-falogramas a través del abdomen materno, pudiendo detectarse si el niño intrauterino está despierto, dormido e, incluso, soñando. La porción del cerebro relacionado con la personalidad y la inteligencia aumenta su complejidad hacia el séptimo mes, así que pronto comenzará a desarrollar su temperamento. El área "pensante" del cerebro se agranda y se hace más compleja dando lugar a dramáticos adelantos. Un bebé de siete meses puede sentir dolor y responder a un estímulo de ese tipo de la misma manera que lo haría un bebé a término.

    El corazón fetal no es mayor que una nuez, sin embargo ya bombea alrededor de 100 litros de sangre diarios. Los alveolos pulmonares están maduros aunque aún no se está sintetizando una sustancia llamada surfactante que es la que evita el cierre de los bronquios luego de cada expiración, posibilitando la entrada de aire en la siguiente inspiración.

    El estómago y los intestinos se han revestido de mucosa y el aparato digestivo ha comenzado a funcionar. Su piel aún es roja y arrugada, aunque ya acumula algo de tejido adiposo debajo de ella.

    Desde este momento y hasta el momento de abandonar el útero la principal tarea del organismo consiste en ganar peso, reforzar los tejidos musculares y hacer acopio de grasa para sobrevivir sin dificultades en el exterior.

     

    Comienza la recta final para mamá

    Suelen experimentarse calambres, esto es la contracción involuntaria y prolongada de algún músculo. Puede deberse a la falta de una ingesta adecuada de calcio y/o magnesio con la dieta, ya que la mayor parte de estos elementos están siendo destinados a la "dieta" placentaria del feto.

    El útero cada vez más prominente empuja el estómago y provoca acidez.

    Los cambios psíquicos propios del embarazo suelen acentuarse en este mes. La mujer suele estar más sentimental y sensible, los cambios de humor serán frecuentes y los sentimientos hacia el bebé en camino pueden ser ambiguos.

    Esta mezcla emocional sumada a la creciente dificultad de la embarazada para conciliar el sueño, debido al tamaño de la panza y a los movimientos del feto, puede provocar sueños perturbadores acerca del parto y del hijo por llegar.

     

    8vo MES

     

    Preparativos para el nacimiento

    El habitáculo se vuelve cada vez más estrecho y hacia finales de este mes, el feto ocupa prácticamente toda la cavidad del útero. Ya no puede moverse como antes, de manera que tiene que acomodarse de manera definitiva. La mayoría lo hace con la cabeza hacia abajo, adoptando desde este momento la postura en la que nacerán.

    En este momento el feto está totalmente formado y lo único que le resta es engordar; en condiciones normales el feto duplica su tamaño en los dos últimos meses. El acopio de reservas de grasa bajo la piel se hacen necesarias en el nacimiento para soportar mejor el frío ambiente exterior, recordemos que se encuentra a una temperatura constante de 36,5ºC.

    El niño percibe los estados anímicos maternos. Parece ser que la comunicación se establece a través de ciertas hormonas o mensajeros químicos segregados por la madre frente a emociones fuertes (alegría, amor, estrés, miedo) que son capaces de atravesar la barrera placentaria.

    El futuro bebé ya no puede realizar los fuertes pataleos y piruetas de los meses anteriores. Sin embargo puede todavía mover las manos y también los pies, aunque los movimientos de su cuerpo se tornan más laterales. Sus pequeños ejercicios son de suma importancia ya que constituyen un importante entrenamiento: durante el parto el bebé se abre paso a través del canal uterino gracias a la rotación de sus hombros.

     

    ¡Qué agotamiento!

    Este mes puede ser el más arduo para la mujer embarazada. Se siente pesada y poco ágil, y las molestias habituales se agudizan en este período.

    El mayor tamaño del feto y por consiguiente el mayor volumen uterino, eleva el diafragma, dificultando la respiración. Es por esta razón que ante cualquier esfuerzo (a veces incluso para hablar) la mujer percibe la sensación de quedarse sin aliento. Asimismo la base del tórax puede doler a medida que la matriz empuja las costillas hacia arriba.

    En este período suele producirse en alguna mujeres la pérdida incontrolable de la orina al correr, toser, estornudar e incluso al reír. Los cambios hormonales del embarazo provocan un relajamiento de la musculatura que cierra por debajo a la pelvis (músculos del periné) y además el útero también comprime la vejiga, obligando a la mujer a vaciarla con mayor frecuencia.

