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Jueves 28 de Marzo de 2024 |
 

El imperio Babilonico

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Material educativo de Alipso relacionado con imperio Babilonico
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    CURSO DE HISTORIA ANTIGUA

    INFORME PARA EL SEGUNDO TERMINO DEL AÑO LECTIVO

    "EL IMPERIO BABILONICO"

    Civilización babilónica

    La civilización babilónica, que duró desde el siglo XVIII hasta el VI a.C., era, como la sumeria que la precedió, de carácter urbano, aunque se basaba en la agricultura más que en la industria. El país estaba compuesto por unas doce ciudades, rodeadas de pueblos y aldeas. A la cabeza de la estructura política estaba el rey, monarca absoluto que ejercía el poder legislativo, judicial y ejecutivo. Por debajo de él había un grupo de gobernadores y administradores selectos. Los alcaldes y los consejos de ancianos de la ciudad se ocupaban de la administración local.

    Los babilonios modificaron y transformaron su herencia sumeria para adecuarla a su propia cultura y carácter. El modo de vida resultante demostró ser tan eficaz que sufrió relativamente pocos cambios durante aproximadamente 1.200 años. Influyó en sus países vecinos, especialmente en el reino de Asiria, que adoptó la cultura babilónica prácticamente por completo. Afortunadamente, se ha encontrado una colección importante de obras de literatura babilónica gracias a las excavaciones. Una de las más importantes es la magnífica colección de leyes (siglo XVIII a.C.) frecuentemente denominada Código de Hammurabi, que, junto con otros documentos y cartas pertenecientes a distintos periodos, proporcionan un amplio cuadro de la estructura social y de la organización económica.

    Sociedad

    La sociedad babilónica estaba compuesta por tres clases sociales representadas por el awilu, persona libre de clase superior; el wardu, o esclavo; y el mushkenu, persona libre de clase inferior, que se encontraba legalmente entre el awilu y el wardu. La mayoría de los esclavos eran prisioneros de guerra, aunque algunos eran reclutados entre la población babilonia. Por ejemplo, las personas libres podían ser hechas esclavos como castigo por algunos delitos; los padres podían vender a sus hijos como esclavos en momentos de necesidad; o un hombre incluso, podía someter a toda su familia a los deudores como pago de una deuda, pero no durante más de tres años. Los esclavos eran propiedad de su amo, como un bien mueble, podían ser marcados y azotados, y eran severamente castigados si intentaban escapar. Los esclavos tenían algunos derechos legales y podían realizar negocios, prestar dinero y comprar su libertad. Si un esclavo se casaba con una persona libre y tenían hijos, éstos eran libres.

    Vida familiar

    La familia era la unidad básica de la sociedad babilónica. Los matrimonios eran dispuestos por los padres y los esponsales se reconocían legalmente tan pronto como el novio presentaba un regalo nupcial al padre de la novia; la ceremonia matrimonial normalmente concluía con un contrato inscrito en una tablilla. Aunque el matrimonio se consideraba principalmente un acuerdo práctico, hay pruebas que sugieren que no eran completamente desconocidas las relaciones prematrimoniales clandestinas. La mujer babilonia tenía algunos derechos civiles importantes. Podía tener propiedades, realizar negocios y actuar como testigo en un juicio. Sin embargo, el marido podía divorciarse de ella por cuestiones triviales o, si no le había dado hijos, podía contraer matrimonio con otra mujer.

    Ciudades

    El número de habitantes de una ciudad variaba probablemente entre 10.000 y 50.000. Las calles de la ciudad eran estrechas, sinuosas e irregulares, flanqueadas por los muros altos y sin ventanas de las casas. Las calles no estaban pavimentadas ni tenían alcantarillas. La casa media era una estructura pequeña, de una planta y de ladrillos de barro, compuesta de distintas habitaciones agrupadas alrededor de un patio. Por otra parte, la casa de un próspero babilonio era, probablemente, una residencia de dos pisos de ladrillo con aproximadamente una docena de habitaciones, con muros interiores y exteriores enlucidos y enjalbegados. La planta inferior tenía una habitación de recibimiento, una cocina, un cuarto de aseo, las habitaciones del servicio y, a veces, incluso una habitación privada para el culto. Los muebles incluían mesas bajas, sillas con respaldo y camas con armazón de madera. La vajilla doméstica estaba fabricada de arcilla, piedra, cobre y bronce, y los cestos y las arcas de caña y madera.

