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Jueves 18 de Abril de 2024 |
 

Reflexiones sobre el acto de respirar

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Al entrar en contacto con las técnicas respiratorias del Yôga, el practicante va, poco a poco, reeducando su respiración. Experimentará diversas formas de respirar y, en una primera instancia, reaprenderá aquello que alguna vez ya supo: cómo respirar correctamente. En una segunda instancia, las técnicas respiratorias del Yôga Antiguo, conocidas con el nombre de pránáyáma, le enseñarán a captar y distribuir en su organismo la bioenergía presente en el aire.

Agregado: 15 de ABRIL de 2010 (Por Anahí Flores) | Palabras: 1255 | Votar |
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    Autor: Anahí Flores (anahiflores.org@gmail.com)

    REFLEXIONES SOBRE EL ACTO DE RESPIRAR
    (Este texto forma parte del libro inédito "10 propuestas para respirar mejor en cualquier lugar del mundo")

    Al entrar en contacto con las técnicas respiratorias del Yôga, el practicante va, poco a poco, reeducando su respiración. Experimentará diversas formas de respirar y, en una primera instancia, reaprenderá aquello que alguna vez ya supo: cómo respirar correctamente. En una segunda instancia, las técnicas respiratorias del Yôga Antiguo, conocidas con el nombre de pránáyáma, le enseñarán a captar y distribuir en su organismo la bioenergía presente en el aire.
    Conectarse con la respiración implica conectarse con lo más profundo de nuestro ser.

    1) RESPIRAR CON CONCIENCIA
    El primer paso para disfrutar de una buena respiración es tornarla consciente. O sea: respirar con la atención puesta en ese simple acto. Si bien es una actividad que se produce aunque no le prestemos atención (¡por suerte!), puesto que queremos mejorarla, habrá que tenerla en cuenta.
    Observando atentamente la respiración percibiremos los puntos que hay que trabajar, qué cosas están bien y cuáles puede ser preciso cambiar.
    Respire y exhale enfocando la atención en la respiración, como si nada más importara en este momento. Simple como eso. Saboree cada ciclo. Dese cuenta de la función de este intercambio con el exterior: cuando inspira, el mundo entra en usted. Cuando exhala, devuelve al mundo aquello que de él tomó, pero modificado. Es una comunicación que siempre estuvo allí, aunque quizás tan solo ahora la perciba.

    2) RESPIRAR POR LA NARIZ
    La función de la nariz es respirar. Tanto para inspirar como para exhalar. La boca es una salida o entrada de emergencia, que puede ser utilizada para respirar en caso de que la puerta principal esté obstruida. Entonces, salvo excepciones, procure respirar por el lugar correcto.
    Al inspirar por la nariz, el aire es filtrado y acondicionado para llegar a los pulmones en las mejores condiciones posibles. Al respirar por la boca, estamos más vulnerables porque ese filtro no interviene.
    Al exhalar por la nariz, hacemos el camino opuesto a la inspiración y mantenemos el pasaje libre y en funcionamiento hacia ambos lados. Además, la exhalación por las fosas nasales garantiza la manutención de los filtros nasales, fundamental para que siempre estén en buenas condiciones.
    Hay también razones más profundas, relacionadas con la captación y administración de energía, que refuerzan la importancia de respirar por la nariz.

    3) RESPIRAR SILENCIOSAMENTE
    Si nuestra salud está bien, no hay motivos para respirar provocando ruido. Ser silencioso es, entre otras cosas, ser sutil.
    A veces, la respiración puede generar un sonido porque se realiza fuerza para inspirar, como si se quisiera inhalar todo el aire que nos rodea. Recuerde que no hay que forzar la captación de aire, sino que simplemente se deja que ocurra. La musculatura facial y la del cuello deben estar relajadas, para que el aire circule libremente. Vale esto también para el momento de exhalar. No se deshaga del aire como si tuviera prisa. Sólo déjelo ir. Para ser silencioso, entonces, habrá que cambiar la actitud al respirar.
    No nos detendremos en hablar de la respiración ruidosa por congestión nasal, porque es obvio que se trata de situaciones temporarias.
    La respiración también puede provocar ruidos a causa de alguna obstrucción física en la región nasal. En ese caso, valdría la pena consultar a un médico.
    Para saber cuál es su caso, inspire con conciencia y agudice los oídos. Esté atento a que el único sonido que se perciba sea interior, del aire que pasa por los conductos internos y recorre el camino hacia los pulmones, y jamás el exterior, propio de la región nasal. En consecuencia, nadie más que usted mismo debería escuchar su propia respiración.