    En estos últimos meses la espalda es el auténtico talón de Aquiles de las embarazadas. El feto crece y, como consecuencia, la columna vertebral tiene que aguantar más peso que antes.

    Además, el futuro bebé está desequilibrando el cuerpo de su madre ya que le provoca un desplazamiento hacia delante.

    Esta situación se agrava con la intervención de la progesterona, esta hormona se encarga de aflojar tendones y articulaciones, en particular la sínfisis pubiana que une los dos huesos coxales o de la cadera (isquion e íleon izquierdos y derechos), con el fin de preparar el organismo para el parto y facilitar el pasaje del bebé en el momento del nacimiento.

     

     

     

    No cabe duda que la intervención de la progesterona es muy útil en el momento decisivo. Pero también tiene un efecto negativo sobre el organismo de la mujer, los tejidos relajados no son un soporte suficiente para la columna vertebral.

    A esto se le suma que durante el embarazo la musculatura de la espalda ha de rendir el doble, lo que supone una considerable sobrecarga para los músculos implicados. Debido a este exceso de trabajo, los músculos se contraen y las consecuencias (tensiones y dolores) no se hacen esperar.

    La hemoglobina puede bajar sus niveles en sangre, lo que determina anemia. Para evitar esto se trata de proveer a la embarazada de suplementos de hierro.

    Se intensifican las contracciones uterinas llamadas de Braxton Hicks, son movimientos imperceptibles del útero que masajean al bebé y "ensayan" la labor de parto.

    Comienza a secretarse calostro por parte de las glándulas mamarias. El calostro es un líquido de aspecto aguachento, precursor de la leche. Si bien no tiene gran por ser alimenticio ya que es pobre en lípidos y proteínas, es necesario para el bebé en los primeros días de vida. Esto se debe a que el calostro está cargado de inmunoglobulinas maternas que reforzarán el sistema inmune del bebé, ya que éste no se desarrolla totalmente hasta el sexto mes de vida extrauterina.

    En estos últimos meses el cerebro se encarga de secretar una cantidad creciente de endorfinas. Se trata de opiáceos naturales que tienen un alto poder analgésico y que brindan sensación de paz, plenitud y apaciguamiento. Son muy importantes a la hora del parto, cuando la madre y el bebé estarán sometidos a un elevado estrés físico, ya que permitirán soportar mejor los dolores de nacimiento.

     

     

    9no MES

     

    Apenas tiene sitio para moverse

    El feto sigue engordando, aumenta alrededor de 30 gramos por día y su cara ya es redondita y rozagante como la de un bebé. Si siguiera aumentando de peso a este ritmo, al cumplir su primer año pesaría alrededor de 90 kg.

    Prácticamente está preparado para nacer. Los pulmones ya han comenzado el mes anterior a sintetizar una proteína (la sustancia surfactante) que estabiliza los alvéolos, de manera que inmediatamente después del nacimiento podrán abrirse y llenarse de aire.

    El "inminente" bebé también está preparado contra toda clase de enfermedades. Sarampión, varicela, gripe, de cualquier enfermedad infecciosa que haya padecido la madre le llegan anticuerpos a su sangre a través de la placenta. También le llegan anticuerpos de aquellas vacunas que ella haya recibido durante el embarazo. Esta inmunización intraútero es buena pero no total, por eso necesita una dosis extra que obtiene con el calostro y el refuerzo diario que se obtiene a través de la lactancia.

    Aunque el útero ha aumentado 100 veces su tamaño, ya no hay suficiente espacio para que el feto se mueva con facilidad. Su gimnasia diaria se limita ahora a encoger y estirar brazos y piernas, pequeñas patadas y trompadas.

    El fino vello o lanugo que cubrió su cuerpo durante algunos meses empieza a desaparecer, al momento del nacimiento persiste sólo en los pliegues cutáneos. Es reemplazado por una nueva y fina película de grasa (vérmix) que lo protegerá en ese exterior con temperaturas más bajas, evitará que la piel se reseque y lo ayudará a deslizarse a través del angosto canal de parto.

     

    Preparando el nido

    En este mes es probable que el feto "encaje" su cabeza en la pelvis, en el canal formado por los huesos isquion al frente, los huesos ileon a los lados y el sacro-cóxis atrás. Esto aminora la presión que ejercía el útero sobre el estómago y el diafragma, por lo que se alivia la acidez estomacal y se facilita la respiración. Sin embargo por este descenso la presión sobre la vejiga es mayor, por lo que la necesidad de orinar se hará aún más frecuente.