    Las casas frecuentemente se construían sobre un mausoleo donde se enterraban a los miembros de la familia. Los babilonios creían que las almas de los muertos viajaban al siguiente mundo, y que, al menos en cierto grado, la vida seguía allí como en la tierra. Por ello, enterraban junto al muerto tarros, herramientas, armas y joyas.

    Tecnología

    Los babilonios heredaron los logros técnicos de los sumerios en riego y agricultura. El mantenimiento del sistema de canales, diques, presas y depósitos construidos por sus predecesores necesitaba de un considerable conocimiento y habilidad de ingeniería. La preparación de mapas, informes y proyectos implicaban la utilización de instrumentos de nivelación y jalones de medición. Con fines matemáticos y aritméticos, utilizaban el sistema sexagesimal sumerio de numeración, que se caracterizaba por un útil dispositivo denominado notación lugar-valor que se parece al actual sistema decimal. Continuaron utilizándose las medidas de longitud, área, capacidad y peso, normalizadas anteriormente por los sumerios. La agricultura era una ocupación complicada y metódica que necesitaba previsión, diligencia y destreza. Un documento escrito en sumerio recientemente traducido, aunque utilizado como libro de texto en las escuelas babilónicas, resulta ser un verdadero almanaque del agricultor, y registra una serie de instrucciones y direcciones para guiar las actividades de la granja, desde el riego de los campos hasta el aventamiento de los cultivos cosechados.

    Los artesanos babilonios eran diestros en metalurgia, en los procesos de abatanado, blanqueo y tinte, y en la preparación de pinturas, pigmentos, cosméticos y perfumes. En el campo de la medicina, se conocía bien la cirugía y se practicaba frecuentemente, a juzgar por el Código de Hammurabi, que la dedica varios párrafos. También se desarrolló, sin lugar a dudas, la farmacopea, aunque la única prueba importante de ello procede de una tablilla sumeria escrita algunos siglos antes del reinado de Hammurabi.

    Sistema legal y escritura

    Ley y justicia eran conceptos fundamentales en el modo de vida babilónico. La justicia era administrada por los tribunales, cada uno de los cuales tenía entre uno y cuatro jueces. Los ancianos de una ciudad frecuentemente formaban un tribunal. Los jueces no podían revocar sus decisiones por ninguna razón, aunque podían dirigirse apelaciones contra sus veredictos ante el rey. Las pruebas consistían en afirmaciones de testigos o de documentos escritos. Los juramentos, que desempeñaban un papel importante en la administración de justicia, podían ser prometedores, declaratorios o exculpatorios. Los tribunales aplicaban castigos que iban desde la pena de muerte al azote, la reducción del estado social a la esclavitud y el destierro. Las compensaciones por daños iban desde 3 a 30 veces el valor del objeto perjudicado.

    Para asegurar que sus instituciones legales, administrativas y económicas funcionaban eficazmente, los babilonios utilizaban el sistema de escritura cuneiforme desarrollado por los sumerios. Para formar a sus escribas, secretarios, archiveros y demás funcionarios administrativos, adoptaron el sistema sumerio de educación formal, bajo el cual escuelas seglares servían como centros culturales. El plan de estudios consistía principalmente en copiar y memorizar ambos libros de textos y los diccionarios sumero-babilónicos que contenían largas listas de palabras y frases, incluidos los nombres de árboles, animales, pájaros, insectos, países, ciudades, pueblos y minerales, así como una gran y diversa colección de tablas matemáticas y problemas. En el estudio de la literatura, los alumnos copiaban e imitaban distintos tipos de mitos, epopeyas, himnos, lamentaciones, proverbios y ensayos en lengua sumeria y babilónica.

    Historia

    Largos periodos de la historia del antiguo Oriente Próximo no pueden datarse con exactitud. La Relación de Reyes Sumerios ofrece una sucesión de gobernantes hasta el final de la I Dinastía de Isin, hacia el 1790 a.C., pero no es fiable para las fechas anteriores a la dinastía de Acad, hacia el 2340 a.C. Se establece una cronología relativamente fiable para el periodo que comienza con la dinastía de Acad hasta el final de la I dinastía de Babilonia, cerca del 1595 a.C. Sin embargo, este periodo es seguido por más de 700 años de oscuridad, durante el cual las fechas son únicamente aproximadas. Se utilizan tres sistemas cronológicos principales para el antiguo Oriente Próximo: alto, medio y bajo, dependiendo de si la fecha asignada al primer año de reinado de Hammurabi de Babilonia es 1848, 1792 o 1728 a.C. Las fechas de este artículo siguen la denominada cronología media, y se data el primer año de reinado de Hammurabi en el 1792 a.C.