    4) RESPIRAR PROFUNDAMENTE
    Respire con ganas. Sienta la vida ingresando junto con cada bocanada de aire. Trate de captar toda la vida que le sea posible. Jamás fuerce la entrada de aire por sus fosas nasales; solo permita que pase. El acto de inspirar puede dividirse en tres niveles (bajo, medio y alto). Inspire llevando aire a la parte baja de sus pulmones o abdominal. En ese punto, el abdomen irá levemente hacia fuera. Continúe inspirando, y sienta que las costillas se separan hacia ambos lados y la parte media o intercostal de los pulmones recibe gran cantidad de aire. Concluya la inspiración al almacenar aire también en la parte alta o clavicular. De esta forma, sus pulmones funcionan tanto cuanto pueden. Pero atención: el límite es el confort. No fuerce los pulmones tratando de juntar más aire del que pueden contener.
    Para exhalar, simplemente haga el proceso contrario: vacíe la parte alta de los pulmones, luego la media, por último la baja. O sea, las clavículas descienden, las costillas se aproximan y el vientre hace un leve movimiento hacia adentro.
    Esta es la respiración profunda y completa.

    5) EL RITMO
    Existen cuatro fases en todo ciclo respiratorio: la inspiración, el momento en que los pulmones están llenos de aire, la exhalación y el momento en que están vacíos. Trate de prolongar la duración de cada fase; para entrenar, le sugiero el siguiente ejercicio.
    Siéntese confortablemente y con la espalda derecha. Inspire, contando cuatro segundos. Retenga el aire en los pulmones, contando también cuatro segundos. Exhale durante el mismo tiempo. Permanezca con los pulmones vacíos durante cuatro segundos. En total, el ciclo respiratorio va a llevar dieciséis segundos. Realícelo varias veces, sin interrupción, durante unos cinco minutos. Descubra cómo el ritmo y la administración de cada ciclo respiratorio están en sus manos.
    Probemos con otros tiempos. Manteniendo la misma posición, inspire contando cuatro segundos. Mantenga el aire en sus pulmones cuatro veces ese tiempo (o sea, dieciséis segundos). Exhale durante ocho segundos. No habrá permanencia con pulmones vacíos. Repita ese ciclo, que completo durará veintiocho segundos, durante unos cinco minutos sin interrupción.
    Compare cómo se siente con cada ritmo practicado. Es probable que encuentre algunas diferencias. Percibirá que con alguno de los dos estuvo más -o menos- cómodo porque la velocidad con que se respira influye directamente en nuestro estado físico, emocional, mental y otros más profundos.

    6) LA MENTALIZACIóN
    Lo más importante al respirar, una vez que la parte mecánica ya ha sido asimilada -o sea: que la respiración es consciente, por la nariz, sin provocar ruidos, profunda y lenta-, es la actitud interior, es decir, aquello que ocurre internamente mientras realizamos alguna actividad. Para comenzar, disfrute de lo que está haciendo. Mientras respira, visualice que el aire tiene un color determinado. Elegiremos, para una primera experiencia, el color anaranjado.
    Imagine que frente a su nariz, el aire está cargado de pequeños puntos luminosos y anaranjados. Esa luminosidad ingresa por sus fosas nasales con cada inspiración, recorre los conductos respiratorios, se concentra en sus pulmones y, desde ellos, se irradia a cada rincón del cuerpo. Sus células ávidamente absorben esa luz y se alimentan de ella como si se tratara de nutrientes indispensables. Y en realidad, así es, ya que esos pequeños puntos luminosos no son otra cosa que el prána, la energía de origen solar y manifestada biológicamente, en este caso en el aire que respiramos. A medida que sigue respirando, mantenga esta mentalización. Sienta y vea cómo su interior, al teñirse de anaranjado, va adquiriendo mayor caudal de energía y vitalidad.
    Quienes practicamos Yôga sabemos que la diferencia entre respirar correctamente y hacer un pránáyáma (ejercicio de expansión de la bioenergía a través de la respiración) está justamente en la mentalización de ese proceso de captar, distribuir y asimilar el prána.

    Anahí Flores
    www.anahiflores.org
    www.metododer

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    Fecha: 15/04/2010 -- Hora: 15:30:32
    Autor: Natalia - natalia.sanmartin@gmail.com
    Asunto: Buenísimo material
    Mensaje: Gracias por la publicación, es un material de excelente calidad que me sirvió para completar mi monografía sobre el sistema respiratorio y cómo aprovechar mejor el acto de respirar. Da gusto leerlo! Publiquen más de esta autora!



     
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