    El corazón materno sufre un esfuerzo máximo. No sólo debe bombear un volumen notoriamente más elevado de lo normal, sino que además los órganos lo presionan e incluso puede verse forzado a desplazarse un poco de su posición habitual. Los vasos sanguíneos más importantes se descolocan un poco y por ello es posible que el riego sanguíneo se altere.

    La placenta comienza su regresión, está cada vez más dura y fibrosa.

    El sentido del equilibrio puede estar modificado debido a que el centro de gravedad de la mujer se encuentra desplazado, debido al gran volumen y peso uterino (el aumento normal en el período gestacional está entre 9 y 12 kg).

    El exceso de peso impide a la mujer descansar bien y dormir profundamente por la noche, además en este período suele estar muy cansada porque suele concentrarse en la limpieza y orden de la casa. Esto suele conocerse como "síndrome del nido".

     

     

    EPíLOGO

    El feliz acontecimiento

     

    Una semana antes del parto el feto deja de crecer y engordar; parece como si se preparara para el gran paso.

    Pero, de momento se encuentra unido aún a su madre a través del cordón umbilical. Este cordón, que durante casi diez meses le ha provisto de todo lo necesario, mide ahora entre 50 y 60 cm y tiene un diámetro de 1,5 a 2 cm. En su interior se encuentran dos arterias y una vena.

    La superficie del cordón no es lisa sino enrollada en espiral, una medida con que la naturaleza pretende impedir que el cordón se doble y se estrangule, con lo que cortaría el suministro al feto. Además si durante el parto el cordón llegara a romperse, sus vasos sanguíneos se encogen rápidamente sobre sí mismos evitando una hemorragia.

    La placenta está realizando un último esfuerzo antes de que su tarea quede concluida, cada día pasan por ella 280 litros de sangre. Pesa alrededor de 500 gramos, esto es casi un sexto del peso del feto.

    El intestino fetal está lleno de una masa verde oscura, casi negra: es el meconio o primeras heces. Están formadas por restos de todo lo que ha tragado durante su vida intrauterina: lanugo, vérmix y células procedentes del líquido amniótico.

    La fecha de nacimiento se calcula en unos 280 días desde el comienzo del último período menstrual regular.

    El parto se cumple en tres períodos: dilatación, expulsión y placentario.

    La dilatación empieza con las contracciones del útero y termina con la dilatación o apertura completa del cuello del útero. Al completarse esta etapa las contracciones son más enérgicas y frecuentes. En este punto la abertura del cuello mide unos diez centímetros. Suele producirse también ahora la rotura del saco amniótico con expulsión de líquidos.

    El período expulsivo es más corto que el de dilatación, empieza con la dilatación completa del cuello uterino o "borrado" del mismo y la aparición de la cabeza en el cuello, lo cual se denomina coronamiento. El niño emerge de su tibio y protector encierro, donde se había nutrido y crecido durante 40 semanas. El cordón umbilical, que hasta entonces era su cuerda de salvataje, es seccionado. El niño llora al boquear por primera vez, empieza a respirar con regularidad e inicia así su existencia independiente.

    El período placentario comienza en este momento. Entraña contracciones uterinas que provocan la expulsión de pequeñas cantidades de líquido y sangre, junto con la placenta y su cordón umbilical. Las contracciones del útero continúan, pero más débiles porque contribuyen a detener la pérdida de sangre y a facilitar el retorno del útero al tamaño y al estado que tenía antes del embarazo.

    El nacimiento es un momento sumamente importante para la madre, pero también y sin duda es el momento más importante de la vida del bebé.

    Bibliografía

     

     

     

    Con el consentimiento del cuerpo

    Bertherat, Brung - Ed. Paidos

    Concepción, embarazo y parto

    Miriam Stoppard - Ed. Vergara

    Biología

    Curtis, Barnes - Ed. Panamericana

    El libro de la madre y el bebé

    Fenwick - Ed. Dorling Kindersley

    Embriología

    Langman - Ed. Panamericana

    Revistas Ser Padres Hoy

    Diciembre ‘91

    Abril ‘94

    Marzo ‘95

    Mayo ‘95

    Marzo ‘98


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