    Los sumerios

    Hacia finales del III milenio a.C., el reino de Sumer y Acad cubría una gran zona regida por una dinastía sumeria conocida como la III Dinastía de Ur. El catalizador de su caída fue la migración de un gran grupo de nómadas semíticos, los amurru, o amorreos bíblicos, desde los desiertos arábigos hasta el oeste. Tomaron una serie de ciudades importantes como Isin, Larsa, Babilonia y Esnunna (actualmente Tell Asmar) donde establecieron nuevas dinastías. Hacia el 2000 a.C. el último gobernador de la III Dinastía de Ur fue capturado por los elamitas. El reino de Sumer y Acad se desintegró y se inició la guerra civil. Al principio la ciudad de Isin intentó controlar Sumer y Acad, pero su autoridad fue retada por Larsa, algo alejada hacia el sur, y las dos ciudades estuvieron constantemente en guerra. Hacia el 1790 a.C. el rey Rim-Sin I de Larsa (que reinó hacia 1823-1763 a.C.) conquistó y ocupó Isin, acontecimiento considerado tan importante que marcó el comienzo de una nueva, aunque limitada, época de datación en los anales de los escribas.

    Hammurabi

    Rim-Sin era incapaz de explotar su victoria, porque al mismo tiempo, en la hasta entonces modesta ciudad de Babilonia, el gobernante Hammurabi empezaba a destacar. Como rey, Hammurabi combinaba la astuta diplomacia con el liderazgo militar; derrotó a Rim-Sin, así como a los reyes de Elam, Mari y Esnunna, y hacia el 1760 a.C. se convirtió en el gobernante de un reino unificado que se extendía desde el golfo Pérsico hasta el río Jabur. Se considera que la historia de Babilonia se inicia con Hammurabi.

    Administrador inusualmente activo y capaz, Hammurabi ofreció su atención personal a detalles tales como la limpieza de canales de irrigación y la introducción de un mes más en el calendario. Era un extraordinario legislador; el Código de Hammurabi es uno de los documentos legales más importantes jamás descubierto. También era un inspirado líder religioso; durante su reinado el dios de la ciudad babilónica Marduk se convirtió en el líder reconocido en el panteón de las deidades.

    Los casitas y la II Dinastía de Isin

    Durante los reinados de Hammurabi y de su hijo Samsu-Iluna (que reinó hacia 1750-1712 a.C.), quien le sucedió, la civilización babilónica alcanzó el cenit de su desarrollo cultural y poder político. Algunas de las ciudades más importantes de Babilonia comenzaron a buscar la independencia y, durante el reinado de Samsu-Iluna, los casitas invadieron por primera vez el país. Aunque Samsu-Iluna tuvo éxito en expulsarles, durante los siglos siguientes se infiltraron definitivamente en Babilonia. Samsu-Iluna también había tratado con el líder rebelde, Iluma-Ilum, quien fundó una dinastía en el sur de Babilonia, en la frontera con el golfo Pérsico, en el territorio conocido comúnmente como el país del mar.

    Con los sucesores de Samsu-Iluna, Babilonia sufrió un grave deterioro en cuanto a su poder y territorio. Cuando, hacia el 1595 a.C., un ejército hitita penetró por el sur hasta Babilonia y llevaron prisioneros y riquezas babilónicas hasta la alejada Anatolia, en el reino comenzó el desorden. Durante un breve periodo, Babilonia cayó bajo el dominio de la dinastía del país del mar. Finalmente, hacia mediados del siglo XVI a.C., el gobernante casita Agum (que reinó hacia el 1570 a.C.) tomó Babilonia y extendió su territorio desde el río Éufrates a los montes Zagros.

    Bajo dominio casita, Babilonia de nuevo se convirtió en un poder de considerable importancia. Así, a comienzos del siglo XV a.C., era uno de los cuatro poderes principales de Asia occidental, los otros tres eran los imperios egipcio e hitita, así como el reino de Mitanni.

    Después de la recuperación de la independencia de Asiria respecto de la dominación de Mitanni a principios del siglo XIV a.C., sus gobernantes comenzaron a interferir en los asuntos de Babilonia e intentaron controlarla políticamente. Finalmente, tuvieron éxito y Babilonia estaba tan debilitada que cayó a manos de los elamitas, que la invadieron por el este, depusieron al rey casita y la redujeron a un estado de vasallaje. En el sur y centro de Babilonia surgió una revuelta y se fundó una nueva dinastía, conocida como II Dinastía de Isin. Hacia finales del siglo XII a.C., Nabucodonosor I (que reinó hacia 1125-1103 a.C.), uno de los reyes de Isin, derrotó a los elamitas y atacó Asiria. No mucho después, grandes grupos de nómadas arameos emigraron a Babilonia. Durante dos siglos aproximadamente, el país estuvo en un estado de caos político.

    Periodo caldeo

    Una de las tribus que rodeaban Babilonia era el poderoso grupo conocido como los caldeos. Se asentaron y dominaron el territorio a lo largo del golfo Pérsico. Desde el siglo IX al VI a.C., los caldeos desempeñaron una parte importante en la conformación de la historia de Asia; sus gobernantes ayudaron a destruir el Imperio asirio y, al menos durante un breve periodo, se establecieron en Babilonia (a la que se comenzó a conocer gradualmente como Caldea), el poder dominante de Mesopotamia.

    Uno de los principales reyes caldeos fue Merodak-Baladán II (que reinó en el 722-710 a.C.), quien luchó amarga y valerosamente, aunque sin éxito, contra cuatro poderosos monarcas asirios: Teglatfalasar III (que reinó en 745-727 a.C.), Salmanasar V (que reinó en 727-722 a.C.), Sargón II (que reinó en 722-705 a.C.) y Senaquerib (que reinó en 705-681 a.C.), destructor de Babilonia. Los sucesores de Senaquerib, Asaradón (que reinó en 681-699 a.C.) y Assurbanipal, mantuvieron el control político a pesar de las numerosas rebeliones y deserciones. Sin embargo, en el 626, cuando Asiria estaba sumida en desórdenes y amenazada por medas, escitas y cimerios, un caldeo llamado Nabopolasar (que reinó en 626-605 a.C.) se autoproclamó rey de Babilonia. Aliándose con los medas, ayudó a destruir el poderío asirio.

    Aprovechándose de la débil posición de Asiria, Egipto comenzó a amenazar Palestina y Siria. En el 605 a.C. Nabucodonosor II marchó contra los egipcios y los derrotó en Karkemish (en la actual Siria). Nabucodonosor II, que reinó durante 43 años, extendió el control político babilónico sobre la mayor parte de Mesopotamia. Entre los estudiosos bíblicos se le conoce como el destructor de Jerusalén y como el rey que llevó a los judíos cautivos a Babilonia. Para los arqueólogos e historiadores es conocido como gran constructor y restaurador. Reconstruyó Babilonia, su capital, con un estilo lujoso y restauró muchos templos en todo el Imperio.

    La resurrección babilónica no duró mucho tiempo. Tras la muerte de Nabucodonosor en el 562 a.C., hubo una prolongada lucha por el poder entre los distintos partidos e individuos. En el 556 a.C. Nabonides, uno de los gobernadores de Nabucodonosor, se convirtió en rey de Babilonia (donde reinó en 556-539 a.C.). Figura enigmática en cierto modo, se opuso a la influyente clase sacerdotal de Babilonia. Nabonides dejó la ciudad de Babilonia bajo el control de su hijo Baltasar y vivió durante cierto tiempo en la ciudad de Harran y después en el oasis de Tema (Tayma), en el desierto de Arabia. En el 539 a.C. los babilonios fueron derrotados por el rey persa Ciro II el Grande, quien también había derrotado a Media. Nabonides fue capturado en Sippar (cerca de la actual Bagdad, Irak); los persas entraron en Babilonia sin encontrar resistencia. Babilonia fue entonces anexionada a Persia y, de este modo, finalmente perdió la independencia.

    El legado babilónico

    Más de 1.200 años pasaron desde el glorioso reinado de Hammurabi hasta la subyugación de Babilonia por los persas. Durante este largo lapso de tiempo, la estructura social, la organización económica, el arte y la arquitectura, la ciencia y la literatura, el sistema judicial y las creencias religiosas babilónicas sufrieron una considerable modificación, aunque en general únicamente en los detalles, no en la esencia. Basados prácticamente por completo en la cultura de Sumer, los logros culturales de Babilonia dejaron una profunda impresión en el mundo antiguo, y particularmente entre los hebreos y los griegos. La influencia babilónica es evidente en las obras de poetas griegos tales como Homero y Hesíodo, en la geometría del matemático griego Euclides, en astronomía, en astrología, en heráldica y en la Biblia.


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